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¡Que vuelva Esaú! La historia de Esaú Bravo en Ñublense. Segunda parte: El entrenador

Por Danilo Mora

Cuando las cosas andaban mal en la década del ’90, los hinchas gritaban en el estadio: “Que vuelva Esaú”. Era un DT querido; pero cuando el rendimiento no repuntaba, el grito de vuelta era “Que se vaya Esaú”, con el tono pícaro de la barra del Mercado. En las buenas, para salvar al equipo de las garras del descenso o devolverlo al fútbol profesional; en las malas, para fracasar en el intento. Así fue Esaú para Ñublense: estuvo en las buenas y en las malas, recibió aplausos, pero también rechiflas.

A diez años de su fallecimiento, la presente nota es la segunda parte de la historia de Esaú Bravo en Ñublense. En ella se revisa la faceta del ‘Negro’ como director técnico en la tienda roja en sus once pasos por la banca ‘diabla’, su forma de ver el fútbol, sus logros, fracasos y estilo particular que lo llevó a generar un lazo de cariño con muchos de sus dirigidos que la muerte no pudo romper.

Como se relató en la primera parte: “¡Que vuelva Esaú! La historia de amor entre Ñublense y Esaú Bravo. Primera parte: el back centro”, la primera experiencia del ‘Negro’ dirigiendo a Ñublense fue en 1969, cuando -ante Lister Rossel- debió suplir en sus funciones a César Solís tras una suspensión, abandonando su puesto de defensor en cancha para ello. El resultado fue un 2-1 a favor. Tres años después de su retiro, en 1983, tuvo su primer paso oficial por la banca ‘diabla’, entonces llamado -Ñuble Unido-. Tras 12 partidos dirigidos, cesó en sus funciones faltando tres fechas para el término de la fase regular del torneo, que terminaría con los rojos de Chillán descendiendo a Tercera División junto con San Antonio Unido tras rematar 3° y 4° respectivamente en la liguilla del descenso jugada en Osorno.

Tras su breve paso a fines de la temporada 1983, vuelve en 1985, ahora en Tercera División para tomar nuevamente Ñuble Unido. La pelea era por el título de campeón y la posibilidad cierta de volver al fútbol profesional. 

 
El primer gran logro

Corría julio de 1985 y Ñublense, aún con el nombre Ñuble Unido, marchaba puntero de la Tercera División, torneo de Apertura grupo sur, que otorgaba un cupo para volver al fútbol profesional. Se desvincula al DT Álex Veloso tras caer 1-2 contra el Atlético Caupolicán de Rengo. La bullada salida del ‘Loco’ Veloso, discípulo de Nelson Oyarzún, dio paso a un interinato de Leonidas Palacios quien debió afrontar las últimas tres fechas del grupo sur y todo el cuadrangular final, donde remató tercero, conquistando el título de campeón del torneo de apertura y el primer ascenso de la temporada a Deportes Laja. Para el torneo de clausura, asumió desde el día uno la dirección técnica Esaú Bravo, quien impuso orden en el camarín que, tras la salida de Veloso, había perdido el orden, apareciendo episodios de indisciplina. Afrontó el torneo de clausura 1985 y tras una exitosa fase zonal, remató primero, consiguiendo el ascenso a Segunda División invicto con 14 partidos ganados y 4 empates. En la final, enfrentó al ganador del grupo norte –Soinca Bata– que definió al campeón final, y ya con ambos elencos ascendidos, empató 1 a 1 en Melipilla y ganó 3 a 1 en Chillán. Luego del ascenso, los rojos recuperaron su nombre histórico: Ñublense[1], que había disfrazado a mediados de 1983 cuando aún estaba en el ascenso, como un resquicio forzoso para mantener el cupo en el profesionalismo para la ciudad.

Imagen 1: Esaú Bravo se abraza con Domingo Oñate tras lograr el ascenso a Segunda División frente a Juventud Puente Alto (La Discusión, marzo de 1986)

Este sería el primer gran logro de Esaú Bravo al mando de la dirección técnica de Ñublense y lo consiguió con inteligencia, pues tomó a un plantel ya armado que funcionaba bien, incorporando a Zenón Riquelme, Guillermo Burgos y Jaime Robles, a quienes conocía desde las inferiores de Deportes Concepción. Guido Sánchez, integrante del Ñuble Unido campeón, explica que el principal mérito de Bravo fue, no tocar lo que ya había armado Veloso, aunque incluso estuviera alejado de su filosofía futbolística: “tomó un grupo que estaba conformado, que tenía una línea de juego. El equipo jugaba de una forma, aunque él jugaba más defensivo, tenía más posesión de balón, se echaba para atrás, y jugó igual (que Veloso), no cambió nombres, absolutamente nada”[2]. No obstante, hubo un componente alejado de lo técnico-táctico que el mismo lateral derecho reconoce como clave en la consecución de aquel título, en un plantel que había empezado a aflojar disciplinariamente: “con él cambian las cosas, porque él era mano dura (…) Él no permitía que se le pasaran para la punta. A nosotros no nos tocó mucho verlo enojado, pero era muy estricto en el comportamiento”[3], confesó Sánchez.

Esaú intentando apagar incendios

Con Ñublense ascendido, armó el plantel para 1986 y lo dirigió en 13 de las 22 fechas. Lo sucedió en la banca ‘diabla’ para finalizar la temporada Humberto ‘Chita’ Cruz. De los 13 partidos, Esaú ganó 4, empató 1 y perdió 8.       

Imagen 2: Esaú Bravo entrevistado por Oscar Donoso (Archivo Luis Valenzuela)

En 1988 vuelve nuevamente para poner orden a un camarín que le fue complejo de controlar a Jaime Campos, quien sólo dirigió los primeros cinco partidos del torneo de Segunda División y fue cesado de su cargo. A Esaú Tampoco lo acompañaron los resultados como él deseaba. Dirige 7 encuentros entre julio y septiembre, entregando la posta a Ricardo Horta. En este interinato ganó 2, empató 1 y perdió 4 partidos.

En 1990 nuevamente aparece dirigiendo algunos partidos, sucediendo al romeralino Sergio ‘Kito’ Gutiérrez. Los archivos de prensa de aquella temporada dan cuenta que Esaú firmó la papeleta como DT en 8 ocasiones durante aquella temporada. Ganó 3 partidos, empató 2 y perdió 3.

Bajó al infierno para ascender con Ñublense por segunda vez

Luego de esto, Ñublense cae nuevamente a la Tercera División en 1991, que quedó prácticamente sentenciada con el descuento de 4 puntos el 12 de noviembre -quedando seis fechas de la liguilla del descenso por jugar- porque varios jugadores no firmaron las planillas de sueldo producto de no haber recibido sus salarios adeudados, en varios casos, desde hace ya varios meses[4]. Esta medida fue ratificada el 25 del mismo mes, tras fracasar las apelaciones de la directiva ‘diabla’ encabezada por el entonces diputado Pedro Guzmán[5].

Ya en Tercera División, torneo 1992, Ñublense recurre a la dirección técnica de alguien que ya había obtenido éxitos siete años antes: Esaú Bravo arma un plantel para retornar ese mismo año al fútbol profesional y vaya que lo logra. Con figuras como Danilo Sánchez, Larry Aliaga, Héctor Poblete, Eduardo Sepúlveda, Pablo Helmo, Manuel Tobar, Carlos Parra, Ernesto Ponce, Mario Lagos, Walter Segovia, Sergio Cea, entre otros, Ñublense realiza una gran campaña clasificando al cuadrangular final de ascenso disputado en Quillota, donde pelea el título de campeón y el único cupo para ascender al fútbol profesional con Deportes Ovalle, Curicó Unido y San Luis de Quillota. En la última fecha, tras resultar empatados todos los encuentros anteriores del cuadrangular, definían el ascenso el local y los ‘diablos rojos’. La mesa estaba servida para la fiesta ‘canaria’, pero Ñublense mató el partido de entrada: a los 14’ marcó Larry Aliaga de cabeza; a los 22’, Mario Lagos; a los 37’ repitió Aliaga con remate de fuera del área. Comenzando el segundo tiempo, descontó vía penal Alberto Candia. A los 65’, Mario Lagos marca el 1-4 y tres minutos después Rodrigo Aracena marca el segundo descuento quillotano decretando el 2-4 definitivo[6] que daría el ascenso al Ñublense de Esaú.

Imagen 3: Esaú Bravo llevado en andas por sus dirigidos tras obtener el título de Tercera División 1992 en Quillota (La Discusión, 1992)

Pese al dolor de quedarse con la fiesta armada, el público local reconoció aplaudiendo con entusiasmo a los vencedores: “aplausos que repitió con mayor intensidad cuando los campeones dieron la vuelta olímpica exhibiendo el trofeo que se adjudicaron por su triunfo”[7].

La vuelta al profesionalismo fue de la mano de Esaú, y le correspondió armar el plantel para la temporada 1993, que dirigió en 21 fechas y otras 16 por Copa Chile. Nuevamente los resultados no acompañaron y es cesado de sus funciones en la banca roja dando paso a un interinato de Luis ‘bigote’ Godoy y luego a Eduardo De La Barra.

En octubre de 1994 volvió nuevamente a la dirección técnica de Ñublense para salvar la temporada, reemplazando a Eduardo De La Barra. Dirigió al equipo las últimas 13 fechas y logró mantener la categoría rematando en el 11° lugar de la Segunda División. Este sería el inicio de su hito más recordado con Ñublense.

 

Ñublense semifinalista de Copa Chile

La temporada 1995 Ñublense quiso pelear el ascenso y se preparó para aquello; no obstante, remató 8° en un torneo de 16 equipos. Sin embargo, ese año tuvo su mejor participación histórica en la Copa Chile, llegando a semifinales de la mano de Esaú Bravo. Ganó el grupo 4 de Segunda División, imponiéndose a Deportes Linares, Fernández Vial y Deportes Puerto Montt. En la fase 2 eliminó a Huachipato tras vencerlo en Chillán (2-1) y empatar agónicamente en Talcahuano (2-2). Tras esta llave, debió enfrentar al poderoso Colo-Colo de Gustavo Benítez, que contaba con figuras como Marcelo Ramírez, Marcelo Espina, Fabián Estay, Pedro Reyes, Gabriel Mendoza, Marcelo Vega, Marco Echeverry, entre otras estrellas.

Imagen 4: Esaú Bravo junto a Miguel Ángel Hormazábal en el partido de vuelta en el Estadio Monumental ante Colo Colo por Copa Chile 1995 (Archivo Miguel Olave)

En Chillán venció 2-0 a los albos con goles de Arturo Cubillos y Mario Lagos. En el Estadio Monumental, Ñublense cayó 4-2, pero los dos goles de visita -marcados por Marcos Sepúlveda y Héctor Lizama– le permitieron avanzar a las semifinales del certamen, donde lo esperaba la Universidad Católica de Manuel Pellegrini, que contaba con Néstor Raúl Gorosito y Alberto Acosta, dos superestrellas del fútbol continental. Entonces se impuso la jerarquía de un equipo de Primera División y participante de la Copa Libertadores, que se vio imbatible ante un equipo de la segunda categoría del fútbol nacional: 1-3 en el Municipal Nelson Oyarzún Arenas y 5-2 en San Carlos de Apoquindo. Todos los goles de Ñublense de esta llave fueron anotados por Valdir Pereira; mientras que para los ‘cruzados’ marcaron Rodrigo Barrera, Luka Tudor y Alberto Acosta en Chillán. En la vuelta, el ‘Beto’ marcó los cinco goles del elenco franjeado, que finalmente terminaría levantando el trofeo. Hasta el día de hoy esta es la mejor participación histórica de Ñublense en Copa Chile. 1995 sería a la postre el único año en que Esaú Bravo dirigió de principio a fin en Ñublense.

 

En las malas y en las más malas

El segundo lustro de la década de los ’90 -oscuro deportiva e institucionalmente- tuvo a Ñublense permanentemente caminando por la cornisa del descenso y los pasos de Esaú por la banca ‘diabla’ se hicieron habituales, temporada tras temporada. En 1996, Ñublense entró en una crisis económica e institucional que lo llevó repetidas veces a perder jugadores y cuerpos técnicos que partieron ante el incumplimiento en los pagos de sueldos. Ese mismo año, el DT Hugo Solís renuncia en septiembre a la banca ‘diabla’ siguiendo su camino jugadores como Ángel Bustos y el portero Sergio Cáceres. Tras la salida de Solís, se inicia una rotativa de entrenadores interinos: Rolando García, Manfredo González, y en el último partido frente a Fernández Vial, aparece con el buzo en la banca nuevamente Esaú Bravo, que había estado esa temporada dirigiendo a Deportes Arica y Curicó Unido. Esaú consigue un triunfo tras cinco derrotas consecutivas.

La temporada 1997 fue crítica para Ñublense. Se arrastraban deudas de la temporada anterior y la escuálida situación financiera llevó a armar un plantel con varios componentes de casa y algunas incorporaciones que llegaron a un bajo costo para el club, pues la delicada situación no permitía desembolsar más dinero. Esto se tradujo inevitablemente en lo deportivo y llevó al club a designar a Rodolfo Venegas, un formador de las inferiores, para dirigir el primer equipo; sin embargo, los malos resultados no le permitieron finalizar el torneo de apertura. En la fecha 12 apareció Esaú nuevamente para intentar salvar a Ñublense del descenso casi seguro. Terminó penúltimo con solo 10 puntos.

Imagen 5: Esaú Bravo con el plantel de Ñublense 1997 (Archivo propio)

Fernando Bravo, hijo de Esaú, desclasifica que aquella temporada, el estratega inició el año dirigiendo a Deportes Linares, donde estaba realizando una campaña aceptable que lo tenía en la medianía de la tabla con el elenco albirrojo, pero Esaú no estaba para vivir tranquilo. Entonces recibió dos ofertas: “Ñublense, estaba que bajaba y lo fueron a buscar (a Linares). Lo fue a buscar también Huachipato, que le pagaba mucho más, y pagaba seguro todos los meses. Se quiso venir a Ñublense”[8], confesó su hijo. Esta versión es compartida por Carlos Valenzuela, defensor de Ñublense aquella temporada: “estaba haciendo una campaña aceptable y decide dejar Linares, por venir (a Ñublense) a salvarlo de la complicación en que estaba”[9], destaca el espigado defensor.

El dirigente de aquella temporada, Osvaldo Andrades, fue el encargado de convencerle: “Casiano Andrade y parte del directorio me dio la misión de ir a conversar con Esaú Bravo, que estaba dirigiendo a Deportes Linares y poder convencerlo que nos viniera a salvar, porque no habían técnicos para Ñublense, nadie quería venir, no les entusiasmaba la plaza, estábamos en la retina de todo el mundo que Ñublense no pagaba”[10], reconoce el empresario de buses.

En el torneo de clausura continuó el sufrimiento hasta la última fecha, cuando Ñublense visitaba a Deportes Linares con la obligación de ganar para mantener la categoría; pero no dependía de sí mismo. Unión Santa Cruz no debía ganar a Deportes Iquique, que a su vez, debía derrotar a los de la región de O’Higgins para salir campeón del torneo de clausura y conseguir el ascenso a la Primera División.

Ñublense abrió el marcador a los 35’ por medio de Joel Reyes. Aumentó en el segundo tiempo desde el punto penal Pedro Pablo Díaz y anotó el descuento a los 68’ el ex Ñublense Marcos Sepúlveda. Terminó el partido y faltaba esperar el resultado de Unión Santa Cruz. Carlos Valenzuela recuerda lo ocurrido luego de que el árbitro alzara los brazos al cielo con tres pitidos en Linares: “en Santa Cruz iban con 5 minutos de retraso. Desde el entretiempo sabíamos que Iquique iba ganando 1-0. Nos quedamos en la reja, frente de la cancha. En la caseta había varios (medios de comunicación) de Chillán, y de repente escuchamos un grito de gol que no terminaba nunca. Si era el empate de Santa Cruz, bajábamos, pero era el 2-0 de Iquique, nos salvamos. Nos desahogamos con la gente”[11], recuerda el hoy profesor de historia.

El partido estuvo cargado de suspicacias y abiertas críticas a varios jugadores del ‘albirrojo’ con pasado ‘diablo’. El diario El Heraldo señaló: “En la historia de Deportes Linares, jamás la hinchada se había levantado de sus asientos para gritarles ‘vendidos’ a los jugadores. En el cotejo con Ñublense lo hicieron (…) quedó la impresión de que se facilitó el triunfo visitante, porque ni siquiera se trató de disimular la paleteada que le hicieron a los chillanejos”[12], sentenció el periódico del Maule sur.

De los 17 partidos dirigidos por Esaú Bravo en 1997 que comprende las últimas tres fechas del torneo de Apertura y todo el Clausura, Ñublense ganó 4, empató 3 y perdió 10.

La temporada siguiente Esaú dirigió la primera rueda, pero la crisis económica y deportiva se había acrecentado. De 14 partidos, ganó solo 3, empató 4 y perdió 7. El 2000 Bravo apareció nuevamente en la banca de Ñublense, en la fecha 20, para tratar de evitar nuevamente el descenso a la tercera categoría del fútbol nacional, para tomar el relevo de una desastrosa campaña del despedido  Jaime Vera, pero ya la suerte estaba echada y los sucesivos tropiezos del último lustro derivaron en el inevitable descenso de Ñublense. En los diez partidos que dirigió, ganó un solo partido, empató 3 y perdió 6. Era el primer descenso de Esaú como DT de Ñublense.

 

El último beso

La vida le tenía preparado a Esaú su último baile con Ñublense, pero ninguno de los dos sabía que sería la última vez juntos. Comenzaba la temporada 2004 y Bravo era el elegido para dirigir los destinos de un fortalecido plantel, con varios jugadores con experiencia en la división y otros de casa que buscaban volver al fútbol profesional. Era la cuarta temporada consecutiva de los ‘diablos rojos’ en el fútbol ANFA, su estadía más extensa. Esaú armó un plantel que ganó el grupo sur del torneo de apertura y en la fase grupal del certamen marchaba en posición de clasificar a la liguilla sur para disputar el ascenso. Faltaban dos fechas para que finalizara la fase regular cuando la directiva encabezada por Sergio Zarzar destituyó a Esaú Bravo para que asumiera Luis Marcoleta, que finalizaría el torneo coronando a Ñublense campeón de Tercera División. Se especula los constantes roces con la dirigencia, que tendrían como corolario permitir a algunos jugadores tener preparadores personales, llevó a Zarzar a tomar la decisión de desvincularlo. Esaú dirigió 22 partidos de aquella temporada; Marcoleta, 15, por lo que no es descabellado atribuir el éxito de aquella campaña también al histórico estratega, sin desconocer el mérito que tuvo Luis Marcoleta en la liguilla final, que cosechó con acierto los frutos que sembró Esaú. De los 22 partidos que Esaú dirigió en 2004 ganó 14, empató 4 y perdió 4.

Imagen 6: Esaú Bravo con el plantel 2004 (Archivo propio)

Varios jugadores lamentaron entonces la partida del DT. Daniel Briceño señaló estar: “muy triste por la decisión, porque fueron ellos los que formaron el equipo y nos ayudaron a que esta campaña fuera buena, sin considerar las últimas derrotas. Lo que tenemos en mente es subir y a lo mejor va a calar muy hondo esta decisión en el plantel”[13]. Sobre las causas de la partida, entonces se apuntó al quiebre entre el DT y el preparador físico Patricio Burgos, aunque fuentes cercanas a la dirigencia de entonces, señalan que había un descontento general de la testera con varias decisiones de Bravo, una de ellas, permitir tener un preparador de arquero personal al guardavallas diablo.

El 4 de septiembre de 2004, Ñublense cae 0-2 ante Iberia en Los Ángeles ante 597 espectadores. Sería la última vez que Esaú Bravo dirigió a Ñublense por los puntos. Sería el último beso, la despedida.

 

Su estilo como DT

Para Esaú el aspecto físico era determinante para el juego. Así lo recuerda Carlos Parra, que lo conoció en la segunda mitad de la década del ’80 y que fue pieza fundamental en el título de 1992, reconociendo de paso, que alcanzó su mejor versión siendo dirigido por Bravo: “Era un tipo garrero, tradicional en su juego, no era de los que jugaba en relación al rival, pocas veces variaba su forma de juego o cómo podía plantear un partido. Le gustaba mucho la fuerza, por eso los jugadores fuertes siempre jugaban con él. Los jugadores fuertes con un poco de talento eran muy importantes para él”[14].

Una visión similar presenta Carlos Valenzuela, que complementa la descripción de Parra: “Era un técnico que te sacaba la mugre físicamente en la semana, el PF te trabajaba una hora y él decía ‘pare, pare. Venga para acá’ y te agarraba 40 minutos más y con ejercicios bastante duros”[15]. La preparación física se iniciaba con una pretemporada muy fuerte, que preferentemente realizaba en Cobquecura -aunque también lo hizo en Dichato-, donde encontraba la tranquilidad para trabajar con el grupo. “El lugar escogido es ideal para esta pretemporada. Es ideal más aún en esta época del año, en que reina la tranquilidad por todas partes en este pueblo-balneario. En la residencial, los muchachos se han sentido como en su casa, disfrutan de una excelente alimentación y de un excelente trato”, describía La Discusión el lado amable de extensas jornadas de trabajo en las arenas negras del principal balneario de Ñuble[16]. Jimmy Castro recuerda su primera pretemporada: “Estuve en la pretemporada y ¡qué manera de sufrir! (Esaú) Estaba un paso más adelantado que otros técnicos, pues daba mucha importancia a la preparación física. Era horrible para nosotros”[17], recuerda.

Imagen 7: Esaú Bravo en la banca de Ñublense (Archivo Miguel Olave)

Sobre la forma de jugar de sus equipos, no hay discusión: era un juego tradicional con línea de cuatro defensores, cuatro mediocampistas y dos delanteros. En algunas ocasiones, recuerda Carlos Valenzuela -quien lo tuvo como DT en diferentes períodos entre 1993 y 1998- jugó con tres defensores. Sobre su línea de juego, Guido Sánchez, campeón en la temporada 1985, coincide con lo planteado por Valenzuela, reconociendo que precisamente la temporada 1985, dándose cuenta que el equipo funcionaba bien, jugó al estilo de Alex Veloso, su antecesor responsable de la conformación de aquel plantel.   

Se preocupaba de traspasar su experiencia como futbolista a quienes dirigía. Oliver Novoa, defensor dirigido por Esaú en la temporada 2004, recuerda que le traspasaba sus conocimientos del puesto: “le gustaba conversar con cada uno de nosotros, nos enseñaba algunas mañas que usaba cuando él jugaba (…) le gustaba que fuéramos fuerte al balón, que no dudáramos y que fuéramos simples al momento de jugar, lo que importaba era el resultado”[18].

Pero hablar de Esaú como DT lleva inevitablemente a destacar su carácter, su calidad humana. Entre sus dirigidos de tres décadas distintas hay concordancia en muchos aspectos: lo primero, su estrictez y mano dura con la indisciplina. Guido Sánchez lo recuerda: “Era un técnico muy cercano al jugador, muy de abrazo, de cachetada, de pórtate bien, de cuidar al jugador”[19], enfatizando que  su llegada en la temporada ’85 el primer aporte que hizo fue la mano dura con las indisciplinas del plantel. Larry Aliaga, dirigido entre 1992 y 1996 por Bravo, recuerda que este era un factor tan importante como el aspecto físico: “se caracterizaba mucho por la disciplina”[20], reconoce el volante de corte y hoy profesor de educación física. Carlos Parra se explaya un poco más: “Era un tipo cercano y lejano a la vez. Cercano porque uno sabía que podía conversar con él, te veía cabizbajo, se acercaba, conversaba, trataba de solucionarte lo que podía estar a su alcance, pero también era un tipo que te ofrecía combos si tú lo desafiabas y era una mole, así que malamente un jugador se le podía sublevar o faltar el respeto”[21].

Y como desclasifica Parra y Sánchez, así como era estricto, era muy cercano a sus jugadores y sus necesidades de todo tipo. Un equilibrio difícil de lograr. “Estaba muy preocupado, entendía las carencias de Ñublense. De repente llegaba con una bolsa de la farmacia El León y se había conseguido vitaminas. Estaba preocupado de esos detalles, se conseguía -o capaz que las pagara- Neurobionta, que nosotros no teníamos para comprar en ese tiempo”[22], explica Carlos Valenzuela.

Muchas veces estuvo tan preocupado de las particularidades de sus jugadores que incluso, comprometía los intereses de Ñublense, pero era un convencido que ambos saldrían beneficiados. Osvaldo Andrades, dirigente de Ñublense en la temporada 1997 desclasifica: “Quizás era permisivo, porque creía que todo era compatible, a veces un jugador tenía que retirarse media hora antes del entrenamiento para estudiar y él lo dejaba”[23].

Jimmy Castro, que fue descubierto por Esaú Bravo, señala que su figura era la de un formador de personas. Recuerda que en 1994 llegó a su casa a pedirle permiso a su madre para que lo dejara integrar la selección amateur sub 20 de Chillán “llegó un caballero de bigotito, yo no lo conocía. Su hijo tiene condiciones -le dijo a mi mamá- y ella no me quería dar permiso”[24], recuerda el oriundo de la población Luis Cruz Martínez.

Imagen 8: Esaú Bravo (La Discusión, 2003)

Muchos canteranos de Ñuble están agradecidos de Esaú Bravo, pues subió a varios al plantel, les dio la posibilidad de debutar y mantenerse jugando. “El profe Esaú uno lo mira como un papá futbolístico, él fue quien me subió al plantel, teniendo 16 años, me llevó a la pretemporada con el plantel, me hizo debutar, un gran entrenador, un gran formador, siempre luchó por la gente de casa”[25], evoca el portero Alfredo Bravo. Algo similar valora Carlos Valenzuela, a quien autorizó a compatibilizar sus estudios universitarios con su carrera futbolística: “Muy preocupado de los cabros chicos, les daba muchas oportunidades y los sostenía, porque a veces te ponen en un partido y después te sacan. Él no. La parte de los estudios, a mi y otros nos apoyó harto en aquello”[26].

Su esposa, Cecilia Espinoza, comparte la visión de los mismos jugadores: “Para él sus hijos eran los jugadores. Era más padre que entrenador. Un jugador tenía un problema personal y se ocupaba personalmente de solucionarlo. Todo eso que dicen los cabros de él es verdad. Hacía cualquier cosa por los jugadores”[27], reconoce agregando que incluso llegaron a alojar algunos jugadores en su propia casa.

Alfredo Bravo lo reconoce también como una persona que ponía ante sus necesidades las de sus dirigidos: “Era muy decente, él siempre defendía al jugador, a veces cuando no nos pagaban, él no cobraba. Si a nosotros nos debían 4 meses, a él le debían 8.  Siempre tuvo la decencia de que el futbolista era lo más importante. Vivió las malas y las buenas, pero siempre fue de frente, era leal con sus jugadores y su cuerpo técnico”[28], valora el ex portero. Esta versión es confirmada por su esposa, que explica: “Si no había plata, no había para nadie; varias veces le ofrecían pagarle a él solamente, pero nunca lo aceptó, siempre primero era al jugador”[29].

Imagen 9: Esaú Bravo (Revista Don Balón, 1996)

Larry Aliaga destaca algunos aspectos de su trabajo: “Era un técnico muy cercano a los jugadores y en sus charlas le daba importancia a los valores como el respeto, la perseverancia y el luchar día a día por nosotros y nuestras familias. Fuera de la cancha y del camarín era una gran persona muy preocupado de cada uno de nosotros”[30], expone el otrora volante de corte, que logró entablar una amistad con él más allá del fútbol.

Era tanto su cariño hacia sus dirigidos que su esposa repara en lo mucho que le costaba reconocer que jugaron mal: “Yo le pregunté una vez después de una entrevista – ¿por qué no reconoces que jugaron mal? -no, es que no jugamos mal -me decía-. La culpa no era de ellos, era por cualquier cosa. Aunque los periodistas lo destrozaran, no reconocía que sus jugadores jugaban mal”[31], reflexiona su compañera de vida. Tal vez el cuidado con códigos del camarín, tal vez quitarles presión a sus dirigidos, tal vez cariño desmedido.

Los equipos en que dirigió Esaú Bravo

Años

Equipo

1983

Ñuble Unido

1985

Ñuble Unido

1986

Ñublense

1988

Ñublense

1990

Ñublense

1992

Ñublense

1993

Ñublense

1994

Ñublense

1995

Ñublense

1996

Deportes Arica | Curicó Unido | Ñublense

1997

Deportes Linares | Ñublense

1998

Ñublense

1999

Malleco Unido

2000

Ñublense

2002-2003

Curicó Unido

2004

Ñublense

2005

Hossana

 

Sus números en Ñublense

Al día de hoy, 21 de septiembre de 2023, Esaú Bravo Elgueta sigue siendo el entrenador que más veces ha dirigido en la historia de Ñublense, con 252 partidos que se suman entre sus once períodos que pasó por el club en distintos momentos, considerando su primera incursión cuando aún era jugador en 1968.  De lejos le sigue Jaime García Arévalo, con 166 partidos dirigidos. Más distante aparece Luis Marcoleta Yáñez con 146 enfrentamientos y Fernando Díaz Seguel con 119. Cierra la quina de entrenadores con más partidos oficiales, Isaac Carrasco Rivas con 99 lances.

Partidos dirigidos por Esaú Bravo en Ñublense [32]

 

PG

PE

PP

PJ

Rendimiento

Segunda división/ Primera B

44

33

70

147

38,7%

142 de 367 puntos conseguidos.

Copa Chile

9

9

12

30

44,4%

32 de 72 puntos conseguidos.

Tercera división

47

18

10

75

73,3%

126 de 172 puntos conseguidos.

Total

100

60

92

252

49,1%

300 de 611 puntos conseguidos.

Importante: Esta tabla considera los partidos que otorgaban 2 puntos al ganador (antes de 1994) y los que otorgaban 3 puntos, desde 1995 en adelante.

 

Partidos dirigidos por Esaú Bravo en Ñublense entre 1968 y 1994 (con asignación de dos puntos al ganador)[33]

 

PG

PE

PP

PJ

Rendimiento

Segunda división/ Primera B

23

15

36

74

41,2%

61 de 148 puntos conseguidos.

Copa Chile

4

6

8

18

38,9%

14 de 36 puntos conseguidos.

Tercera división

33

14

6

53

75,5%

80 de 106 puntos conseguidos.

Total

60

35

50

145

53,4%

155 de 290 puntos conseguidos.

 

Partidos dirigidos por Esaú Bravo en Ñublense entre 1995 y 2004 (con asignación de tres puntos al ganador)[34]

 

PG

PE

PP

PJ

Rendimiento

Segunda división/ Primera B

21

18

34

73

37%

81 de 219 puntos conseguidos.

Copa Chile

5

3

4

12

50%

18 de 36 puntos conseguidos.

Tercera división

14

4

4

22

69,7%

46 de 66 puntos conseguidos.

Total

40

25

42

107

45,2%

145 de 321 puntos conseguidos.

Esaú Bravo nunca dirigió a Ñublense en Primera División, por una cuestión obvia, mientras estuvo activo como DT, Ñublense nunca estuvo en la máxima categoría. Sin embargo, su carrera con los ‘diablos rojos’ no está privada de éxitos. Los logros más relevantes que consiguió Bravo en la banca técnica de Ñublense fueron los dos campeonatos de la Tercera División (1985 y 1992), el primero de ellos de forma invicta y el segundo, consiguiendo el difícil logro de ascender en el primer año que cayó en la categoría. También conquistó el título de campeón del torneo de apertura de la Tercera División 2004 y es el artífice de la corona conseguida, esa misma temporada, que daría el anhelado ticket de retorno al fútbol profesional, aunque fue Luis Marcoleta quien rubricó este palmarés con un plantel armado y dirigido en dos tercios del torneo por Esaú. Como se narró anteriormente, la semifinal alcanzada en la Copa Chile de 1995 reviste tal vez su logro más recordado. Pero también alcanzan características de logros los descensos evitados, el más relevante, aquel de la temporada 1997, con el sabor agridulce de tener a muchos canteranos en el plantel, pero pelear para no salir del profesionalismo.

Sus últimos años

Tras ser despedido de Ñublense en septiembre de 2004 por Sergio Zarzar, Esaú comenzó paulatinamente a alejarse del gran amor de su vida, de aquello que lo apasionaba. La temporada siguiente dirigió Hossana, con quien logró meterse en el hexagonal final para ascender a la Primera B, rematando en el tercer lugar. Tras esa experiencia, cumplió labores esporádicas como monitor de escuelas de fútbol en Chillán Viejo, pero la demencia senil, que comenzó a manifestarse con algunos síntomas cuando dejó de dirigir a Ñublense, tuvo un rápido avance, alejándolo poco a poco de las canchas.

Esaú amaba el fútbol, amaba Ñublense, y salir en 2004 de aquel proyecto fue un duro golpe emocional para él: “cuando lo sacan de Ñublense, a Esaú eso lo mató, porque él vivía para el fútbol, no tenía mente para nada más. Yo me iba a trabajar en la mañana y cuando volvía él estaba ahí mismo”[35], evoca con nostalgia su compañera de vida por 47 años.

Su legado dejó huella en muchos de sus dirigidos, que reconocen el cariño especial que guardaba por los ‘diablos rojos’. Carlos Valenzuela resume este cariño de Esaú por la institución: “Amaba Ñublense, entendía las carencias y personalmente se preocupaba de suplirlas. Ese es el valor que él tiene: cuidar a los cabros, formarlos, darles oportunidades”[36].

Reflexionando por qué volvió tantas veces a la tienda roja, su esposa reflexiona: “Esaú era la solución, lo tenían a mano, estaba aquí. Es que su amor era Ñublense. Se encariñó con Ñublense y si no tenían cancha, la buscaba él; si no tenían pelota, la buscaba él”[37], recuerda reconociendo que cuando lo despedían, ella se enteraba por la radio, pues él era muy reservado, incluso con ese tipo de información.

Su cariño particular por Ñublense y Chillán los expresaba hacia 1974, cuando La Discusión lo va a entrevistar a la ‘Perla del Bío-Bío’. Entonces señaló: “A Chillán y a su gente le debo todo. Sentimentalmente mucho y futbolísticamente todo, Ñublense me dio las herramientas y el afecto de admiración entregado por su hinchada, dirigentes y ciudadanía en especial, estoy eternamente agradecido de ellos”[38].

Imagen 10: Esaú Bravo recibiendo el cariño de sus ex dirigidos en la tarde del 31 de agosto de 2013 (Revista Todo Deportes, 2013)

El cariño y las enseñanzas que por décadas entregó y que marcaron a tantos, llevó a que la Agrupación de Exfutbolistas Profesionales de Ñublense, le organizaron un beneficio para ayudar económicamente a solventar los costos de su enfermedad, pero también para reconocerle en vida. Este se realizó el 31 de agosto de 2013 en el Estadio Bicentenario Nelson Oyarzún y llevó por nombre Todos con Esaú. La velada contó con muestras de varias escuelas de fútbol, encuentros entre algunas casas de estudios superiores de Ñuble, un partido entre la selección amateur de San Carlos con los ex jugadores de Ñublense y el partido de fondo, a cargo del SIFUP versus los ex futbolistas de Ñublense. Sería la última vez que Esaú pisaría el césped de una cancha de fútbol, abrazado a sus compañeros del fútbol, como Mario Osbén; pero también con decenas de ex dirigidos, que tuvieron la oportunidad de devolverle el cariño y evocar antiguas glorias, penurias y anécdotas, que él retribuyó con los eternos y dolorosos apretones de mano con los que acostumbraba saludar, también con una sonrisa que, pese a que su enfermedad le dificultaba reconocer a las personas, era el más fiel reflejo de que aquella tarde fue feliz. El 20 de septiembre a las 23:30 horas, junto con el invierno, el hombre que llegó a este mundo con el solsticio de verano, Esaú Del Carmen Bravo Elgueta dejó este mundo.

Referencias

Fuentes periodísticas

  • Diario El Heraldo
  • Diario El Observador
  • Diario La Discusión
  • Diario La Tercera
  • El Diario Color
  • Revista Don Balón
  • Revista Todo Deportes

Entrevistas

  • Aliaga, Larry. 10 de julio de 2023. Entrevista online.
  • Andrades, Osvaldo. 1 de febrero de 2022. Entrevista personal.
  • Bravo, Alfredo. 26 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.
  • Bravo, Fernando. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.
  • Castro, Jimmy. 25 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.
  • Cortázar, Eduardo. 8 de julio de 2023. Entrevista online.
  • Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.
  • Novoa, Oliver. 10 de julio de 2023. Entrevista online.
  • Parra, Carlos. 12 de julio de 2022. Entrevista personal.
  • Sánchez, Guido. 6 de julio de 2023. Entrevista personal.
  • Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

Agradecimientos a:

  • Familia Bravo Espinoza.
  • Marco Antonio Rojas
  • Miguel Olave
  • Luis Valenzuela
  • Ilich Rivas

[1] Diario La Tercera, 18 de febrero de 1986.

[2] Sánchez, Guido. 6 de julio de 2023. Entrevista personal.

[3] Idem

[4] Diario La Discusión, 13 de noviembre de 1991, p. 10.

[5] Diario La Discusión, 27 de noviembre de 1991, p. 10.

[6] Diario La Discusión, 30 de noviembre de 1992, p. 9.

[7] Diario El Observador, 4 de diciembre de 1992, p. 5.

[8] Bravo, Fernando. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[9] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[10] Andrades, Osvaldo. 1 de febrero de 2022. Entrevista personal

[11] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[12] Diario El Heraldo, 25 de noviembre de 1997, p. 8.

[13] Diario La Discusión. 8 de septiembre de 2004, p. 13.

[14] Parra, Carlos. 12 de julio de 2022. Entrevista personal.

[15] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[16] Diario La Discusión, 12 de abril de 1986, p. 5.

[17] Castro, Jimmy. 25 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.

[18] Novoa, Oliver. 10 de julio de 2023. Entrevista online.

[19] Sánchez, Guido. 6 de julio de 2023. Entrevista personal.

[20] Aliaga, Larry. 10 de julio de 2023. Entrevista online.

[21] Parra, Carlos. 12 de julio de 2022. Entrevista personal.

[22] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[23] Andrades, Osvaldo. 1 de febrero de 2022. Entrevista personal.

[24] Castro, Jimmy. 25 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.

[25] Bravo, Alfredo. 26 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.

[26] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[27] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[28] Bravo, Alfredo. 26 de agosto de 2018. Conversatorio aniversario 102, Sede Población El Esfuerzo, MAÑEV, Chillán.

[29] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[30] Aliaga, Larry. 10 de julio de 2023. Entrevista online.

[31] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[32] Elaboración propia a partir de la revisión de fichas de partidos de Ñublense recopiladas por Danilo Mora y Marco Antonio Rojas.

[33] Idem

[34] Idem

[35] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[36] Valenzuela, Carlos. 8 de mayo de 2021. Entrevista personal.

[37] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[38] Diario La Discusión, 1974. “A Chillán y a su gente le debo todo”, p 8.

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