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Libro: ¡AL ESTADIO, AL ESTADIO! Historias de tablón y papel picado

Por Rino Curotto

En tiempos actuales, mucho más prolíficos en cuanto a la edición de libros de temática futbolera en Chile, ni antes ni ahora existió algo similar, un verdadero catálogo de estadios chilenos.

Su autor, Ignacio Valenzuela Moraga, periodista deportivo chileno y relator de televisión. Su carrera ha sido principalmente en el área deportiva de Canal 13. También trabaja para TNT Sports desde que era el Canal del Fútbol, y se ha desempeñado en diversas radios nacionales como la UBB de Concepción, Biobío, ADN y Zero. En sus inicios trabajó en el canal TVU de la Universidad de Concepción, su casa de estudios.

Su primer libro lo lanzó el 2014: “Maní confitado: Un recorrido por el fútbol chileno”, libro infantil que cuenta los inicios del fútbol en Chile, repasando la historia y el presente de los principales clubes, estadios y figuras chilenas del balompié. “¡AL ESTADIO, AL ESTADIO! Historias de tablón y papel picado”, es su segundo libro.

 

Ignacio Valenzuela Moraga (foto: Canal 13)



Editado en diciembre del 2022 por CSR Ediciones, joven e interesante editorial, con una buena parte de su catálogo dedicado al fútbol, en un ameno lenguaje y con bastante profundidad el autor repasa en 475 páginas la historia de 32 estadios, listados de norte a sur, matizando el relato con la historia del club que hace de local en él, sus títulos, gestas y dramas en el recinto, variados datos históricos,anécdotas, el origen de sus nombres y la historia del autor con cada estadio, recordando siempre la primera vez en que asistió.

La lúdica portada del libro es una caricatura que pone de fondo al Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, y en primer plano un microbús ochentero colmado de hinchas con banderas y con el propio Ignacio Valenzuela como chófer, con el nombre de varios estadios chilenos en sus letreros. Enmarcado el contenido principal entre el prólogo de Marco Antonio Cumsille y el epílogo de Rodrigo Vera H., al final van dos páginas y media de agradecimientos, lo que refleja la gran variedad de fuentes consultadas.

Personalmente me encariño con los lugares, mi barrio, mi comuna, los distintos lugares que visito y en los que he vivido, hasta con un simple paradero si me toca esperar en él más de la cuenta. Y con el tiempo, de vez en cuando escarbo en la historia y repaso la actualidad de dichos lugares, para entender, recordar y comparar, estableciendo un vínculo y afecto imperecedero. Y este libro me permite hacer eso muchas veces, específicamente con lugares rodeados de historia y pasión como son los estadios, ya que siguiendo a tu equipo, la historia generada con cada estadio se hace imperecedera, para bien o para mal, y te va formando como hincha. Cada vez que vas a un estadio revives las visitas previas, los resultados, los viajes y la llamada “experiencia estadio”.

Casi todos los estadios chilenos más nuevos son reconstrucciones de uno antiguo, del que heredaron su nombre y lugar de emplazamiento, y en cada una de sus historias también se incluye la del recinto original, igual de bien explicada y complementada que la de las nuevas estructuras. 

En algunos casos, en la comuna del estadio analizado existió o existe otro estadio con una importancia similar, el que es también mencionado y estudiado por el autor. Por ejemplo, en el capítulo dedicado al Estadio Tierra de Campeones Ramón Estay Saavedra de Iquique, se incluye la historia del abandonado Estadio Municipal de Cavancha, ubicado en otro sector de la comuna, del que pude conocer una historia absolutamente nueva para mí.

Resulta que el 30/06/1933, en medio de un espectáculo a beneficio del Hospital de Beneficencia iquiqueño, realizado en el Club de Sport de la nortina comuna, recinto contiguo al estadio y que entre sus instalaciones tenía club hípico, pista de ciclismo y diversas canchas, se realizaba una presentación de la banda de música del ejército, un torneo hípico militar, además de exhibiciones automovilísticas y aéreas. El público estaba congregado en el club hípico viendo los autos a grandes velocidades, lo que al finalizar dio paso al show aéreo. Lamentablemente el Curtis Hawk del teniente Raúl  Mariotti Valverde, de sólo 25 años, al precipitarse en picada para intentar un loop a baja altura, se precipitó sobre la pista de ciclismo del estadio. Las pericias técnicas indicarían que el avión no le respondió, y se presume que, en un intento de no caer sobre el público asistente, Mariotti hizo su máximo esfuerzo en desviarse y caer donde no afectara a nadie más. Falleció en el momento y desde entonces es un mártir. En su honor se erigió un monolito tras la reja en el codo nororiente del estadio, al que los jugadores iquiqueños se acostumbraron a saludar al saltar a la cancha, no con malos resultados.

El libro como que da igual por dónde comenzar a leerlo y no aburre en ningún momento, ya que en cada párrafo hay nuevos e interesantes datos. A lo largo del texto, el autor incluye regularmente palabras rebuscadas, pero certeras, recurso que enriquece el lenguaje y que a veces hace necesario acudir al diccionario y aprender. ¿O usted conoce la palabra cultipicaño?

Considero muy útil y práctico para cualquier ávido lector futbolero, el tener reunidas todas esas historias en un solo libro, el que además incluye como regalo una lámina imantada para el refrigerador, un marcador de hojas y dos autoadhesivos, uno circular y otro rectangular, todo con la misma gráfica de la portada. Un detalle que se agradece y que sirve de promoción permanente para el libro. 

 

El marcador, los dos adhesivos y el imán que incluye cada ejemplar (foto: registro del autor)



Si nos ponemos exigentes, tal vez hayan faltado algunos estadios en el estupendo compendio de Valenzuela, el que claramente se circunscribe al fútbol profesional y a estadios que han sido utilizados regularmente para tales efectos a través de los casi 100 años de nuestro fútbol rentado.

 

 

Los estadios incluidos en el orden en que aparecen en el libro


Quizás el ‘Nacho’ nos sorprenda con una segunda parte con nuevos estadios. Sin conocer en detalle el criterio que utilizó, no son muchos los que parecen haber faltado en el listado pero, a pesar de que debe tenerlos más que claros luego de tamaña investigación, me atrevo a sugerir algunos, separados en dos categorías, también ordenados de norte a sur como el libro en cuestión: 

 

Estadios desaparecidos

Fuera de la Región Metropolitana: Willy González (Ovalle, ex Ferroviario), Ferroviario de Los Andes, Ferroviario Fernando Gualda Palma (Valparaíso) y Cancha Alameda (Rancagua).

En la Región Metropolitana: Independencia, Carabineros, Municipal Ñuñoa, Campos de Sports y Ferroviario Hugo Arqueros Rodríguez (más conocido como San Eugenio por el barrio donde estaba enclavado).

 

Otros estadios del fútbol profesional chileno

Son estadios menos utilizados en el profesionalismo, ya sea por la categoría que ostentaba el club que en él hizo, hacía o hace de local; porque en algún momento dejó de estar apto para recibir al profesionalismo; o simplemente porque ningún equipo se decidió a utilizarlo, por el motivo que sea:

Luis Becerra Constanzo (Calama), Diaguita (Ovalle), Regional de Los Andes, Doctor Olegario Henríquez Escalante (San Antonio), Municipal Lo Barnechea, Universidad de Santiago de Chile, Municipal San Miguel, Santiago Bueras (Maipú), Reinaldo Martín Müller (El Bosque), Municipal La Pintana, Luis Navarro Avilés (San Bernardo), Soinca Bata (Melipilla, recinto que en parte es cubierto en el capítulo dedicado al Roberto Bravo Santibáñez, que no es el mismo recinto), Jorge Silva Valenzuela (San Fernando), Joaquín Muñoz García (Santa Cruz), Carabineros (Curicó), Tucapel Bustamante Lastra (Linares), Manuel Moya Medel (Cauquenes), Municipal Los Ángeles y Alberto Larraguibel Morales (Angol).

 

Finalmente, hubiera complementado muy bien el trabajo al menos una foto de cada estadio, y quizás dos en caso de haber sido reconstruido, con un antes y un después, y el dato, nunca exacto ni fácil de conseguir, de la capacidad de cada estadio.

Con todo, ¡AL ESTADIO, AL ESTADIO! fue de todo mi gusto y lo recomiendo a ojos cerrados, será fuente de consulta permanente. Ofrece a los futboleros nacionales entretención garantizada, incluso leyéndolo más de una vez. Es que si has asistido al estadio más de alguna vez o con cierta regularidad, como anfitrión o forastero, seguro te identificarás con alguna historia en el mismo recinto, y revivirás otras. Puede que hasta hayas coincidido con el autor en alguna de ellas. Otros datos te sorprenderán por lo desconocidos o lo que significaron para el recinto involucrado o para el club que juega cada dos semanas en él.

Desde que comencé a leerlo lo disfruté y recomendé, y seguiré haciéndolo, anhelando esa posible segunda parte.

 

Ficha Técnica

¡AL ESTADIO, AL ESTADIO! Historias de tablón y papel picado.

Ignacio Valenzuela Moraga

CSR Ediciones

2022

475 páginas (24 x 14 cms.)

ISBN 978-956-410-898-8

Registro de Propiedad Intelectual 2022-A-8216

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