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Deportivo Pudahuel, memorias centenarias del club de fútbol más antiguo de Barrancas

Por Heriberto Llanos Ibarra

EL DESARROLLO DEL FÚTBOL EN LOS CAMPOS DE CHILE. 

Es ampliamente conocido que, como en muchos lugares de América, en nuestro país el fútbol desembarcó en los puertos del litoral chileno, donde en las proximidades de 1890 se congregaron los primeros equipos de balompié, impulsados por ciudadanos o descendientes ingleses, irlandeses y escoceses. No es menos cierto que esta nueva expresión deportiva viajó desde las bahías de la costa hacia los valles interiores en los vagones de los ferrocarriles, surcando montañas, cruzando ríos y desafiando el árido desierto, para arraigarse en las diferentes ciudades y pueblos a lo largo del país.

Una vez establecido el fútbol en las principales urbes y poblados urbanos, este fue llevado y acogido en caseríos y villorrios rurales, fundos y haciendas. El desarrollo de este deporte en los campos rurales inicialmente estuvo muy relacionado con las clases populares y con los campesinos que labraban la tierra. Las partidas futboleras de alguna forma vinieron a desterrar las apacibles y monótonas jornadas de domingo de la típica vida campesina. Pero el fútbol no solo se relacionó exclusivamente con la viril práctica deportiva, con el pasar del tiempo los clubes que se fundaron alrededor del balompié fueron desarrollando actividades de índole social, cultural y política. El fútbol en el campo vino a asentar la identidad de los campesinos en torno a una condición social vinculada a la tierra, aunque esta no les fuera de su propiedad. Esta identidad permitía organizarse en relación con los festejos de algunas festividades, realizar beneficios para ir en ayuda de algún vecino enfermo, colaborar con los afectados por algún desastre natural, etc. 

La asistencia a las contiendas futboleras de domingo, no solo convocaban en las canchas a los trabajadores, sino también a sus familias, dándole a esta actividad un carácter comunitario. En el ‘club’, que era una de las pocas cosas que les otorgaba pertenencia, los campesinos comparten no solo las hazañas y desventuras deportivas sucedidas en la cancha, sino también las dificultades en el trabajo del campo, acá se sustentan los sueños de quienes tienen en común un modo de vida en que muchas veces priman las injusticias laborales. No hay que desconocer que la organización política chilena durante gran parte del siglo pasado negó la organización sindical a los campesinos, dado el estrecho vínculo entre los dueños de la tierra, la aristocracia y el mundo político. Muchas veces, la organización en torno al fútbol les permitió a los campesinos desfogar sus afanes de reivindicaciones laborales, que permitieron de vez en cuando pequeños acuerdos con el patrón.

Paradojalmente, al patrón también le era útil este tipo de organización deportiva predilecta por el fútbol, porque distendía los ánimos de sus trabajadores en cuanto a conflictos laborales y económicos, desviando la atención hacía el rito dominical de los chutes al balón. La actividad mantenía a los peones ocupados en su escaso tiempo de ocio, reforzando la identidad con el fundo. Asimismo, el fútbol se vinculaba como un intermediario entre el trabajo y la juerga de los inquilinos, constituyendo un juego unificador y transversal a la estructura social de la hacienda. Por lo cual, también el patrón propiciaba la organización de sus trabajadores para la práctica del fútbol y participaba cediendo terreno en su predio para la existencia de una cancha que permitiera la práctica de este deporte, regalando la equipación y balones a sus obreros, medallas y copas para ser disputadas frente a los rivales de turno.

En esta crónica se desarrollará la memoria e identidad del club de fútbol más antiguo que existe en la comuna de Pudahuel, fundado en la década del 20’ del siglo pasado como Balompié Deportivo Pudahuel y conocido hoy simplemente como Deportivo Pudahuel.  Este club es una institución que ya cumplió una vida centenaria, estando siempre arraigada a la vida campesina de esta tradicional comuna. Recorreremos los albores de su fundación y la hazaña deportiva más importante de este club, que lo consagró con los laureles de oro del fútbol amateur chileno en la década del 60’.



Casa patronal de la Hacienda de Pudahuel y vista del parque, imagen tomada en 1920. Foto del libro “En el Camino de la Memoria de Las Barrancas a Pudahuel”.

 

LA HACIENDA LAS CASAS DE PUDAHUEL

Al poniente de Santiago, a las afueras de la ciudad y camino a Valparaíso, se hallaba uno de los vergeles más fecundos de los alrededores, dibujando en su geografía una especie de península, en donde el fértil terreno se escurría entre el cauce del río Mapocho que lo abrazaba por el oriente y la rivera de la laguna Pudahuel que se extendía por el lado poniente, abastecida por el estero Lampa. En este idílico escenario yacía la recordada e histórica Hacienda Las Casas de Pudahuel, la que por inicios del siglo XX fue propiedad de don Alfredo García-Huidobro y que se extendía por cerca de 900 hectáreas. La casa patronal se erguía imponente con gruesos muros, construida con nobles materiales, y un delicado piso de parquet. Completaban las dependencias una capilla, la casa de la administración, galpones, caballerizas y las casas de los inquilinos. Todo esto se veía engalanado con la existencia de un hermoso parque, diseño que se había encomendado al afamado paisajista francés Guillermo Renner, que con su consabido estilo trazó bellos parterres, senderos de arbustos y avenidas serpenteadas por fresnos, sauces, eucaliptus y otras especies. Hacia 1920, la laguna Pudahuel y el hotel que existía en la conjunción del río y la propia laguna, se habían convertido en un destino de esparcimiento para los santiaguinos de la aristocracia, que viajaban en tren desde la estación Chacabuco hasta la terminal que existía en las inmediaciones de estos idílicos parajes, que invitaban a la práctica de la excursión, ciclismo y de los deportes náuticos que convocaba a la linajuda sociedad santiaguina.

Paralelamente, en los campos de la hacienda se desarrollaban las consabidas actividades agrícolas realizadas por los numerosos trabajadores, en el cultivo de trigales, hortalizas y frutas. 

Para 1920, ya la hacienda había sido cedida en arriendo a don Vitalicio del Carmen Meneses Barrales, lo mismo que las dependencias del lujoso hotel.

Equipo del Deportivo Pudahuel de 1925. Foto: Revista Los Sports.

 

EL NACIMIENTO DEL ´BALOMPIÉ DEPORTIVO PUDAHUEL

En este escenario, y con el esparcimiento del fútbol desde Santiago a los campos de las afueras de la ciudad, un grupo de entusiastas campesinos que trabajaban en la Hacienda Las Casas de Pudahuel, empezaron decididos en la práctica del ‘deporte footballístico’ en uno de los potreros del fundo, a lo cual se sumó un número de curiosos que veían como sus compinches corrían ágiles, disputándose y chuteando un pesado balón de cuero, muy probablemente haciendo uso de sus ojotas de trabajo. El interés y el fervor fue acrecentándose con la participación en las pichangas de nuevos campesinos y observadores. Al poco andar, la organización del equipo fue afianzándose, con la anuencia en primera instancia del administrador general de la hacienda Sr. Juan Arévalo, que llevó la inquietud de la iniciativa recreacional al patrón, el empresario agrícola don Vitalicio Meneses Barrales, quien recibió con mucho entusiasmo la idea. El ‘patroncito’, caballero de carácter amplio y progresista, permitió que bajo su patrocinio floreciera tan plausible y sana actividad deportiva.

Para la realización de las actividades del balompié el Sr. Meneses permitió la construcción de una amplia cancha, ubicada a pocos metros detrás de las casas de la hacienda, donde empezaron a acudir los jugadores después de las labores diarias del campo, a entrenar y a practicar el dominio del balón.


Don Vitalicio Meneses Barrales, presidente honorario del Deportivo Pudahuel en 1920. Foto: Revista Los Sports.

 

 

Fue así como el domingo 5 de abril de 1920 los jóvenes labriegos bautizaron a su agrupación como club Balompié Deportivo Pudahuel, eligiendo como presidente honorario a Don Vitalicio  Meneses y presidente titular al Sr. Luis Reyes, que se desempañaba en funciones administrativas dentro de la hacienda, siendo este una persona muy entusiasta y que, gracias a su iniciativa, a la estima y al apoyo de sus compañeros, el club alcanzó rápidos avances tanto en lo organizacional como también en los constantes progresos del equipo en el campo de fútbol.  

Prontamente, se concertaron encuentros de fútbol con equipos de las estancias vecinas, sin antes no haberse provisto de la indumentaria que ameritaba afrontar esos primeros desafíos. Hoy resulta imposible determinar los colores de las zamarras listadas en franjas verticales que llevaban los jugadores en las fotografías en blanco y negro de la época. No sé por qué extraña idea, tiendo a elucubrar que lucen tricotas albicelestes, similares a los colores que ostenta el mismo club en la actualidad. Es muy probable también, que el uniforme del equipo haya sido un buen guiño del patrón de la hacienda.

Tales fueron las actividades futbolísticas que con tan buen éxito se llevaron a efecto, por los obreros agrícolas de la pintoresca Hacienda Pudahuel, que ya en 1925 gozaban de un afamado prestigio y de una insospechada popularidad, ya que se habían convertido en una organización sólida, llegando a constituirse en una seria amenaza para los clubes vecinos y aún de sus congéneres de la capital: “poseen un bizarro y bien entrenado conjunto de jugadores, desarrollando un juego sereno y bien combinado”, rezaba la revista Los Sports de esa época.

En su corto tiempo de vida deportiva, ‘los pudahuelinos’ habían sostenido numerosos lances futboleros, en los cuales habitualmente resultaban airosos. Renombrados fueron los partidos frente a los poderosos equipos de la época: Artesanos La Unión, Guacolda (no confundir con el club del mismo nombre que existe actualmente en la comuna), Martínez de Rosas y Ecuador, estos dos últimos de la capital, alzándose el Deportivo Pudahuel con sendas victorias sobre estos rivales. El seleccionado de Renca corrió la misma suerte.

El equipo de la hacienda tenía en sus filas al futbolista Juan González, capitán y estratego del equipo, mediocampista que destacaba por su excelencia y juego ‘científico’. Bajo los tres palos se ubicaba Paulino González, guardavallas que siempre fue prenda de garantía para su oncena, y su centro forward Luis Sotelo, consagrado y popular goleador del equipo de la Hacienda.

Equipo del Deportivo Pudahuel de 1926. Foto: Revista Los Sports.

 

Al poco andar, el Deportivo Pudahuel ya lucía orgulloso en sus estanterías la conquista de sus primeros trofeos. Enfrentado al equipo del Ferrer Football Club, en un reñido y entretenido encuentro, los ‘pudahuelinos’ se alzaron con el triunfo por un marcador de 3 a 1, adjudicándose brillantemente al final del partido la hermosa Copa ‘Pedro Ferrer’, donde también fueron galardonados con medallas el capitán Juan González y el presidente Sr. Luis Reyes.

El año 1924 el hacendado Vitalicio Meneses, donó una hermosa copa de plata que llevaba grabado su nombre y la fecha de disputa del trofeo. Esta competencia se llevó a cabo en dos años seguidos en encuentros frente al cuadro de Barrancas Football Club. Después de haber empatado en 1924, al año siguiente el equipo de la ribera del río Mapocho se adueñó definitivamente de la Copa Meneses, tras haber logrado un estrecho triunfo por 2 a 1. 

Este sería el inicio en la senda del Deportivo Pudahuel en que se haría poseedor de un prestigioso y afamado sitial deportivo que no tendría límites en las próximas décadas.

 

Copa Meneses trofeo ganado por el Deportivo Pudahuel en 1925. Foto: revista Los Sports.

 

 

EL DEPORTIVO PUDAHUEL Y SU GLORIOSA DÉCADA EN LOS ’60.

El Deportivo Pudahuel y su participación en el ‘Campeonato Mundial de Fútbol de 1962’.

A principio de 1962, la empresa Compañía Cervecerías Unidas (C.C.U.) motivada por el Mundial de Fútbol que se iba a realizar en nuestro país ese año, convocó a los clubes de barrios de Santiago y sus alrededores a participar del Primer Campeonato Monumental de Barrios. Fue tal la atracción e interés que causó el certamen, que el 1 de abril se inauguró con bombos y platillos en una ceremonia realizada en la elipse del Parque Cousiño (actual Parque O”Higgins) con la asistencia de 25.000 personas que se regocijaron con el desfile de las delegaciones que se presentaron a los sones del Orfeón de Carabineros y de la banda de la Escuela Militar, y del posterior show artístico que organizó Radio Portales con la presencia de los populares cantantes de la ‘Nueva Ola’ Fresia Soto, Larry Wilson y las risas que logró sacar al ‘respetable’ el humorista Carlos Helo. Todo antecedido por los discursos del gerente de ventas de la empresa C.C.U. Sr. Ricardo Salas, la vibrante alocución del afamado periodista Sr. Julio Martínez Prádanos y las palabras de inauguración de los juegos del alcalde-intendente de Santiago general (r) Ramón Álvarez Goldsack.

El campeonato se inició con la participación de 247 clubes, donde el Deportivo Pudahuel se presentó con dos equipos (A y B), integrando ambos el grupo poniente del sector Blanqueado, donde se enfrentó a los representativos de Bernardo O”Higgins de Barrancas, Antonio Ross Amengual, Deportivo Resbalón entre otros. Ya en instancias decisivas, el domingo 1 de julio el equipo de la Hacienda de Pudahuel derrotaba cómodamente por 6 a 1 al Deportivo Bernardo O”Higgins, convirtiéndose anticipadamente en el campeón de su grupo y clasificando de esta forma a la instancia de los 16 mejores equipos del Campeonato Monumental de los Barrios. 


Equipo del Deportivo Pudahuel en 1962. Foto: diario La Nación.

 

Los organizadores de este torneo denominaron la competencia final como el ‘Campeonato Mundial de Futbol’, en referencia al certamen mundialista que se había desarrollado en nuestro país ese mismo año. Fue tan así que, en la tarde del domingo 7 de octubre en las instalaciones del estadio Municipal de Quinta Normal, se inauguró el campeonato con el desfile de los 16 equipos clasificados, en donde cada uno de estos llevaba la bandera, los colores y el nombre del país que participó en el Mundial de Fútbol y que le correspondió representar. Los 16 clubes se dividieron en cuatro subsedes, que llevaron los nombres de Arica, Santiago, Rancagua y Viña del Mar, en homenaje a las ciudades que albergaron esa Copa del Mundo. El Deportivo Pudahuel participó en representación de Colombia, jugando en las canchas del Hipódromo Chile (sede ‘Arica’), compartiendo grupo con Deportivo Milagua (Rusia), Unión Herrera (Uruguay) y Flamengo de Quinta Normal (Yugoslavia).

En la última fecha disputada en este grupo, el domingo 28 de octubre los ‘colombianos’ de Pudahuel vencieron por 4 a 0 al Flamengo, clasificándose segundos en el grupo, detrás del Deportivo Milagua, con quienes igualaron en puntaje con mejor promedio de gol para los ‘rusos’.

De esta forma, el Deportivo Pudahuel se instaló en los cuartos de final del ‘Mundial Chico’, como fue llamado este torneo por la prensa de la época, disputando esta llave frente a Juventud Relámpago, equipo que representaba a Chile. En la dominguera tarde del 4 de noviembre, en la cancha de Pudahuel los locales sufrieron una bochornosa derrota por 0 a 3, alcanzando los del Relámpago su paso a semifinales. En este certamen se proclamó como campeón del primer Campeonato Monumental de Barrios el Club Deportivo San Adolfo de Nos, accediendo como premio a un torneo que se desarrolló en Argentina. El subcampeón Unión Doñihue del barrio Mapocho (Checoslovaquia) se quedó con la Copa Monumental la que medía cerca de 1,8 metros de alto.

En este certamen el Deportivo Pudahuel formó en su equipo a J. Sánchez, R. Valenzuela, J. Farfán, Silvio Pesce; O. Rivera, E. Cerón, A. Bonner, N. Flores, Carlos Bonner, A. Bonner, A. Alcaíno y Manuel Ramírez, este último fue goleador de los pudahuelinos con 3 tantos.

Equipo del Deportivo Pudahuel en 1964. Foto: diario La Nación.

 

Deportivo Pudahuel vicecampeón del Campeonato Monumental de los Barrios de 1966.

Si la participación de clubes en el torneo anterior había sido todo un éxito, el segundo Campeonato Monumental de los Barrios C.C.U. de 1963 no se quedó atrás, convocando a equipos de las ciudades de Santiago, Rancagua, San Felipe, Los Andes, La Cruz, Quillota, La Calera, Limache, Curicó y Talca. La inauguración volvió a repetirse en el Parque Cousiño el domingo 28 de abril, con la ferviente asistencia de 27.000 personas.

Esta vez clasificarían a la ronda final de los 16 mejores equipos, con ocho campeones de provincias y los ocho mejores de las eliminatorias de Santiago que se desarrollarían en siete sectores de la capital y sus alrededores. Deportivo Pudahuel integró el difícil grupo del sector denominado Barrancas-Quinta Normal, donde se proclamó campeón clasificándose dentro de los mejores 16 equipos a nivel nacional, alcanzando las semifinales.

Ya en 1964, un grupo de dirigentes que lideraban los principales clubes participantes en el Campeonato Monumental de Barrios, deciden desvincularse de la empresa de Compañía Cervecerías Unidas que hasta ese momento auspiciaba y organizaba el citado torneo, fundando la Asociación Central de Fútbol Independiente de los Barrios (AFUB), que presidió el Sr. Humberto Ramírez Segura. 

En los próximos siguientes cuatro años, como había sido en las temporadas anteriores, la ‘oncena naranja’ del Deportivo Pudahuel buscó el título de campeón del monumental constantemente, lo que hizo luchando siempre hasta las etapas finales, ocupando los lugares de vanguardia de ese torneo. En 1966, estuvo a un paso de conseguirlo, después de eliminar en semifinales al club Hermanos Clark de Los Andes. Los ‘barranquinos’ disputaron la final frente al Deportivo Brasil de la población Los Nogales-Gasco. Siendo las 16:45 horas del domingo 13 de marzo de 1967, en el mítico estadio San Eugenio (reducto del club profesional Ferroviarios), la oncena del Brasil demostró ser mejor conjunto que su adversario imponiéndose por 2 a 1, sin desconocer que Pudahuel fue un aguerrido y difícil rival que pudo haber volcado el triunfo a su favor, siendo alentado por una numerosa barra de hinchas que asistió en masa desde Barrancas. El plantel de Deportivo Brasil en su calidad de campeón, como fue tradicional, se hizo merecedor de una gira para actuar en un torneo internacional en San Juan y otro partido en Mendoza. Por su parte, Deportivo Pudahuel se hizo acreedor de la clásica Copa del Vicecampeón del Monumental de Barrios, trofeo que tenía más de 1,8 metros de altura y que permaneció por largo tiempo en las estanterías del club de la Villa Couso, hasta que en uno de los tantos desbordes del río Mapocho, el lodazal de las inundaciones lamentablemente se llevó este y otros emblemáticos galardones, perdiéndose para siempre.

DEPORTES BRASIL 2 – 1 DEPORTIVO PUDAHUEL 

12/03/1967. Estadio San Eugenio. Árbitro: Sr. Hernán Verdugo.

DEPORTIVO BRASIL: P. Méndez, E. Miranda, R. Pérez, G. Miranda y Víctor Manuel Cruz; R. Gómez y José Torres; Sergio Toro, H. Latorre, J. Carrasco, A. Carrasco y J. Valenzuela.

DEPORTIVO PUDAHUEL: Francisco Lapierre, G. Tapia, Silvio Pesce, E. Covarrubias y Juan Fredes, Ernesto Cerón y J. Naranjo; E. Ibarra, Juan Rivera: Santos Carrasco, Luis Vidal, A. Alcaíno y Raúl Fredes. 

Goles: sin información.



Copa Monumental de los Barrios, trofeo ganado por Deportivo Pudahuel como vicecampeón en 1966. Foto: diario La Nación.

 

EL DEPORTIVO PUDAHUEL FLAMANTE CAMPEÓN DEL MONUMENTAL DE LOS BARRIOS 1968.

Como era tradición desde ya hacía siete años, durante 1968 se desarrollaron las series eliminatorias del Campeonato Monumental de los Barrios, versión en la cual participaron 520 clubes desde las provincias de Valparaíso a Curicó, donde finalmente clasificaron a la fase de honor 32 conjuntos: cinco de la Liga Industrial, seis de la Liga Autobusera, 16 de provincias y cinco de la Liga Dominical de Fútbol, y ahí estuvo como todas las temporadas el corajudo y disciplinado equipo del Deportivo Pudahuel, disputando las instancias decisivas de este tradicional certamen, clasificando al selecto grupo de los 32 mejores equipos de este campeonato nacional amateur de las provincias del centro del país.

En la fase de los dieciseisavos de final, el domingo 5 de enero de 1969 en el estadio Pudahuel los locales dieron cuenta en el partido de ida del equipo de Flamengo de San Miguel, derrotándolos en un disputado encuentro por 3 a 2. Siete días después, en la revancha en condición de forastero el Deportivo Pudahuel ratificó su superioridad con un triunfo por 1 a 0, pasando a la siguiente fase del torneo.

En la ronda de octavos, el rival a vencer fue Deportivo Magallanes de la localidad de Hijuelas, instancia en la cual los muchachos de Pudahuel doblegaron en ambos partidos a los hijuelanos, sin pasar mayores zozobras, alcanzando los cuartos de final.

El club San Francisco-Bellavista, representante de la liga autobusera que había logrado llegar a iguales instancias, se convirtió en un difícil oponente a superar para el club pudahuelino. Ambos partidos de esta llave fueron de gran interés para la afición, donde el Deportivo Pudahuel se impuso como visitante ante los ‘micreros’ por 2 a 3, en reñido partido. En el encuentro de vuelta y en su cancha, con más tranquilidad Pudahuel logró la clasificación ubicándose dentro de los mejores cuatro equipos del torneo.

En semifinales Deportivo Pudahuel tuvo un difícil escollo que superar, en su visita a Conchalí cayó frente al Club 20 de Mayo de la Población Villa Moderna de esa comuna, con lo cual se vio en la obligación de ganar en Barrancas, logrando su paso a la final en una tanda de infartantes lanzamientos penales.

En la otra llave de semifinales, Deportivo Brasil también había clasificado doblegando al Deportivo Tropezón, por lo cual se repetiría la final del Campeonato Monumental de los Barrios de 1966 en donde los ‘cariocas’ se habían coronado campeones en esa temporada derrotando a los pudahuelinos.

Portada de revista Gol y Gol, que anunciaba la final entre Deportivo Pudahuel y Deportivo Brasil del Campeonato Monumental 1968.

 

LA PRIMERA GRAN FINAL

En vísperas de la final, los integrantes del Deportivo Pudahuel se tomaron este desafío con gran dedicación y seriedad. Fue tan así que la directiva determinó que los jugadores se debían concentrar todas las tardes después de su entrenamiento diario en una parcela de la localidad de Noviciado, donde velaban su preparación con un reparador descanso, una adecuada alimentación y en que principalmente se fomentaba un aliciente moral que fortalecía el espíritu de equipo. El Negro Núñez, uno de los mejores valores del equipo de Pudahuel, declaraba al diario La Nación: “el equipo se encuentra optimista y la moral de los muchachos es muy alta”. Por otra parte, su rival el Deportes Brasil del barrio Jotabeche se había concentrado en una quinta de Padre Hurtado, propiedad de uno de sus dirigentes.

El 23 de febrero de 1969, en una calurosa tarde de domingo, la oncena del Deportivo Pudahuel dirigida por su entrenador Luis Olate, pisaba el campo del Estadio Gasco para afrontar la esperada final. Desde el inicio de la brega el equipo de Deportivo Brasil, -que contaba entre sus filas con el exjugador profesional José Torres Silva ‘El Pernil Torres’, quien había vestido las camisetas de Magallanes, Santiago Morning, Deportes La Serena, entre otros -, hizo valer su condición de favorito tomando la iniciativa del encuentro, llevando el juego al campo contrario. Fue en estos difíciles momentos para la retaguardia pudahuelina, que salió a relucir el temple y la prestancia del zaguero centro José Naranjo, sumándose a esto el gran cometido de la dupla de mediocampistas formada por Héctor Núñez y Santos Carrasco. Por otra parte, el arquero pudahuelino Francisco La Pierre tuvo bastante trabajo, pero siempre supo responder frente a las peligrosas jugadas que hilvanaron los delanteros rivales.

El entrenador Olate supo plantear bien el partido con una oncena que se defendió adecuadamente, pero que también buscó los espacios para atacar con velocidad y fuerza a base de dos punteros bien abiertos y un punta de lanza que siempre estuvo expectante para aprovechar alguna ocasión de gol. Fue así, de contragolpe, como el Deportivo Pudahuel logró ponerse en ventaja con goles anotados por el wing derecho Juan Rivera y por el centrodelantero Juan Fredes, para ir al descanso con el marcador 2 a 0. A pocos minutos de iniciado el segundo tiempo, Santos Carrasco anotó el tercer tanto para la visita, resultado que parecía lapidario para el equipo de Estación Central. 

Deportivo Brasil se fue en ataque en busca de un descuento, cuestión que logró a través de un autogol concedido por un defensor pudahuelino, situación que le dio cierta esperanza para remontar el adverso marcador. Bien adentrado del partido, el volante Ahumada concretó el segundo descuento para los del Brasil, mediante un gol de muy buena factura, que de alguna manera hizo peligrar la chance del equipo de Pudahuel de llevarse una victoria. Los últimos minutos fueron los de mayor emoción con el conjunto ‘brasilero’ volcado en campo contrario buscando el empate, pero el tiempo no les alcanzó, llevándose los muchachos del Deportivo Pudahuel un valiosísimo triunfo, que como publicó la revista Gol y Gol, “Pudahuel ya tiene un pie en el avión que los llevará a Buenos Aires”, haciendo alusión al premio que sería merecedor el campeón de este certamen.

Escena en que el defensa Raúl Fredes de Deportivo Pudahuel, rechaza un ataque de los delanteros del Deportivo Brasil, en la final del Campeonato Monumental de Barrios de 1968. Foto: revista Gol y Gol.





Equipo de Deportivo Pudahuel campeón del Torneo Monumental de los Barrios 1968. Foto: diario La Nación.



EL DEPORTIVO PUDAHUEL ALCANZA LA GLORIA

Había llegado el momento que podía ser consagratorio para las huestes del Deportivo Pudahuel que, en la mayoría de las ediciones anteriores del Monumental de los Barrios, desde 1962, había sido permanente protagonista, estando a las puertas de haber obtenido el anhelado pergamino, como ocurrió ante Deportes Brasil, el mismo rival de esta final, en donde en el campeonato de 1966 el preciado galardón se les había esfumado de las manos.

Esa tarde los muchachos de Pudahuel sabían que a lo menos con un empate se consagraría como los mejores, coronándose con los laureles de los victoriosos. Además, como premio mayor el viajar a Buenos Aires llevando la representación del fútbol amateur de los barrios de Chile concitaba un estímulo adicional para el equipo.

Desde el pitazo inicial dado por el referee Sr. Juan Amagada, tanto la oncena de Deportivo Brasil como la de Deportivo Pudahuel se prodigaron en otorgar un espectáculo a la altura que merecía esta final. Los pudahuelinos entraron tomando los adecuados resguardos defensivos, cuestión que realizaron con acierto gracias a una defensa aplicada y compacta constituida por los zagueros Castillo y Naranjo. El guardapalos Lapierre se alzó como gran figura del cotejo, junto al volante de corte Héctor Núñez, que fue un baluarte en la defensa. Por su parte, el equipo de Brasil que fue amplio dominador del balón, ya que con sus arremetidas logró muchas veces ingresar al área rival, pero por impericia de sus delanteros o por superioridad de los defensores, en los momentos propicios en que tuvo para abrir el marcador no logró concretar. Bien entrado el primer tiempo, ante el cerrojo que imponía el equipo de Pudahuel, Brasil entró en la desesperación, lo que les obligó muchas veces a entrar en el juego brusco. Fue tan así que cuando corría el 40’ Gómez, uno de sus mejores elementos ofensivos, salió expulsado.

Iniciado el tiempo de complemento, Brasil se vio disminuido con la inferioridad numérica y perdió la presión que ejerció en la primera parte del partido. Pese a los espacios que dejaron los ‘brasileros’ en su retaguardia, Pudahuel no se salió de su libreto y no arriesgó una arremetida de contrataque en campo contrario, evitando un efecto boomerang de su adversario, no poniendo en peligro la cuenta de ahorro con la que contaba.

A los 25 minutos del segundo tiempo, los equipos quedaron en igualdad de condiciones, al ser justamente expulsado el jugador Carrasco de Pudahuel, ante la temeraria agresión a un rival. Pese a ello, ambos equipos no lograron establecer un claro dominio uno sobre el otro hasta el pitazo final, en que se desató la algarabía de los muchachos del profesor Luis Olate, quienes habían logrado ser legítimos campeones después de haberla peleado por siete años, con un título con olor a modestia, a esfuerzo, producto de un trabajo tesonero y disciplinado.

De esta manera se alcanzó una de las más notables hazañas deportivas de la comuna de Pudahuel, gracias a la perseverancia del club Deportivo Pudahuel, que obtuvo el Campeonato Monumental de Barrios en 1968.

DEPORTIVO PUDAHUEL 0 – 0 DEPORTES BRASIL

2/03/1969. Estadio Gasco Árbitro: Sr. Juan Amagada Público: 5.000 aprox.

DEPORTIVO PUDAHUEL: Francisco Lapierre; Raúl Fredes, Castillo, José Naranjo (25’ Casales) y Ernesto Cerón; Héctor Núñez y Luis Vidal (60’ Catalán); Santos Carrasco, Juan Rivera, Juan Fredes (47’ Silvio Pesce) (85’ Miguel Tapia)) y S. Naranjo. DT Luis Olate. Ayudante Técnico Luis Sánchez.

DEPORTES BRASIL: Ulloa; Espieto, Fuentes y Manuel Cruz (hermano de Humberto ‘Chita’ Cruz Silva); Durán y J. Toro; Sergio Toro (Ahumada). Gómez (Carrasco), Latorre (Hurtado) y Sepúlveda. DT José Torres Silva.


Plantel de Deportivo Pudahuel campeón del Torneo Monumental de los Barrios 1968. Foto: revista Gol y Gol.



Luis Sánchez ayudante técnico y Luis Olate director técnico del Deportivo Pudahuel campeón en 1968. Foto: revista Gol y Gol.

 

 

LA INÉDITA GIRA DEL DEPORTIVO PUDAHUEL A BUENOS AIRES

Como premio por haberse coronado campeón del Monumental de los Barrios 1968, el plantel del Deportivo Pudahuel se hizo merecedor de la tradicional gira a Argentina para participar en varios partidos amistosos, encuentros que fueron pactados por la Embajada de Chile en Buenos Aires.

La delegación ‘pudahuelina’ viajó a la capital bonaerense el 19 de marzo de 1969, encabezada por Sr. Humberto Ramírez Segura, presidente de la Asociación Central de Fútbol Independiente de los Barrios (AFUB), institución que organizó el periplo de los deportistas con la colaboración del Sr. Marco Antonio Rocca y Sr. Guido Ossandón, funcionarios de la Dirección de Deportes del Estado de Chile de la época.

Las atenciones recibidas de parte de los clubes trasandinos y de los funcionarios de la embajada chilena en Buenos Aires, especialmente del Agregado Laboral Sr. Alejandro Sepúlveda y del Agregado de Prensa Emilio Benavides, fue de una gentileza inconmensurable hacía la comitiva pudahuelina, coronando con el mejor de los éxitos la gira efectuada.

En lo futbolístico, el Deportivo Pudahuel inició los desafíos de la gira enfrentado al club representante de la fábrica de neumáticos FATE (Fabrica Argentina de Telas Engomadas), con un triunfo para los argentinos, donde el partido se jugó en un clima de fraternidad y corrección, destacando las atenciones entregadas posteriormente al match a los chilenos por el equipo local.

El segundo lance se llevó a cabo enfrentando al Club Luz y Fuerza, agrupación deportiva del sindicato de la Federación Argentina de Trabajadores de la energía eléctrica, con el que se empató 2 a 2.

El triunfo para Pudahuel vendría en el siguiente encuentro, con un contundente marcador de 3 a 0 para la victoria ante el club representativo de la empresa de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

En la despedida, los chilenos cayeron decorosamente por 2 a 3 ante el equipo de Vestuario y Colecciones, que es era uno de los mejores equipos de la liga industrial de la capital argentina.

La revista Gol y Gol publicaba en uno de sus artículos: “Una buena actuación cumplió en Buenos Aires el club Pudahuel, campeón del Torneo Monumental de Fútbol… Es en buenas cuentas, una excelente actuación la que cumplió la delegación presidida por Humberto Ramírez Segura”.

Equipos del Luz y Fuerza de Argentina y Deportivo Pudahuel de Chile, partido en que igualaron 2 goles a 2, en gira de los pudahuelinos por Buenos Aíres en marzo de 1969. Foto: revista Gol y Gol.



EPÍLOGO

Dado que esta crónica se inspiró a propósito que, en mis afanes investigativos del balompié, casualmente mientras hojeaba una revista de Los Sports de 1925, encontré una amarillenta imagen de una oncena del equipo (Balompié) Deportivo Pudahuel y la historia de su fundación, hallazgo que desató mi espíritu sabueso, preguntándome: ¿si este equipo sería el mismo Deportivo Pudahuel que había escuchado y que actualmente existe en esta comuna?

En agosto del año pasado pude visitar la Villa Couso y sus alrededores, después del aluvión de junio, donde una vez más el rio Mapocho se desbordó inundando varias viviendas del lugar, y por agregado la cancha del Deportivo Pudahuel que fue destrozada totalmente por el lodazal.

En este contexto pude conocer al Sr. Miguel Tapia, presidente del Deportivo Pudahuel, lo mismo que a otros dirigentes y a Don Miguel Tapia Arce, padre del presidente del club, hombre octogenario, amable y orgulloso de los trabajos que alguna vez realizó y también de sus pretéritas andanzas deportivas.  Él fue el faro que iluminó y le dio certeza a mi hipótesis.  Fue así, como Don Miguel abrió varias puertas a mi investigación: “Siendo un niño llegué a la hacienda en 1950, trabajé en ella como ‘llavero’ (entregaba, anotaba y llevaba el control de las herramientas que los trabajadores debían devolver al final de la jornada en el campo), por tanto, conocí la Casona de la Hacienda Pudahuel en aquellos años”. Al investigar sobre los lugares históricos del club, Don Miguel me lleva y me muestra el campo hoy sembrado, donde se ubicaba la antigua cancha de fútbol, detrás de la casona, y que el patrón ordenó cambiar, ya que las tierras donde se encontraba eran fértiles para la siembra y estaban siendo desperdiciadas. Entonces la cancha fue traslada hacía el sur por delante de la casona, al borde del río y del camino ‘La Botella’, donde permanece actualmente. También me indica donde alguna vez se encontraba la casona patronal: para mi asombro, ahí estaban los gigantes árboles: palmeras y pinos, como vivos testigos de esos más de cien años, los mismos árboles que se observan en esa imagen que encontré de la casona en esa vieja revista de Los Sports de 1925.

Don Miguel me cuenta de los años dorados de su club en la década del 60’ en los Campeonatos Monumental de los Barrios, de aquella gigantesca copa que obtuvieron como vicecampeones en 1966 y que años después el río Mapocho caprichosamente se llevó. Y de ese glorioso campeonato Monumental que obtuvieron en 1968, equipo del cual él fue parte donde le ganaron la final al equipo del ‘Pernil’ José Torres (Deportivo Brasil), y que como premio de aquello viajaron en una gira a Buenos Aíres, donde enfrentaron muy dignamente a férreos rivales de equipos representantes de fábricas y empresas de la capital trasandina. En una entrevista el año 2005, Don Miguel Tapia declaró: “A partir del año 1962 la CCU organizó un campeonato nacional de fútbol amateur que perduró hasta 1969, participaron aproximadamente 400 equipos de todo Chile, (…) disputamos cuatro veces el título y en 1968 fuimos campeones y en marzo del año siguiente fuimos a Buenos Aires como premio, donde jugamos un cuadrangular donde salimos segundos…”

El Deportivo Pudahuel en la actualidad continúa siendo una gran institución, donde sus jugadores, socios e hinchas siguen participando en las competencias deportivas locales y en diversas actividades sociales, manteniendo viva la memoria de aquellos campesinos, que hace 104 años dieron vida al club más antiguo de Barrancas.  


Don Miguel Tapia Arce, atrás se observa los vestigios del parque donde se ubicaba la Casona de la Hacienda de Pudahuel. Foto: Heriberto Llanos

 

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