Es conocimiento de todos que el Campeonato Mundial de Fútbol realizado en Chile en 1962, ha sido hasta el día de hoy el evento futbolístico más importante que se ha disputado en territorio nacional, con toda la mística, además de mitos y leyendas que rodean a este evento deportivo.
Desde cómo se gestó su realización, pasando por el fallecimientos de dos de los dirigentes claves en la organización del torneo antes de la realización del mismo, como fueron los de Juan Pinto Durán (3/11/1957) y Carlos Dittborn Pinto (28/04/1962), hasta el cómo se llevó a cabo, luego del terremoto de 9.5° de la escala de momento sísmico ocurrido en la ciudad de Valdivia en 1960- Hasta el día de hoy es el movimiento telúrico más devastador que ha azotado el planeta, y que en suelo nacional produjo miles de víctimas, lo que generó incertidumbre sobre la factibilidad de desarrollar el magno evento.
Entre tanta dificultad previa, el evento se logró desarrollar, trayendo a grandes selecciones y, para muchos, reuniendo a los jugadores más importantes del fútbol mundial de la época, tales como Alfredo Di Stefano, Ferenc Puskas, Pelé, Garrincha, Lev Yashin y Bobby Charlton, entre otros, quienes tuvieron dispares presentaciones. Mientras algunos pudieron jugar y destacar dentro del Mundial, otros sufrieron por la irregularidad o las lesiones, que no les permitieron disputar el evento planetario como era su deseo y el de todo quien apreciara el buen fútbol.
Estadio Chilena de Tabacos
A lo largo del país las escuadras mundialistas estuvieron en distintos lugares de hospedaje y centros de entrenamiento. Uno de ellos fue el estadio de fútbol perteneciente a la Compañía Chilena de Tabacos, inaugurado en 1949 en Valparaíso como un lugar de esparcimiento para sus trabajadores y foco deportivo importante para todo deportista porteño durante años.
El estadio estaba ubicado a un costado de la población Chilena de Tabacos en el Barrio O´Higgins, populoso cerro de Valparaíso, reconocido por el entorno deportivo que manifestaba durante aquellas décadas, el cual fue ocupado como centro de entrenamiento por las representaciones de Brasil, Checoslovaquia y México, además de albergar partidos preparatorios de alguno de los países mundialistas, particularmente para los del grupo con sede en Viña del Mar.
La selección brasileña, instalada en el sector de El Retiro de Quilpué, optó por realizar sus prácticas en público en las instalaciones de la Compañía Chilena de Tabacos.
Es así como el jueves 24 de mayo de 1962, como parte de su preparación para la defensa de su título mundial conseguido en Suecia 1958, el seleccionado de Brasil pacta para las 15:00 horas un primer entrenamiento de realidad de juego contra terceros, el que en el papel sería de fácil trámite, sin embargo se encontraron con un rival que los llevó a tomarse el encuentro en serio por varios pasajes y demostrar el por qué eran los actuales campeones mundiales.
En lo que debía ser un entrenamiento privado a puertas cerradas, porque el estadio de la ‘Chiletabacos’ era un recinto pequeño, con capacidad cercana a las 2.500 personas, por lo que no podía albergar un partido donde la expectación fuera grande, pero el reducto se vio invadido por el doble de aficionados.
¿Por qué? Porque aparte de la atracción de ver a los vigentes campeones del mundo, su rival sería el club representativo de la ciudad de Valparaíso en el profesionalismo, Santiago Wanderers, que venía de hacer una muy buena campaña el año anterior, coronándose como campeón de Copa Chile Green Cross 1961, y terminando sextos en el campeonato de Primera División. Esto provocó que la gente se agolpara en masa buscando de alguna manera poder ver un partido que solo se da una vez en la vida, por lo que los organizadores se vieron forzados a cambiar los planes y permitir el ingreso a los hinchas, deseosos de ver buen fútbol de parte del entonces campeón mundial, y ver en acción a su principal figura, el joven de 21 años, Edson Arantes do Nascimento, Pelé, quien había deslumbrado en Suecia cuatro años antes, pero también atraídos por lo que podría ofrecer el cuadro porteño como examinador, ante tales figuras mundiales que se encontraban en Valparaíso.

“Pelé, su gran astro, accionó tranquilo. Hizo varias cosas excelentes. Su gol fue notable. De su sello tan personal, entre varios defensores, para luego ubicar el balón, justo en el ángulo donde Olivares nada tenía que hacer” (El Mercurio de Valparaíso, 25/05/1962).
Se estima que en el recinto deportivo del barrio O’Higgins había aproximadamente entre 4.000 y 5.000 personas, sin considerar a quienes podían ver sin problema desde sus casas, ubicadas en la población de la compañía tabacalera, además de quienes se instalaron en diversos accesos y lugares cercanos, donde podrían tener alguna visibilidad, aunque fuera mínima, del encuentro.
Incluyendo esa variante, fácilmente se podrían agregar otros 1.000 espectadores más, llegando a un total de cerca de 6.000 espectadores.

Así lo reafirmaba el diario El Mercurio de Valparaíso: “No era para menos. Un entrenamiento del seleccionado de Brasil con el conjunto de Wanderers tenía que despertar gran expectación. Era en privado, para evitar una afluencia extraordinaria de público que sólo habría producido serios trastornos. La capacidad del estadio de la Chilena -hermoso campo que agradó mucho a los brasileños-, tiene capacidad muy limitada. Un encuentro como ese, aun cuando fuese de práctica, era para llenar cualquier estadio local. Nunca para un partido de fútbol, hubo tanto público en ese recinto. Iban a jugar Pelé, Didí y otros astros que forman en el cuadro que se tituló campeón en el torneo de Suecia en 1958” (El Mercurio de Valparaíso, 25 de mayo de 1962).
En contraposición a lo señalado por el diario porteño, la revista Estadio, una semana después yprevio al inicio de la justa mundial, en su crónica titulada: ‘Responsabilidad de Campeón’, daba a entender que dichos partidos se jugaron bajo ninguna restricción en particular. Es más, seguramente por desconocimiento y algo de centralismo, detalla que el recinto deportivo donde Brasil centralizó sus prácticas se situaba en Viña del Mar y no en la parte alta de Valparaíso.
“Los brasileños en cambio, como siempre, no impusieron ninguna limitación. La suya es una aleccionadora política de ‘puertas abiertas’, de convivencia directa y sin protocolos. ‘No tenemos nada que esconder ni nada nos molesta -dijeron desde el primer momento-. Por el contrario -agregó un dirigente- los jugadores se sienten mejor respaldados con este afecto popular’. Han conversado con quien quiera verlos, han entrenado en público, han repartido globos y golosinas a los niños. En su conducta han sido unos verdaderos campeones. Ahora bien, ¿cómo serán en la cancha?” (revista Estadio N° 992, 31/05/1962).
Si hasta la revista especializada ‘Gol y Gol’ confundía la locación, señalando a Las Salinas (Viña del Mar) como el centro de operaciones del ‘scratch’, y no a la cancha de la Chiletabacos.

Entre tanto público presente, entre los que más destacaron fueron los dirigentes de las selecciones de Checoslovaquia y México, además del plantel completo del cuadro azteca, con quienes los brasileños compartían grupo junto a checoslovacos y españoles. Por ese hecho, los del ‘Scratch’ no exhibieron toda su capacidad en el campo de juego al tener a sus rivales de la fase grupal observando el partido de entrenamiento ante el elenco wanderino.

¿Partido o entrenamiento?
El encuentro como tal no fue así, ya que nunca perdió la esencia de un entrenamiento y no se disputó en dos tiempos continuos. Se seccionó en tres partes. Primeramente se jugó un tiempo de 45 minutos entre ambos equipos con sus elementos titulares. Acabada la primera sección se enfrentaron titulares y reservas de Brasil, más algunos jugadores caturros que reforzaron para completar el equipo B o suplente de los brasileños. Para finalizar otro encuentro de 45 minutos, pero esta vez, entre el equipo B de Brasil, nuevamente contra el primer equipo de Santiago Wanderers, que se presentaron algunos cambios respecto del primer enfrentamiento.
En la primera parte, los equipos se conformaron de la siguiente forma:
Santiago Wanderers, dirigido por el técnico Sergio Cruzat, formó con: Juan Olivares; Alberto Valentini, Luis Acevedo, Hugo Berly, Manuel Canelo; Jorge Dubost, Eugenio Méndez, Jesús Picó, Carlos Reynoso, Ricardo Díaz y Carlos Hoffmann.
En tanto, la selección de Brasil a cargo de Aymoré Morerira, presentó a: Castilho; Djalma Santos, Mauro, Altair; Zito, Zózimo; Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Pepe. El partido de entrenamiento comenzó bajo la atenta mirada del árbitro brasileño Joao Eitzel Filho.
Desde un inicio, el Scratch no perdió el tiempo y a los 3 minutos Vavá abrió el marcador luego de recibir un pase en profundidad de Pelé, para batir al meta Juan Olivares con un remate cruzado a media altura.

Sin parar la intensidad, a los seis minutos y medio, Pelé, en una acción personal, se pasó a tres defensas y con un ajustado disparo a una esquina lograría el 2-0 mostrando todos sus pergaminos y haciendo que el público asistente disfrutara y cumpliera las expectativas por las que estaban ahí.
El equipo porteño sintió el golpe y apurando el juego buscó hacerle frente a la verdeamarela y acercarse al descuento, acción que les dio resultado, porque luego de un pase de Jesús Picó a Carlos Reynoso, donde el arquero sale a destiempo, lo aprovecharía Carlos ‘Colorado’ Hoffmann para marcar el tanto de descuento a los 8 minutos, lo que cambió el ritmo del partido. Sin mayores cambios pasaron los minutos buscando marcar la diferencia, pero sin hacerse mayor daño y manteniendo el juego limpio, terminando el encuentro con resultado favorable a la canarinha por 2-1.
A continuación, jugaron la selección titular brasileña (amarillos) contra los reservas (azules), con apoyo de algunos elementos caturros, terminando igualados a un tanto con los goles de Amarildo para los reservas y Didí para los titulares, luego que el defensa Alberto Valentini, uno de los elementos wanderinos que prestó apoyo, cometiera una falta dentro del área a ‘Mané’ Garrincha y el árbitro cobrara el penal.

Finalmente, se juega otro partido de solo 45 minutos, esta vez entre Brasil B y Santiago Wanderers, que presentó modificaciones respecto al primer equipo, ingresando Jaime Salinas por Jorge Dubost, Guillermo ‘Yemo’ Díaz por Carlos ‘Colorado’ Hoffmann, y un espigado joven de solo 15 años, desconocido para muchos, de nombre Elías Ricardo Figueroa Brander (nac. 25/10/1946), quien ingresaba por Hugo Berly.
Brasil B formaba con Castilho; Jair Marinho, Bellini, Mauro, Zequinha, Jurandir, Jair, Mengalvio, Coutinho, Amarildo y Pepe.
Hay una diferencia marcada de los reservas de Brasil, porque después, entre los nervios y el dinamismo propio del juego, Santiago Wanderers se transforma en un enconado rival, dando como resultado un entretenido y bien jugado partido, que terminó con el cuadro de Valparaíso siendo el vencedor por 1-0. El gol del triunfo lo anotó Eugenio ‘Pastelito’ Méndez a los 15 minutos, tras recibir un pase en profundidad de Ricardo ‘Negro’ Díaz.
“No se esperaba mucho de Wanderers, que no fuera lucir entusiasmo y padrón de juego ante tan soberbio adversario. Sin embargo, el fútbol ofrece muchas sorpresas y ayer hubo una más. Todos fuimos a ver a Brasil. A verlo -sinceramente- ganar por goleada, o sobrado. Sin embargo, si bien mostró algo de las ricas virtudes de algunos de sus astros, Wanderers se transformó en un ‘sparring’ sobresaliente, que motivó los mejores elogios de técnicos y dirigentes de la C.B.D. Wanderers no fue ‘cola de ratón’. Fue más bien, un rival capacitado y caballeroso de los brasileños, que hizo honor al fútbol chileno. Se jugó con coraje, con muy buenos planteamientos de juego. Es un mérito de Sergio Cruzat, su nuevo entrenador. Wanderers brindó así una presentación muy satisfactoria, con defensa firme y resuelta, y un ataque que, muy bien orientado por Jesús Picó, exigió bastante a la magnífica defensa de Brasil, que debió extremar sus recursos ante la sorprendente faena de los ágiles adversarios. Es indudable que fue un entrenamiento. Pero con buen fútbol. Limpio y cabal” (El Mercurio de Valparaíso, 25/05/1962).
Mientras que el técnico campeón mundial, Aymoré Moreira, elogió el juego de la escuadra porteña, al señalar: “Wanderers resultó un sparring magnífico, sencillamente óptimo, me sorprendió su rendimiento, su buena marcación y magnífico desplazamiento de ataque”.

Dos tiempos de práctica jugó Brasil ante Santiago Wanderers (foto: diario La Unión de Valparaíso, 25/05/1962).
También con Everton
Luego de ese atractivo encuentro, Santiago Wanderers volvería a pisar el pasto de la cancha de la Compañía Chilena de Tabacos, el viernes 25 de mayo de 1962, en un partido de carácter amistoso poco recordado y menos mencionado, esa vez contra la selección de Checoslovaquia, cuando con un público cercano a los 2.000 espectadores, los europeos derrotaron sin mayores sobresaltos a los caturros por 3-0, con las anotaciones de Jozef Adamec a los 10’ y 42’, y de Josef Jelínek a los 15’, en otro encuentro disputado en un solo tiempo de 45 minutos.
La escuadra brasileña tendría otro partido de carácter amistoso, enfrentando a Everton de Viña del Mar el domingo 27 de mayo de 1962 en el Estadio Sausalito, al que apabulló con un contundente 9-1.

En el resumen, Brasil volvería a lograr el éxito obtenido en la Copa del Mundo de Suecia 1958, coronándose consecutivamente como campeón mundial, derrotando en la final disputada el 17 de junio de 1962 en el Estadio Nacional, a la propia Checoslovaquia por 3-1.
Santiago Wanderers, ese mismo año obtendría el séptimo lugar en el campeonato nacional de Primera División, y lograría llegar a semifinales de la Copa Chile 1962, mostrando regularidad en su rendimiento.

Fuentes:
- Diario: La Unión de Valparaíso, La Estrella de Valparaíso y El Mercurio de Valparaíso
- www.memoriawanderers.cl
- Revista Estadio N° 992, 31/05/1962
- Revista Football (Francia)
- Revista Gol y Gol
- Nicolás Aguilera, socio Asifuch (foto portada)
Autores: Gonzalo Freire y Carlos Campos