Inicio Selección Chile un viaje frustrado de golpe. La selección chilena y el 11 de septiembre de 1973

Chile un viaje frustrado de golpe. La selección chilena y el 11 de septiembre de 1973

Por ASIFUCH

A fines de 1973, y tras haber superado a Perú, la selección chilena tuvo que jugar el repechaje por un cupo al Mundial de Alemania 1974, contra la Unión Soviética [1]. La delegación nacional, dirigida por Luis ‘Zorro’ Álamos y conformada mayoritariamente por los jugadores de Colo Colo, que pocos meses antes habían alcanzado la final de la Copa Libertadores de América, emprendería originalmente su viaje a la Unión Soviética el 11 de septiembre de 1973. Sin embargo, ese día los únicos aviones que despegaron de suelo chileno fueron los dos Hawker Hunter que bombardearon el palacio de La Moneda y que, junto al resto de las Fuerzas Armadas chilenas, perpetraron el golpe de estado que derrocó al legítimo y democrático gobierno de la Unidad Popular (UP).

En ese contexto, en el que el nuevo régimen desplegaba el peor terrorismo de estado que haya conocido nuestro país, el duelo futbolístico, evidentemente, se politizó, y no era para menos si tenemos en cuenta que, semanas después del derrocamiento de Salvador Allende, la selección se jugaría buena parte de su clasificación al Mundial en el estadio Lenin de Moscú. Además, y tras el brutal golpe de estado -y con la evidencia de que la dictadura se abocaba a la persecución y exterminio de la izquierda chilena, política en la que fue sistemáticamente utilizado el Estadio Nacional-, la URSS rompió relaciones con la dictadura, y decidió no transmitir el partido de ida. 

Con todo, lo que más politizó el partido fue la instrumentalización que hizo de él la dictadura militar. Por concejo de los propios dirigentes de la Asociación Central de Fútbol (ACF), el régimen intentó utilizar al seleccionado para mostrar que en Chile se vivía con “normalidad”, y así intentar limpiar su imagen, la que a nivel internacional ya era sinónimo de terrorismo y violación sistemática de derechos humanos. De ese modo, y pocos días después del golpe, el representativo futbolístico nacional emprendió su viaje a Moscú, en el primer vuelo civil que despegaba de suelo chileno desde el derrocamiento de Salvador Allende.

Si bien el partido de ida, disputado el 26 de septiembre en el estadio Lenin de Moscú, no se transmitió ni por radio ni televisión, y que la prensa deportiva nacional tenía muy bajas expectativas de que la selección pudiese lograr la clasificación al Mundial, lo cierto es que los periódicos chilenos le dieron una gran cobertura al viaje del equipo. La noción de había escasas posibilidades de lograr la clasificación se debían a que la prensa especializada no ocultaba la superioridad manifiesta, deportiva, física y también económica y geopolítica, de los europeos.

En la previa del encuentro, el diario El Sur de Concepción rogaba porque el equipo chileno consiguiera un resultado que no hipotecara el enfrentamiento de vuelta. Por eso es que se valoró que el ‘Zorro’ Alamos propusiera un esquema de juego claramente defensivo, cuyo único propósito, sin ambigüedades, era ir a Moscú a mantener el cero y conseguir el empate. Con todo el equipo metido atrás, el único que tuvo permiso para improvisar arriba fue Carlos Caszely, de quien se esperaba que, tras capturar alguna pelota y gracias a su característica habilidad, pudiese hacer algo de tiempo con el que dar algo de respiro a una zaga que, como se esperaba, se la pasó todo el partido defendiendo los pelotazos que, una y otra vez, mandó la URSS al área chilena. En palabras de Álamos, los soviéticos “Nos dejaron morados a pelotazos”. 

No obstante, y con una defensa heroica, formada por Elías Figueroa y Alberto Quintano en el centro, y con Juan Machuca y Antonio Arias por las bandas, la selección consiguió lo que el diario El Mercurio llamó “un empate triunfal” y “un punto de oro”. No era para menos, si el propio adiestrador nacional reconoció, “tras 90 minutos asfixiantes” en los que se pasó “mirando la hora”, que hasta “con el 0-1 me hubiera conformado” [2] . Según Carlos Caszely “tuvimos una oportunidad en el minuto 42 del segundo tiempo, que fue la única vez que llegamos al arco del arquero ruso, pero sí quedamos conformes porque sabíamos que acá en Chile de vuelta íbamos a ganar” [3] .

Efectivamente, para los seleccionados, y también para la prensa nacional especializada, el resultado fue tomado como un triunfo, sobre todo porque en esa época se pensaba que la Unión Soviética constituía una fuerza futbolística de primer orden a nivel mundial. El ‘Zorro’ Álamos subrayó esa lectura cuando, al regresar a Chile, afirmó que “Chile, un país tan chico, superó a un país muy grande, en el medio de ellos y eso es lo que para mí enaltece”, al punto de considerarlo un resultado que coronaba su extensa y galardonada carrera deportiva [4]

Nada más terminar el partido de ida se empezó a especular con que el seleccionado soviético podría decidir no venir a jugar el partido de vuelta en Santiago. El argumento de sus dirigentes era que no se podía jugar fútbol en el Estadio Nacional, debido a que éste había sido profanado por la sangre de los 30 mil presos políticos que sufrían ahí, en sus propios cuerpos, los efectos de la represión de la dictadura. Valentín Granatkin, presidente de la asociación soviética de fútbol y uno de los vicepresidentes de la FIFA, sostuvo que jugar en Chile iba contra “la ética deportiva”, ya que “en ese país reina el terror” [5].

La insistencia de los soviéticos ante la FIFA por cambiar la sede del partido, causó gran indignación en la prensa chilena, la que, producto de la férrea censura que se aplicó tras el golpe de estado, se encontraba alineada con el discurso de restauración del nuevo régimen. Ante la denuncia de la sistemática violación de derechos humanos por parte del régimen, la prensa chilena arremetió, paradójicamente, en el terreno de la moral. Hugo Gasc, conspicuo periodista de El Mercurio, espetó que Chile podía ser un “país pequeño, subdesarrollado, pero en materia de dignidad no nos vienen a dar lecciones, menos en el deporte” [6]. La presión soviética, que manejaba los votos del bloque comunista, obligó a la FIFA y a su presidente Stanley Rous, a intentar convencer a los dirigentes chilenos de cambiar la sede del partido de revancha hacia otro país o, al menos, a otra ciudad [7]. De hecho, Polonia y la República Democrática Alemana (RDA), durante las primeras semanas de noviembre, solicitaron una reunión especial del comité ejecutivo de la FIFA con el objetivo de interceder en favor de la demanda soviética [8]

Ante esa arremetida, Elías Figueroa argumentó que “por ningún motivo Chile debe dar facilidades. No tenemos por qué jugar en una cancha neutral, ni aceptar la postergación del partido contra la URSS, nosotros ya estamos clasificados para el Mundial”. Una posición similar fue la del diario El Mercurio, que sostenía que los soviéticos “se excluyeron ellos mismos al negarse a jugar con Chile” [9]. En una reunión realizada en Alemania, la FIFA determinó enviar una misión, compuesta el brasileño Abilio D´Almeida y el suizo Helmuth Kaezer, a comprobar si el Estadio Nacional, que estaba siendo ocupado como campo de detención, tortura, asesinato y desaparición, era un recinto apto para recibir un partido de fútbol válido por las clasificatorias a la Copa del Mundo de Alemania 1974. En Chile los enviados por la FIFA fueron recibidos por el nuevo régimen como invitados de honor, el cual les entregó todas las garantías de que el partido podría llevarse a cabo sin ningún problema, y que el seleccionado soviético, aunque fuera comunista, sería recibido como un amigo de la gran hermandad deportiva. 

Los veedores se dirigieron al Estadio Nacional, que fue especialmente preparado para entregar una sensación de “normalidad”, a pesar de que todavía había en el recinto miles de personas detenidas en sus camarines y escotillas. Antes de dejar el país, los dirigentes de la FIFA declararon a la prensa que “Chile será la sede del partido”, que se iban “con la mejor impresión del pueblo de Chile, del país y de sus gobernantes”, y que “la realidad chilena será dada a conocer a todo el mundo a través de FIFA News”. De ese modo, la portada del 4 de noviembre de 1973 de El Mercurio sostenía que “la FIFA informó al mundo que la vida en Chile es normal”, lo que demostraba que para el máximo organismo internacional del fútbol el nuevo régimen chileno era legítimo [10]. Como respuesta a esa decisión de la FIFA, que entregaba un enorme respaldo a la dictadura, la URSS decidió boicotear el partido y no presentarse a jugar en el Estadio Nacional de Santiago. En sus propias palabras, “jugar el partido en Chile es imposible”, sobre todo en el Estadio Nacional, que estaba siendo “utilizado como campo de concentración y ejecuciones, luego del golpe militar del 11 de septiembre”. La prensa chilena, adoptando el discurso de las organizaciones democráticas que se opusieron a la Unidad Popular -como los gremios de camioneros o del comercio detallista-, arremetió en el terreno de la moral. En concreto, argumentaron que los soviéticos eran malos deportistas, debido a que mezclaban la política con el deporte.

De ese modo, el diario El Austral, de Temuco, publicó el 17 de noviembre una imagen en que se mostraban las alineaciones de la selección chilena y el equipo Z, por el inexistente Plan Z. Este supuesto “Plan Z” fue una invención del régimen militar, para justificar la brutalidad del golpe de Estado, en la que se decía que las FF.AA. habían intervenido el 11 de septiembre para evitar que la UP realizará un supuesto autogolpe con el objetivo de instaurar una dictadura comunista [12]. Según El Austral, ese partido, entre “Chile”; que jugaba con “patriotismo”, “orden”, “construcción” y “respeto”, y el “equipo Z”; que lo hacía con “proselitismo”, “activismo”, “inmoralidad” y “traición”, el Chile de la restauración dictatorial se impondría a los soviéticos y, en definitiva, al Chile de la UP. A través de “simplificaciones acentuadas desde el punto de vista emocional [13], producidas en el marco de los enfrentamientos futbolísticos con la URSS, la prensa chilena difundió el discurso de restauración dictatorial, profundamente anticomunista, del nuevo régimen militar. De hecho, como los soviéticos no se presentaron finalmente a jugar en Santiago, la clasificación chilena al mundial fue representada por la prensa, y el régimen, como la confirmación de la victoria de Chile sobre el marxismo. Bajo ese relato “el comunismo encarnaba todo lo negativo, inmoral, irracional y disolvente” para los que se consideraban como los valores propios de la chilenidad [14]

Finalmente, el partido se disputó a fines de noviembre, con alrededor de 15.000 asistentes, la selección chilena en cancha y sin la presencia de los soviéticos, quienes cumplieron el deber ético de negarse a jugar en lo que era un campo de concentración, secuestro, tortura, asesinato y desaparición. El llamado “partido fantasma”, porque no había un adversario con el cual jugar, se inició cuando el locutor del Estadio Nacional comunicó que, como la URSS no se encontraba en la cancha, la selección procedería a “marcar el gol del honor” para demostrar que los chilenos cumplían con sus compromisos (ver en fig. 1).  Haciendo el saque inicial desde el centro del campo, y luego de un par de toques, Francisco Chamaco Valdés infló las redes de un arco vacío, en lo que Estadio llamó un show barato. Sin embargo, pareciera que, en realidad, ese día la selección tampoco estuvo en la cancha, ya que luego disputó un amistoso contra el Santos de Pelé, que sin Pelé –porque estaba lesionado-, le dio un baile a la roja que terminó con un lapidario 0-5 en contra. Así, y mientras Colo Colo 73 fue un cuadro identificado con el gobierno popular, la selección que jugó el repechaje contra la URSS, y luego el Mundial de Alemania 1974, se transformó, producto del relato que la prensa deportiva chilena construyó, y a pesar de tener muchos jugadores con cercanía a la UP, en la selección de la restauración dictatorial.

 

 

Partido de IDA.

Competición: Repechaje clasificatorio a Copa Mundial de Fútbol Alemania Federal 1974

Instancia: Partido de ida

Fecha: miércoles 26 de septiembre de 1973

Lugar: Lenin Central Stadium

Ubicación: Unión Soviética Moscú

Asistencia: 48891 espectadores controlados

Descanso: 0-0

Final: 0-0

Cuerpo arbitral del partido

Árbitro: Brasil Armando Nunes Castanheira da Rosa Marques

Árbitro asistente 1: Alemania Democrática Günter Männig

Árbitro asistente 2: Finlandia Martti Hirviniemi

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. CHILE
Esquema táctico: 4-3-3
Titulares
1 - Yevhen Rudakov (Dinamo Kyiv)
2 - Revaz Dzodzuashvili (Dinamo Tbilisi)
3 - Mykhaylo Fomenko (Dinamo Kyiv) Amonestado
4 - Yevgeny Lovchev (Spartak Moskva)
5 - Volodymyr Kaplychnyi ( C ) (CSKA Moskva)
6 - Viktor Kuznetsov (Zorya Voroshilovhrad)
7 - Volodymyr Muntyan (Dinamo Kyiv)
8 - Oleg Dolmatov (Dinamo Moskva)
9 - Arkady Andreasyan (Ararat Yerevan)
10 - Volodymyr Onyshchenko (Zarya Luhansk)
11 - Oleh Blokhin (Dinamo Kyiv)
Director técnico: Unión Soviética Yevgeny Goryansky
Sustituciones
30' Anatoli Kozhemyakin (ingresó por Arkady Andreasyan)
45' ET Vladimir Gutsaev (ingresó por Oleg Dolmatov)
Esquema táctico: 4-2-3-1
Titulares
1 - Juan Segundo Olivares Marambio (Unión Española)
2 - Juan de Dios Machuca Valdés (Unión Española)
4 - Alberto Fernando Quintano Ralph (Cruz Azul)
5 - Elías Ricardo Figueroa Brander (Internacional)
6 - José Antonio Arias Mujica (Unión Española)
8 - Juan Rodríguez Vega (Atlético Español)
10 - Guillermo Alejandro Páez Cepeda (Colo-Colo)
16 - Sergio Alberto Ahumada Bacho (Colo-Colo)
12 - Francisco Segundo Valdés Muñoz (Colo-Colo) Capitán
22 - Leonardo Iván Véliz Díaz (Colo-Colo)
14 - Carlos Humberto Caszely Garrido (Levante)
Director técnico: Chile Luis Alberto Álamos Luque.
Sustituciones;57' Julio Crisosto (ingresó por Leonardo Véliz)

 

Partido de Vuelta

Competición: Repechaje clasificatorio a Copa Mundial de Fútbol Alemania Federal 1974

Instancia: Partido de vuelta

Fecha: Miércoles 21 de noviembre de 1973

Lugar: Estadio Nacional

Ubicación: Chile Santiago

Árbitro: Austria Erich Linemayr

CHILE

Esquema táctico: 4-3-3

Titulares:

Juan Segundo Olivares Marambio (Unión Española)

 

Juan de Dios Machuca Valdés (Unión Española)

Alberto Fernando Quintano Ralph (Cruz Azul, MEX)

Elías Ricardo Figueroa Brander (Internacional, BRA)

José Antonio Arias Mujica (Unión Española)

 

Francisco Segundo Valdés Muñoz (Colo-Colo) Capitán

Juan Rodríguez Vega (Atlético Español, MEX)

Guillermo Alejandro Páez Cepeda (Colo-Colo)

 

Carlos Humberto Caszely Garrido (Levante, ESP)

Carlos Enzo Exequiel Reinoso Valdenegro (América, MEX)

Sergio Alberto Ahumada Bacho (Colo-Colo)

 

Director técnico: Chile Luis Alberto Álamos Luque

 

Autores nota : Manuel Sánchez y Diego Vilches

[1] Originalmente el grupo sudamericano que disputó la selección chilena la emparejó con Venezuela y Perú. El ganador de esa llave tenía que jugar un repechaje contra un rival europeo. Sin embargo, Venezuela desistió de participar en las eliminatorias, por lo que, en una primera fase, Chile se tuvo que eliminar solo con Perú.
[2] El Mercurio de Santiago, 27 de septiembre 1973, 1, 5 y 8. “La hazaña de los héroes de Moscú”, en El Mercurio de Santiago, 25 de noviembre 1973, 1. “Decir hazaña es muy poco”, en Estadio Nº 1575, Santiago, 16 de octubre 1973, 34-38

[3] Entrevista a Carlos Caszely: 30 de julio de 2021.

[4] ROJAS: (2017), Recopilación de programa televisivo de Canal 13: Proceso de Chile para Alemania 74. Recuperado de www.youtube.com/watch?v=BENi7MZlB4w, el 25/06/2021.

[5] El Mercurio de Santiago, 5 de noviembre 1973, 2.

[6] Diego Vilches, De los triunfos morales al país ganador. Historia de la selección chilena durante la dictadura militar (1973), Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2017, 133

[7] “El comunicado difundido por la FIFA reza lo siguiente”, El Mercurio, 10 de noviembre de 1973, p. 10.

[8] “Comunistas presionan a la FIFA”. El Mercurio. 13 de noviembre de 1973, p. 10.

[9] “Tajantes declaraciones de Elías Figueroa- no se puede aceptar una postergación del partido”, en El Mercurio de Santiago, 23 de noviembre de 1974,  8. “Comunistas presionan a la FIFA”, en El Mercurio de Santiago, 13 de noviembre de 1973, 10.

[10] El Mercurio de Santiago, 25 de octubre 1973, 1. El Mercurio de Santiago, 24 de octubre 1973, 7.

[11] “Definitivo: Rusia se autoeliminó”, en El Mercurio de Santiago, 13 de noviembre de 1973, 10

[12] Este relato se puede encontrar, por ejemplo, en Secretaría General de Gobierno. Libro Blanco del cambio de gobierno en Chile. Santiago: Lord Cochrane, 1973, 3-69. Es bastante claro que este llamado Plan Z nunca existió y que el proyecto de la UP jamás consistió en la instauración de una dictadura del proletariado. Steve Stern, Luchando por mentes y corazones: Las batallas de la Memoría en el Chile de Pinochet, Santiago, UDP, 2013, 75-97.

[13]  Chomsky, El control de los medios de comunicación, 5.

[14]  Vilches, De los triunfos morales al país ganador, 133.

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