Inicio Historias ¡Que vuelva Esaú! La historia de Esaú Bravo en Ñublense Primera parte: El back centro

¡Que vuelva Esaú! La historia de Esaú Bravo en Ñublense Primera parte: El back centro

Por Danilo Mora

Esta es la historia de un hombre autodefinido como sentimentalmente chillanejo; es la historia de un fiero back derecho nacido el Aparición de Paine, pero que en Chillán y Ñublense encontró su lugar en el mundo; es la historia del hombre que dirigió en 11 momentos diferentes a Ñublense, que descendió con el club, pero que también evitó descensos; es la historia del hombre que estuvo en los tres títulos que los ‘diablos rojos’ consiguieron en la Tercera División; es la historia de uno de los hombres más importantes en los 107 años de Ñublense, a quien se le ha negado el sitial que se merece. Es la historia de Esaú Bravo.

Esta es la primera de dos entregas, donde se revisa la faceta de Esaú Bravo como futbolista, con énfasis en su paso por Ñublense, y sus primeras experiencias dirigiendo a los ‘diablos rojos’.

En la zona rural del sur de la Región Metropolitana, entre Alto Jahuel y Huelquén, en la localidad de Aparición de Paine, el 21 de diciembre de 1944, junto con el verano llegó a este mundo Esaú del Carmen Bravo Elgueta, en el seno de una familia profundamente católica y ligada a la vida del campo.

Esaú Bravo vistiendo la camiseta de Colo Colo en 1962 (foto: archivo familia Bravo Espinoza).

En las canchas de esas localidades y otras aledañas creció corriendo Esaú. Allí, a inicios de la década del 60, Caupolicán Peña lo descubre y lo lleva a Colo Colo. Así lo recuerda Peña en la entrevista realizada el 19 de julio de 2018: “Un día andaba en Paine con mi familia buscando un lugar para almorzar. Vi una cancha de fútbol, estaban en un torneo y empecé a mirar -yo cuento esto porque todo entrenador de fútbol debe ser siempre entrenador, no solo en la tarea del club-, entonces empecé a mirar y vi al central. Me bajé del auto y le dije que quería conversar con él, me reconoció y me lo llevé a Colo Colo”[1], recordó el ex estratega de Ñublense, Green Cross, Colo Colo y la selección nacional. Peña lo descubrió jugando de defensor central y siempre jugó allí. Bravo señalaba en una entrevista a El Diario Color que el puesto de back lo ocupó: “Siempre, desde que jugaba pichangas en Buin, en mi barrio”.

En Colo Colo, la temporada 1962 formó parte del cuadro de revelaciones y dos años después, cuando aún no cumplía la mayoría de edad, llegó a Ñublense por petición del entrenador Fidel Cuiña. En el cuadro chillanejo se transformó en una pieza inamovible del fondo, y como back compartió puesto con Orlando Muñoz, Francisco Coloma, Boris Valdivia, Héctor Miranda y José Bravo, entre otros más a lo largo de sus seis temporadas en el club. En 1969 fue elegido capitán y, con escasos 24 años, su figura en la cancha era la de un experimentado y rudo zaguero.

Ñublense v/s Huachipato. Esaú Bravo, Óscar Romero disputan el balón con el visitante Ortiz (foto: revista Gol y Gol N° 243, 1966).

 Al término de la temporada 1969 partió junto con Eduardo Cortázar a Green Cross-Temuco, pues Caupolicán Peña, quien lo había descubierto y posteriormente dirigido en Colo Colo y Ñublense, lo pidió expresamente para jugar ahora en Primera División. Esaú fue vendido en E$ 101.000 a Green Cross-Temuco, de los cuales E$ 15.000 quedaron retenidos para pagar una deuda en sueldos que Ñublense tenía con el defensor[2].

En 1972 emigra a Deportes Concepción, donde se transformó en un referente lila, siendo clave en la histórica campaña del subcampeonato obtenido en 1975. En 1977 se cambia de club, pero no de domicilio, fichando en Naval de Talcahuano, donde está una sola temporada y sufre una lamentable fractura de esternón jugando un amistoso en Coelemu, precisamente contra Ñublense.

El ´Negro´ vuelve la temporada siguiente al ‘Conce’, donde comienza poco a poco a realizar trabajo formativo con las series inferiores. En 1979, tras jugar toda su carrera al sur del Mapocho, emigra a Deportes Arica. En 1980 juega su última temporada en Curicó Unido, con 36 años. Su hijo Fernando desclasifica que ese año Vicente Cantatore, que lo había conocido en Deportes Concepción en la temporada 1975, lo llamó para integrar el plantel de Cobreloa, que se consagraría campeón de la Primera División por primera vez esa temporada, pero finalmente desistió porque los rumores de la vida en Calama alarmaron a Cecilia Espinoza, la esposa de Esaú: “¡Cómo nos vamos a ir a Calama! Allá reparten agua en camiones, decía mi mamá”[3], lo cual aclaró la misma aludida: “Tenía susto de irme a Calama, porque me quedó grabado eso de que no había agua y que la repartían en camiones, pero Esaú no iba a estar pensando en que yo no quisiera irme a Calama. A mí me daba susto, porque era muy hostil para vivir”[4], argumentó Cecilia Espinoza, desclasificando además que, en la gira a España que hizo Deportes Concepción en 1973, fue tentado para quedarse jugando en un club de la península, pero no aceptó.

Luego de su retiro se asentó en Chillán con su familia. Disputó el torneo laboral de la ciudad de Chillán, defendiendo el equipo del Supergigante, de un supermercado de propiedad de Óscar ‘Choco’ Asfura Lama, que armó un gran plantel con ex futbolistas profesionales.

Contrario a otros jugadores que, producto de la necesidad de un trabajo que les diera mayor estabilidad económica que el fútbol, donde eran presa del incierto pago a fin de mes, Esaú nunca pensó en cambiar el fútbol por otra actividad. Su pasión por el fútbol era profunda y su esposa Cecilia lo ratifica: “Esaú respiraba fútbol. Él nunca iba a hacer ese trato (dejar el fútbol). Yo lo conocí así y ni siquiera se me ocurrió plantearle que dejara el fútbol. Yo sabía que lo iba a dejar cuando ya no tuviera capacidad para jugar. Jugó hasta el 80, se retiró en Curicó”[5].

 

Trayectoria de Esaú Bravo como jugador[6]

1962-1963

Colo Colo

1964-1969

Ñublense

1970-1971

Green Cross-Temuco

1972-1976

Deportes Concepción

1977

Naval

1978

Deportes Concepción

1979

Deportes Arica

1980

Curicó Unido

Cuando en 1969 dejó Chillán, lo hizo siendo el jugador con más partidos disputados hasta entonces con la camiseta roja: 163 partidos, igualando a Orlando Muñoz, que había partido en 1967 de Ñublense.

 

Los números de Esaú Bravo en Ñublense[7]

 

Torneo

PJ

G

1964

Segunda División

32

1

1965

Segunda División

24

1

1966

Segunda División

25

0

1967

Segunda División

24

0

1968

Segunda División

32

0

1969

Segunda División

24

0

1969

Copa Isidro Corbinos

2

0

 

Total

163

2

Pero ¿Cómo era el Esaú Bravo futbolista? Quienes no lo vimos jugar, podemos recurrir a las crónicas de prensa y los testimonios de quienes lo enfrentaron o fueron sus compañeros de equipo, para imaginarnos la prestancia del ‘Negro’ en la defensa. La revista Gol y Gol N° 375 de 1969 lo retrata como un back “Rápido en las salidas para tapar los aleros que dejaron atrás a sus compañeros o para avanzar y jugar el balón con tranquilidad”[8]. Él mismo se definía en una entrevista de 1974 a El Diario Color: “Yo no soy técnico para jugar. Es más fuerza que técnica la que tengo. Soy recio pero leal, pero cuando a mí me dan ¡soy terrible!”[9], explicaba argumentando que su puesto le calzaba porque no le gustaba perder ni dar ventaja a nadie, dando relevancia a un puesto que exigía compromiso.

Esaú Bravo vestido con la camiseta de Ñublense, 1969 (foto: archivo familia Bravo Espinoza).

Esta caracterización se complementa con lo que plantea Eduardo Cortázar, quien compartió camarín con él durante su estadía en Ñublense y luego en Green Cross-Temuco: “…un central brillante en velocidad, con un físico exuberante (…), con la pelota en los pies era técnicamente muy inteligente y con buen juego aéreo, buena ubicación. Muy rápido en distancias cortas para ser tan grandote. Fue un tremendo número ‘3”[10], agregó quien en cancha jugaba delante suyo. Señaló también que, si bien con la zurda no era tan hábil, siempre se acomodaba, pues era muy inteligente en el juego: “Técnicamente bien dotado, mejor con su pierna derecha, era su virtud, con muy buen pase corto, eludía en espacio reducido a los delanteros y entregaba muy bien para ser un defensor. En las pelotas divididas, ganaba él. En juego aéreo, para qué decir con su estatura. Físicamente, un toro; ganaba siempre en los uno contra uno cuando salía a cruzar en las esquinas. Era muy agresivo sin la necesidad de golpear. No necesitaba golpear al rival para quedarse con el balón”[11].

Su personalidad en cancha contrastaba con lo extremadamente introvertido que era fuera de ella. Siempre fue muy callado. Él mismo lo reconocía hacia 1974: “Yo celebro todas las gracias que hacen mis compañeros, porque me considero alegre, pero resulta que no tengo gracia para hacer reír, y por eso siempre estoy callado. Busco el rincón del vestuario y ahí, si me piden que hable, hablo. Lo que pasa es que no me gusta mucho la publicidad aunque sé que es muy importante”[12], explicaba. En el ámbito humano, Eduardo Cortázar lo recuerda como un muy buen compañero: “Siempre sumaba en el campo de juego y en el camarín”. La revista Gol y Gol lo retrataba en la temporada 1969 como un jugador: “Con una acentuada modestia para tratar de silenciar su valiosa carrera deportiva (…) Muchacho tranquilo con un alto rendimiento en su juego, y que es la base en la cual se sustenta la campaña del elenco de Pedutto”[13], detallaba el semanario. Su compañero en Ñublense en las temporadas 1964 y 1965, Rómulo Oses, complementa esta misma descripción: “El ‘Negro’ era un patrón en la defensa. Cuando llegó era callado, no hablaba nada, pero en la cancha era duro y se hacía respetar”[14].

Esaú Bravo disputa el balón con Álvarez, jugador de Iberia en 1968 (foto: archivo familia Bravo Espinoza).

 Quienes compartieron cancha con él coinciden en que siempre fue de pocas palabras. Es que no necesitaba hablar, pues su juego y bravura hablaban por sí solas. Replicando relatos de quienes lo enfrentaron, Guido Sánchez, que fue dirigido por Esaú en 1985, desclasifica: “Como jugador era callado, pero le ponía tachuelas a los estoperoles que se usaban antes. A mí no me tocó jugar contra él, pero las historias que hay de Esaú Bravo callado ¡uf! ¡Era bravísimo! y no se notaba nada, como era calladito, no reclamaba nada, era peligroso. Mis amigos que jugaron en contra suyo cuentan que jugar contra él era terrible”[15].

Esaú Bravo recibe figura de greda de Quinchamalí, 1969 (foto: archivo familia Bravo Espinoza).

Esaú era humilde, con una personalidad introvertida, conocedor de su carácter fuerte que lo acompañó como jugador y como DT. Ya hacia 1974 se definía, con sus aciertos y bemoles: “No soy un santo. Tengo una vida privada ordenada y no me gustan las cosas inventadas. Yo soy franco y confío en toda la gente. Tengo un auto y si me lo piden, lo presto. Me gusta tener amigos, pero reconozco que soy introvertido. Claro que me ofuzco (sic) ligero y ahí sí que soy terrible, igual que en la cancha”[16], señalaba este hombre arisco de presencia, pero con un corazón dispuesto a entregarse completamente por el otro. Sin dejar de lado la humildad cotidiana, no se achicaba en la cancha y se sabía uno de los mejores en su puesto. En otra entrevista dejó una cuña que se transformó en titular, tal vez en el mejor momento de su carrera: “En estos momentos a los únicos que respeto son a Figueroa y Quintano. A los demás no les tengo miedo ni me creo inferior a ellos”[17], señaló Esaú.

 

El debut de Esaú como director técnico

Finalizaba 1983, Ñuble Unido -nombre que adoptó Ñublense para no perder el cupo en la Segunda División por las deudas económicas que arrastraba- disputaba los últimos partidos de la Zona Sur del torneo peleando para no descender, y los malos resultados conseguidos bajo la dirección técnica de Roberto Grau lo llevan a presentar su renuncia la noche del 13 de diciembre, tras la derrota 2-3 ante Deportes Linares. De inmediato el directorio confirma a Esaú Bravo como el técnico para afrontar el desafío de no descender. “Bravo asumió la dirección técnica de Ñuble Unido. La determinación se tomó la noche del lunes, durante la reunión del directorio citada en forma extraordinaria por la institución, luego de la renuncia al cargo presentada por Grau a consecuencia de la mala campaña del club”[18], anunciaba su vínculo contractual el diario La Discusión.

Su debut fue contra Curicó Unido de visita el 17 de ese mismo mes, y Ñuble Unido ganó 3-1. Destacó de inmediato por dar la posibilidad a jugadores jóvenes de casa, por convicción, pero también por necesidad de plantel. Un joven Hugo Bello expresaba, luego del triunfo ante Deportivo Provincial Osorno, qué significaba un segundo triunfo en línea: “Esto corresponde a lo hecho por el profesor Bravo, porque a todos nos conoce, nos hemos complementado muy bien en el equipo y estamos respondiendo a la confianza que él depositó en los muchachos jóvenes”[19]. No se quedaría hasta el término de la temporada, alcanzando a dirigir 12 lances, partiendo a inicios de diciembre, cuando faltaban tres fechas para el fin de la fase regular del torneo, que terminaría con Ñuble Unido, junto con San Antonio Unido, Curicó Unido y Provincial Osorno disputando la liguilla por el descenso en un cuadrangular íntegramente jugado en Osorno. Finalmente, la convulsión administrativa y futbolística terminaría costando el descenso de los ‘rojos’ a la Tercera División.

Esaú Bravo, 1983, al ser nombrado entrenador de Ñuble Unido (foto: diario La Discusión, 25 de diciembre de 1983).

No obstante antes de ello, el 9 de octubre de ese mismo año, ya había firmado la papeleta como técnico, en una dupla con Francisco Coloma en la derrota 1-2 ante Provincial Osorno. Pero ese no fue su debut oficial como DT de Ñublense, o en este caso, Ñuble Unido. Para encontrar aquel primer partido dirigido hay que retroceder 15 años, a su etapa de jugador.

Corría la temporada 1968 y la partida de Óscar Andrade de la dirección técnica de los ‘diablos rojos’, en julio de ese año, derivó en una sucesión de entrenadores: Guillermo Martin en agosto y, desde septiembre, César Solís. Este último fue castigado con un mes sin dirigir por la Asociación Central de Fútbol, lo que llevó a que la dirección técnica fuera asumida, durante los partidos, por jugadores avezados del plantel: el argentino Walter Pedutto lo hizo en tres ocasiones, y el 17 de noviembre, ante Lister Rossel en Chillán, dirigió técnicamente el equipo Esaú Bravo. Ese sería su primer partido dirigiendo a Ñublense. El resultado de aquella tarde fue un valioso 1-0 gracias al gol de Santiago Ripoll. Ñublense volvía a ganar luego de seis partidos y sería el primero de los 252 partidos que dirigiría el ‘Negro’ en 11 pasos distintos por la banca ‘diabla’, números que lo tienen, hasta el día de hoy, como el DT que más partidos ha dirigido al club en su historia.

Fuentes:
  • Diario La Discusión
  • El Diario Color
  • Revista Gol y Gol
  • Oses, Rómulo; Herrera, Marcelo. 2016. Ñublense 100 años de pasión. La Discusión, Chillán.
Entrevistas
  • Bravo, Fernando. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.
  • Cortázar, Eduardo. 8 de julio de 2023. Entrevista online.
  • Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.
  • Peña, Caupolicán. 19 de julio de 2018. Entrevista personal.
  • Sánchez, Guido. 6 de julio de 2023. Entrevista personal.

Agradecimientos a:

  • Familia Bravo Espinoza.
  • Marco Antonio Rojas

[1] Peña, Caupolicán. 19 de julio de 2018. Entrevista personal.

[2] Diario La Discusión, 1 de marzo de 1970, p. 8.

[3] Bravo, Fernando. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[4] Espinoza, Cecilia. 16 de enero de 2023. Entrevista personal.

[5] Ídem.

[6] Elaboración propia a partir de la revisión de variados archivos familiares y de prensa.

[7] Elaboración propia a partir de la revisión de fichas de partidos recopiladas en prensa por Marco Antonio Rojas y Danilo Mora.

[8] Revista Gol y Gol. 2 de julio de 1969. “Nombre bíblico para equipo moderno”. N° 375, p. 23.

[9] El Diario Color. 1974. “No me creo inferior a los demás”, p. 8.

[10] Cortázar, Eduardo. 8 de julio de 2023. Entrevista online.

[11] Idem.

[12] El Diario Color. 1974. “No me creo inferior a los demás”, p. 8.

[13] Revista Gol y Gol. 2 de julio de 1969. “Nombre bíblico para equipo moderno”. N° 375, p. 23.

[14] Oses, Rómulo; Herrera, Marcelo. 2016. Ñublense 100 años de pasión. La Discusión, Chillán, p. 34.

[15] Sánchez, Guido. 6 de julio de 2023. Entrevista personal.

[16] El Diario Color. 1974. “No me creo inferior a los demás”, p. 8.

[17] El Diario Color. 1974. “No me creo inferior a los demás”, p. 8.

[18] Diario La Discusión, 14 de diciembre de 1983, p. 8.

[19] Diario La Discusión, 25 de diciembre de 1983, p. 8.

Artículos Relacionados