En la inhóspita pampa nortina de la Región de Antofagasta, en las polvorientas canchas del desierto de Atacama y en el glorioso Unión Bellavista de Taltal, club con tradición en esas tierras, se formó futbolísticamente como “centro half” Luis Segundo Valdivia (14/02/1920), y jugando por el Unión Bellavista tuvo la oportunidad de jugar por la selección de Taltal en los procesos clasificatorios para los campeonatos nacionales adultos de fútbol amateur, organizados en ese entonces por la Federación de Football de Chile a inicios de la década de los 40. Quedó en el camino pero luego refuerza a la selección de María Elena ya en instancias mayores, pero sin lograr llegar al nacional adulto amateur de 1941. Fue entonces cuando Óscar Marín Socías, emblemático dirigente del club Everton, y posteriormente de Deportes La Serena, le propuso enrolarse en el club oro y cielo, cambiando así su vida personal y deportiva para siempre, llegando a los 20 años al club de la ciudad jardín para 1942.
Su paso por Everton fue en la época en la que el club de la provincia de Valparaíso participó en los más variados torneos del fútbol, organizados por la Asociación Porteña de Valparaíso, la Asociación de Fútbol de Viña del Mar y la Asociación Central de Fútbol de Chile.
En 1943 Everton jugó en la Asociación Porteña de Valparaíso, y Luis Valdivia fue testigo, durante julio de aquel año, del traslado del club desde Valparaíso a Viña del Mar en un muy polémico proceso. Estaba Valdivia en dicho plantel, alternando en la titularidad y compartiendo plantel con jugadores como Carlos Sandy, Juan Astorga, Pedro Ceballos, Jorge Reyes, Luis A. Cortés, Raúl Muñoz, Juan Carlos Núñez, Luis Uribe, Desiderio Flores, Ariel Díaz, Manuel Huerta y Sergio Yáñez, entre otros, como lo indican las actas de la Asociación Porteña de Valparaíso. Ese año 1943 Everton jugaba también en la liga de la Asociación de Fútbol de Viña del Mar.
Luis Valdivia, el ‘Negro’ como le llamaban coloquialmente, tuvo la oportunidad de jugar un partido internacional el 19/01/1946 en el Estadio El Tranque ante 3.345 personas, frente a Municipal (de Lima, Perú), ganando los viñamarinos por 3-2, siendo para él una experiencia única, relata su hijo Francisco.
Durante la temporada de 1944, Valdivia alternó entre el equipo B de Everton que participaba en la Asociación Profesional de Viña del Mar, a la que algunos autores dan el carácter de profesional, que existió como tal entre 1943 y 1946, en la que se habría creado una sección profesional el 9/04/1943, con el fin de que sus jugadores no migraran a la Porteña de Valparaíso, y en la cual Everton Royal (denominación que usó el equipo B de Everton) fue campeón, y el equipo estelar, que estaba debutando en la Asociación Central de Football, había sido invitado por dicha asociación para participar en su torneo profesional.
Entre 1944 y 1948, Valdivia participó en 43 partidos y convirtió dos goles. En 1944 jugó 12 partidos; en 1945 lo hizo en 22 y marcó dos goles ; en 1946 jugó cinco partidos; en 1947 otros dos; y en 1948 sus últimos dos partidos, con un rendimiento como equipo que osciló en los últimos lugares, siendo últimos en las temporadas 1944 y 1947 (en ambos no habría descenso).
Posterior a su aventura en el club de la ciudad jardín, surgió para Valdivia la oportunidad de migrar a los ‘canarios’ de San Luis, llegando a reforzar a los quillotanos en las temporadas 1949 y 1950 en el torneo de la División de Honor Amateur DIVHA, que por esos años era una especie de segunda división, previo a la creación definitiva del ascenso en 1952, y era el campeonato más relevante del amateurismo en Chile, junto al regional de Concepción. La ubicación en 1949 de San Luis en la DIVHA, fue en la medianía de la tabla, lejos del campeón Unión Ferroviarios. En 1950, último año de Luis Valdivia en San Luis, los quillotanos no lograron terminar el torneo por problemas dirigenciales.
Luego de su paso por Quillota, Valdivia se hizo parte de una nueva experiencia, esa vez ya no en la zona de la actual región de Valparaíso, sino en la del carbón, en la provincia de Concepción, más específicamente en la selección de Lota, que ese 1952 participó en el Campeonato Regional de Concepción, obteniendo un segundo lugar, a diez puntos del campeón Naval, y con idéntico puntaje que Lord Cochrane de Concepción, pero con peor diferencia de goles. Francisco Valdivia Labarca, hijo de Luis, relata: “Mi padre estuvo en Lota jugando en el regional de Concepción, no sé si uno o dos temporadas, pero posteriormente se volvió a su ciudad adoptiva de Viña de Mar ya que, como buen nortino, no se adaptó al clima sureño”.
El propio Francisco narra un hecho que le fue transmitido por su padre: “Mi padre en el año 44, cuando estaba jugando en el torneo de la Viña del Mar, en una jugada con Desiderio Medina (seleccionado chileno en los Sudamericano de 1941, 1945 y 1946), en la cual salta y Medina, en el aire, le da una patada y le corta los meniscos (sic), y hacía unos días el dirigente evertoniano Óscar Marín, le había dicho que había sido nominado a la Selección chilena, y a mi papá lo terminaron operando y se perdió la oportunidad de su vida, de vestir los colores de Chile”.
Valdivia tuvo un recorrido por el amateurismo, jugando en Everton entre 1942 y 1944, antes de debutar en la ‘Porteña’, época en que el club se encontraba en receso, ya que se hallaba en un proceso de reconfiguramiento, pensando en lograr entrar a participar en alguno de los torneos de importancia de la zona porteña, jugaba algunos partidos amistosos internacionales, entre otros contra Racing, Municipal de Lima y Boca Juniors. Posteriormente, de vuelta de su participación en el Regional de Concepción, su hijo nos cuenta: “Mi padre fue campeón en 1954 de la asociación de fútbol amateur Santa Inés de Viña del Mar, con el club Angamos, y jugó con ellos hasta el 56 más o menos. Ya después se dedicó a ser técnico de varios clubes y selecciones de la zona, siempre ligado al fútbol, por muchos años”.
Sin duda Luis Valdivia tuvo un recorrido muy particular en el fútbol chileno amateur y profesional, de derrotas y triunfos, de altibajos y de procesos en el que el fútbol chileno buscaba profesionalizarse, cuando mantenerse en la alta competencia era un tanto difícil, pero así, ese tímido joven provinciano, testigo del sol diario de la pampa nortina, pudo abrirse camino y a pura fortaleza y talento, logrando hacerse de un nombre y llegar a elite del balompié en Chile. Fue así como el club de su vida, el “oro y cielo”, lo acogió y lo hizo uno de los suyos en la década de los 40 y, ya con la llegada de su retiro, siguió el vínculo irrompible con el club de sus amores al seguir ligado siendouno de los gestores de la “Agrupación de exfutbolistas oro y cielo”. A este indisoluble romance, Valdivia, quizá con el fin de no querer romperlo, extendió su vida hasta los 100 años, lo que lo catapultó a ser, hasta hace muy poco, el exjugador profesional vivo más longevo del fútbol chileno, una marca con un tremendo significado simbólico, como en agradecimiento a la institución que lo acogió y a la que Valdivia le entregó su último suspiro el domingo 20/09/2020 recién pasado con más de 100 años, en su residencia de Achupallas en Viña del Mar. “Simplemente muy lento le fue costando respirar, sin demostrar dolor alguno, hasta que nos dejó definitivamente”, indicó su hijo Francisco.
Fuentes:
- Libro: “Historia de Everton” (Ricardo Gatica Labra y Pablo Diez Bennewitz, 2009)
- Libro: “La Gloriosa Historia de San Luis” (Roberto Silva Bijit y Francisco Manzo Baeza, 2020)
- Revista Estadio
- Diario La Unión de Valparaíso (13/02/1950)