Inicio HistoriasJugadores Pedro Hugo López, el gran wing izquierdo calerano que se fue muy temprano

Pedro Hugo López, el gran wing izquierdo calerano que se fue muy temprano

Por Rino Curotto

Pedro Hugo López Michea, hijo de un ex empleado de la oficina salitrera María Elena y de la melonina Rosa Michea, nació el 25/10/1927 en La Calera. Por el trabajo de su padre, de niño viviría además en Antofagasta y La Serena para volver a La Calera. Al radicarse definitivamente en la ciudad del cemento pudo establecerse y jugar al fútbol con mayor frecuencia y regularidad.

Estudió en la Escuela Cemento Melón de los Hermanos Maristas en La Calera, donde jugó en el equipo de la escuela. Fue un puntero izquierdo nato, de siempre, tanto por instinto como por gusto. Su buena estatura le permitiría entreverarse con los adultos desde pequeño.

Con el Club Deportivo de los Hermanos Maristas participó en la competencia calerana con un equipo de juveniles que enfrentaba a adultos. Entre los 15 y 18 años formó parte del ‘Fosfatín’, cuadro juvenil del Fosfatos Cemento Melón. Este último equipo por esos años participaba en la Asociación Porteña de Fútbol Profesional (1941-1945). A nivel de clubes caleranos jugaría también en Ferroviarios y en el Cemento Melón que competía en la asociación calerana.

En Colo Colo 1946

Colo Colo

Para 1945, tras deslumbrar a los amantes del fútbol de la zona, Everton de Viña del Mar se interesó por el espigado wing, el que incluso alcanzó a entrenar con los viñamarinos, pero Guillermo Saavedra (*), su entrenador en Cemento Melón, le hizo cambiar de opinión: “No López, vaya a Colo Colo. Usted tiene condiciones para triunfar en Santiago. Si es en Colo Colo aún mejor porque el público le ayudará desde el debut”. No se equivocó el ‘Monumento’. Fue el mismo ex centro half quien escribió una carta a su ex club señalando que el puntero izquierdo ya estaba en condiciones de jugar en Primera División. No se necesitaron más informes, sencillamente se lo llevaron de adolescente desde La Calera ese mismo 1945 para que se aclimatara a sus nuevos compañeros en Colo Colo. El no tener cumplidos aún los 18 años impedía que el club popular lo inscribiese en sus registros. Por su calidad se impuso desde un comienzo en Colo Colo, en los primeros amistosos de 1946 apareció ocupando el ala izquierda. Dos goles en el estadio El Tranque ante Everton terminarían de catapultar al nuevo talento del fútbol chileno. En ese torneo terminaron sextos y López aportó con tres goles en 23 partidos jugados, habiendo debutado el 14/04/1946 en el empate 1-1 ante la Unión Española.

En el torneo de 1947 juega regularmente y a buen nivel, lo que le significó ser llamado a la Selección de Chile por primera vez para disputar el Sudamericano a fines de 1947 en Guayaquil, donde Chile resultó cuarto (campeón Argentina), jugando López los siete partidos de Chile y marcando tres goles, dos a Ecuador y uno a Bolivia. El propio López señalaría: “Se jugó bien en ese campeonato, especialmente con Ecuador, Perú y Argentina. Se le ganó a Perú (2-1) por primera vez en cancha neutral, realizando un prmer tiempo notable. Ecuador estaba convencido que por ser dueño de casa pelearía el título y nosotros nos encargamos de desilucionarlos. Fue un 3-0 cómodo y contundente. Y con Argentina (1-1), no digo nada. Fue el único punto que perdió Argentina, que a la postre se llevó el título. Nos defendimos como leones y casi ganamos incluso. Nos faltó suerte en algunas situaciones frente al arco. En una de ellas, ya al final, un tiro de Infante dio en el talón de Cozzi estando el meta en el suelo ¿se da cuenta si ganamos ese partido?”. En paralelo, termina el torneo chileno titulándose campeón, en el que sería el quinto título de Colo Colo y el primero para ‘Lopito’, como lo llamaba Sergio Livingstone, uno de sus grandes amigos. López jugó 19 de los 24 partidos de la campaña, en la que marcó 11 goles, siendo el segundo scorer del equipo detrás de Jorge Peñaloza (14).

Delantera chilena en el Sudamericano de 1947: Fernando Riera, Andrés Prieto, Jorge Araya, Carlos Varela y Pedro Hugo López.

El año 1948 arranca jugando con Colo Colo el primer Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones, torneo organizado por Colo Colo y que se jugó a partir del 11/02/1948 en Santiago. Participaron de él los clubes Colo Colo (Chile), Vasco da Gama (Brasil), River Plate (Argentina), Nacional (Uruguay), Municipal (Perú), Litoral (Bolivia) y Emelec (Ecuador). El campeón, tras jugar todos contra todos, sería el Vasco Da Gama con 10 puntos, mientras el Colo Colo de Pedro Hugo López terminaría en el quinto puesto, por diferencia de goles, con seis puntos producto de dos triunfos, dos empates y dos derrotas. López marcaría tres goles en el triunfo de 4-2 de los chilenos ante Litoral de Bolivia. Este torneo sería el precursor de la Copa Libertadores de América, que vería la luz recién 12 años después.

En el torneo chileno de ese 1948, López jugaría 18 de los 24 partidos de la campaña, marcando 12 goles en un torneo que ve a Colo Colo terminar en el tercer lugar. Tres de esos 12 goles López los marcaría en el triunfo de 4-2 sobre Bádminton el 27/11/1948.

Universidad de Chile

Comeinza el año 1949 en las filas de Colo Colo, pero arranca la temporada disputando con la Selección chilena el Sudamericano de ese año en Brasil entre abril y mayo, donde Chile resultó quinto (campeón Brasil). López jugó los siete partidos de Chile y marcó dos goles, uno a Brasil y otro a Colombia. El gol a Brasil fue en el minuto 89’, de penal, poniendo el único descuento chileno en la derrota de 1-2, en tanto, que el gol a Colombia significó el empate 1-1 entre ambos elencos y sería su último gol por la Roja. De regreso a Chile, la crisis económica que vivía el país por esos años obliga a Colo Colo a desprenderse de varios de sus cracks, entre ellos el hábil goleador calerano, quien es transferido a la Universidad de Chile junto con Jorge Peñaloza para el torneo de 1949, en el que se transformaría en el mejor jugador azul de la temporada, jugando 19 de 22 partidos como titular y marcando 15 goles (cuatro de penal y uno olímpico a Santiago Wanderers), en un torneo en el que club universitario ocupó el quinto lugar junto a Everton y la Unión Española.

Pedro Hugo López en la portada de la revista Estadio 365 del 13/05/1950

En su segunda temporada en la Universidad de Chile en 1950, jugaría 16 de los 22 partidos de la campaña, marcando ocho goles (tres de penal), ocupando un discreto décimo puesto en el torneo y quedando fuera del seleccionado chileno que acudió al Mundial de Brasil 1950. Aún así, la prensa lo catalogaba como un jugador práctico, peligroso y efectivo, que de sus pies se podía esperar un gol en cualquier momento, de cualquier factura, con un remate más que respetable.

Unión Española

Tras su estancia con los azules, para 1951 pasa a la Unión Española, cuadro al que previamente había reforzado en un amistoso contra el América de Río de Janeiro en un empate 4-4 en el Santa Laura, donde López marcó dos goles y dos pases suyos permitieron que José Dunevicher y Atilio Cremaschi convirtieran los dos restantes. El público hispano no habló de otra cosa aquella semana. La corrección, los gestos versallescos observados en la lucha y los dos taponazos con que Pedro Hugo López remeció las redes, al portero Osny y al estadio entero, hicieron inminente su llegada al cuadro hispano. Era el wing más goleador de esos años en Chile y firmó con los del Santa Laura. En el cuadro azul sería reemplazado por el ex Deportivo Cóndor de La Calera, el limachino Braulio Musso.

En su primer año en el cuadro hispano se consagra campeón tras una definición extra con Audax Italiano en el Estadio Nacional el 13/12/1951, imponiéndose por 1-0 con gol de Mario Lorca (en el torneo de 1950 los hispanos habían perdido el título en definición con Everton, también por la cuenta mínima).

En Unión Española 1951

En la Unión Española su socio perfecto fue el centrodelantero Mario Lorca, con quien había compartido equipo en Colo Colo. Con él, López eleva su rendimiento y se alza como el segundo goleador del equipo con 19 goles (5 de penal), tras los 23 del propio Lorca, goleador del equipo y del torneo. López se perdería sólo dos de los 28 partidos de la triunfal campaña.

Pese a que siempre fue un puntero goleador, en el cuadro hispano muchas veces fue discutido porque: “Como no era de una extraordinaria línea técnica, necesitaba de un entreala que le abriera el juego y le permitiera hacer uso de sus virtudes. Si no se complementaba bien podía aparecer como apagado. Tenía una misión y la sabía cumplir, abría muy bien la cancha. Como tenía un gran disparo y centraba muy bien, siempre obligaba a algún defensor a preocuparse de él”, explicaba el periodista Sergio Brotfelt.

Se podría decir que 1951 fue el mejor año de su carrera, volviendo a la Selección chilena, lo que el destacado Julio Martínez aplaudió en su momento: “Porque es un puntero distinto y es un hombre útil, capaz de encajar un taponzao como Dios manda, cuando sea necesario”. El mismo Julio Martínez, en el diario Las Últimas Noticias del 4/02/1952, se refirió a López: “Posee un shot temible con ambas piernas. Las estadísticas lo señalan como el alero más goleador del fútbol chileno, haciendo el recuento de las temporadas que lleva en Santiago. Sin ir más lejos, en el último campeonato se mandó 18 goles. Una cifra espléndida para un puntero izquierdo”. En tanto, dos compañeros de equipo de Pedro Hugo López en la Unión Española lo describían. Raúl Cárcamo afirmaba: “Me entendía fenómeno con López. Yo le cortaba una pelota y él partía como bala y marcaba los goles. Medía como un 1,85 mtrs., era rápido, hábil y con una pegada muy violenta”. Por su parte el arquero Francisco Nitsche señalaba: “Era un wing izquierdo que sólo ocupaba la pierna izquierda. Quizá no quiso destacar más, no le interesaba. Disfrutaba del fútbol y de la vida”.

Arrancando el año 1952 López jugaría sus últimos dos partidos por la Selección nacional, ambos en el primer Campeonato Panamericano de Fútbol que se realizó en Santiago, entre marzo y abril, entre seis selecciones: Chile, Brasil, Uruguay, Perú, México y Panamá. Chile terminaría en el segundo puesto, sólo un punto por detrás de Brasil. López jugaría dos de los cinco partidos de Chile, primero en el 2-0 sobre los campeones mundiales vigentes, Uruguay, y luego en la derrota de 0-3 ante Brasil, ingresando en ambos desde la banca. Con la Selección Pedro Hugo López sumaría un total 16 partidos jugados y cinco goles, los cinco por Campeonatos Sudamericanos.

Para el torneo chileno de 1952 López juega en 32 de los 33 partidos de la campaña hispana, finalizando en el quinto lugar y marcando 14 goles, dos de ellos de penal. 

En sus últimas dos temporadas con la Unión Española aportó lo de siempre, calidad, regularidad y goles. En 1953 los hispanos rematan en el duodécimo puesto y López marca cinco goles en 22 partidos jugados de los 26 del equipo, mientras que en 1954 terminan en el noveno lugar, jugando 21 partidos de 26 y marcando ocho goles (cuatro de penal).

Unión La Calera y un tempranero adiós

Para la temporada de 1955, aún con 27 años, volvería al origen, a La Calera, a integrarse al novel equipo de Unión La Calera, el que había sido fundado el año anterior como Deportes La Calera, y se preparaba para afrontar su segunda temporada en el ascenso, ahora fusionado con el fútbol de Cemento Melón reflejando la unión del fútbol calerano en el nuevo nombre del equipo. En dicha campaña sólo jugaría ocho de los 21 partidos que el cuadro calerano disputó para terminar en segundo lugar a sólo un punto del campeón San Luis. López marcaría dos goles (uno de penal), pero sus números serían bajos ya que, producto de una extraña enfermedad a la sangre que padecía, a finales de año le debieron amputar un dedo del pie producto de una gangrena, la que comenzó por habérsele infectado el pie luego de disputar un partido con una herida expuesta. El extraño mal a la sangre que sufría, el que lo afectaría casi un lustro, lo terminaría llevando a la muerte antes de tiempo.

Concurrido funeral

Después de 1955 no jugó más, debiendo enfocarse en combatir su enfermedad, teniendo siempre la atención de la comunidad futbolística y también de la sociedad calerana. Por ejemplo, el 15/08/1957 el diario La Unión de Valparaíso publicaba que, ante la desgracia que afligía al conocido jugador internacional calerano Pedro Hugo López, a quien se le había amputado totalmente la pierna poco antes, en La Calera se formó un comité para ir en su ayuda. Todos los aficionados locales se movilizaron en esa cruzada. La Asociación de Fútbol de La Calera, Unión La Calera y otros clubes locales, se ofrecieron para organizar espectáculos en su beneficio, al igual que clubes de Santiago como la Unión Española, Universidad de Chile y Colo Colo, precisamente a quienes defendió jugando en la capital. Así, el mismo 15/08/1957, en el estadio municipal de La Calera, Unión La Calera enfrentó a la Unión Española, ambos equipos con todos sus titulares, donde el total de la recaudación iría en beneficio de Pedro Hugo López. Unión La Calera, se impondría por 4-2 sobre los hispanos. Más tarde, ese mismo mes, el miércoles 28/08/1957, los viejos cracks de Colo Colo visitaron en su lecho de enfermo a López, y le entregaron un cheque por $ 60.000, producto de un partido que disputaron con ese fin. Pedro Hugo López finalmente fallecería con 32 años recién cumplidos, el 26/10/1959, en el Hospital Barros Luco Trudeau de la comuna de San Miguel, Santiago, y sus restos serían velados en la sede de la Unión Española en Santiago.

Su compañero de curso en la Escuela Cemento Melón, amigo y ex futbolista calerano César Vera, recordaría esos últimos momentos del crack: “Pedro Hugo López murió por una extraña enfermedad, incluso dos de sus hermanas habían muerto prematuramente por causas similares. Su padecimiento fue muy duro, se le fue amputando primero una parte del pie y así, sucesivamente, hasta casi la totalidad de su pierna. Luego ya no hubo nada más que hacer, murió en un hospital en Santiago. No sé si fue un honor o no, pero todos los asistentes al funeral me pidieron a mí que tirara del carro mortuorio desde el instante mismo en que sacaron la urna con el cuerpo de Pedro desde la Iglesia de San Francisco en el centro de la capital. Uno de los sacristanes que ayudaron con la misa había sido profesor nuestro en la Escuela Cemento Melón. Recuerdo que fui acompañado de un dirigente de la Selección nacional y, atrás del féretro, iba la totalidad del seleccionado, con quienes había compartido camarín sólo hasta algunos años antes. Nos fuimos a pie por la Alameda y doblamos rumbo a la Estación Mapocho. Allí, cruzando el río, depositamos su ataúd en una carroza que lo llevó hasta el Cementerio General, donde descansan sus restos. Fue todo muy triste pero, en esas condiciones, todos esperábamos que algo así sucedería”.

La muerte del joven crack calerano fue motivo de portada de diarios y revistas. La desaparecida revista Estadio, en su edición 857 del 29/10/1959, dedicó una columna titulada “Desde la altura”, firmada por P. A., al crack iniciado futbolísticamente en la escuela Cemento Melón:

Era un mocetón medio rubio, de recia estampa, valeroso y luchador. Lo recordamos vistiendo la casaca roja de la Selección nacional, cometiendo yerros tremendos y consiguiendo aciertos formidables. Goles espectaculares eran los suyos, su disparo violento rompía casi las redes, sus entradas eran características. Infortunado Pedro Hugo López, uno más, en este año tan amargo de 1959.

En este año en que se nos han ido tantos amigos, tantos deportistas que todavía tendrían que haber estado a nuestro lado por mucho tiempo. Su tragedia comenzó con algo insignificante, que no era como para preocuparse. Pero allí se inició su terrible lucha contra la muerte que lo iba arrinconando poco a poco, que lo destrozaba, pedazo a pedazo. Luchó en contra de su infortunio la fuerte constitución orgánica de Pedro Hugo, pero luchó en vano. Sabíamos de sus mejorías, que duraban tan poco. Sabíamos de los avances de su mal, implacable y tremendo. Siempre esperábamos que se detuviera, que, por fin, triunfara ese organismo joven y vigoroso, que se acabara su largo padecimiento.

De tarde en tarde lo encontrábamos, en la calle, en los estadios, en cualquier sitio. A veces parecía triunfador, animoso, optimista. Lo dejábamos de ver un largo tiempo y empeoraban las noticias. Hace unos días, alguien nos informó: Pedro Hugo López está muy mal.

Ya se acabaron sus padecimientos, es cierto. Venció la porfiada dolencia. Se fue Pedro Hugo López para siempre. Sonó el silbato final, se terminó el partido. El público va abandonando el estadio, la cancha y las tribunas se van quedando vacías. Echamos una última mirada al verde campo y aún parece que lo estamos viendo, animoso, bravío, corriendo por la orilla izquierda y lanzando sus formidables remates.

Infortunado muchacho que se marchó, casi sin despedirse”…

Una semana después, en el mismo medio, apareció una nota con una conversación acontecida durante su velorio, la que tuvo como protagonista al zaguero de la Unión Española y Colo Colo, Francisco ‘Pancho’ Urroz, quien recordaría uno de sus goles: “Nunca olvidaré ese gol contra Colombia, en el Sudamericano del 47, en Guayaquil. Me parece que lo estoy viendo. Hugo tomó la pelota en mitad de cancha y se fue hacia el arco a toda velocidad. No sé a cuántos esquivó. Aunque no era un virtuoso, en carrera, López tenía un dribbling muy difícil de parar. La cuestión es que pasó a todos los que le salieron al paso, llegó hasta el área y allí también sorteó al arquero. Entró al arco con la pelota en los pies” (revista Estadio 858 del 5/11/1959). Por su parte el recordado periodista Julio Martínez, identificado con los colores hispanos, recordaba: “Llegó a identificarse tanto con la Unión que pidió que lo enterraran con la camiseta”.

Como dato curioso, Humberto López, hermano menor de Pedro Hugo López, también llegaría a Colo Colo desde el fútbol amateur calerano, reemplazando a su hermano cuando éste pasó a la Universidad de Chile, debutando el 4/06/1949 en la derrota por 0-2 ante la Universidad Católica. Jugaría en Colo Colo cinco partidos y marcaría también cinco goles en sólo una temporada (fallecería en 1992). Además, en los años 60, existió en la población Huertos Obreros de La Calera, una cancha que llevaba su nombre.

(*) Guillermo Saavedra Tapia (5/11/1903-12/05/1957) fue figura estelar del fútbol chileno desde 1926 hasta 1934 como jugador. Como centrohalf haría carrera en el fútbol amateur d Rancagua y Concepción para llegar a la Selección chilena que sale segunda en el Sudamericano de 1926 jugado en Chile donde juega los cuatro partidos de Chile y aporta con un gol ante Argentina (1-1) convirtiéndose en el mejor jugador de Chile en el torneo. Pasa a Colo Colo ese 1926 y forma parte de la gira por América y Europa de los albos en 1927 quedando como capitán tras la muerte de David Arellano en plena gira en Valladolid. En 1928 Chile fue a los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, donde fue capitán. Una vez de vuelta Saavedra vuelve a ser la gran figura del fútbol chileno. En 1928 y 1929 gana con Colo Colo la Liga Central de Football de Santiago y el título de la Asociación de Fútbol de Santiago en 1930, mismo año en que, tras una brillante actuación, es bautizado por la prensa local como el ‘Monumento’ en el primer Campeonato Mundial de Fútbol de Uruguay siendo elegido el mejor centrohalf del Mundial. Ya en 1933 juega sólo dos partidos por Colo Colo en el primer torneo profesional chileno en 1933 pero ganan la Copa Apertura de ese 1933 y la Copa César Seoane del mismo año. Colgaría definitivamente los zapatos en 1936 tras una lesión. Sumó nueve partidos y un gol por la Selección chilena

Su carrera como entrenador comienza en 1940 en Colo Colo, logrando el título del campeonato de Apertura en 1940, mismo año en que forma parte de la primera versión del equipo de viejos cracks colocolinos. En 1941 es contratado como entrenador por el Club Deportivo Cemento Melón de La Calera 

Entrenador destacado que tuvo Fosfatos Cemento Melón en los años 40, especialmente de los juveniles

En 1942 instaló la primera tienda de implementos deportivos en La Calera, introduciendo en el fútbol calerano muchas de las tácticas del fútbol moderno, entre ellas, la preparación física tres veces a la semana, y consiguió que fueran a La Calera equipos importantes del país y Sudamérica. Como representante albo en la ciudad del cemento, su ojo futbolístico le permitió descubrir a algunas figuras en los jugadores locales como Pedro Hugo López. También sería entrenador, entre otros, de Bádminton de Santiago, Victoria de La Calera, Minas Navío de El Melón y del Arco Iris de Catemu, al que llevó a ser campeón de su Asociación. Con Guillermo Saavedra el fútbol calerano se masificó y logró fama nacional. Estuvo hasta 1949 a cargo de Fosfatos Cemento Melón y en 1954 dirigiría algunos partidos en la primera temporada de vida a Deportes La Calera en el ascenso, que el año siguiente pasaría a llamarse Unión La Calera.

  • Fuentes: Diarios: La Unión, La Tercera, Las Últimas Noticias
  • Libro Campeones de Cemento: La Historia Íntima de Unión La Calera (2011)
  • Revista Estadio
  • Testimonio de César Vera Morales (qepd)

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