Inicio HistoriasJugadores Abraham Giadalah: el arquero que desviaba penales con la vista

Abraham Giadalah: el arquero que desviaba penales con la vista

Por Rino Curotto

El arquero Abraham Giadalah Chahuán (5/03/1962-7/06/2021) es uno de los cuatro jugadores que jugaron en Primera, Segunda y Tercera División defendiendo la camiseta de Unión La Calera, además de su respectivo paso por las inferiores cementeras. Los otros son Alexis Ortega, Claudio Fernández y Hernán Ríos

Dada su ascendencia árabe y origen calerano, es considerado junto a Jorge ‘Kiko’ Chahuán, como “sobrinos” del club, siendo siempre considerados como “de la casa”, por ser miembros ambos de la familia árabe más representativa en la historia del club. Abraham Giadalah lo era más directo aún al ser sobrino del legendario Nicolás Chahuán Nazar. Ello le produjo una fuerte identificación con el club y más de algún comentario sobre un supuesto “apitutamiento” en el equipo, lo que, al igual que Jorge Chahuán, desmentiría ampliamente con su rendimiento en la cancha e identificación con la camiseta. Ambos, además, sólo defendieron la camiseta de Unión La Calera durante sus cortas pero intensas carreras.

Abraham Giadalah y Jorge Chahuán de niños camino a la escuela (foto Jorge Chahuán).

 

Miembro del ADN de la institución calerana, dueño de una gran calidad como persona, amistoso, nadie se llevaba mal con él. Sería reconocido además por su afición a la buena mesa, la que solía compartir con su innumerable cantidad de amistades, a quienes permanentemente agasajaba con sus habilidades culinarias. Por eso mismo, junto a otras cualidades, Giadalah sería en varias oportunidades el capitán del equipo cementero. 

Su carrera futbolística formal arrancó, como era de preverse, en las inferiores de Unión La Calera, siempre en el arco.

Como cadete antes del debut junto a Jorge Chahuán, Marco Antonio Figueroa y el ex jugador y sempiterno técnico de las inferiores caleranas, Fidel Zuleta (foto archivo personal).

Desde las inferiores cementeras salta al primer equipo para el segundo semestre de 1980, por decisión del técnico Carlos ‘Pluto’ Contreras, defensor tercero del mundo para 1962 y el tercer técnico en la temporada de los caleranos. Por delante de él ese año estaban los arqueros Ricardo Díaz y José ‘Manopla’ Zamora, los mismos que estarían en 1981, temporada que casi terminaba cuando le llegó la oportunidad de debutar. Fue en la última fecha, jugada el verano de 1982 y ya con Alfonso ‘Chepo’ Sepúlveda en la banca, que se estrenaría profesionalmente. Los rojos cerraban un año sin mayores sobresaltos en la medianía de la tabla, y visitaban en el cierre a Santiago Wanderers el 24/01/1982 con el experimentado Ricardo Díaz en el arco.

El primer tiempo había terminado con el triunfo parcial de Unión La Calera por 1-0 gracias al penal convertido por Avelino Albornoz en los 23’. En el descanso Ricardo Díaz acusó una molestia que le impediría seguir jugando, por lo que llegó la hora de Abraham Giadalah para debutar en el profesionalismo. Los escasos 466 espectadores que llegaron al estadio municipal de Valparaíso verían el estreno de Giadalah, que sufrió el gol del empate parcial en los 65’ en los pies de Aldo Alvarado, pero sólo cinco minutos después Benjamín Valenzuela dejaría arriba nuevamente a los cementeros marcando el 2-1 con que acabaría el partido.

Abraham Giadalah en sus inicios (foto archivo personal).

Coincidentemente, el primer partido de Abraham Giadalah por Unión La Calera fue también el último de Ricardo Díaz en el arco cementero. Díaz, que estaba en el equipo desde 1979 y antes había estado en Primera División los años 1973 y 1974, partiría para 1982 a Ñublense. Dos arqueros emblemáticos del cuadro rojo hacían el relevo.

Si bien en la temporada 1982 continuaría Alfonso Sepúlveda en la banca calerana, el inexperto Giadalah quedaría relegado por los más experimentados Mario Flores y José Zamora, y no jugaría oficialmente ese año en que los rojos llegarían a disputar la Liguilla de Promoción.

Pero en 1983 alcanzaría regularidad, llegando a jugar con los cuatro técnicos que tuvieron los rojos en el año: Luis Anabalón, Rolando Torino, Fidel Zuleta y Alfonso Sepúlveda. Abriendo el año, en la Copa Chile de Segunda División Giadalah compartió el arco con Ricardo Biondi en proporciones similares, donde el equipo llegó hasta la segunda de tres fases. Durante el torneo oficial jugó gran parte de los partidos, dejando el resto al argentino Carlos Varas. En uno de esos partidos, el de la octava fecha de la segunda fase, contuvo un penal a Eduardo Apablaza de Curicó Unido en el empate 1-1 en la ciudad del cemento. Unión La Calera remataría en el noveno puesto entre 24 equipos.

Abraham Giadalah ordenando la barrera en el municipal calerano (foto archivo personal).

1984 sería una temporada especial para Abraham Giadalah. En la Copa Polla Gol de la Segunda División, nuevamente con el ‘Chepo’ Sepúlveda en la banca, jugó seis de los diez partidos de la campaña que llevó a los rojos hasta los cuartos de final, jugando el resto de los duelos Christian Anabalón. Precisamente en la ida de los cuarto de final, le tapó un penal a Luis Martínez en el triunfo por 3-0 jugando en casa. En el torneo oficial, que arrancó con el ex mundialista de 1962 Jorge Toro en la banca,  nuevamente compartió el arco con Anabalón, hasta que en la décima fecha, ya de nuevo con el ‘Chepo’ Sepúlveda en la banca, se adueñó del arco Daniel Díaz, quien jugó hasta la última fecha (18) y arrancaría jugando la Liguilla de Ascenso del grupo Norte, pero en la primera jornada del minitorneo que daría uno de los dos ascensos a Primera División, Díaz se lesionó ante Curicó Unido, siendo remplazado por Giadalah, que jugaría todo lo que quedaba, que incluyó los dos restantes duelos de la Liguilla, ante Unión Santa Cruz y Súper Lo Miranda, la que los rojos terminaron ganando y asegurando el ascenso ante los de Doñihue en el estadio Santa Laura, y la definición del título de la Segunda División de 1984 ante Deportes Concepción, ganador del ascenso en el grupo Sur sin necesidad de jugar una liguilla al sacar cinco puntos de ventaja sobre su más cercano perseguidor. Y el título de campeón de la Segunda División 1984 sería para Abraham Giadalah y sus compañeros, ya que se impusieron primero en casa por 3-0 el 25/11/1984, y luego empataron 2-2 en Concepción una semana después.

En el bus de vuelta a La Calera tras asegurar el ascenso Abraham Giadalah celebra con champaña sentado junto al técnico del equipo Alfonso Sepúlveda (foto archivo personal).

 

Unión La Calera 1984. Arriba: Arriba: Mario Vásquez, Daniel Ahumada, Domingo Gutiérrez, Eduardo Rojas, Cristián Jelves y Abraham Giadalah. Abajo: Juan Santibáñez, Héctor Román, Freddy Zurita, Luis Valenzuela y José Luis Cerda (foto archivo personal).

La confianza en sus medios y sus habilidades bajo los tres palos, hicieron de Giadalah un especialista en atajar penales desde sus primeros años como profesional. Ese 1984 contaba algunos de sus secretos al respecto: “La verdad es que tengo una sicología propia para atajar penales. Son mañas mías hacia los delanteros o defensas que sirven la falta, y en la mayoría de las ocasiones ellos se las comen y se ponen nerviosos, lo que me da el tiempo suficiente para analizar a qué lado me van a tratar de colocar el balón. Pero también tengo que fijarme en qué pierna el jugador contrario es más hábil. Son cosas que he aprendido de otros arqueros más experimentados y que, hasta el momento, me han dado muy buenos resultados”.

En 1984 era noticia por su efectividad al momento de contener penales (foto La Estrella de Valparaíso).

En 1985 en Primera División, con el ‘Chepo’ Sepúlveda toda la temporada en la banca, Giadalah jugaría toda la Copa Polla Gol, en la que los rojos terminaron últimos en su grupo sin lograr avanzar a cuartos de final. Ya para el torneo oficial llegó como refuerzo el portero Julio Rodríguez quien, al igual que Daniel Díaz, había sido parte del proceso de la selección chilena que clasificó a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Giadalah sería el arquero titular en las cuatro primeras fechas, luego en la fechas 10 y 12 y, continuado, de la 27 a la 32 de las 38 fechas de un torneo en que los cementeros acabaron en el puesto 13 entre 20 equipos.

Lámina de Abraham Giadalah del álbum del Fútbol Chileno 1985 donde, como muchísimas otras veces, escribieron mal su apellido, poniendo Giadalach en vez de Giadalah (foto archivo personal).

 

Por la fecha 20 Unión La Calera debió visitar a Colo Colo el domingo 17/11/1985, cuando jugarían en el Estadio Nacional, de premilitar al duelo entre las selecciones de Chile y Paraguay por el repechaje al Mundial de México 1986, por lo que tuvo una gran repercusión mediática.

Después de terminar segundos en su grupo con Uruguay y Ecuador, Chile tuvo la opción de jugar el repechaje, primero dejando en el camino a Perú y luego debiendo definir el cuarto y último cupo de la Conmebol para la cita mundialista contra Paraguay, definiendo la llave en Santiago el 17/11/1985 luego de caer 0-3 en Paraguay.

En primera instancia Unión La Calera conseguiría un meritorio empate 0-0 ante los albos, que estuvo a poco de ser derrota, ya que en los 80’ los albos tuvieron un penal a favor cobrado por el árbitro Isidro Cornejo. Frente a Abraham Giadalah se paró Alfonso Neculñir para servir la falta, pero envió el disparo al vertical derecho del portero calerano. El rebote lo capturaría Horacio Simaldone, quien vio como Giadalah lograba tapar esa segunda instancia. 

De fondo, Chile y Paraguay empatarían 2-2, resultado que dejó a Chile fuera de México 1986. Dicho duelo sería, hasta hoy, el partido en que el cuadro calerano ha jugado ante más público en su historia: 71.612 espectadores.

17/11/1985, Estadio Nacional, Colo Colo 0-0 Unión La Calera. Arriba: El ‘Moneda’ (asistente), Domingo Gutiérrez, Eduardo Rojas, Cristián Jelves, Avelino Albornoz, Emiliano Astorga y Abraham Giadalah. Abajo: Jorge Chahuán, Juan Santibáñez, Héctor Román, Luis Valenzuela y Ángel Bustos (foto archivo personal).

Abraham Giadalah se impone sobre Jaime Vera. Lo custodia Avelino Albornoz (foto El Mercurio).

El balón enviado por Alfonso Neculñir se va abriendo para terminar fuera del arco, dando paso al mito (foto archivo personal).

Para 1986 jugó la Copa Polla Gol Lan Chile de Primera División casi completa, jugando lo restante el argentino Sergio Díaz. El despeño de los rojos fue de los peores. Rolando García comenzó en el banco siendo reemplazado nuevamente por el ‘Chepo’ Sepúlveda, que no logró evitar el último lugar en el grupo Norte y, con ello, el descenso a Segunda División para el torneo oficial, en una inédita medida tomada por el ente rector del fútbol, con tal de bajar la cantidad de equipos en la máxima categoría, que ese año ascendía a 20 equipos. Mientras que durante la Copa Giadalah le contuvo un penal a Carlos Ramos del Audax Italiano, el equipo que descendió en el grupo sur fue Cobreandino. El equipo marchaba de tumbo en tumbo, lo que se proyectó en el torneo oficial, donde el ‘Chepo’ Sepúlveda daría paso en la banca primero a Alex Veloso, luego a Viterbo Valdivia para cerrar la temporada con Luis Anabalón. Giadalah compartió el arco con Alejandro Saavedra que había llegado desde Deportes Laja, pero no pudieron evitar que el equipo terminara último en la Zona Norte del torneo, debiendo bajar a la Tercera División para 1987, lo que hubiera significado bajar dos categorías en un año, pero se salvaron porque para 1987 aumentarían los cupos en Segunda División, por lo que se anularon los descensos, permitiendo que se salvaran Unión La Calera y Ñublense por la Zona Sur.

Abraham Giadalah cortando un centro en el Municipal calerano en 1986 (foto La Estrella de Valparaíso).

Ya para la temporada 1987 en Segunda División, el equipo comenzó la Copa Polla Gol de Segunda División siendo dirigido por la Comisión Fútbol, encabezada por los ex jugadores Viterbo Valdivia y Fidel Zuleta, torneo que Abraham Giadalah jugó en su mayoría, siendo relevado cuando no jugó por Ronald Yávar que había llegado desde Trasandino, pero el desempeño calerano continuó con la tendencia vista en 1986, terminado en el doceavo puesto entre 14 equipos en su grupo en la única fase de la Copa, y viendo pasar otros tres técnicos en los 26 partidos que jugaron los rojos: Ricardo Horta, Viterbo Valdivia en solitario y Wilson Castillo. Para el torneo oficial volvería nuevamente el ‘Chepo’ Sepúlveda a la banca calerana, y sería Ronald Yávar quien defendería mayormente el arco por sobre Giadalah, que en la segunda fecha tapó un penal al uruguayo Rubén Morales de Cobreandino. La campaña no mejoraría, y Viterbo Valdivia reemplazaría a Sepúlveda en la banca desde la fecha nueve de la fase grupal y única del torneo, previo a las definiciones por el título y otro descenso, hasta el final, que vio rematar a Unión La Calera en el puesto 11 entre los 14 equipos de la Zona Norte, logrando evadir la definición por un quinto descenso por sólo dos puntos, considerando que bajaban directo los dos últimos equipos de cada grupo.

Unión La Calera 1987: Arriba: Alexis Ortega, Claudio Fernández, Alberto Figueroa, Eliud Sandoval, Manuel Miranda, Luis Fernández y Abraham Giadalah. Abajo: Hernán Ríos, César Lasnibat, Luis Hernán Salinas e Iván Narbona (foto archivo personal).

Habiendo tenido algunas ofertas para partir, sobre todo pos su rendimiento entre 1983 y 1985, y también gracias a la mayor vitrina que tuvo jugando en Primera División, no lo hizo, lo que en su momento se justificó por la alta tasación que los dirigentes hicieron de su pase.

Decide retirarse del fútbol para 1988, mientras el equipo cementero seguiría con sus malas campañas, potenciadas por los planteles baratos, plagados de jugadores de la cantera, que debió armar la dirigencia por la permanente crisis económica del club por esos años. Fiel reflejo de ello fueron los resultados que el equipo obtuvo en la cacha. En 1988 los rojos terminaron octavos entre diez equipos en su grupo de la Copa Digeder a sólo dos puntos del último puesto. Mientras que en el torneo oficial de Segunda División, Unión La Calera se salvó por sólo dos puntos de jugar la definición por el único descenso que habría a Tercera División, año en que además falleció el tío de Abraham Giadalah, el fundador y emblemática figura de Unión La Calera, Nicolás Chahuán Nazar.

En 1989 las cosas andarían aún peor en la cancha, ya que en la Copa Digeder, que nuevamente fue jugada por los equipos de las entonces Primera y Segunda División, los cementeros terminaron últimos en su grupo entre diez equipos, a distantes nueve puntos del penúltimo. Cabe señalar eso sí que en esos años se premiaba con dos puntos al ganador de cada partido, pero en dicha Copa Digeder se premiaba con tres puntos al ganador y, en caso de empate, los partidos se definían a penales, otorgando dos puntos al ganador y uno al perdedor. Ya en el torneo oficial de 1989, la escuadra cementera finaliza penúltimo en su grupo de la primera fase, jugando así la siguiente etapa la Liguilla por el Descenso de la Zona Norte, donde finalizan últimos entre seis equipos, debiendo definir el único descenso contra General Velásquez de la Zona Sur, definición que se alargó a tres partidos y que terminó condenando por primera vez en su historia a Unión La Calera a jugar en Tercera División en la temporada 1990.

En esos dos años del cuadro calerano, con Giadalah en el retiro, el pórtico del equipo nunca tuvo una figura indiscutida, viendo pasar a arqueros de la cantera como los hermanos Leonel y Mario Jamett, Ariel Rubio y Samuel Saavedra, y otros como Juan Kirk, Carlos Sandoval, Mauricio Gallardo y Gustavo Sánchez.

Había que retornar al profesionalismo lo antes posible, ojalá de inmediato. Se le encargó el cometido al técnico Manuel Gaete, que llegó para la segunda fecha tras un interinato de Viterbo Valdivia. Como arquero continuaría del año anterior Mauricio Gallardo y volvió Carlos Sandoval tras un año en Regional Atacama, pero la dirigencia no quiso correr riesgos en la conformación del plantel y tentó a Abraham Giadalah para que se volviera a vestir de corto a pesar de la inactividad, “la confianza no se pierde” pudieron haber pensado. Giadalah, que había subido de peso notoriamente, no lo pensó mucho y decidió volver al equipo y hacer una rápida puesta a punto. Y la apuesta de los dirigentes daría resultado de inmediato. 

Arrancó jugando en el arco Mauricio Gallardo. Con el correr de las fechas, fue Carlos Sandoval el que se adueñó del arco en gran parte de la campaña, alternando con el propio Gallardo y, en menor medida, con Giadalah. En una gran campaña, en la que disputó la punta de la tabla codo a codo con Unión Santa Cruz en la última parte del torneo, en la penúltima fecha Unión La Calera rescata un empate 2-2 visitado a los propios santacrucinos, asegurando así el título matemáticamente a una fecha del final, coronándose campeones de la Tercera División 1990. Luego de ello, con la satisfacción del deber cumplido, Abraham Giadalah cuelga definitivamente los guantes, sin haber defendido otra camiseta y habiendo conseguido dos títulos con el club de su corazón, siendo hasta al día de hoy, el único jugador en la historia del club con dos estrellas a su haber con la camiseta calerana.

 

Abraham Giadalah en Unión La Calera 1990, campeones de Tercera División (foto archivo personal).

 

Viviría casi 20 años junto a su familia en Buenos Aires, Argentina, volviendo regularmente a La Calera casi todos los años, generalmente en los veranos. 

Con sólo 59 años de edad, fallecería en su hogar de Buenos Aires el 7/06/2021. La noche previa se había sentido mal, se tomó una pastilla para dormir pero no despertaría más. Fue fulminante y no se pudo hacer mucho, dejando de luto a su familia sanguínea, a la familia de Unión La Calera y a su innumerable grupo de amistades. Era el primer miembro del plantel campeón del ascenso en 1984 que fallecía. El arquero que atajaba penales con la vista lo haría ahora desde la eternidad

Es preciso señalar que Abraham Giadalah tenía antecedentes cardiacos, los que lo habían llevado a operarse del corazón un par de años antes de su fallecimiento, pero se había recuperado bien, incluso alabando el sistema de salud argentino y destacando que no le cobraron un peso y que lo vieron médicos de primer nivel.

Su certificado de defunción señaló como causa de su fallecimiento: congestión y edema pulmonar, problemas probablemente potenciados por alguna debilidad cardiaca. En principio se especuló con que pudo haber fallecido víctima del Coronavirus, pero los respectivos exámenes lo descartaron. Giadalah sería así el primer jugador del plantel calerano campeón del ascenso en 1984 que fallecía.

En los días posteriores a su muerte, el cuerpo de Abraham Giadalah sería cremado en Buenos Aires para, como era su deseo, ser trasladado de vuelta a Chile para su descanso eterno. Sus cenizas llegarían de vuelta a La Calera el 23/06/2021 en manos de su viuda Magaly Aguilera y de su hijo homónimo, quien viajó a Argentina para acompañar a su madre en los trámites de rigor, ya que junto con su hermana Widad habían vuelto a vivir a La Calera algunos años antes. Su madre también se quedaría en La Calera.

El comunicado que emitió la sociedad anónima calerana lamentando el fallecimiento de Abraham Giadalah Chahuán.

ENTREVISTA (junio 2010)

Eres de La Calera, tu padre fue alguna vez dirigente y fuiste jugador por casi una década ¿Qué sientes por Unión La Calera? ¿Cómo recuerdas a la hinchada?

Mi papá jugó por el Cóndor (N. de la R.: Uno de los equipos que se fusionó para dar vida al cuadro calerano), también al arco, y fue a préstamo a Santiago Wanderers, era súper flaco. Por La Calera y el equipo siento todo lo mejor, ya que me dio la oportunidad de jugar, estoy muy agradecido. La hinchada al principio no me quería, porque era sobrino de los directores, pero luego me quiso mucho, ya que se dio cuenta que me sacaba la mierda por la camiseta, además que subieron conmigo dos veces.

¿Cómo era la relación con la colectividad árabe de La Calera? Ellos eran dirigentes y tú jugador de la colonia, junto al ‘Kiko’ Chahuán…

La relación era buena como parientes, pero nosotros, como jugadores, no podíamos hacer nada porque eran nuestros tíos y no podíamos alegar. Cuando pudimos ir a Palestino no nos quisieron vender y eso que ya no daban más por la gente, que decía que jugábamos por ser parientes, pero igual pidieron mucha plata por los dos. Palestino ofrecía a Cossio y Toledo, que les costó, en esos años, US$ 70.000, a cambio de los dos más $ 1.000.000, y no quisieron. Eso es para que se den cuenta que jugamos porque éramos buenos jugadores y amábamos la camiseta.

Luis ‘Renca’ Valenzuela aseguró que eras el arquero con más fe que había visto en su carrera.

Siempre tuve fe en mí y en mis compañeros. Trabajé mucho para jugar y también me hacían sufrir mis compañeros, porque yo era muy pesado en el sentido de que todo lo sabía, y por eso me echaban los equipos de entrenamiento al water y al brasero cuando estaba prendido, pero entrenaba igual, con Ricardo Díaz (N. de la R.: arquero de Unión La Calera 1973-1974 y 1979-1981), en calzoncillos. Ricardo fue mi maestro, era un bruto para trabajar. Él me hizo arquero.

¿Eras de los arqueros que gritaban a sus defensas?

Yo gritaba todo el partido. Si un arquero no grita no sirve para esto.

¿Cómo se produce tu llegada a Unión La Calera?

Llegué proveniente del fútbol amateur, donde estaba al mando de ‘Don Guille’ (N. de la R.: Guillermo Díaz, quien dirigía al club Unión La Calera de la liga amateur de La Calera, que competía con jóvenes con posibilidades de llegar al primer equipo ya que no existía liga para los cadetes) y su hijo Juan Carlos. Jugábamos en la “cancha de los burros” (N. de la R.: A un costado de la gruta de la población Cemento Melón, actualmente desaparecida) y en muchas canchas amateurs, así empezó mi historia por el fútbol en Unión La Calera. Fue muy lindo empezar así.

Subes al primer equipo el año 1980 y estás con el plantel hasta 1987 y luego en 1990 ¿Qué significaron para ti todos esos años defendiendo al club?

Bueno, Carlos ‘Pluto’ Contreras me subió al primer equipo en 1980. Él me llevó por primera vez a la banca. Después llego el ‘Chepo’ Sepúlveda y debuté en 1981, en la última fecha contra Santiago Wanderers en Playa Ancha, porque estaba jugando Ricardo Díaz y quien me preguntó en el camarín si quería debutar y le dije que sí. Ricardo se “lesionó” en el segundo tiempo y debuté haciéndolo muy bien, ganamos 2-1, aunque el gol me lo hicieron a mí apenas entré, pero después fui figura del partido.

Los años que estuve en el fútbol fueron los más hermosos de mi vida. Lo pasé muy bien junto a compañeros, muy grandes como personas, y directores técnicos muy buenos y correctos. Nunca tuvimos ningún problema. Fueron años de placer y sacrificio por subir a Primera y lo conseguimos con el ‘Chepo’ Sepúlveda, el mejor entrenador que tuve y muy buena persona. Fue un gran amigo de todos nosotros, los jugadores.

Cuando subimos, fue maravilloso jugar en Primera de preliminar de Chile en el estadio Nacional por las eliminatorias para México 1986. Jugaba Chile y Paraguay, y de preliminar jugamos nosotros con Colo Colo con más de 70.000 personas. Fue el partido más grande de mi vida. Fui elegido el mejor jugador de la fecha con un 10, y detrás de mí salió el ‘Gato’ Osbén. También salí elegido el mejor arquero de Chile, entre las promesas. Detrás de mí salió Alberto Ehrlich de Iquique y Jorge Cortés de Everton.

¿Cómo fue la jugada del penal que pateó Alfonso Neculñir por Colo Colo en ese mismo partido?

Bueno, en esa jugada entró por la izquierda Jaime ‘Pillo’ Vera, gambeteó y remató muy fuerte abajo, tapé pero el rebote le pegó en la mano, casual, al ‘Paipa’ Albornoz (N. de la R: el férreo defensor Avelino Albornoz) y cobraron penal. Pero yo sabía que lo atajaba o se le iba, por algo tengo el récord de Chile, que de 11 penales agarré diez en Segunda División y, en juveniles, nueve de los nueve. Jugando contra Everton hice llorar al ‘7’ de Everton, el ‘Flaco’ Pérez, que era muy bueno, porque le aposté que agarraba un penal si había uno en el partido, y así fue, tuvo que llorar en mi hombro. Nunca más me chuteó un penal. No había caso que me lo hicieran. En los entrenamientos tenía a los jugadores, los dejaba como una hora más entrenando, porque no podían hacerme el penal para irse a bañar, los volvía locos.

Con el tiempo, ese penal desviado de Alfonso Neculñir ante Abraham Giadalah alcanzaría niveles de leyenda en el ambiente cercano a Unión La Calera. Es que el propio arquero, que en el penal no se movió y sólo acompañó el balón con la mirada, sostendría con seguridad y sin arrugarse: “La desvié con la vista”, pasando de inmediato a la galería de frases célebres del fútbol calerano, reflejando patentemente el nivel de confianza que tenía el portero en sus medios ante los romperredes rivales. Con el tiempo lo reiteraría cada vez que sería consultado al respecto, siempre con un dejo de humor de trasfondo.

Volvamos un poco más atrás. ¿Recuerdas el partido en Rancagua contra Curicó Unido, por la Liguilla de Ascenso de 1984? Cuando reemplazas a Daniel Díaz, fracturado. (N. de la R.: 14/11/1984, Unión La Calera 3-2 Curicó Unido por la primera fecha de la liguilla de ascenso norte de la Segunda División de 1984).

Cómo no me voy a acordar, si es como si estuviera hoy en el arco frente a Ivo Basay, les tapé todo. No me podía parar de la banca por los nervios cuando se lesionó Díaz. La noche anterior, cuando alojamos en Juan Pinto Durán, a mí me tocó compartir pieza con Cristian Jelves y Héctor Román, y les dije: “Mañana juego y toda la liguilla también, yo los subo”. Daniel sale a los diez minutos lesionado y se dio que yo entrara. Jelves y Román me molestaban, diciéndome que salían del equipo si eso pasaba, y les dije: “Van a tener que salir los dos porque yo juego esta liguilla y subo con Calera”. Me están haciendo recordar cosas muy lindas, si hasta me dan ganas de llorar. Daniel Díaz fue un ejemplo de compañero, muy buen arquero y mejor como persona. Un diez como amigo y compañero, no conocía la envidia como otros.

Terminarías asumiendo la responsabilidad de ser titular y dando la vuelta olímpica. ¿Te lo imaginaste alguna vez?

Sí, claro que sí. Después jugué en Primera División y anduve muy bien. Me quería el equipo Jorge Wilstermann de Bolivia, desde donde me mandó a buscar el entrenador chileno Jorge ‘Mosco’ Venegas en 1986. Acá en el club no me dieron el pase y pidieron muy caro. También Martínez, presidente de Unión Española, me quería, pero pidieron demasiado caro para la época, fueron $ 40.000.000. Lo mismo me pasó con Palestino, o sea, me taparon todas las pasadas. Esto es para que nunca digan que jugué por mis tíos, porque ellos pidieron barbaridades por mí, ¡Y qué menos, si era lo mejorcito de Chile como arquero!

Tu recuerdo de Santa Laura en 1984 y la vuelta olímpica con miles de caleranos en la graderías…

Eso fue muy bonito, la vuelta fue a puros porrazos y gritos.

¿Fue el mejor recuerdo de tu paso por el club?

Sí, cómo no lo voy a recordar, si me dejaron en pelotas, me quitaron casi todo. Sólo salvé la camiseta, que está en la tumba de Sor Teresa, ya que se la había prometido si es que subía jugando. Estaba seguro que la liguilla la jugaba yo.

¿Qué recuerdos tienes de ese partido del año 1986 contra Soinca Bata en Melipilla donde fue Alejandro Saavedra al arco? (N. de la R.: Soinca Bata 2-1 Unión La Calera, 23/11/1986. Ambos equipos llegaban al partido peleando el descenso a la Tercera División, y en la semana previa estalló un escándalo cuando se dieron a conocer cheques con que dirigentes caleranos habrían querido sobornar al arquero Nelson Cossio y al jugador Luis ‘Tanque’ Araneda para que “fueran para atrás”)

Tenía que haber jugado yo pero el técnico Luis Anabalón no me puso de puro caprichoso. En ese partido hacía falta alguien más grande. Saavedra se comió los dos goles por ser muy bajo, si no otra sería la historia. De los cheques no sé nada porque no me interesa y yo me dedicaba sólo a jugar

¿Jugaste en otros equipos profesionales luego de 1990?

No me habían dejado partir. Me retiré después del torneo de 1987 y después, en 1989, Unión La Calera bajaría a Tercera División. Me fueron a buscar a mi casa los directores nuevos: Chea y Oliva, y yo pesaba como 90 kilos, pero me pidieron igual para que ayudara a subir al equipo, y acepté. Bajé de peso rapidísimo y volvimos a Segunda División al tiro. Yo era yunta con Cristian Jelves, nos queríamos mucho al igual que con mi compadre Juan Carlos ‘Pelé’ Vera y con todos los jugadores. Nunca tuve enemigos, todos me querían mucho. Yo era todo un personaje dentro del equipo.

¿Cuáles fueron los mejores extranjeros que viste en el club? 

Nogueira, Ezzo (N. de la R.: Hodofildo Félix Nogueira ‘Nogueria’ y Valdir Edison Oliveira, ‘Ezzo’, brasileños de Unión La Calera 1980) y Diego Solís (N. de la R.: volante argentino de Unión La Calera 1979 y 1985).

¿Y el arquero argentino Sergio Díaz que llegó en 1986?

Se equivocó de país.

De los nacionales ¿Juan Carlos Vera, Marco Antonio Figueroa u otros?

Sí, ellos dos y otros muy buenos también, como Ángel Bustos, el ‘Flaco’ Emiliano Astorga, que ahora es entrenador del equipo, y llegaba a sacar chispas en las canillas de los delanteros (risas). También destaco al ‘Paipa’ Avelino Albornoz, que fue lo mejor como defensa que tuve en mi carrera, además de ser gran amigo mío, lo quiero mucho.

¿Te acuerdas del arquero argentino Juan Miguel Bressán, de inicios de 1985?

Sí, le decíamos ‘El Grande de las Malvinas’. Llegó a Unión La Calera como solución, para sacarme a mí y no jugaba ni con tierra. Había sido soldado en la guerra de las Malvinas (N. de la R.: Miguel Bressán llegó a probarse a Unión La Calera pero no firmaría).

¿Alguna historia relacionada con la esquina de J. J. Pérez con Prat, que es como la sede no oficial del club? Tú tenías tu negocio a unos pasos. (N. de la R.: en dicha céntrica esquina calerana se ubicaban mayormente los comercios de la colectividad palestina de La Calera, lo que ha disminuido con el tiempo, negocios que servían como lugar de reunión, de toma de decisiones, de firmas de contratos y punto de confluencia de dirigentes, jugadores, funcionarios e hinchas del equipo cementero).

Yo tenía mi negocio de ropa deportiva casi ahí mismo, y a él llagaban jugadores, hinchas, dirigentes y amigos a comer, cuando me ponía a hacer mariscales y asados ahí mismo. Mi negocio pasaba lleno de amigos. Siempre fui cariñoso y nunca peleé con nadie, siempre respeté a la gente a pesar de que no faltaban los envidiosos, pero yo no soy de tener rencor con nadie, siempre alegre.

¿Tienes alguna anécdota que puedas contar?

Hay muchas pero no se pueden divulgar, menos en un libro (risas). De las que puedo contar tengo una buena. Una vez que fuimos a jugar a Valdivia, antes del partido fuimos con el ‘Paipa’ Albornoz a comer porotos al mercado de esa ciudad. Al otro día Deportes Valdivia nos hizo tres, pero anduvimos bien (risas). Son cosas del fútbol, además que ya no se ganaba nada ni se perdía nada.

¿Desde Buenos Aires sigues a Unión La Calera?

Sí, siempre, si es mi ciudad y algún día volveré. Lo sigo por internet además de que en mi casa tengo el canal chileno también.

¿Te declaras hincha del club?

De toda la vida, si nací ahí y jugué sólo en Unión La Calera. Lo llevo muy dentro de mi corazón, y a mi amigo el flaco Astorga le deseo que ojalá suba este año (N. de la R.: Unión La Calera terminaría ascendiendo ese 2010 a la Primera División tras 25 años).

¿Te fuiste satisfecho de tu paso por el club o quedó alguna deuda pendiente?

Me fui muy feliz y agradecido del paso por el club, pero me hubiera gustado que me hubieran dejado ir a otro club, nunca me dejaron. Bueno y es que ¿De dónde sacaban otra araña negra como yo? (risas).

¿A qué dirigentes destacarías en tu paso por el club?

A Ramón García, a mis tíos Nicolás, Nazzar y ‘Picharita’ (N. de la R.: ‘Picharita’ es Bichara Chahuán Nazar, hermanos de los dos anteriores), a Arturo Chahuán, al ‘Pato’ Jadue y a Manuel Rocha.

¿Algún mensaje a los hinchas cementeros o algo más que agregar?

Que los quiero mucho y siempre los recordaré, por ahora a la distancia. Ojala que ‘Calerita’ suba este año y no baje más. Muchos besos y saludos a todos. Yo no estoy ni ahí con la plata, ahora se juega por plata mientras nosotros jugábamos por amor a la camiseta. No ganábamos casi nada, era muy poco dinero. Ahora se pagan fortunas y juega cualquiera. 

Fuentes:

  • www.partidosdelaroja.com
  • Libro: “Campeones de Cemento: La historia íntima de Unión La Calera” (2011, Gustavo Crisóstomo y Rino Curotto).
  • Diarios: La Estrella de Valparaíso, La Tercera y El Mercurio.
  • Agradecimientos: Abraham Giadalah Chahuán, Abraham Giadalah Aguilera, Ricardo Díaz, Jorge Chahuán y Carlos Gómez.

En memoria de Abraham Giadalah Chahuán, el querido y recordado ‘Tarra’.

Artículos Relacionados