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La inauguración del Estadio Santa Laura, hace un siglo

Por Gino Barducci Amor

DEL DIARIO LA NACIÓN DEL 9 DE MAYO DE 1923

En el gran encuentro de mañana por la Copa Guillermo Gellona se medirán por segunda vez los primeros equipos del Audax Italiano e Ibérico. Con este match se inaugurará el campo de juego de la Unión Deportiva Española. El preliminar estará a cargo de los segundos equipos por las medallas Brusardelli.

La gran contienda de mañana entre los primeros equipos del AUDAX ITALIANO e IBÉRICO BALOMPIÉ, en competencia por la Copa Guillermo Gellona y 11 medallas de oro, ha despertado gran interés entre los habitué al buen foot-ball, pues son memorables los encuentros que han sostenido estos elencos.

Los magníficos campos de juego que la UNIÓN DEPORTIVA ESPAÑOLA posee en la avenida Santa Laura, al oriente de la Plaza Chacabuco, en este match quedarán inaugurados oficialmente.

La asistencia de los Ministros de Italia y España, quienes presidirán la reunión, Cónsules de ambas colectividades, miembros de la Banca, Comercio e Instituciones, Directivos del foot-ball y Prensa local, auguran un lisonjero éxito.

Los connacionales de los contendores están deseosos de que llegue el momento de ver medirse a tan poderosos conjuntos, y nuestros aficionados ser testigos de una brega llena de alternativas agradables y foot-ball científico, pues la preparación y antecedentes de los componentes del IBÉRICO y AUDAX, así lo dan a entender.

Francisco Bollo, jugador del Audax Italiano (foto La Nación).

Sabemos, y es ya costumbre, que numerosas familias de ambas colonias se aprestan para estimular a los campeones.

Los métodos puestos en práctica por los conjuntos para su preparación, a fin de presentarse en la arena en la plenitud de sus cualidades, nos hacen entrever una de las contiendas más memorables de la presente temporada.

El campo de juego será adornado con profusión de banderas y gallardetes, y las populares con carpas. La banda de músicos de los ex alumnos de los Salesianos concurrirá a amenizar el espectáculo.

Los segundos equipos de ambos clubes dirimirán supremacía por once medallas de plata donadas por el Sr. Nino Brusardelli, las que no fueron definidas el año pasado por empate. Ambos equipos, compuestos por integrantes consagrados en nuestros fields, lucharán por la posesión definitiva de las medallas.

Dirigirá el encuentro el Sr. Octavio Castillo a las dos en punto. Las entradas a las distintas aposentadurías de la cancha han sido fijadas a precios bajos.

 

INAUGURACIÓN DEL ESTADIO SANTA LAURA EL 10 DE MAYO DE 1923

EL Audax Italiano se adjudica definitivamente la Copa Gellona. Por el score mínimum vence, después de interesante contienda, al Ibérico Balompié. Alrededor de 3.000 personas presencian la importante reunión de ayer en el Estadio de la Unión Deportiva Española.

Los ministros de Italia y España en la tribuna oficial. Al centro, la copa en disputa (foto Los Sports).

En pocas oportunidades se ha desarrollado una contienda como la realizada ayer entre los cuadros de AUDAX ITALIANO e IBÉRICO BALOMPIÉ, por la posesión de la hermosa copa donada por don Guillermo Gellona y 11 valiosas medallas de oro conferidas por el IBÉRICO, pues el enorme entusiasmo despertado en el público se vio claramente reflejado en que al menos 5.000 personas ocupaban las tribunas y los alrededores de la empalizada.

 

La tribuna oficial

Adornada con profusión de guirnaldas y banderas, esta aposentaduría estaba totalmente ocupada por distinguidas damas de ambas colonias, los Ministros de España e Italia y sus familias, Cónsules respectivos, del Consejo Local, prestigiosos miembros del Congreso, los presidentes de la Federación de Foot-ball, industrias, comercio, etc., y directores de ambas instituciones. El aspecto del hermoso campo desde la tribuna era imponente, y la temperatura agradable de la tarde convidaba a alegrar el ánimo.

 

El preliminar

Poco después de la hora señalada, entraron a la cancha los segundos equipos que tendrían a cargo el preliminar, en competencia por medallas de plata. El señor Miguel Schmidt fue designado por los capitanes para dirigir la brega. El titular no se presentó. Los jugadores se dieron a la tarea de encantar a la concurrencia con jugadas de ambos cuadros que entusiasmaban a todos.

 

Los equipos del match de fondo

La impaciencia del público no se hizo esperar mucho, pues minutos después de las 3:30 p.m. hicieron su entrada a la cancha, iniciando la comitiva el IBÉRICO, seguido del AUDAX. Ambos cuadros correctamente uniformados, los españoles con camiseta roja y pantalón blanco, y los italianos con uniforme verde, escudo en el pecho y pantalones blancos, daban un aspecto imponente.

 

Simpático acto

Una vez situados los cuadros frente a la tribuna oficial, llevando cada capitán un hermoso ramo de flores con cintas de seda con los colores de ambas naciones, y después de los hurras de estilo, ambos los intercambiaron y se dieron un fuerte abrazo. Inmediatamente después, los capitanes se apersonaron a las familias de los Ministros y con frases galantes les hicieron entrega de los ramos, mientras la banda de los Salesianos rompía con los acordes de las marchas reales de Italia y España, en medio de los aplausos y hurras que atronaban el aire.

El desfile de los competidores (foto Los Sports).

 

El match

Terminado el acto que antecede, el árbitro Sr. Arturo Flores Conejeros llamó a los capitanes para elegir la colocación de los cuadros, los que quedaron constituidos así:

IBÉRICO BALOMPIÉ

Lapiedra

Vicuña y J. Gondra

Gondra, Gutiérrez y Sobarzo

Pardo, Legarreta, Iraguen, Chamorro y Mediavilla

Manni, Bollo, Brusadelli, Scaglia y Moccia

Fruttero, E. Anglada y F. Corte

Anglada y D. Fruttero

Valpreda

 AUDAX ITALIANO

Sirvieron de guardalíneas los señores Raúl García y Joaquín Huerta.

El cuadro del Ibérico Balompié (foto Los Sports).

Equipo del Audax Italiano (foto Los Sports).

A las 3:55 p.m. inició el juego Iraguen, dando trabajo de inmediato a Legarreta que hizo una corrida que se frustró por medio de Fruttero. Esta primera etapa del match, dio margen para aquilatar en seguida la importancia de la contienda. En efecto, el juego era tan rápido y de perfectas combinaciones que era materialmente imposible seguir las evoluciones de la brega.

Hubo momentos en que se creía que se produciría algún tanto, pero la rapidez y viveza de los guardavallas contrarrestaban los deseos de los atacantes. El público seguía con enorme interés las jugadas y aplaudía con más entusiasmo. A pesar de todo, el término del tiempo llegó sin que se abriera la cuenta.

 

El segundo tiempo

Los más variados comentarios se hacían dando margen a presumir que en el segundo período sería tanto o más interesante que el anterior.

Reiniciado el juego, esta vez con el sol bajo, los cuadros se mantuvieron en las mismas condiciones que en el anterior, tomando incremento a medida que la brega seguía su curso. Durante más de un cuarto de hora el juego se desarrolló tanto en uno como en el otro campo, con gran empuje, haciendo peligrar a cada instante las vallas, pero la defensa hecha por los zagueros restaba eficacia a las jugadas. A continuación se produjo un período de cierta calma, en los minutos que faltaban.

 

El único goal

En efecto, corrido 35 minutos de juego, a raíz de un sostenido avance de la línea delantera verde, Gutiérrez, al tratar de detener a Scaglia, cometió un hand a 30 metros de la valla de Lapiedra, que el árbitro cobró inmediatamente.

Llamado Francisco Bollo para sancionar la falta, lo hizo en tal forma que, con un tiro largo, violento y potente, traspasó la valla sin que Lapiedra pudiera contrarrestarlo. El público, al darse cuenta del efecto de la jugada, prorrumpió en estruendosos aplausos para los afortunados jugadores del Audax que abrían la cuenta. Seguido el juego, los rojos buscaron la manera de igualar posiciones, tratando de vencer a Valpreda con tiros violentos que encontraban a éste en su puesto. Mientras los minutos finales se acercaban, ambos contendores trabajaban con gran entusiasmo, pero a pesar de todo, y salvo un violento tiro de Mediavilla que Valpreda rechazó, el final llegó sin variantes.

AUDAX ITALIANO 1 goal – IBÉRICO BALOMPIÉ 0 goal

Luego, los jugadores de ambos bandos fueron entusiastamente felicitados por los señores Ministros y damas situadas en la tribuna oficial.

 

DE LA REVISTA “LOS SPORTS” Nº 10 DEL 18 DE MAYO DE 1923

Para los que hemos presenciado competencias internacionales, nos magnificaba un verdadero suceso la brega entre españoles e italianos… Llegamos a la cancha con una concurrencia enorme, bulliciosa, impaciente, un estadio bien tenido, decenas de automóviles relucientes y los colores de España e Italia distribuidos en profusión.

¿En que se diferencia este escenario de los de Europa? En que en vez de gastarnos 10.000 pesos en un transatlántico, vamos por cinco o diez centavos en el tranvía36 Matadero Palma”, y en lugar de Barcelona o Génova, llegamos a la República del Guanaco.

Son las 3:30 p.m. y los españoles entran a la cancha, y la banda rompe con un aire marcial confundiéndose las notas musicales con los aplausos estruendosos. Es el cariñoso saludo que se prodiga a España en la persona de sus hijos. Casi inmediatamente aparecen los italianos y se renueva el homenaje anterior.

Un detalle señoril. Francisco Bollo, el capitán del equipo verde, trae consigo dos ramos de flores que ofrece al capitán español, y en posesión ambos del delicado presente, lo depositan con toda gentileza en manos de distinguidas damas. En el momento que los capitanes cumplen tan caballerosa misión, se deja oir la Marcha Real Española que se toca en honor del representante de la nación ibérica acreditado en Chile. En esta reunión se observa una nota diferencial, sobre cualquier otra, un ambiente de armonía, de condescendencia y familiaridad.

España frente a Italia. Los españoles visten elegantes yerseys de color rojo, pantalón blanco y medias obscuras. Los italianos llevan yerseys de color verde obscuro con el escudo de Italia en el pecho, pantalones blancos y medias obscuras con franja verde. Aquí podemos hablar de verdaderos uniformes. Ambos se ven impecables, regiamente representados Si a esto le agregamos el aspecto de la cancha bien pareja y sus divisiones fuertemente marcadas, tenemos un conjunto de detalles que producen agrado y predisponen al público a sentir interés por el lance. Suena el silbato y parte España, y desde los primeros momentos podemos apreciar la calidad de los repreentantes que se enfrentan.

El quinteto español, dirigido por Legarreta, trabaja con decisión. Los pases del maestro, bien medidos y eficaces, retienen la pelota en el campo de los verdes. Pero estos, que poseen un par de zagueros formidables, dan seguridad de mantener incólume su baluarte. A su vez, los delanteros verdes no son menos hábiles que sus contendores, y cuando capturan el balón dan un serio trabajo a la zaga roja. Son dos fuerzas tan comparadas que chocan y traen, por consecuencia, brillantes alternativas. Así es durante la mitad del primer tiempo. A esta altura Moccia, el velocísimo puntero italiano escapa por su línea, resta uno a otro a todos los defensores hasta quedar frente al guardavalla. Éste, que se da cuenta de la crítica situación, toma la única solución salvadora, se arroja a los pies del atacante y, cubriendo con su cuerpo el balón, salva a su equipo.

¡Bravo! – fue la exclamación unánime que premió al valiente guardavalla.

Devuelta la pelota, es enviada por la defensa roja a sus ágiles. Éstos, que han tomado un ligero descanso mientras operaban sus colegas italianos, atacan con ímpetu las posiciones de los verdes. Magnífica ocasión para que se pusiera de manifiesto el valor de las líneas defensivas itálicas, que repelen con brío el bombardeo hasta conseguir alejar el peligro y entregar la pelota a sus veloces delanteros. Dueños del campo, los verdes prueban al portero con repetidos y bien dirigidos tiros que son devueltos sin apremio. De repente, un zaguero toma mal la pelota y rechaza débilmente. ¡Alerta! Un forward la coje y la envía al arco con la velocidad de una flecha.

– ¡Goal!- grita gran parte del público.

Pero no hay tal. La pelota ha pasado rozando el poste por la parte exterior.

¡Caray! – exclama un desilusionado español.

Que corran la puerta un poquito.

– ¡Lástima grande!

Pero aún no se han inventado las puertas saltarinas. Y allí, durante todo el resto del primer tiempo, siguió la puerta bien hermética. Ni una vez tuvo un rango de condescendencia.

Ha llegado la hora del descanso y nosotros aprovechamos de echar una mirada al Estadio Santa Laura, esfuerzo plausible de la colectividad española. Desde luego es lo mejor que hay en la capital, tal cual se presenta. Hacemos la salvedad con los Campos De-portivos del Llano Subercaseaux que no conocemos. Se le podría comparar con el Estadio de Ñuñoa, pero las gradas de éste que son más macizas a prueba de todo evento, carecen de techumbre. Palizada muy sólida de color blanco cierran la cancha por los cuatro costados. Los palos de las metas pintados del mismo color, son a prueba de los delanteros que usan proyectiles del “Berta” (*).

Ocupa el Estadio Santa Laura una gran extensión de terreno. Colindante con la cancha de foot-ball se ve el velódromo, que tiene una periferia de 500 metros, cerrada completamente con una muralla. Este sitio será el punto de reunión de los ciclistas. Vecinos a nosotros, había súbditos de S. M. Victor Manuel II, que recorrían con la vista todo el campo y hablaban entre ellos:

–  ¡Molto bene questo Stadio, progressa Spagna! (Muy bien este estadio, progresa España)

 ¡Certo!, ¿é quando noi, gli italiani? (Cierto ¿y cuándo nosotros, los italianos?)

Espléndida idea que apoyamos tácitamente.

¿Cuántos espectadores cree usted lector que han asistido a presenciar esta brega?

Digamos que es una concurrencia enorme, contrariamente a lo que sucede de ordinario. En esta reunión se ve más gente en la tribuna y es explicable. El 70 % pertenece a las colonias para quienes no es oneroso darse algunas pequeñas comodidades. La nota característica de esta muchedumbre es la presencia de señoras y señoritas. Y también es explicable, al extranjero le agrada llevar de paseo a su familia. A los chilenos nos agrada… dejarlas en casa.

Al comenzar la segunda parte oímos comentarios optimistas y pesimistas respecto a sus jugadores. Los españoles se muestran desencantados:

Legarreta no ha estado hoy en “su día”. Debía haber metido un par de goals por lo menos.

 ¡Rediós! … ¡Qué chuzos están estos niños!

En cambio los italianos exponen:

Moccia stá molto bene e rapidísimo. Fruttero, un leone…

Desde el comienzo de la segunda etapa le ha correspondido a los españoles llevar ataques tras ataques, pero todo esfuerzo se quebranta en las líneas defensoras que se demuestran inexpugnables. Después de un cuarto de hora de bombardeo, los italianos logran romper el cerco. Moccia huye a toda velocidad por su raya y, al centrar, un back concede tiro de esquina. Servido, la pelota cae junto al arco, y listo un forward la chutea a boca de jarro. El portero se arroja al suelo y la ataja con el cuerpo. Al levantarse se enreda y pierde el equilibrio, pero no pierde su serenidad y, haciendo uno y otro quite, salva el difícil trance. Cambia la situación momentáneamente, los ágiles rojos atacan y llegan hasta los dominios del guardavallas italiano, quien se defiende con toda bravura del ímpetu español, entregando la pelota al quinteto verde. De nuevo tenemos a los italianos en el campo adversario.

Pero, ¡cuánto influye el factor suerte! Y en este caso estuvo de parte de los italianos. Llamado a servirlo, el capitán de los verdes lo hace con tanta precisión y fuerza que el balón entra como una exhalación por uno de los ángulos superiores de la valla.

¡El goal del triunfo pertenece a los italianos! Nos retiramos antes del pitazo final que daría por terminada la brega y desde fuera del estadio alcanzamos a oir las voces de aliento de los italianos: ¡¡¡Avanti Saboia!!!

(*) El Berta Krupp fue un poderoso cañón alemán durante la Primera Guerra Mundial, con cuyos obuses fue bombardeado París desde gran distancia.

 

Fuentes: 

  • Diario La Nación y Revista Los Sports

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