Inicio ClubesProfesional El Jogo Bonito de Coquimbo Unido 1979

El Jogo Bonito de Coquimbo Unido 1979

Por Felipe Fernández

En 1978 Coquimbo Unido retornaba a Primera División luego de 13 años en la segunda categoría e incluso de un año (1975) en el amateurismo. Las esperanzas ahora estaban centradas en tener un año tranquilo, sin embargo, aquel torneo de 1978 fue sufrido hasta el final. El entrenador Sacha Mitjaew, no logró ganar ningún partido en las 10 primeras fechas, siendo reemplazado por el histórico Luis ‘Zorro’ Álamos, quien consiguió, en la undécima fecha, el primer triunfo del torneo al ganarle a Green Cross 4-2. Se pensó que con el ‘Zorro’ la maquina pirata comenzaba a funcionar, pero ante la sorpresa de todos, al partido siguiente, Álamos, emigró a la capital y tomó la dirección técnica de Unión Española.

La dirigencia pirata tuvo que buscar rápidamente un reemplazo, recayendo en el ex entrenador de Universidad de Chile, Luis Ibarra, la misión de sacar a Coquimbo Unido del fondo de la tabla.  Nelson ‘Cañoncito’ Vásquez, Julio Dinamarca, Miguel ‘Chapulin’ Ibáñez y los brasileños Torino y Bene, lograron que el hincha pirata respirara tranquilo, luego de vencer a Magallanes y Ñublense en la liguilla del descenso. ¡Los aurinegros seguían un año más en Primera!

Para el torneo de 1979, la dirigencia pretendía sí o sí otro brasileño en el equipo. Ahí llegó Liminha (quien había jugado en Sao Paulo y Curitiba) y se armó el trío que revolucionó el fútbol chileno a punta de golazos y de samba, pero, a decir verdad, curiosamente de ninguno de los tres se sabía exactamente como jugaban antes que llegaran al club.

“Torino llegó a probarse, hizo unas dos o tres jugadas en el primer entrenamiento y a los 15 minutos se desgarró. Con el presidente del club Miguel Bauzá, decidimos llamar a Elías Figueroa, quien lo conocía muy bien debido a su paso por Brasil (Torino había sido jugador destacado en Gremio y Botafogo). Elías nos dijo ‘Espérenlo, tiene una zurda extraordinaria, es un gran jugador’. Después de ese consejo, no tuvimos dudas y decidimos contratarlo”, Recuerda Alfonso ‘Pocho’ Morales, gerente del club en aquella temporada.

Al igual que Torino, su compatriota Bene también llegó a probarse al club. Los dirigentes no estaban muy seguros de su contratación, a pesar que en su currículum indicaba que había jugado en el Barcelona de España y que había sido figura del Corinthians entre 1963 y 1971. Luego de un partido amistoso frente a La Serena, un defensor granate le comentó al presidente del club lo difícil que fue marcar al brasileño y lo hábil que era con el balón. Finalmente, se le dio la orden al gerente Alfonso ‘Pocho’ Morales para que procediera a su contratación.

Según recuerda el periodista de Valparaíso, Carlos Campos: “Antes de llegar a Coquimbo, en el verano de 1978, Bene se probó en Everton de Viña del Mar, pero el entrenador Pedro Morales no lo consideró en el plantel definitivo después de ser anulado completamente en un partido amistoso por el portentoso defensor Mario Soto, quien debutaba ese año en Cobreloa”.  

Lo de Liminha fue distinto. Una comitiva de dirigentes de Coquimbo Unido encabezada por Gustavo Camelio fue en búsqueda de un jugador de alto nivel a Brasil, sin embargo, el grupo de dirigentes se dedicó a hacer turismo por Rio de Janeiro la mayor parte del tiempo, y solo el último día, debido a la presión que les pusieron desde Coquimbo, cerraron sin conocerlo, el contrato de Liminha con el representante de jugadores y ex seleccionado uruguayo Pedro Virgilio Rocha. Al menos, esta vez, tenían la recomendación de Torino, que lo había sugerido a la dirigencia para reforzar el equipo de 1979.

El inicio de aquel torneo fue sencillamente arrollador. Coquimbo Unido se mantuvo invicto por 11 partidos. Llenaba los estadios donde se presentaba y en los entrenamientos no era difícil encontrar a más de 2.000 personas que observaban el espectáculo de fútbol y alegría que tenían los tres brasileños. Especialmente Liminha, bailando samba después de los goles.

 

De izquierda a derecha: Liminha, Miguel Ibáñez y Torino
(Fotografía cortesía Melba Letelier Ibáñez).

El técnico Luis Ibarra recordaba para el diario Las Últimas Noticias del 6/07/2005 que: “Esa celebración nació en una práctica. Se sacaban pica en las pichangas y les dije que lo hicieran en los partidos. Fue un boom. Todos hablaban de la samba de los brasileños de Coquimbo”.

Las primeras 10 fechas del campeonato debe ser seguramente el momento de mayor efervescencia que se ha vivido en la historia del fútbol coquimbano. Estaban todos los ingredientes: Un tremendo equipo, jugadores de categoría superlativa, alegría, goles hermosos por montón, triunfos, estadios llenos, expectación a nivel nacional, transmisiones por TV, etc.

El 22/04/1979, comenzó el torneo y Coquimbo Unido enfrentó a un siempre duro rival: Universidad Católica. Mario Espinoza de penal le dio el ajustado triunfo a los piratas 1-0. El debut fue prometedor y también el de Liminha, que dejaba una grata impresión en su primer encuentro, claro que su debut goleador sería en la fecha siguiente cuando los piratas empataron 1-1 con Lota Schwager en Coronel. En el partido siguiente, Liminha, que durante la semana había prometido un gol, no decepcionó y anotó de penal en la victoria frente Everton 3-2. Mario Araya y Mario Espinoza anotaron los otros dos tantos. En la fecha cuatro, dos goles de Bene, uno de Torino y otro de Mario Espinoza decretaron el triunfo 4-2 sobre Naval en el Morro de Talcahuano.

Después del partido, Bene declaró a la prensa: “Es grato volver a marcar. Respirar el gol, sentirlo, disfrutarlo”. Para los brasileños, el gol era más que un momento del fútbol, era un resumen perfecto de cómo vivir la vida.

A la semana siguiente la hinchada llegó en masa al Sánchez Rumoroso para el importante encuentro frente a la Universidad de Chile dirigida por el eximio Fernando Riera. Los piratas no defraudaron y Mario Espinoza le dio la victoria a los aurinegros por la cuenta mínima.

Equipo de Coquimbo Unido el año 1979.
Arriba de izquierda a derecha: Jorge Rodríguez, Pedro Espinoza, Belisario Leíva,
Juan Rodríguez, Hernán Vergara y Manuel Espinoza,
Abajo: Julio Dinamarca, Liminha, Bene, Torino y Mario Espinoza.

Luego de dos empates 2-2 frente a Wanderers y Palestino, todos goles de Liminha y Torino, volvieron los triunfos al derrotar 4-0 a Concepción, luego 3-1 a Ñublense en Chillán y 4-0 a Green Cross en Coquimbo con un golazo de Liminha que el actual relator Marcelo González vio en vivo y en directo cuando era apenas un niño. “Yo tenía 16 años y no me perdía partido de Coquimbo. Recuerdo con claridad ese gol. Fue algo muy pocas veces visto. Deben haber sido un poco más de 30 metros y sin previo aviso, Liminha, tras pase de Julio Dinamarca, hizo un medio giro y sacó un disparo que mezcló potencia, técnica y mucha precisión. Imagínate que después de un gol así se pongan a bailar samba. Era una fiesta. Fue fenomenal”.

En las 10 primeras fechas del torneo, Coquimbo Unido convirtió 25 goles, siendo por lejos el equipo más goleador de la competencia y Liminha fue el máximo artillero con 10 tantos. La gente en el puerto enloquecía con este equipo que dejaba en el olvido todo sufrimiento pasado. Los ‘Sambistas’, como le decía su compañero Miguel Ibáñez, eran la redención de aquel castigo que significó, cuatro años antes, el paso por el amateurismo. No había lugar en el puerto donde no se hablara de estos revolucionarios de las celebraciones de goles.

Luis Ibarra recordaba para el diario Las Últimas Noticias: “Los brasileños eran increíbles, puro jogo bonito. Cuando andaban inspirados, uff, le ganamos a Universidad de Chile y la Católica y el año anterior vinimos a Santiago y le ganamos a Colo Colo y al Palestino campeón. Bene había jugado en Europa. Liminha era encarador, muy hábil y cabeceaba. Torino tenía una zurda terrible. Ellos se divertían dentro de la cancha y la gente gozaba con este equipo”.

La primera derrota llegó recién el ocho de julio en partido frente a Unión Española en Coquimbo válido por la fecha 12 del torneo. Por 3-2 ganaron los hispanos con un gol al último minuto convertido por Horacio Simaldone. El gol del argentino fue un duro golpe para los espectadores que vieron como el equipo de las alegrías ahora les provocaba una enorme tristeza, sin embargo, el ánimo del plantel no decayó y logró conseguir importantes empates sin goles en calidad de visita contra Colo Colo y O’Higgins.

En la fecha 15 los piratas vuelven a la victoria ante Cobreloa 1-0 con tanto convertido por el infaltable Liminha de lanzamiento penal a los 25 minutos de la primera etapa, luego que el defensor loíno González derribara a Bene en el área mayor. En aquel partido presenciado por 11.557 espectadores salió lesionado Torino. Eso se notó en el trámite del encuentro y por cierto también en los partidos siguientes.

A pocas fechas de terminar la primera rueda del torneo, Coquimbo Unido daba espectáculo de primer nivel en todo Chile, ocupaba la tercera posición de la competencia y Liminha lideraba la tabla de goleadores, seguido de cerca por el ídolo popular Carlos Humberto Caszely.

El entonces joven dirigente coquimbano Rafael Morey, (Presidente del club el año 2005), comentó para el Diario El Día del 15/06/1979: “El conjunto aurinegro tiene argumentos sólidos que mostrar, como lo son la técnica y el temperamento de sus jugadores. Creo que Coquimbo Unido es el gran suceso del 79 y lo ha demostrado venciendo a equipos de primera línea”.

Torino y Bene conversan animadamente en camarines (Fotografía cortesía de Jorge Llewellyn).

 

La primera rueda terminó oficialmente con una hermosa exhibición de fútbol al derrotar 5-1 a Audax Italiano con dos goles de Gustavo Vega, dos de Fidel Dávila y uno de Espinoza de penal, claro que este partido había sido postergado y se pudo jugar recién el 1 de noviembre. 

La segunda parte del torneo fue muy distinta. Los aurinegros solo pudieron conseguir 10 puntos, a diferencia de los 26 que había logrado en las primeras 17 fechas. Liminha que convirtió 12 goles en la primera rueda, en la segunda parte anotó 7, de los cuales, 4 fueron frente a Wanderers en el triunfo pirata por 5-0 de la fecha 24.

Ciertamente el nivel bajó en la segunda mitad del año, pero también hay que considerar que era muy difícil seguir manteniendo durante todo el torneo el alto rendimiento del primer semestre.

Increíblemente, después de tantas alegrías, el equipo logró solo cuatro victorias en la segunda rueda. A parte del triunfo frente a Wanderers, ganó a Lota Schwager 2-0, a Ñublense 4-1 y a O’Higgins 2-1.

La vida que llevaban los brasileños era de fútbol y fiesta, según muchos, ese estilo de vida era el que los hacía jugar bien cada domingo, pero un torneo tan largo como el del año 79, seguramente, les pasó la cuenta físicamente.

Alfonso Morales, recuerda una decidora anécdota cuando empezaba la segunda rueda: “Miguel Bauzá cumpliendo lo establecido en el contrato, entregó un auto nuevo a Liminha. Andaba feliz por todos lados con su auto. Era bueno para tomar el hombre así que siempre los dirigentes nos íbamos a dar una vuelta por su casa la noche antes del partido. Cuando llegamos a La Herradura, donde vivía, vemos el auto afuera, con el motor corriendo y las luces encendidas, pero adentro no se veía nadie. Nos acercamos, abrimos la puerta y vemos tirado a Liminha sobre el manubrio, sin ninguna posibilidad de moverse por si solo, terriblemente curado. Lo ayudamos y lo entramos a la casa. Con Patricio Zepeda, dirigente de esos años, decidimos suspenderlo para el partido del día siguiente, aunque obviamente, así, no tenía ninguna posibilidad de jugar”.

“Eran alegres dentro de la cancha y fuera de ella. Los brasileños me decían que necesitaban relax después del partido. Incluso en sus casas tenían permiso para no llegar. Ellos no concebían la vida sin bailar, sin pasarlo bien y a mí me costaba explicarles eso a los dirigentes”, comentaba Ibarra el año 2005.

Dos fechas antes del fin del torneo el entrenador Luis Ibarra dejó su cargo en el club por problemas extra futbolísticos y asumió el jefe de divisiones inferiores Víctor Seura, pero los resultados siguieron sin acompañar al equipo. Derrotas frente a Cobreloa 4-1 en Calama y 5-0 con Audax Italiano en Santa Laura cerraron el hermoso sueño del 79 que con el correr de los años se transformó en uno de los más bellos pasajes de la historia aurinegra.

“Luis Ibarra llevó muy bien el equipo. Éramos un grupo de amigos y en la cancha eso se veía. Si uno perdía la pelota, todos ayudábamos. Además los brasileños eran extraordinarios, muy buenos compañeros siempre, muy amistosos y espectaculares para el fútbol. Liminha revolucionó las celebraciones de gol en Chile. La pelota cruzaba la línea y él se ponía a bailar samba”. Recuerda Pedro ‘Huamalata’ Espinoza. 

Igual que la espuma de una cerveza, la efervescencia que había llegado hasta el límite, lentamente fue desapareciendo, quedado al final un sabor amargo por lo que pudo ser y no fue, pero a la vez, quedó también el recuerdo imborrable de jornadas gloriosas que sólo el fútbol puede entregar a una hinchada ávida de alegrías y triunfos.

Benedicto Carlos de Souza, Bene, en 1980 emigró a Aviación y luego se retiro del fútbol. Vive actualmente en Sao Paulo y está muy ligado al Corinthians, club en el cual es muy querido por las excelentes temporadas que tuvo entre 1963 y 1971.

Torino, convencido por los dirigentes de Deportes La Serena, abandonó el barco pirata para la temporada de 1980, claro que no volvió a repetir el éxito de su paso por Coquimbo Unido. Una vez retirado del fútbol, luego de jugar los últimos 6 meses en el Chapecoense, armó su escuela de fútbol en Florianópolis donde estuvo a cargo hasta marzo del año 2013, cuando un cáncer sólo nos dejó sus recuerdos, que hasta el día de hoy viven en los fanáticos aurinegros.

Su hijo Torino Garcia Lopes, quien actualmente está a cargo de la escuela de fútbol, recordó para este reportaje, su estadía y la de su padre por Coquimbo: “Yo nací en Coquimbo, y auque era muy pequeño, tengo un tremendo cariño por su gente y hasta el día de hoy me impresiona el profundo fanatismo y amor que tiene la hinchada por Coquimbo Unido. Así como también la tremenda admiración que sienten por mi padre”.

Liminha, siguió en Coquimbo un año más y en 1981 fue la contratación estrella de la Universidad de Chile, donde tuvo en Miguel Ángel Gamboa y Héctor Hoffens a dos experimentados compañeros de ataque.

Se retiró en Deportes Antofagasta en 1983 y luego volvió a su natal Curitiba, donde, afectado por problemas renales, falleció en agosto del año 2000. Hoy, una calle con su nombre en el suburbio de Campo de Santana, lo recuerda y le rinde un homenaje diario a quien brindó tantas alegrías en su paso inolvidable por las canchas brasileñas y chilenas.

Su viuda Rita Lima y su hijo Leandro Santiago Silva Lima, quienes viven actualmente en Curitiba, recuerdan con añoranza su paso por Coquimbo. “Nosotros vivíamos en La Herradura, teníamos muchos amigos, recuerdo especialmente a Pablito Herrera y su esposa Margarita. Después de los partidos nos juntábamos a hacer asado, feijoada y compartir tomando una cerveza. Fuimos muy felices allá, no me olvido de esa hermosa ciudad y su gente. Agradezco hasta el día de hoy el cariño y el recuerdo que tienen por Liminha”.

 

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