El gran impacto que causaron los triunfos frente al Flora y luego sobre la Asociación de Santiago en 1903, trajo como consecuencia que el fútbol coquimbano se hiciera popularmente conocido en el país. Por cierto, también sus jugadores adquirieron fulgurante prestigio, siendo contactados por equipos de otras regiones para enrolarlos en sus filas. A lo anterior se sumó un hecho poco investigado hasta ahora. Se trata de la creación de distintos equipos con el nombre “Coquimbo”, los que que fueron surgiendo en Chile en la primera mitad del siglo XX.
El Unión Coquimbo de Antofagasta, el Unión Coquimbo de Chuquicamata, el Unión Coquimbo de Chañaral, el Coquimbo Crav de Penco, el Unión Coquimbo de Santiago, el Unión Coquimbo de Viña del Mar, el Unión Coquimbo de María Elena y el Coquimbo Unido de Punta Arenas son prueba de ello. En esta nota nos centramos en los primeros cuatro “Coquimbo” mencionados en este párrafo.
El Coquimbo de Antofagasta
El primero de mayo de 1906, cuando aún no se oficializaba la liga de fútbol amateur de Antofagasta, nació el Unión Coquimbo producto de la organización de un grupo de jóvenes obreros amantes de este deporte. Entre los fundadores estaba Juan Chester, quien fuera seleccionado chileno en el Sudamericano de 1917, y Pedro Nolasco Araya, quien, según los antecedentes recabados, sería el mismo jugador coquimbano que estuvo en el histórico partido de 1903 frente a los marinos británicos del Flora. Él habría sido el hombre que llevó desde su puerto natal el nombre al nuevo equipo antofagastino. Y no sólo eso, también llevaría el legado de nuestros colores. El Unión Coquimbo de Antofagasta jugaba de impecable camiseta a rayas negras y amarillas.
En los años siguientes, específicamente el 5 de abril de 1910, se creó la liga de fútbol de Antofagasta siendo, por cierto, el Unión Coquimbo uno de sus clubes fundadores. El poderío de los “coquimbanos” fue avasallador en los primeros años del torneo, titulándose campeones en 1911, y luego consecutivamente los años 1916, 1917, 1918, 1919, 1920, 1921 y 1922. Su plantel estelar contaba con el temible delantero Manuel Bravo, quien fuera seleccionado chileno en el Sudamericano de Brasil 1922 (convirtiéndole a los propios cariocas en el empate 1-1 del partido inaugural) y en las Olimpiadas de Ámsterdam 1928, donde también consiguió anotar frente los dueños de casa en el empate 2-2.
En 1912, varios de los jugadores del Unión Coquimbo, que conformaron la selección de Antofagasta, enfrentaron en un reñido encuentro a la selección de la Asociación de Coquimbo, mencionada ya en aquellos años por la prensa escrita con el nombre de Coquimbo Unido
El Unión Coquimbo de Antofagasta siguió en la década del 30 y 40 su camino triunfal por las canchas antofagastinas, pero después de su último título en 1943 fue perdiendo su liderazgo en manos del Unión Bellavista, y lentamente comenzó a perder terreno hasta desaparecer por completo. Mientras el equipo estuvo vigente, el principal clásico inter-ciudad lo jugaba con otro Coquimbo, uno nacido en las inmensidades del desierto más seco del mundo…
El Coquimbo del desierto
El Auge de las mineras a fines del siglo XIX y comienzos del XX hizo que varios coquimbanos emigraran hacía el norte. Fue el caso de Duncan Silva, quien viajó hasta Chuquicamata en la década del 20 para trabajar en la mina a rajo abierto más grande del mundo. Ya instalado en el campamento minero, fundó, junto a otras destacadas personalidades del lugar, la FEDEMU (Asociación Social y de Deportes de Chuquicamata), la cual se creó un 5 de febrero de 1920 con el objetivo de organizar actividades recreativas dirigidas a los habitantes del poblado minero. Al día de hoy, la Corporación de Deportes de Calama sigue llevando el nombre FEDEMU.
Luego de fundarse la FEDEMU, comenzaron a crearse distintos equipos del fútbol amateur que competían en la liga de Chuquicamata. Entre esos equipos estuvo el Unión Coquimbo, institución deportiva creada por el mismo Duncan Silva el 2 de marzo de 1921 y que, como se ve en la foto de esta nota, lucía camisetas aurinegras al igual que la selección de Coquimbo de aquel entonces.
El novel cuadro de Unión Coquimbo fue ganando importancia en el norte, siendo invitado en reiteradas ocasiones a enfrentarse con equipos bolivianos y santiaguinos. El 2 de junio de 1927 viajaron hasta la altura de La Paz, Bolivia, para enfrentarse con la selección de aquella ciudad. Los “coquimbanos”, ante la mirada del Presidente boliviano Hernando Siles, quien se encontraba presenciando el encuentro, vencieron a los locales por 2-0. Años antes habían enfrentado a Colo Colo en Santiago en un partido que quedó para la historia por el particular resultado: 55 fue el inusitado marcador.
Una vez formada la liga de fútbol amateur de Chuquicamata, ‘Los Piratas’, como eran apodados, fueron ganando terreno al conseguir el título de la liga minera en varias oportunidades.
A fines de los años 50, Duncan Silva emigró a Santiago y se hizo cargo del equipo el señor Juan Guzmán Duffe. “Trabajando en Chuquicamata se dio la posibilidad de dirigir al Unión Coquimbo a fines de los años 50. En mi larga trayectoria tengo más de 60 títulos con este equipo. En dos oportunidades ganamos todas las categorías. La adulta, segunda, juvenil e infantil, porque habían jugadores buenos en ese tiempo, por lo que se puede decir que soy uno de los técnicos más exitosos de la capital minera. Por eso prometí y juré que hasta el último de mis días dirigiré a mi amado Unión Coquimbo“, recordaba para el diario la Estrella de Antofagasta Juan Guzmán en abril del 2009.
La personalidad extrovertida y su amor por el fútbol, llevaron a Juan Guzmán hasta lugares que nunca soñó. Coterráneo y amigo del seleccionado chileno René Meléndez, nacido en la comuna salitrera de María Elena, no dudó en aceptar su invitación cuando le pidió que lo acompañara a un entrenamiento de la selección chilena en Santiago. En la capital se hizo amigo del cuerpo técnico y de los jugadores. Era tan querido por el plantel chileno, que al llegar Fernando Riera a hacerse cargo de la selección, no quiso excluirlo y le dio el puesto de aguatero, con el cual pudo estar en la mismísima banca en los partidos que Chile disputó en la Copa del Mundo de 1962, siendo su más preciado recuerdo el gol de Leonel Sánchez a Lev Yashin en Arica, en los cuartos de final de aquella Copa del Mundo.
El aprendizaje que obtuvo del entrenador Fernando Riera fue fundamental para llevar al Unión Coquimbo y su gloriosa tricota aurinegra, a lo más alto del fútbol nortino.
El popular equipo de Chuquicamata dejó de existir comenzando el siglo XXI, una vez que el campamento minero fue trasladado hacía la ciudad de Calama, sin embargo, la escuadra aurinegra sigue aún presente en la memoria de los habitantes nortinos.
El Coquimbo de Chañaral
El Unión Coquimbo de Chuquicamata y el de Antofagasta fueron equipos tradicionales durante muchos años en sus respectivas ciudades, no obstante, muy pocos recuerdan la corta vida la corta vida del Unión Coquimbo de Chañaral, más precisamente ubicado en la localidad de Barquito, un puerto minero distante a unos cuatro kilómetros al sur de la localidad que viera nacer a Luis ‘Zorro’ Álamos, uno de los entrenadores más destacados del medio chileno y quien tuvo un fugaz paso por Coquimbo Unido en 1977.
Pasada la época de oro del salitre, el habitante de Coquimbo seguía buscando mejores opciones de vida que las que encontraba en el puerto. La pobreza azotaba sin piedad a muchas familias coquimbanas que se instalaron en campamentos luego de volver de las salitreras. Sin embargo, algunos siguieron buscando esperanzas en el norte o bien nunca volvieron a su tierra, y se transformaron en embajadores de Coquimbo en tierras foráneas.
“En Barquito se ha fundado un club de fútbol”, titula en sus páginas interiores el periódico El Deber de Chañaral del 17 de agosto de 1927. Continúa: “El martes 16 del presente se reunió un numeroso grupo de entusiastas jóvenes aficionados a los deportes con el fin de formar un nuevo club de fútbol que después de un largo cambio de ideas quedó acordado que el nombre de esta institución debía ser Unión Coquimbo F.B.C., cuyo nombre obedece a que la mayoría de los miembros son nativos del puerto de Coquimbo”.
El directorio quedó integrado por el presidente honorario Sr. Charles Badger y el presidente activo señor Juan Sánchez. Luis Aguirre, Juan Carreño, Luis Fernández y Julio Pizarro, entre otros, formaron parte de la primera directiva, mientras que la jineta de capitán recayó en José Álamos.
Al poco andar, el club fue ganando prestigio y la prensa local lo catalogaba, sin ambigüedades, como el mejor equipo de la comuna junto a su archirival “El Marítimo”, con quien alimentaban en cada partido una odiosidad pocas veces vista por esas tierras. No había partido que no terminara en algún problema extrafutbolístico.
El Unión Coquimbo fue creciendo organizativamente y en cantidad de socios. En 1929 contaban con tres categorías en la rama de fútbol y habían creado la rama de Básquetbol. Además se sumaba una escuela artística para los hijos de los socios.
Comenzando 1930, algunos miembros fundadores renunciaron a la directiva del club por problemas internos, los que muchas veces se ventilaban en las cartas publicadas por el diario El Deber de esa localidad. Al parecer, para los habitantes nacidos y criados en la localidad de Barquito, el nombre del club nunca los representó fielmente, por lo que a mediados de junio de ese 1930 decidieron cambiarlo definitivamente por el de Deportivo Barquito.
Los cortos tres años del Unión Coquimbo dejaron para siempre una huella en Chañaral, un pasado glorioso y una estela de color aurinegro que se extendió por todo el norte de Chile.
El Coquimbo del sur
No solo en el norte chileno el fútbol coquimbano dejó su huella. Como buen puerto, muchos marinos mercantes, gente de mar, o bien trabajadores que se movilizaban a través de transporte marítimo, dedicaban algunos minutos para observar el aún novedoso juego del fútbol que los locales practicaban con tanto fervor y entusiasmo en cada puerto. Fue el caso de Ignacio Fonseca Espinoza, originario de Yungay, estudiante de la Escuela de Artes y Oficios de Santiago y trabajador minero en varias ciudades del norte de Chile, entre ellas, Coquimbo. En la Ciudad-Puerto el oriundo de Yungay vivió la época de ese histórico equipo porteño que venció a los ingleses de Flora en abril de 1903, quedando unido para siempre a una pasión que no lograba explicarse. Nunca vio a un equipo que jugara mejor al fútbol y a una ciudad tan comprometida con sus jugadores. Años después siguió su recorrido laboral hacía el sur y entró a trabajar a la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), que tenía también sede en la ciudad de Penco en la hoy Región del Biobío.
Ignacio Fonseca era un hombre que venía con todo el conocimiento sindical y organizativo de los trabajadores de la minería del norte, así que primero formó una Sociedad de Socorros Mutuos llamada el Progreso, la cual cumplía funciones de ayuda social en la comunidad. A fines de la primera década del siglo XX, el fútbol comenzó a ganar protagonismo en el sur de Chile, y las empresas eran el primer lugar donde los trabajadores se organizaban para armar un equipo. Acá apareció nuevamente Fonseca, comentándole a sus compañeros de trabajo, que en el norte, en una ciudad llamada Coquimbo, había visto el mejor fútbol de su vida y que “Coquimbo” sería un gran nombre para el equipo de la refinería.
Según algunos investigadores penquistas, como es el caso del periodista Nelson Palma, está historia del origen del nombre del Coquimbo Crav, que se cuenta detalladamente en el Diario El Sur de Concepción de agosto de 1958, no es 100 % completa. Según René Martínez, miembro de una de las familias que administró el club sureño, el nombre de la institución estuvo dado por un partido que la selección de Coquimbo fue a jugar el año 1910 hasta el Fortín de Penco para enfrentar al equipo de la refinería. Al término de este encuentro, el equipo local, informó oficialmente a los visitantes que, a modo de homenaje por haber viajado tantas horas y por su gran nivel futbolístico, llevarán el nombre de: Coquimbo, al que se le agregará Crav para identificarlo con la empresa a la cual pertenece.
Estas dos versiones, que bien pueden complementarse, hablan de la transcendencia que tuvo el fútbol coquimbano a comienzos del siglo pasado, y que fue dejando una impronta desde los desérticos pueblos del norte hasta los fríos y lluviosos parajes sureños.
El Coquimbo Crav, con el correr de los años, se transformó en un ícono para la ciudad de Penco. Integraron con éxito la competitiva Liga Regional del Gran Concepción (en la que participaban equipos como Lota, Federico Schwager, Naval, Arturo Fernández Vial, Los Ángeles, Universitario, Lord Cochrane, entre otros) obteniendo los títulos regionales de los años 1963, 1966 y 1968.
Sin duda alguna, los momentos más gloriosos del Coquimbo Crav fueron en la década del 60. Además de los títulos obtenidos, jugó en encuentros amistosos con equipos profesionales del nivel de Huracán de Buenos Aires en 1963, Universidad Católica el año 1964 y realizó una inolvidable gira a Uruguay en 1996, país del cual era oriundo Juan Muñiz, ex arquero profesional y exitoso entrenador del club azucarero con el que logró cinco títulos amateur.
El equipo dulce, como le decían por pertenecer a la empresa azucarera, no jugó nunca con los colores amarillo y negro. Vistieron hasta su final en 1976 de blanco con azul. Ese año la empresa cerró la sucursal de Penco y siguió existiendo en otras zonas del país hasta su quiebra en 1982, provocada por la gran crisis financiera que vivía Chile. Ese año también, una parte de la historia del fútbol coquimbano se iba para siempre junto al Coquimbo Crav.
Fuentes:
Revistas: Los Sports y Sucesos.
Diarios: El Lonjitudinal (Coquimbo), El Deber (Chañaral) y La Estrella (Antofagasta).