Viña del Mar, sábado 25 de febrero, pleno verano de 1978. El club local Everton se preparaba -por ese entonces- para una nueva temporada y mostrar a sus nuevas figuras. Primero, con la 2ª edición de la ‘Copa Ciudad Viña del Mar’ y luego con la Copa Precampeonato. Este último torneo tipo cuadrangular, con asistencia de cuadros nacionales, partiendo por el anfitrión Everton, más la presencia de Universidad Católica, Palestino con Elías Figueroa a la cabeza y Cobreloa, cuadro representativo de Calama, que llegaba a jugar por primera vez al gramado del estadio Sausalito, bajo el mando técnico de un reconocido entrenador y un caballero del fútbol. Don Andrés Prieto Urrejola.
Aquel certamen estival, tendría un tinte diferente. La novedad, sería la presencia del equipo calameño, para muchos, constituido en la ‘vedette’ del fútbol chileno, ya que había irrumpido con fuerza en el concierto futbolístico nacional la temporada anterior, logrando su ascenso a Primera División, vía liguilla promocional, desplazando de la categoría, nada menos que a Santiago Wanderers, el decano del fútbol chileno, que descendería por primera vez en su historia.
Teniendo el privilegio de residir en la zona, como adolescente y con ganas de ver buen fútbol, nos preparamos para asistir a dicho cuadrangular, el que prometía buen fútbol y un grato espectáculo con elencos invitados de lujo.
Eran los tiempos en que nuestro mayor anhelo era poder acercarnos a las figuras y pedirle un autógrafo. Con esa ilusión, junto a un amigo de aventuras futboleras, nos acercamos hasta el concurrido Hotel O’Higgins, en pleno centro de la ciudad jardín, donde se hospedaban la mayoría de los equipos participantes, cuyos jugadores solían salir hasta su exterior para observar el panorama de una ciudad que en pleno mes de febrero, se convulsionaba con la presencia de visitantes y turistas, con el Festival Internacional de la Canción y con una dosis de buen fútbol, organizado por la institución representativa de la ciudad jardín.
Nuestra aventura
Aguardando en el acceso exterior al hotel, por fin divisamos a un viejo conocido nuestro. Nada más y nada menos, que el puntero argentino y ex figura del Everton campeón 1976, el cordobés José Luis Ceballos, flamante contratación del equipo calameño, quien no se hizo problema para autografiarnos una fotografía suya. Y así se fueron sucediendo las apariciones. Luis ‘Walo’ Ahumada, Víctor Merello, Guillermo ‘Yemo’ Yávar, el arquero Daniel Díaz, Manfredo González, Armando Alarcón, Germán Concha, Juan ‘Roly’ Núñez, Raúl y Rubén ‘Nene’ Gómez, y el gran Mario Soto, quien venía retornando al país, tras su paso por Palmeiras de Brasil, entre otros connotados futbolistas que en ese certamen veraniego, iniciaban la exitosa ruta de Cobreloa en la división de privilegio.
No contentos con eso, ya ‘familiarizados’ con los ídolos, vendría la aventura mayor. Primero que todo, solicitar la firma de un serio y educado entrenador, como lo era don Andrés Prieto, a quien observábamos con respeto supervisar uno a uno a sus dirigidos en la subida al bus que los trasladaría hasta el estadio Sausalito.
En un arrebato juvenil de impertinencia pura, que nos otorgaban -en ese tiempo- nuestros 15 años, se nos ocurrió preguntarle decididamente al ‘Chuleta’ Prieto: ¿Don Andrés, nos lleva al estadio? Tal vez, a él le habrá sonado como a ruego e imposición de nuestra parte, por lo que la respuesta no tardó en llegar y para sorpresa nuestra, nos dice: “suban, pero ubíquense al fondo del bus”.
Aún recuerdo la satisfacción que sentimos y la alegría de esa tarde. Aunque fue corto el trecho del recorrido entre el hotel y el estadio, el hecho de poder ingresar junto al plantel al interior del bus, y que al descender, uno de los jugadores te apañe y te tome del hombro para pasar hasta el sector de camarines, fue un momento imborrable, que hicieron de Cobreloa, desde ese instante, uno de nuestros equipos favoritos. Verlo jugar en ese cuadrangular veraniego, debutando en el encuentro estelar, ante el elenco dueño de casa y no desentonar en su estreno ante equipos de mayor experiencia en la Primera División, eran más que suficientes.
De ahí comenzaríamos a escribir una nueva historia. Al día siguiente (domingo 26/02/1978), en el diario La Tercera, se publicó la fotografía del estreno del equipo cuprífero en Viña del Mar, con sus nuevas contrataciones, llámense Mario Soto, Víctor Merello, José Luis Ceballos y Rubén Gómez.
Con la imagen recortada en mano, a la jornada siguiente del mini torneo (martes 28), volvimos a dirigirnos directamente hacia el reconocido hotel viñamarino para reencontrarnos con los jugadores loínos. Con la misma estrategia de días pasados, nos dimos a la tarea de solicitar las firmas sobre la figura de cada uno de los futbolistas de aquella primera oncena titular de la temporada 1978, recorte que con los años aún conservamos enmarcada en un cuadro, que nos evoca ese primer coqueteo con la camiseta naranja y sus jugadores pioneros en la división mayor, de quienes -por lo demás- guardamos los mejores recuerdos.
Cobreloa 1978. Parados: Manfredo González, Guillermo Yávar, Raúl Gómez, Mario Soto, Germán Concha y Daniel Díaz. Agachados: Juan Núñez, Víctor Merello, Luis Ahumada, Rubén Gómez y José Luis Ceballos. DT. Andrés Prieto (foto: Diario La Tercera, 26/02/1978. Colección del autor).
Cumplida la misión, volvemos a la carga con el ‘profe’ Prieto, con el ritual de días anteriores, pero ahora fue mucho más simple, porque antes de preguntar, al reconocernos, con tono paternal, ya nos había dicho: ‘cabritos, suban y váyanse hacia el fondo tranquilitos’. Que nos dijeron. Raudos subimos al bus de la flota Verschae que trasladaba a los jugadores al estadio, sintiéndonos partícipes de un plantel en ciernes, que con el correr de la temporada se transformaría en uno de los mejores equipos del campeonato nacional.
En el curso del año, en ocasión de una nueva venida del equipo nortino a la zona para enfrentar a Everton por el campeonato nacional, repetiríamos nuestra experiencia juvenil. Esta vez con un poster en mano, volvimos a capturar las firmas de los cracks calameños.
Debut en sociedad
En su primer juego de carácter amistoso como equipo de Primera División por el cuadrangular Precampeonato, Cobreloa igualó 1-1 ante Everton, debiendo definir en tanda de penales, donde el cuadro oro y cielo fue más certero venciendo por 3-0, errando sus lanzamientos para el cuadro nortino, Juan ‘Roly’ Núñez, Raúl Gómez y Rubén ‘Nene’ Gómez.
El técnico Andrés Prieto, siempre deferente con la prensa- señala la nota de Revista Estadio- se mantiene optimista en relación al futuro del cuadro. “Pensamos llegar al campeonato en las mismas condiciones que el resto. Creo que para debutar estuvimos bien, tomando en cuenta que casi no hemos hecho fútbol en serio. Tenemos que rendir mucho más y buscar la complementación adecuada. En cuanto a resultados, no se nos ha exigido nada en concreto. Nosotros trabajaremos mucho para lograr un lugar de privilegio, pero sin metas prefijadas por nadie” (Revista Estadio N° 1.803, 1 de marzo 1978, pág.65).
Por su parte, Mario Soto quien debutaba con la enseña naranja, mostró su vigencia y toda su capacidad en la marca, cualidad que le hizo partir a Palmeiras. “Para mí fue un regreso buenísimo. Nos faltó concretar, pero ya mostramos coordinación en defensa. Jugué tranquilo, con muchos deseos de participar”. Sobre su paso por Brasil, señalaba: “Actúe en 48 de los 53 partidos del campeonato, lo que es una buena cifra. Pero tenía muchas ganas de volver a Chile. Aquí he encontrado muy buenos compañeros y pienso que vamos a dar bastante guerra” (Revista Estadio N° 1.803, 1 de marzo 1978, pág. 65).
Mario Soto en su debut con la camiseta de Cobreloa. Con el tiempo, se convertiría en capitán y referente histórico (foto. Revista Estadio, marzo 1978).
Pero sería el delantero argentino José Luis Ceballos, quien viviría una noche especial ante sus ex compañeros e hinchada de Everton, donde entre las temporadas 1976-1977 fue una de sus máximas figuras, siendo recibido con aplausos por la barra evertoniana. Acalambrado debió abandonar la cancha antes del término del partido.
En el camarín contaba su experiencia de haber jugado contra su ex club, llevando las jinetas de capitán. “La verdad es que ahora estoy en otra institución, con otros compañeros, buenísimos todos, con un técnico que me ha dado toda su confianza y debo responder a ello. Entré a la cancha con una camiseta anaranjada y esa la debo defender a muerte. Así es el fútbol y todos deben entenderlo. Eso no significa que vaya a olvidar los grandes amigos y las vivencias adquiridas aquí en Viña” (Revista Estadio N° 1.803, 1de marzo 1978, pág. 65).
Cobreloa enfrentando a Everton en cuadrangular precampeonato 1978. Se observa a José Luis Ceballos con la camiseta naranja ante sus ex compañeros (foto: Revista Estadio, marzo 1978).
EVERTON 1 (3)-1(0) COBRELOA
Sábado 25/02/1978. Partido de fondo Cuadrangular Precampeonato 1978. Estadio Sausalito, Viña del Mar. Público: 15.000 espectadores. Árbitro: Rafael Hormazábal.
EVERTON 1: Miguel Ángel Leyes; Erasmo Zúñiga, Carlos Díaz, Guillermo Azócar, Domingo Sorace, Humberto López, Guillermo Martínez, Mario Salinas, Carlos Cáceres (Sergio González), Carlos Benedicto de Souza Bene, (Pedro Gallina) y Víctor Bórquez (Camilo Benzi) DT. Pedro Morales.
COBRELOA 1: Daniel Díaz; Manfredo González, Mario Soto, Germán Concha, Raúl Gómez, Guillermo Yavár (Armando Alarcón), Víctor Merello, Rubén Gómez, Juan Núñez, Luis Ahumada y José Luis Ceballos DT. Andrés Prieto.
GOLES: 79’ Sergio González, 90’ + 1’ Juan Núñez.
DEFINICIÓN PENALES: Guillermo Martínez, Mario Salinas y Erasmo Zúñiga, marcaron para Everton.
Historia que atesoramos por siempre. La que nos cautivó como niños y nos maravilló con el buen fútbol. Cada vez que nos detenemos a observar la fotografía autografiada, nos invade un sentimiento de emoción, recuerdos y una sana alegría, por haber disfrutado de un verdadero ‘verano naranja’ en Viña del Mar.
En igualdad (1-1) terminó el encuentro de Everton-Cobreloa en Sausalito. En definición a penales vencieron los viñamarinos (foto: Revista Estadio, marzo 1978).
Protagonista del certamen
El verano quedaría atrás y para su estreno en Primera División, el técnico Andrés Prieto sumaría al plantel de Cobreloa, a un ilustre e inolvidable ex seleccionado uruguayo. El arquero, tres veces mundialista (Inglaterra 1966; México 1970 y Alemania 1974), Ladislao Mazurkiewicz Iglesias, quien sería prenda de garantía en la portería. Más adelante, en noviembre, se incorporaría el puntero izquierdo Camilo Benzi Pérez, llegado desde Everton por recomendación de José Luis Ceballos, quien es transferido en igual fecha al Cruz Azul de México.
El inicio del torneo oficial (5/03/1978) fue realmente auspicioso para Cobreloa, derrotando en el Estadio Municipal de Calama a Colo Colo por 4-2, encadenando ocho triunfos de manera consecutiva, con un haber de 27 goles a favor y solo 5 en contra. En su estreno en la división de privilegio, todos hablaban del nuevo ‘boom’ del fútbol chileno, que destacaba por su idea y dinámica de juego, implantada por su técnico Andrés Prieto, quien en base a experiencia, convenció a sus dirigidos que estaban para pelear por algo grande en su primer año en Primera División.
Sin embargo, en su camino se encontraría con otro gran equipo, como lo era Palestino, dirigido por Caupolicán Peña y liderado dentro de la cancha, por el gran Elías Figueroa, cuadro que en la novena fecha le infringió la primera derrota del torneo en el Estadio Nacional por 3-2 (29/04/1978), en un encuentro que aún se recuerda por el buen fútbol desplegado por ambos conjuntos, el que en su momento, la prensa de la época lo catalogó como uno de los mejores partidos del certamen, donde a pesar de la caída, el cuadro calameño, mostró un estilo alegre de juego, de fluidez y vistoso para el público, ante el equipo de colonia, que con el correr de los meses, se coronaría como campeón.
La derrota le afectaría, ya que a la fecha siguiente, volvería a caer (1-2), esta vez en Rancagua ante O’Higgins, cuadro dirigido por Luis Santibáñez, que también luchaba en la parte alta de la tabla y que en su feudo del estadio El Teniente, se hacía respetar. Posteriormente, el elenco loíno retomaría la senda de los triunfos, derrotando consecutivamente a Deportes Concepción (2-0), Green Cross de Temuco (4-2) y Deportes Aviación (3-0) e igualando con Ñublense, en Chillán (0-0). Al cabo de la primera rueda, los nortinos se ubicaban en el segundo lugar del certamen con 25 puntos, a cuatro de distancia del puntero Palestino (29).
Cobreloa 1978 saludando a su hinchada. De izquierda a derecha, Guillermo Yávar, Juan Núñez, José Luis Ceballos, Víctor Merello, Rubén Gómez, Ladislado Mazurkiewicz, Raúl Gómez Manfredo González y Germán Concha, entre otros (foto: historiasdelfutbol.com).
La segunda rueda muestra a un Cobreloa, imbuido con todo en la búsqueda de poder alcanzar el liderato en la tabla y así campeonar a fin de temporada. En las diez primeras fechas, se mantiene invicto, con seis victorias y cuatro empates, destacando el 2-2 con Colo Colo; la goleada por 5-0 a Universidad Católica y el triunfo sobre Palestino por 3-2, en Calama.
Ya se habla de la “Máquina Naranja” o del “Cobreloa Total”, aludiendo a una escuadra que brinda espectáculo por sus figuras individuales, el funcionamiento colectivo y su gran efectividad frente al arco. Con el correr de las jornadas del torneo, entraría de lleno a disputar palmo a palmo el liderato, ubicándose en el segundo lugar, tras el líder Palestino.
Sin embargo, el elenco nortino sufre un bajón en el momento menos indicado, perdiendo en forma consecutiva con Deportes Concepción (2-5) y Ñublense (1-2), con lo que resigna gran parte de su opción al título. Algunos lo atribuyen a la ansiedad. Otros, a los nervios y a la falta de experiencia. Esas dos caídas las aprovecha Palestino para sacar la ventaja necesaria y mantenerla hasta el final, pese al esfuerzo del elenco calameño.
En 34 fechas disputadas, los tricolores se consagran campeones con 53 puntos. En tanto, Cobreloa, consigue sumar 49 unidades, con 22 triunfos, 5 empates y 7 derrotas; 66 goles convertidos, 37 en contra y una diferencia de 32 goles.
Su segundo lugar en el torneo nacional, le daría el derecho a disputar la liguilla por Copa Libertadores ante O’Higgins de Rancagua, Unión Española y Everton de Viña del Mar. Sin embargo, los dirigidos por Andrés Prieto, no podrían consolidar todo lo bueno que habían realizado en el certamen, rematando últimos del cuadrangular, igualando solamente (1-1) ante el cuadro viñamarino.
Mostrando el fútbol más vistoso del torneo, Cobreloa pasaría a la historia como el cuadro revelación. Decepción para muchos, aunque dicha inicial campaña en Primera División, daría el vamos para comenzar a posicionarse entre los mejores clubes del país, siendo en la década de los 80, constante animador de los campeonatos y doble finalista de Copa Libertadores de América, los años 1981 y 1982, ya con Vicente Cantatore en el mando técnico.
Plantel 1979
Ladislao Mazurkiewicz, Daniel Díaz; Elmo Aedo, Germán Concha, Sergio Fuentes, Mario Soto, Luis Garisto, Raúl Gómez, Manfredo González, Juan Maldonado, Armando Alarcón, Miguel Alegre, Guillermo Yávar, Sergio Pérez, Patricio Castillo, Daniel Cortés, Víctor Merello, Rubén Gómez, Pablo Prieto, Luis Ahumada, José Luis Ceballos, Gustavo Cuello, Juan Rogelio Núñez. Director Técnico: Andrés Prieto.
Parados de izquierda a derecha: Guillermo Yávar, Manfredo González, Raúl Gómez, Mario Soto, Germán Concha y Ladislao Marzurkiewicz. Agachados: Juan Núñez, Víctor Merello, Luis Ahumada, Rubén Gómez y José Luis Ceballos (foto: poster Diario La Tercera, colección del autor).
Fuentes:
- Revista Estadio N° 1.803, 1/03/1978
- Diario La Tercera, año 1978
- https://www.historiasdelfutbol.com/
- “El boom 1978”, Antonino Vera. Revista Estadio Nº 1846, Diciembre 1978.