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La Radio Minería y la goleada Deportes Antofagasta 9-0 a Lota Schwager

Por Ricardo Araya (EX SOCIO)

La radio, ese medio informativo siempre vigente y que resiste los embates de modernas tecnologías, fue determinante en aquella goleada de 9-0 que le propinó como local Deportes Antofagasta a Lota Schwager y le permitió ascender al fútbol grande tras finalizar la temporada 1982 de la Segunda División.

En la desaparecida Radio Minería, filial Antofagasta, cuatro muchachos de la Escuela de Periodismo de la ex Universidad del Norte, pertenecientes a la primera generación de periodistas post “Golpe Militar”, realizaban sus prácticas profesionales y fueron asignados como informadores de cancha y comentaristas, mientras Juan Carlos Carabantes, con la camiseta albiceleste puesta, llevaba la batuta con sus relatos vibrantes desde el Estadio Regional. En tanto, desde Radio Minería de la capital el locutor Manuel ‘Mañico’ Román, informaba de los goles que se producían en el resto de las canchas a través del inconfundible sonido de la “Alarma de gol”, que obligaba a interrumpir el relato con la consabida y estentórea frase “¡¡Escuchamos dónde!!”, pronunciada al instante por Carabantes.

Aquella conocida campanita avisadora de goles se escuchó repetidamente, al unísono, en todo el Estadio Regional, entre los 11.893 espectadores (de los cuales 4.600 fueron socios locales) y también en los miles de antofagastinos que, a dos cuadras de distancia, disfrutaban de las plácidas olas del mar en la poza grande del Balneario Municipal en la tarde del domingo 30 de enero de 1983. Y, por supuesto, también en la mayoría de los hogares de la “Perla del Norte”, porque aún subsistía la identificación recíproca entre el equipo y la ciudad.

Efervescencia previa al último partido frente a Lota Schwager en la ex sede de la institución. 4.600 socios asistieron a la goleada propinada por el cuadro ‘puma’ (foto archivo personal).

En plena recesión económica, adquirir una radio para el hogar no representaba inconveniente alguno para los antofagastinos, pues enfilaban hacia la Zona Franca de Iquique y, entre tanta compra de “matute” sin pagar impuestos de importación ni de IVA, su precio era notoriamente más económico que en el resto del país.

Así, en cada partido de los pumas abundaban las radios a pilas, de variados tamaños y procedencias, excepto de China, ya que ese gigante país asiático yacía dormido aún, sin abrirse al mundo occidental.

Deportes Antofagasta llegó con 51 puntos a esa última fecha del torneo de ascenso. Por supuesto, entre el cuerpo técnico y la banca local, llevaron más de una radio portátil para conocer los goles en las diversas canchas donde jugaban los otros equipos que disputaban los restantes tres ascensos directos: Trasandino, Unión San Felipe y San Antonio Unido (todos con 52 puntos); seguidos de Cobresal y Unión La Calera con 51; es decir, seis equipos en disputa. Antes, Arturo Fernández Vial y Everton habían ganado sus respectivos partidos asegurando el primer y segundo lugar respectivamente. El cuadro vialino había asegurado el ascenso la fecha anterior.

A los 17 minutos del primer tiempo Héctor Olivos inauguró el marcador en la goleada 9-0 frente a Lota Schwager (foto archivo personal).

Sin las rigurosidades actuales en el desarrollo de los partidos, más de algún integrante de la banca pudo acercarse, fácilmente, al borde de la cancha y comunicarle a cualquier jugador antofagastino las alternativas de los goles de dichos rivales, información en cadena que se desparramaba por toda la oncena local para conocer la cantidad de goles requeridos para lograr el objetivo de regresar al fútbol grande, después del descenso en la temporada de 1977. Los triunfos aún daban dos puntos y la diferencia de goles desempataba una igualdad en puntaje.

En cuanto a Lota Schwager, a sus dirigentes no les importó mayormente la suerte de su club que llegaba en la medianía de la tabla, porque enviaron un equipo conformado mayoritariamente por juveniles, quienes fueron comunicados sólo dos días antes del viaje. Y más de alguien se quedó pensativo cuando, después del partido, el lateral derecho Óscar Ocayo se quedó en Antofagasta contratado por la institución ‘puma’, jugando luego varias temporadas.

Eduardo Peralta, excelente valor en la campaña de 1982, y Héctor Olivos, autor de cinco goles ante Lota Schwager (foto archivo personal).

Con el correr de los minutos, y conforme se producían goles antofagastinos en el césped de la avenida Angamos y en otros estadios, comenzó a clarificarse un panorama favorable para Trasandino y Unión San Felipe que ganaron sus respectivos compromisos; San Antonio Unido perdió toda opción al caer 0-1 ante Trasandino, precisamente; y Unión La Calera se quedó con las ganas de ascender, pese a que doblegó de visita 1-0 a Santiago Wanderers, pero su diferencia de goles +27 resultó insuficiente.

Entonces, el último cupo quedó supeditado a la diferencia de goles de Cobresal, que ganaba de visita 2-0 a Huachipato y alcanzaba una diferencia de goles de +31, mientras Deportes Antofagasta continuaba sumando goles, con sus jugadores mirando hacia la banca y detrás de los arcos donde se ubicaban los informadores de cancha, mientras los integrantes del cuerpo técnico escuchaban nerviosos la radio a pilas ante la expectativa de la “alarma de gol” desde el dial CA-59 del espectro radial local.

Por eso, en cada gol antofagastino, en medio de los abrazos siempre se sumaba algún integrante de la banca para comunicarles los goles necesarios según el último sonido del gol recibido. Enseguida, al reiniciar el juego, desde sus posiciones los delanteros ‘pumas’ hacían señas con sus dedos a los jugadores sureños más cercanos, indicándoles con ambas manos -adosadas al pantalón- el número de goles necesarios para alcanzar la proeza, casi utópica.

El dramatismo del quinto equipo ascendido se prolongó hasta el minuto 82, cuando se produjo la octava conquista antofagastina a cargo del defensa Franklin López, y en el minuto 90 llegó la gloria del objetivo cumplido, con la quinta cosecha personal de Héctor Olivos, quedando la diferencia de goles antofagastina en +33.

En esa singular hazaña, los escépticos que hicieron combinaciones aritméticas pesimistas de imposibles marcadores para conseguir el preciado ascenso, y que prefirieron disfrutar de la playa, de pronto se subieron al “carro de la victoria” e ingresaron presurosos al estadio para disfrutar de la vuelta olímpica y sumarse a la hinchada fervorosa que cantaba incesantemente: “Y ya lo ve, y ya lo ve, son los pumas otra vez”… “Y ya lo ve, y ya lo ve, son los pumas otra vez”…bajo la dirección del entrenador Manuel Rodríguez Araneda y Ricardo ‘Ika’ Luna como preparador físico.

Manuel Rodríguez Araneda, fue el entrenador de la temporada 1982 (foto revista Estadio).

 

DEPORTES ANTOFAGASTA 9-0 LOTA SCHWAGER

30/01/1983. Fecha 42 Segunda División 1982. Estadio Regional. Público: 11.893. Árbitro: Jorge Cruz. 16:00 hrs.

DEPORTES ANTOFAGASTA: Ricardo Higueras; José Maluenda, Gustavo Huerta, Franklin López, Julio Moya, Eduardo Peralta, Héctor Olivos, Franklin Lobos, Navid Contreras, Fernando González (Lorenzo Benítez) y Jaime Díaz (Ángel Bustos). DT Manuel Rodríguez.

LOTA SCHWAGER: Miguel Espinoza; Óscar Ocayo, Miguel Albistur, Luis Fernández, Pedro Jaque, Andrés González, Hugo Márquez, Mauricio Jiménez, Lorenzo Cartes, Renato Cárcamo y Pedro Manríquez. DT Guillermo Quiroga.

GOLES: Olivos 17’ y 31’, González 41’, Olivos 50’, González 61’, Olivos  65’, González 72’, López 80’ y Olivos 90’.

Equipo de Deportes Antofagasta que enfrentó a Lota Schwager: Arriba: Franklin López, Gustavo Huerta, Eduardo Peralta, Julio Moya, José Malvenda y Ricardo Higueras. Abajo: Héctor Olivos, Navid Contreras, Fernando González, Franklin Lobos y Jaime Díaz (foto archivo personal).

Al día siguiente, el presidente de Deportes Antofagasta, el abogado Jorge León Vargas, visitó el estudio de Radio Minería y, al ser consultado sobre la posible intervención del “hombre del maletín” en el inusual resultado, guardó un instante de silencio, miró a cada uno de los cuatro colegas periodistas y respondió pausadamente: “Yo soy un abogado muy conocido en la ciudad y no voy arriesgar mi prestigio profesional por una situación bochornosa”. De inmediato cambió el giro de la charla y dijo muy sonriente: “Mejor escuchemos los audiogoles y revivamos la alegría que sentimos ayer”…

Franklin Lobos regresó a Antofagasta el año 2010, luego de ser rescatado de la Mina San José de Copiapó (foto archivo personal).

 

Fuentes:

  • Archivos personales, entrevistas y revista Estadio.

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