De entre los ídolos históricos de Unión La Calera, esta nota trata de, quizás, las dos estrellas más rutilantes en la historia del cuadro calerano en sus 67 años. De sus primeros años sin lugar a dudas, y de toda su historia lo más probable. Nadie medianamente informado se atrevería a cuestionar su presencia en el firmamento cementero. Si bien no ganaron nada con el cuadro calerano, en años en que, como casi siempre en la categoría, los rojos peleaban por no caer de la Primera División, dejaron una huella imperecedera en quienes los vieron jugar, en especial en los tres años en que compartieron equipo, entre 1966 y 1968. Hablo del ‘Mago’ Saavedra y del ‘Pata Bendita’.
Los dos zurdos y con un sólo nombre en su carnet de identidad, como queriendo dejar en claro que con el tiempo no habría problema con identificarlos sólo con el nombre o el apellido, pero más que nada con sus apodos futbolísticos, el ‘Mago’ y el ‘Pata Bendita’. Nombrarlos juntos y por su apodo ya suena a leyenda, y lo son.
Indiscutibles y transversales en el gusto y la opinión de los hinchas caleranos, sólo nombrar a algunos de ellos en La Calera lleva a los hinchas a remontarse a una de las mejores épocas del equipo, quizás la más romántica, que coincidió también con los mejores años del torneo chileno en su más que centenaria historia. Ambos sólo jugaron en Primera División con el cuadro rojo, en años en que la Copa Chile no se disputó.
Manuel Saavedra Ibarra, el ‘Mago’ Saavedra (24/04/1941, Los Andes – 26/08/2011, Ibídem), jugador símbolo de Unión La Calera y, para muchos, el mejor y mayor referente del club, por trayectoria, ascendiente sobre los demás jugadores, por su llegada con los hinchas y su calidad humana y futbolística.
Por su liderazgo dentro del campo de juego y su extensa participación en el club, el ‘Mago’ es considerado como el ídolo máximo de la institución calerana. Hábil puntero zurdo, devenido luego en volante ofensivo, jugó durante 10 años (1964-1973) en forma ininterrumpida en Unión La Calera, donde nunca tuvo un problema con un compañero.
Era extraño para moverse, con pinta fina, flaca y avejentada. Sus hazañas dentro del campo de juego lo convirtieron en comentario obligado de los amantes del fútbol exquisito y romántico. Si bien no destacaba en la marca ni en el cabezazo, no fue un gran goleador ni tampoco tenía un remate letal comparado con otros de la época, tenía eso sí la virtud insuperable de que era imposible quitarle la pelota, la escondía como un verdadero mago, arrastrando marcas y generando espacios para sus compañeros, a quienes luego habilitaba.
Sus inicios futbolísticos fueron en Los Andes, a donde había llegado a los cinco años con su familia, donde era el menor de 13 hermanos, desde Lo Campo, en Panquehue, donde su padre era el encargado del cruce ferroviario del sector. A los 16 años entró a trabajar a la maestranza de ferrocarriles a dos kilómetros de su casa y, en el poco tiempo que le quedaba, jugaba fútbol con sus amigos en un potrero cerca del hogar. Los fines de semana jugaba hasta cinco partidos cada domingo, también gustaba del “babyfútbol”, donde aprendió y pulió varios de sus famosos regates.
Sus inicios en el fútbol federado fueron en el Unión San Martín de Los Andes, donde jugó desde la tercera infantil, y luego en el Valentín Pardo. Quiso probar suerte en el profesionalismo en Trasandino, pero el técnico de entonces, Raúl Pino, lo descartó por flaco (65 kilos y 1,80 mtrs.) y porque le pegaba con una sola pierna, esa zurda que lo haría ídolo a poco más de 70 kilómetros de distancia. Jugaría de refuerzo para el Deportivo Sila de Los Andes en un campeonato nacional amateur organizado la C.C.U. Jugando en Limache y Valparaíso, en partidos de ida y vuelta, llegaron a la final contra el Molino San Pedro de Rancagua a jugarse en Santiago, donde cayeron por 1-2. Siguió jugando amistosos con el Sila hasta que fueron a jugar con el Comercio de Llay Llay. Ganaron 5-1 y fue visto por un comerciante calerano, quien luego habló del potencial crack con Nicolás Chahuán Nazar. Poco antes otro “veedor” le había prometido que lo llamarían de Santiago Wanderers, lo que nunca sucedió, pero sí llegó el llamado desde La Calera a comienzos de 1964 con casi 23 años.
Con un físico esmirriado que despertaba escasa confianza entre sus compañeros de plantel, en su primer entrenamiento sorprendió a todos y volvió loco al recio defensor Enrique Antonio el ‘Toño’ Vargas, tanto que tras el primer tiempo del partido con el que culminaba la práctica, pasó al equipo titular. El ‘Toño’ Vargas años después sería técnico y trabajaría en Trasandino con Saavedra como ayudante, donde recordaría ese primer entrenamiento del ‘Mago’ en Unión La Calera: “Cuando este viejo se fue a probar a Calera, me dejó enrollado, me encajó túneles de ida y vuelta”. Al final de esa práctica lo esperaba Nicolás Chahuán para decirle: “Oiga, usted se tiene que quedar en la ciudad, porque mañana tiene que entrenar por la mañana”, y Saavedra le contestó: “No, yo tengo que volver a Los Andes, así es que deme la plata del pasaje que yo mañana temprano estoy aquí”. Regresó al otro día y se quedó una década.
El entrenador del equipo era el ex jugador argentino Salvador el ‘Tano’ Biondi. Saavedra llegaba a La Calera en tren, entrenaba (o jugaba), pasaba a comer a la pensión y luego tomaba el tren de vuelta a Los Andes. Decía que no sintió el cambio entre el fútbol amateur y el profesional, porque siempre hizo lo mismo en la cancha, incluso en los veranos, cuando jugaba todos los campeonatos posibles en Los Andes y sus alrededores.
Debuta como titular en la quinta fecha del torneo de 1964, contra Deportes La Serena en la cuarta región el domingo 17/05/1964. El primer tiempo terminó 1-0 para los caleranos pero Saavedra no la agarraba ni con la mano. Para el segundo tiempo tomó confianza y marcó el 2-0 en los 65’ y se soltó. Seis minutos después marca el 3-0 parcial en un duelo que terminó 3-2 para los cementeros. En la siguiente fecha marca el descuento rojo en la derrota en casa por 1-2 ante Santiago Morning y cerraría su primer año como el goleador del equipo con 11 goles (seguido por Moisés Silva con 9).
Ese año 1964 también arribó a Unión La Calera un jovencísimo Elías Figueroa, que también se estrenaría en el profesionalismo, pero debutó antes que el ‘Mago’, en la segunda fecha, con sólo 17 años.
Como ‘Mago’ lo bautizó su compañero de equipo Fernando Córdova, en un partido en Santa Laura contra la Unión Española (2-2 el 8/08/1964, ambos goles de Saavedra). Le pegó a la pelota a tres dedos, desde las cercanías del córner, la pelota entró y, por lo difícil del remate, Córdova gritó: “¡Mago! ¡Mago!”, dando inicio al apodo que lo marcó para siempre y que los caleranos hicieron suyo.
En 1965 jugó 32 de los 34 partidos de la campaña cementera y convirtió cuatro goles. El ‘Pata Bendita’ estaba por llegar.
Manuel Saavedra en la portada de la revista Estadio 1.224 del 24/11/1966.
Con 349 goles en 601 partidos, Osvaldo Castro Pelayo (14/04/1947, Copiapó) es el futbolista chileno más goleador de la historia en torneos de Primera División de cualquier país. Sus números lo dejan entre los mejores 30 jugadores del mundo en la categoría, ranking liderado por el austro-checo Josef Bican con 518 goles, y entre los 15 mejores de Sudamérica al respecto, en una época en que prácticamente ningún equipo llegaba a jugar más de 40 partidos oficiales al año. Cabe señalar que, considerando distintos factores, las cifras de goles de cada jugador suelen tener diferencias dependiendo de quién sea el que las presente, ya que según sea la liga estudiada varían las fuentes y la confiabilidad de las mismas, y la existencia y constancia de los datos requeridos. Hay veces que, ante la ausencia de datos, como fuentes han sido incluso utilizadas las versiones de los mismos futbolistas, en especial en los campeonatos de menor seguimiento por su relevancia.
También hay jugadores en los primeros lugares del ranking que aún están activos, como Cristiano Ronaldo, Zlatan Ibrahimovic y Lionel Messi.
El segundo chileno en el ranking está lejos de Castro, a 54 goles de distancia, aunque aún está activo y podría acercársele: Esteban Paredes con 295. Bastante más atrás lo siguen, siempre con más de una centena de goles de diferencia, Francisco Valdés (215), Pedro González (209), Iván Zamorano (208), Carlos Caszely (195) y Carlos Campos (184). En el caso de la liga chilena, se incluyen los goles por liguilla pre Copa Libertadores si es que los hubo.
Los 349 goles que aquí se le contabilizan al ‘Pata Bendita’ son el resultado de los 135 goles que convirtió en Chile, de los que prácticamente no hay duda alguna, más los 214 que convirtió en México, cifra obtenida gracias a dos investigadores mexicanos: Aldo Bonanni y Erik Lugo.
Osvaldo Castro, el ‘Pata Bendita’, es sin duda el mayor astro que ha dado Unión La Calera al fútbol profesional, el de mayor relevancia en cuando a números, trascendencia y figuración, tanto nacional como internacional. Algunos podrían pensar en Elías Figueroa para ocupar ese lugar, pero ‘Don Elías’ se formó en Santiago Wanderers y sólo jugó un año (1964) en Unión La Calera, el año de su debut. No hizo carrera con los rojos y se ha identificado siempre con el cuadro porteño principalmente, independiente de la buena relación que históricamente ha tenido con la comunidad calerana y los dirigentes de turno del club.
La marca de Castro, que difícilmente será superada por otro jugador chileno, se forjó en su exquisita y potente zurda, con la que cimentó su leyenda, literalmente rompiendo redes, aturdiendo arqueros y defensores rivales y a propios compañeros. Su prodigioso remate de zurda alcanzaría ribetes de leyenda, y confirma una máxima futbolera, la que dice que teniendo el pie pequeño se le pega mejor y más fuerte al balón. Osvaldo Castro calza sólo 38, y la leyenda dice que le pegaba mejor a “pata pelada”. Incluso trabajaba sus abdominales para imprimirle mayor potencia a sus remates.
Oriundo de Copiapó, entre los 10 y 12 años Castro vendería diarios y lustraría zapatos, tal como Pelé lo había hecho en su natal Tres Coraçoes. Su primer club fue el Pedro León Gallo de su ciudad, donde jugaba cuando su trabajo en una barraca de fierro se lo permitía. En Copiapó, Castro ya tenía fama de pegarle como con un fierro a la pelota, con el mérito de hacerlo también a “pata pelada”. A Castro se le veía jugar en la plaza, descalzo, pateando sin piedad la pelota contra un viejo muro que tenía un arco dibujado. El apodo del ‘Pata Bendita’ lo acompaña desde los ocho años. A esa edad jugaba con niños más grandes que él, muchas veces sólo a patear contra el frontón. Un día un compañero, viéndolo golpear el balón, se acercó y le dijo: “Tú eres un pata bendita”, lo quedó para siempre.
Mientras Castro crecía y perfeccionaba su juego, en una conversación fortuita en La Calera entre un dentista calerano y un ferroviario copiapino que frecuentaba la ciudad del cemento, el nortino dio el dato de dos futbolistas amateurs copiapinos, Luis Araya y Osvaldo Castro, cuyas habilidades abrían el apetito de varios clubes profesionales. La conversación trascendió llegando a oídos de la dirigencia de Unión La Calera, encabezada por Sabino Chahuán, que dos años antes había sido importante también en la llegada al cuadro calerano de Manuel Saavedra y Elías Figueroa. Fue así como Araya y un Castro de 18 años, viajaron hasta La Calera a mediados de 1965, pero el plantel cementero estaba cerrado. Ambos aparecieron de nuevo antes del inicio de la temporada 1966. Mientras Luis Araya sólo tendría un paso testimonial por las filas cementeras sin llegar a hacer carrera, Osvaldo Castro escribiría grades capítulos con goles increíbles, algunos agrandados por la mitología popular. No sólo rompería redes sino que se ganaría, a punta de sencillez, el corazón de los caleranos.
Osvaldo Castro en la portada de la revista Estadio 1.228 del 22/12/1966.
Con méritos distintos pero no opuestos, tanto dentro como fuera de la cancha, quizás lo mejor para Unión La Calera fue que ambos compartieron equipo durante tres años en el equipo cementero, de 1966 a 1968, y que fueron los primeros tres años de Osvaldo Castro en el profesionalismo (en 1969 emigraría), y sólo tres de toda la década que el Manuel Saavedra defendió a Unión La Calera, siempre en la máxima categoría. Y se complementaron a la perfección. Mientras el ‘Mago’ amontonaba rivales tratando de quitarle la pelota, de improviso combinaba con un Castro que quedaba con poca marca encima, para que el copiapino fusilara a los arqueros aprovechando su legendario remate de zurda y su inigualable poder goleador. Antes de fallecer, Bichara Chahuán Nazar, hermano de Nicolás y sempiterno dirigente del cuadro calerano, recordó a la recordada dupla: “Los dos eran una maravilla. Saavedra había llegado de Los Andes y no era sólo un mago, sino también un brujo porque era tan hábil para esconder la pelota que no podían quitársela”.
Desde que había ascendido en 1961, el cuadro calerano había logrado sólo aceptables campañas en la máxima categoría, consiguiendo desde 1962 los lugares 12°, 14°, 9° y 16° entre 18 equipos, en años en que sólo había un descenso.
La realidad económico-deportiva del equipo y la ciudad era esa, y la hinchada acompañaba igual, sin importar el resultado final de la temporada. Si había reacciones contra el quipo eran por partidos puntuales, no por campañas completas pero, para muchos de aquellos hinchas, rememorar los tres años en que Castro y Saavedra jugaron juntos en Unión La Calera es volver a vivir una de las mejores épocas del equipo. Y es que alcanzando lugares aún más discretos, incluso siendo penúltimos en dos de los tres años que jugaron juntos, el sólo hecho de recordar al ‘Mago’ y al ‘Pata Bendita’ jugando juntos y desplegando sus fintas y remates, lleva a los hinchas a pensar que las campañas fueron mejores de lo realmente fueron. Es que sin ellos muy probablemente el equipo habría descendido, sobre todo por la efectividad frente al arco de Castro y los pases y regates de Saavedra.
Y de esos tres años se habla a continuación, los años del ‘Mago’ y el ‘Pata Bendita’ en Unión La Calera.
1966
Osvaldo debutaría profesionalmente en Unión La Calera el 15/05/1966, nada menos que marcando los dos goles del equipo, con Saavedra en la formación, en la derrota 2-3 visitando a O’Higgins por la segunda fecha de la Primera División de ese año. Al igual que lo había hecho el ‘Mago’ dos años antes, Castro debutaba marcando un doblete. Fue en el primer partido que jugaron juntos. A pesar de jugar en posiciones similares, Saavedra jugaría a lo largo de la temporada como puntero izquierdo, y a Castro, que veía llegando, lo tiraron más al medio.
Ese año Unión La Calera terminaría en el décimo puesto con un rendimiento del 45,6 %, ganando 12 duelos, empatando en 7 y perdiendo los 15 restantes. Castro y Saavedra jugaron juntos en 20 de los 34 partidos de la campaña, de los cuales ganaron 7, empataron 4 y perdieron 9 (45 %), marcando entre ambos 17 goles (15 Castro y 2 Saavedra). Mientras Saavedra jugaría 26 partidos en total, y marcaría otro gol más, Castro jugaría 27 partidos y marcaría en total 19 goles de los 45 que convirtió el equipo en el torneo. Por sólo dos goles no sería el goleador del fútbol chileno, honor que se llevaron Felipe Bracamonte de Unión San Felipe y Carlos Campos de la Universidad de Chile, ambos con 21 goles.
De los 20 partidos que disputaron juntos ese año 1966, uno quedaría en el anecdotario del fútbol chileno. Fue el triunfo de 3-2 visitando a Unión San Felipe el 23/10/1966 por la fecha 22, en el que se registró el denominado Gol del desmayado. Tras el 2-1 parcial para el local con que llegaron los equipos al descanso, Castro puso el 2-2 a ocho minutos del final mediante tiro penal, pero en los 88’ vendría el mítico gol. Castro, que pateaba de todos lados al arco con inusitada potencia, corrió por derecha casi hasta el córner, se sacó a su marcador y mandó un taponazo al arco que encontró en el camino a su compañero, el uruguayo Pedro Graffigna, quien avanzaba hacia el arco. Graffigna no alcanzó a ver el balón, que daría en su cabeza para meterse en el arco local y desnivelar el marcador. Graffigna, completamente grogui, sólo detendría su marcha en el fondo del arco rival detenido por la red. Con el marcador de 3-2 para Unión La Calera se reanudó el partido terminando casi de inmediato con el triunfo calerano. La pelota había agarrado a Graffigna con la cabeza floja, sin darle tiempo para afirmarse, y casi se la dio vuelta dejándolo knock-out. Tuvo que salir en camilla para recobrar el conocimiento en el vestuario, cuando el partido había terminado, y recién ahí supo que ganaron gracias al centro del ‘Pata Bendita’ y su “cabezazo”.
En una entrevista realizada el año 2010 al ‘Mago’ Saavedra, este recordó la jugada: “Graffigna salió corriendo para adentro del arco después del cabezazo, la red paró su envestida, fue terrible. Quedaban ocho minutos para que terminara el partido e íbamos perdiendo 1-2, me voy por la punta izquierda y luego entro al área, se la engancho al ‘Tucho’ Leiva (Sergio) de Unión San Felipe, que me hace foul y cobran penal. La toma el ‘Pata’ y casi revienta el ángulo del pelotazo que pegó, ahora íbamos 2-2. La hinchada local le tiraba piedras al balón, incluso el arquero ‘Mono’ Gálvez (Salvador) le ofreció hasta una comida si se le iba el penal, pero el ‘Pata’ no perdonaba. Luego ellos parten, les robamos la pelota y con un pelotazo largo se la tiran al ‘Pata’ hasta el banderín del córner, en una jugada que parecía intrascendente, pero Castro se saca a su marcador, Florindo Ibaceta, y sobre la misma le pega otro cañonazo al arco. La pelota salió como un balazo y encuentra a Graffigna, que alcanzó a picar hacia el arco para cabecearla, pero era tal la velocidad que llevaba ese balón que sólo atinó a ponerle la cabeza y nunca se dio cuenta si la pelota entró o no. Sólo detuvo su marcha cuando estaba en el fondo del arco rival detenido por la red. Sólo ahí escuchó los gritos del público y algo entendió de lo que había sucedido. Fue un cañonazo el que le dio en su cabeza”.
El propio Pedro Graffigna recordaría: “Empatábamos 2-2 y faltaban dos minutos para terminar el partido. Osvaldo Castro, que tiraba de todos lados y pateaba como una mula, corrió por derecha casi hasta el banderín del córner y le pegó un taponazo al arco que me encontró a mí en el camino. La pelota salió como un balín, me pegó en la cabeza y pasó lo que pasó. Me agarró con la cabeza floja, sin darme tiempo para afirmarme y chau!. Me reventó la cabeza, me dio vuelta y me tiró al piso, así que al vestuario con ‘Pedrin’. Me cargaron en camilla y siguió el partido, desperté en el vestuario. Cuando recobré el conocimiento hacía rato que el partido había terminado. Me contaron que ganamos 3-2 gracias al centro del ‘Pata Bendita’ y mi cabezazo. Yo ni cuenta me di, ni sé dónde fue a parar la pelota. Me dijeron que fue a la red. Después los compañeros me contaron que cuando me desmayé todo el mundo empezó a los gritos, pero yo no oía nada”.
Un joven Osvaldo Castro en Unión La Calera 1966 (foto revista Estadio).
Manuel Saavedra le “rompe” la cintura a Hugo Lepe (Colo Colo 4-2 Unión La Calera, 25/09/1966, foto revista Estadio).
Osvaldo Castro entrenando en el municipal calerano.
En noviembre de ese año 1966, dado el nivel que mostraban ambos en el Unión La Calera, Castro y Saavedra fueron llamados juntos a la selección chilena absoluta por primera vez por el entrenador argentino Alejandro Scopelli con miras a la clasificatoria contra Colombia, a definirse en partidos de ida y vuelta, para llegar a la fase final del campeonato Sudamericano del verano de 1967 en Uruguay. La semana previa al partido de ida, el miércoles 23/11/1966, jugaron ambos en el amistoso preparatorio en el que Chile se impuso 2-1 a Newells Old Boys de Argentina en el Estadio Nacional, mismo recinto donde ambos debutarían oficialmente una semana después.
Osvaldo Castro y Manuel Saavedra en sus primeros entrenamientos en la selección chilena.
El debut oficial de ambos por la ‘Roja’ fue el 30/11/1966, cuando Chile recibió a Colombia y venció claramente por 5-2, con Manuel Saavedra jugando de titular los 90 minutos, y Osvaldo Castro ingresando en los 13’ por un desgarrado Rubén Marcos. Y ninguno defraudó, ya que se estrenaron también en la red. En los 40’ Castro ponía el 3-0 parcial para Chile mediante tiro penal (Pedro Araya en los 7’ e Ignacio Prieto en los 23’ habían dejado 2-0 a Chile en ventaja). En los 49’ el mismo Castro marcaba el 4-0 parcial mediante uno de sus mortíferos tiros libres, el que fue provocado por un foul sobre el ‘Mago’ Saavedra, el mismo que se encargaría de marcar el 5-0 parcial en los 61’. Luego de eso Colombia encajó dos goles en dos minutos (71’ y 72’) estructurado el 5-2 final para Chile. Chile clasificaría al Sudamericano de Uruguay tras empatar 0-0 en la revancha en Colombia el 11/12/1966, donde también jugó Castro.
A pesar de adelantarse el portero colombiano Heriberto Solís no puede detener el penal de Osvaldo Castro en los 40’, Era el 3-0 parcial y el primer gol de Castro jugando por Chile. El juez peruano Arturo Yamasaki se ubicó junto al arco para supervisar la jugada (foto revista Estadio).
El violento tiro libre del ‘Pata Bendita’ da en el ángulo antes de entrar y dejar el marcador 4-0 para Chile en los 49’ (foto revista Estadio).
Manuel Saavedra, a la izquierda, observa cómo su derechazo entra en el arco colombiano para el 5-0 parcial en los 61’ (foto revista Estadio).
El arquero Heriberto Solís debe salir fuera del área para achicar el ángulo al ‘Pata Bendita’ (foto revista Estadio).
Primer partido juntos y debut profesional de Osvaldo Castro
O’HIGGINS 3-2 UNIÓN LA CALERA
15/05/1966. Fecha 2 Primera División 1966. Estadio Braden Copper. Público: 6.643. Árbitro: José Luis Silva.
O’HIGGINS: Constantino Zazzali; Manuel Abarca, Germán Carrasco, Adrián Retamal, Juan Fuentes, César Valdivia, Mario Desiderio, Douglas Bedwell, Carlos Guerra, Alberto Perazzo y Fernando Osorio. DT José Pérez.
UNIÓN LA CALERA: Francisco Valencia; A. González, M. Torrejón, Alejandro Mesías, N. García, C. Mohor, J. Mieres, M. Saavedra, H. Bravo, S. Cabrera y Osvaldo Castro. DT José María Lourido.
GOLES: Desiderio 38’, Castro 42’ y 63’, Perazzo 62’ y Bedwell 79’.
Debut de Manuel Saavedra y Osvaldo Castro en la selección chilena
CHILE 5-2 COLOMBIA
30/11/1966. Clasificación al Sudamericano de Uruguay 1967, ida. Estadio Nacional. Público: 69.066. Árbitro: Arturo Yamasaki (Perú).
CHILE: Juan Olivares; Víctor Adriazola, Humberto Cruz, Elías Figueroa, Hugo Villanueva, Ignacio Prieto, Roberto Hodge, Pedro Araya, Héctor Rubén Marcos (Osvaldo Castro 13’), Carlos Campos (Julio Gallardo) y Manuel Saavedra. DT Alejandro Scopelli.
COLOMBIA: Heriberto Solís; Arturo Segovia, Hermenegildo Segrera, Óscar López, Hugo Márquez, José Valencia, Mario Agudelo, Alfonso Cañón, Jorge Ramírez, Delio Gamboa y Uriel Cadavid. DT César López.
GOLES: Araya 7’, Prieto 23’, Castro 40’y 49’, Saavedra 61’, Gamboa 71’ y Cañón 72’.
Osvaldo Castro y Manuel Saavedra en Unión La Calera 1966 (foto revista Estadio).
1967
Arranca 1967 con Castro y Saavedra jugando el Sudamericano de Uruguay. Aún al mando de Alejandro Scopelli, y ambos volverían a jugar en el debut de Chile en el torneo, derrotando a Venezuela por 2-0 el 18/01/1967 con dos goles de Rubén Marcos. En dicho partido Saavedra arrancaría como titular y sería reemplazado por el propio Castro. Chile remató en el tercer lugar con Castro jugando los cinco partidos de Chile, cuatro de ellos como titular.
El ‘Mago’ no volvería a jugar por la selección mayor. En tanto, el ‘Pata Bendita’ ese año 1967 jugaría otros ocho partidos por la selección: los restantes cuatro duelos de Chile en el Sudamericano de Uruguay, todos como titular y cuatro amistosos, todos en Chile: 1-0 y 3-1, ambos sobre Argentina, 4-5 ante Hungría y 1-4 ante la Unión Soviética. Contra los húngaros marcó uno de los descuentos de Chile. Así, los únicos dos partidos que jugó Manuel Saavedra en la selección, los jugaría también Osvaldo Castro, y ambos fueron triunfos para Chile.
En el torneo local, en el que Unión La Calera se salvó del descenso por un punto, en desmedro de San Luis, acabando en el puesto 17 merced a sus 9 triunfos, 9 empates y 16 derrotas (39,7 %). Castro y Saavedra jugaron juntos 30 de los 34 duelos del torneo y entre ambos convirtieron 18 goles (Saavedra sólo uno), pero los otros cuatro partidos en que no jugaron los dos, fueron sólo derrotas caleranas. Es decir, sin estar ambos juntos en la cancha los rojos no consiguieron ningún punto. Menos mal que fueron sólo cuatro partidos.
Mientas Saavedra sólo marcó un gol en la temporada, en la que faltó sólo a un duelo, además facilitó varios de los 22 goles que marcó Castro en el torneo, en el que totalizó 31 partidos jugados. De sus 22 goles, dos fueron de penal, marcó 3 dobletes y un triplete, marcando así la mitad de los 44 goles de Unión La Calera en el torneo oficial, quedando a seis goles del goleador de Primera División, el paraguayo Eladio Zárate de la Unión Española. Ese año, el segundo goleador de Unión La Calera fue el peruano Gerardo Delgado con diez goles.
Segundo y último partido de Manuel Saavedra (el tercero de Osvaldo Castro) por la selección chilena
CHILE 2-0 VENEZUELA
18/01/1967. Sudamericano de Uruguay 1967. Estadio: Centenario. Árbitro: Isidro Ramírez.
CHILE: Juan Olivares; Víctor Adriazola, Humberto Cruz, Elías Figueroa, Hugo Villanueva, Ignacio Prieto, Roberto Hodge, Pedro Araya, Héctor Rubén Marcos, Carlos Campos (Julio Gallardo) y Manuel Saavedra (Osvaldo Castro). DT Alejandro Scopelli.
VENEZUELA: Vito Fasano; David Mota, Frederic Elie, Luis Zarzalejo, José Vidal (Gustavo González), Antonio Ravelo, Salvador Gala (Rafael Naranjo), Argenis Tortolero, Luis Mendoza, Luis Scovino, Rafael Santana. DT Rafael Franco.
GOLES: Marcos 12’ y 41’.
Osvaldo Castro y Manuel Saavedra en Unión La Calera 1967 (foto revista Estadio).
1968
En 1968 el torneo chileno se jugó en tres fases, la primera de las cuales separaba a los equipos capitalinos del resto del país, jugándose los torneos Metropolitano y Provincial. El rendimiento calerano hizo que se llegara a la última fase entre los cuatro equipos que disputarían el descenso, y nuevamente repitieron el penúltimo puesto, rematando sólo dos puntos sobre Unión San Felipe. El rendimiento calerano a lo largo de los 41 partidos que disputó en la temporada fue de un 41,5 % gracias a 12 triunfos, 10 empates y 19 derrotas. Con el ‘Mago’ y el ‘Pata Bendita en cancha los rojos jugaron 34 partidos, y el rendimiento fue levemente superior con 42,6 % (11 triunfos, 7 empates y 16 derrotas), marcando entre ambos 34 goles (29 Castro y 5 Saavedra). Sin ambos en cancha los rojos sólo ganaron un partido (más 3 empates y 3 derrotas), consiguiendo sólo un 35,7 % de los puntos en disputa.
Para el recuerdo quedaría el rotundo triunfo de 7-0 sobre Rangers en La Calera el 10/11/1968 por la fecha 11 de la segunda fase, con un doblete de Saavedra y un triplete de Castro, partido en el que al tercer minuto de juego ya ganaban por 2-0 con un gol de cada uno. Los otros dos goles fueron obra de Pedro Graffigna.
El último partido que Castro y Saavedra jugarían juntos en Unión La Calera, coincidentemente al igual que el primero, fue visitando a O’Higgins. Fue en el último partido de la campaña cementera en ese torneo, el 11/01/1969, cayendo por 1-2, duelo en el cual ninguno marcó.
Mientras el ‘Mago’ Saavedra esa temporada completó 34 partidos y los 5 goles ya señalados, el ‘Pata Bendita’ Castro sólo faltó a un partido y marcó 31 goles (2 penales, 5 dobletes, 2 tripletes y un póker (cuatro goles)) de los 60 goles de Unión La Calera en la temporada (el 51,7 % del total), quedando a sólo dos goles del goleador del torneo, nuevamente el paraguayo Eladio Zárate de la Unión Española con 33 goles. El segundo goleador de Unión La Calera en esa campaña fue Pedro Graffigna con diez goles. Castro hizo goles en 18 de los 40 de los partidos que jugó en dicho torneo. Su fama prendía tan rápido como la pólvora.
Ese año 1968 Castro jugaría dos partidos por la selección chilena, ambos correspondientes a la Copa Carlos Dittborn que se disputaba con Argentina, que la ganó. Fue derrota 0-4 en Argentina el 27/11/1968, y triunfo por 2-1 el 4/12/1968, en ambos fue titular y salió reemplazado. Luego de 1968 Castro jugaría otros 17 partidos por la selección chilena hasta 1977 marcando otros cuatro goles, uno de ellos de tiro libre a Brasil en el Maracaná el 26/03/1970.
En el intertanto acudió al Mundial de Alemania 1974 donde no pudo jugar ningún partido por estar lesionado. Obviamente habría jugado más por la selección si no hubiera estado jugando en México en los años 70 como se verá más adelante. El balance final de Castro en la selección chilena cerraría con 7 goles en 28 partidos clase A entre 1966 y 1977 (13 partidos y tres goles por los puntos, y otros cuatro goles en 15 partidos amistosos).
El ‘Mago x2 y el ‘Pata Bendita’ x3
UNIÓN LA CALERA 7-0 RANGERS
10/11/1968. Fecha 11, torneo Promocional. Estadio Municipal La Calera. Público: 2.137. Árbitro Jaime Amor.
UNIÓN LA CALERA: Ángel Francisco Di Meglio; Manuel Edmundo Torrejón, Abel González, Germán Concha, Alejandro Mesías, Eladio Benítez, Hugo Bravo, Manuel Saavedra, Pedro Graffigna, Osvaldo Castro y Rómulo Betta (Jorge Meneses 85’). DT Miguel Armando Aravena.
RANGERS: Ernesto Díaz; Sergio Velasco, Guillermo Medina, Rolando Monti, Iván Azócar, Carlos Díaz, Héctor Emilio Scandolli, Luis Briones, Alberto Villar (Luis Suárez 63’), José Eduardo Lagos y Héctor Barría. DT Óscar Andrade.
GOLES: Saavedra 1’ y 17’, Castro 3’, 72’ y 88’ (p) y Graffigna 36’ y 74’.
Último partido juntos en Unión La Calera
O’HIGGINS 2-1 UNIÓN LA CALERA
11/01/1969. Fecha 6, Serie B Primera División 1968. Estadio Braden Copper. Público: 1.241. Árbitro: Alberto Martínez.
O’HIGGINS: Rodolfo Piazza; Manuel Abarca, Juan Gálvez, César Valdivia, Héctor Contreras, Víctor Arias, Jaime Bravo, Miguel Portales, Mauricio Ayuzo, Douglas Bedwell (Aaron Ávila) y Fernando Osorio. DT Leonardo Bedoya.
UNIÓN LA CALERA: Ángel Francisco Di Meglio; Abel González, Manuel Edmundo Torrejón, Alejandro Mesías, Germán Concha, Eladio Benítez, Manuel Saavedra, Hugo Bravo, Pedro Graffigna, Rómulo Betta y Osvaldo Castro. DT Miguel Armando Aravena.
GOLES: Bravo 13’, Portales 32’ y Ávila 49.
Osvaldo Castro y Manuel Saavedra en Unión La Calera 1968 (foto revista Estadio).
En total en esos tres años juntos en Unión La Calera, Castro y Saavedra jugarían 84 partidos, de los cuales 27 fueron victorias, 20 empates y 37 derrotas, marcado en esos duelos 66 goles el ‘Pata Bendita’ y 8 el ‘Mago’. Sólo 6 de los 72 goles que Castro marcó en total en Unión La Calera fueron jugando sin Saavedra al lado, mientras que Saavedra marcó, marcó 8 de sus 9 goles en dicho trienio jugando al lado de Castro.
Manuel Saavedra dejaría Unión La Calera tras una década defendiendo tras el torneo de 1973, luego de lo cual alcanzaría a jugar sólo dos meses por Trasandino, el equipo de su ciudad de origen, en la Copa Chile de 1974, donde jugó sólo siete partidos para luego retirarse, por lo que en su carrera casi exclusivamente defendió a Unión La Calera, y siempre en Primera División.
En total en esos diez años en Unión La Calera, el ‘Mago’ Saavedra jugó 274 partidos y marcó 33 goles. Jugador símbolo de la institución, y para muchos el mejor y mayor referente del club, por trayectoria, ascendiente sobre los demás jugadores, por su llegada con los hinchas y su calidad humana y futbolística. Fue tal la influencia del ‘Mago’ Saavedra en los planteles caleranos de los que formó parte, que inmediatamente después de salir del equipo, al final del torneo de 1974, Unión La Calera caería a la Segunda División por primera vez en su historia, luego de largos 13 años en la división de honor. Hasta su muerte el año 2011 seguiría viviendo en Los Andes, pero volviendo innumerables veces a La Calera, ya fuera al estadio a ver jugar al equipo, o a reunirse con hinchas, dirigentes y jugadores de diversas épocas, siempre con la mejor disposición. La cercanía con el club y su gente era tal, obviamente previo a la llegada de las sociedades anónimas, que cada vez que visitaba la ciudad, a lo que fuera, visitaba al utilero del club Jorge Arancibia Valencia, que ya lleva más de 50 años de ininterrumpida labor en el camarín calerano, donde llegó en 1970 en reemplazo de su padre. Y si el ‘Mago’ debía pasar la noche en La Calera, lo hacía en la casa del sempiterno utilero calerano.
Osvaldo Castro había sido el gran precio del torneo chileno en 1968 y pasó los últimos meses del año siendo el centro de los rumores de traspaso. Para 1969 las ofertas por su pase abundaban y Unión La Calera enfrentaba problemas económicos. Se habló de los clubes grandes de Santiago, principalmente de Colo Colo, y hasta de San Lorenzo de Almagro de Argentina, pero nadie pagaba lo que quería el cuadro calerano.
Deportes Concepción había terminado la temporada 1968, su primera temporada en la máxima categoría chilena, con bastantes dudas. Habían ganado el torneo Provincial, pero en la fase Nacional vivieron un bajón apenas suavizado en las últimas fechas. Sus delanteros no habían cumplido las expectativas. El costo de E$ 170.000 por el pase del copiapino era prohibitivo. El gerente de Deportes Concepción, José Salerno, se reunió con el representante de Osvaldo Castro, el paraguayo Epifanio Rojas, recientemente contratado por el ariete. Acordaron el precio y propusieron a Unión La Calera una fórmula de compra. El club penquista actuó con sigilo y rapidez y, el 28/01/1969, los diarios de Concepción anunciaban de sorpresa que Castro sería adquirido por Deportes Concepción. El mismo día algunos medios de la ciudad iniciaron una campaña para poder pagar el pase. Casi la mitad del monto fue respaldada de inmediato con documentos bancarios asegurados personalmente por la dirigencia penquista, junto con la prima exigida por la firma del contrato. ¿El resto? Los hinchas podían pagarlo. Finalmente los penquistas se hicieron de Osvaldo Castro por E$ 20.000 en billetes, y E$ 170.000 más en documentos a fecha, más la llegada a Unión La Calera del delantero paraguayo del equipo penquista Giuliano Aníbal Grisetti.
Osvaldo Castro dejaría Unión La Calera tras tres años, habiendo jugado 98 partidos y convertido 72 goles de los 149 que marcó el club en esas tres temporadas, o sea, un 48,3 % de los goles del equipo, prácticamente la mitad, y fue el goleador del equipo los tres años que jugó.
El ‘Pata Bendita’ también escribiría páginas gloriosas en Concepción. De su mano o, mejor dicho, de su pie izquierdo, Deportes Concepción viviría una de sus épocas doradas. 61 goles en 97 partidos en dos temporadas y media le permitirían transformarse también en icono de la hinchada penquista. Si bien en 1969 marcó sólo 13 goles, en 1970 explotó marcando 36, siendo goleador del torneo y quedando a un solo gol del mejor registro histórico del fútbol chileno para un torneo de Primera División (Luis Hernán Álvarez de Colo Colo con 37 goles en 1963).
En Concepción recuerdan una vez que mandó al hospital a un defensa de la selección de Alemania Democrática, que tuvo la mala ocurrencia de poner la cabeza en un tiro libre del ‘Pata Bendita’. Óscar Ledesma, un argentino que jugó y dirigió en varios clubes del fútbol chileno declaró: “Para mí, Osvaldo, pelota adelante y el siguiéndola para rematar, es un poema”. Rolando García, compañero durante su estadía en la Región del Bío Bío, recuerda’: “Cuando había un tiro libre, yo siempre me ponía al lado de él y a veces, cuando el Pata venía corriendo, estaban tan asustados que yo daba el pase a un compañero dentro del área y era siempre gol. Y él se enojaba muchísimo. Era un jugador increíble. Un referente. Pateaba muy fuerte y eso que tenía un pie muy chiquitito. Calzaba como un 37 y cuando él pateaba, el pie se le perdía dentro de la pelota”, rememora.
Para 1971 llevaba 12 goles con Deportes Concepción cuando, a mitad del torneo, su efectividad ante el arco lo llevaría al fútbol mexicano. Ese mismo año sería elegido el mejor futbolista del torneo chileno. Con 133 goles anotados en sus primeras cinco temporadas y media en Chile, el poderoso América de México lo compró en una cifra récord hasta ese momento para un futbolista chileno, desembolsando E$ 1.600.000 (US$ 30.000 en ese momento), casi diez veces lo que pagó Deportes Concepción a Unión La Calera menos de tres años antes.
En México mantendría su terrible eficacia goleadora y llegaría su consagración definitiva. Se ganaría la admiración de los hinchas del América y de todo el fútbol azteca.
En su primera temporada en el América (1971/1972) salieron segundos. La temporada 1973/1974 fueron campeones de la Copa México, siendo Castro el goleador de la misma con diez goles, para luego salir goleador de la liga mexicana con 26 goles, cifra con la que compartiría con otros dos jugadores el récord de más goles conseguidos en un torneo largo hasta ahí. Eso sí, el equipo sólo terminó cuarto en su grupo sin poder acceder a semifinales. La temporada 1974/1975 salen cuartos en su grupo y nuevamente quedan a dos puntos de entrar a las semifinales. Las tres temporadas siguientes las jugó en el Jalisco donde, a pesar de cumplir como siempre frente al arco rival, el equipo siempre ocupó lugares secundarios. Terminada la temporada 1977/1978 Castro vuelve a Chile a defender a la Universidad Católica durante el segundo semestre de 1978, donde sólo pudo jugar 13 partidos y marcar dos goles, en una campaña que dejó a los universitarios en el noveno lugar. Enseguida terminaría la temporada 1978/1979 en el Jalisco. Pasaría a los Coyotes Neza para la temporada 1979/1980 donde jugaría dos temporadas logrando, sucesivamente, los puestos sexto y séptimo. La temporada 1981/1982 juega en el Atlético Potosino, logrando el noveno lugar entre 20 equipos, para pasar después a la UNAM, cuadro con el que la temporada 1982/1983 logra el octavo puesto y gana la Copa de Campeones y Subcampeones de Concacaf 1982, donde jugaría tres partidos (no anotó), los únicos partidos internacionales y por los puntos a nivel de clubes que disputó en su prolífica carrera. En su segundo torneo con la UNAM (1983/1984), ya con 37 años, el equipo consigue el segundo lugar en la fase regular cayendo luego en semifinales el Guadalajara. Luego de ganar como local cada equipo por 2-1, en penales la UNAM caería por 3-5, donde Castro marcó el tercer penal universitario, uno antes de que un compañero fallara el definitivo. Ese sería el último partido como profesional del legendario ‘Pata Bendita’, que tras el retiro se radicó en México, haciendo carrera como formador de jugadores para la UNAM.
Unos meses después de su retiro sería contactado por los Rams de Los Ángeles, USA, equipo de fútbol americano que sabía de la potencia de su zurda. Querían transformarlo en el pateador del equipo gracias a su exquisita pegada que marcó toda una época.: “Mezcla de fuerza, coordinación, sensibilidad y movimiento”, como él mismo la define. Tras unos 20 días entrenando y causar grata impresión pateando el balón ovalado le propusieron quedarse, pero prefirió regresar a su escuela de fútbol. No se pudo acostumbrar al casco y otras cosas, pero tampoco le interesaba quedarse en un equipo secundario, ya que el coach quería que trabajara con el equipo filial. De hecho, no había sido la primera vez que lo habían tentado desde el fútbol americano, ya que al año de llegar al América lo habían ido a buscar de los Dallas Cowboys.
Es difícil que otro jugador le haya pegado tan fuerte a la pelota como el ‘Pata Bendita’ Castro, ídolo en La Calera, Concepción y México. En México los hinchas no olvidan cada uno de sus formidables goles. Lo mismo pasa en La Calera, donde el recuerdo del ‘Pata Bendita’ y sus increíbles zapatazos están guardados en el mejor cofre de la emoción calerana. Es que un chute de Osvaldo Castro era, aseguran los fanáticos de su zurda, más que nada un verdadero poema.
El balance general en su carrera, sumando los partidos en Primera División en México y Chile (no jugó en torneos de Segunda División), torneos de Copa México, duelos internacionales y partidos con la selección chilena (oficiales y amistosos clase A), arroja un total de 376 goles en 658 partidos (0,57 de promedio, equivalente a cuatro goles cada siete partidos).
Desde México Castro reconoce: “Nadie me conoce como tal en México. Acá todo el mundo me dice ‘Pata Bendita’, igual que en Chile. Cuando me llaman Osvaldo casi no miro”. Su provilegiado lugar entre los máximos goeladores, Castro se lo toma con la humildad que ha tenido siempre: “Yo fui siempre una persona muy tranquila. Hacía bastantes goles, pero nunca llevé la estadística. Aquí en México, en cualquier lugar de la República, me conocen, porque hice buena historia. El chileno a veces se olvida, pero yo no guardo rencor a nadie. Me conformo con que algunos de los que me vieron jugar, todavía se acuerden. Hoy los tiempos han cambiado, pero algunas historias siempre quedan. Que se reconozca lo que hice me hace setir orgullo y agradecimiento a mis compañeros de equipo en Unión La Calera y Deportes Concepción. De Unión La Calera recuerdo que los directivos eran muy apasionados. Le tenían un gran cariño a la institución y la gente siempre me trató bien”.
Y es que en La Calera pasan los años y sus nombres siguen en lo más alto. El año 2004, la municipalidad local, en conjunto con la dirigencia de Unión La Calera, instaló dos gigantografías en el centro de la ciudad dedicadas una a cada ídolo, invitando a la ciudadanía a acompañar al equipo.
Para cerrar se exponen opiniones de cada ídolo calerano sobre el otro:
Saavedra sobre Castro: “El ‘Pata’ llegó en 1966, justo en el momento que cambió el sistema de juego, ya que en los años l964 y 1965 jugamos 4-2-4 y cuando llego él se formó el 4-3-3, con uno menos arriba, en este caso yo. Ahí debo decir que aprendí a jugar fútbol, él era el puntero izquierdo que corría por todo ese sector. No se metía por el otro lado porque allá estaba Pedro Graffigna. Cuando yo tenía el balón, él ya iba picando en diagonal. El ‘Pata’ le ganaba la posición al defensa rival y no lo pillaban nunca, picaba desde el minuto 1 al 90 igual. Yo tomaba la pelota y el ‘Loco’ ya iba corriendo, era automático. Nuestra dupla llegó hasta la selección chilena. Una vez jugando contra O’Higgins como locales, tomo la pelota, me la llevo dominada y, cuando voy a entrar al área, veo que el defensa se abre y se abre, dejándome el espacio para entrar hasta casi un metro del arco, donde hice el gol. Todo se debió a que Osvaldo picaba en diagonal hacia afuera y el marcador lo seguía, produciendo ese forado en la defensa. Una vez jugábamos contra Santiago Wanderers, me hacen una obstrucción y el árbitro cobra dos tiros, el ‘Pata’ me mira y yo le coloco la pelota para que le pegara, cosa que siempre hice, y le digo: “Son dos tiros, es jugada indirecta”, pero éste no se da por enterado y toma carrera, le pega como con un fierro a la pelota, le roza al arquero Juan Olivares y pega en el palo, el balón se devuelve a la cancha, la toma de cabeza Graffigna y gol. Nunca me incomodó que él se llevara los honores después de que yo hacía el trabajo de abrir las defensas rivales, por el contrario. Mi trabajo era precisamente el que yo hacía y el de Osvaldo era marcar los goles. Mi relación con él era buena. El ‘Pata’ conoció en La Calera a la que sería su señora y se fue a vivir lejos del centro, por lo que no compartía mucho con nosotros, lo veíamos sólo en los entrenamientos y en los partidos. Pero éramos todos amigos, unos más que otros como en todo grupo. Yo me relacionaba más con los que vivíamos en la pensión porque era obvio compartir todo el día”.
Castro sobre Saavedra: “Mi mejor amigo y compañero en Unión La Calera fue Manuel Saavedra, el ‘Mago’”.
Fuentes:
- Revista Estadio
- Libro Campeones de Cemento (Gustavo Crisóstomo y Rino Curotto, 2011)
- www.partidosdelaroja.com
Agradecimientos a Aldo Bonanni (México) y Erik Lugo (México)