Una de las gestas deportivas más importantes en la historia del fútbol en la región de Magallanes y Antártica Chilena, comenzó a gestarse el 15 de febrero de 1978, cuando se conoció la noticia que la versión N° 38 del Campeonato Nacional de Fútbol Amateur se jugaría en enero de 1980 en la capital regional, Punta Arenas.
Encabezados por Antonio Rispoli Díaz, José Ballesteros y Sergio Martinovic, los dirigentes de la época se pusieron desde ese mismo día a trabajar para lograr tener uno de los campeonatos mejor organizados que se tuviera memoria, por lo que no dejaron nada al azar. Muestra de ello fue la firma, el 30 de octubre de 1979, de un convenio con LAN Chile (Línea Aérea Nacional) para adquirir 148 pasajes, para que así las delegaciones visitantes pudieran viajar a la austral ciudad el 10 de enero de 1980, con regreso el 27 del mismo mes.
Al suscribir el convenio, la asociación de Punta Arenas canceló un millón de pesos al contado y el saldo de 500 mil pesos, con pago en enero de 1980.
Los abonos fueron colocados a la venta por un valor de $1.200 de la época. La ciudad se revolucionó, el entusiasmo se palpaba en las calles, todos querían ser partícipes de un Nacional de Fútbol inédito en la zona, pero nada podía comenzar tan fácil, ya que a tres meses del comienzo del campeonato, la selección de Punta Arenas se quedó sin director técnico, tras la renuncia de Antonio Rispoli Giner a la conducción del equipo. Esa complicación fue superada con la designación, el 2 de noviembre de 1979, de Guillermo Salinas, quien fue presentado al día siguiente a los jugadores.
Inauguración y desarrollo del torneo
El 12 de enero de 1980, ante un gran marco de público, se realizó la ceremonia inaugural, desfilando las ocho delegaciones participantes frente a las más altas autoridades de la región: en primer lugar, pasaron Arica, Iquique, Quintero, General Velásquez, Molina, Temuco, cerrando el desfile los locales de Puerto Natales y Punta Arenas.
En la inauguración, la delegación de Punta Arenas desfiló vestida elegantemente. La integraban Osvaldo de la Torre, Bernabé Arias, Juan Carlos Barría, Juan Carlos Cáceres, Enrique ‘Caco’ Cárcamo, Esteban Fajardo, Luis Godoy, Pedro Gutiérrez, Juan Henríquez, Héctor Mansilla, Miguel Montt, Fernando Leiva, Juan Oyarzo, Víctor Oyarzún, Rodolfo Rogel, Sergio Rogel, Manuel Soto, Didier Segovia y Sergio Vera, además del preparador físico Tanislav Freire, quien fue responsable del notable rendimiento físico que desplegó el combinado local. También hubo una gran disposición y sacrificio de los jugadores, que se levantaban de madrugada para entrenar en el gimnasio de la Confederación Deportiva, para luego irse a sus actividades laborales; comenzando nuevamente los entrenamientos en las tardes.
La ceremonia de inauguración fue emocionante. Se aprovechó la ocasión para entregarles un merecido reconocimiento a varios deportistas de la región, como Silvana Camelio, gran deportista y en ese momento campeona de esquí; además de Juan Hetcheleitner, maestro por excelencia de muchas generaciones de deportistas de tiro al blanco. Junto con ellos recibió un merecido homenaje Mario Enrique Galindo, uno de los magallánicos que ha escrito paginas gloriosas en el fútbol profesional chileno, lateral innovador que sigue hoy en día cosechando el cariño transversal de una trayectoria impecable y por esa bonhomía tan propia de una persona que ha sabido cultivar la humildad que lo ha hecho ‘grande’.
En lo futbolístico, Punta Arenas debutó el 13 de enero contra Molina, en un partido durísimo y lleno de nerviosismo por parte del representativo local, tanto así que terminó perdiendo 2 a 0 el primer tiempo. Se hicieron ajustes en algunas piezas y, con fútbol y garra, el equipo magallánico salió con todo a revertir el resultado, lo que comenzó con un gol de Miguel Montt, luego vino la anotación de la igualdad, a los 15 minutos, en una jugada personal de Víctor Oyarzún, quien centró el balón buscando al buen mediocampista Montt, que con un certero golpe logró el anhelado empate, resultado que se mantuvo hasta el final del encuentro.
El 15 de enero, Punta Arenas derrotó en una ‘guerra de goles’ al conjunto de Arica, por 4 a 3, con dos anotaciones de Miguel Montt, quien a esas alturas se transformaba en la figura del cuadro local, un gol de Enrique ‘Caco’ Cárcamo y otro de Carlos Barría.
El 17 de enero, Punta Arenas sufriría su única derrota en el certamen, ante la pena de más de seis mil aficionados que repletaron el estadio donde el equipo de Temuco venció por 1 a 0.
Uno de los mayores desafíos de Punta Arenas en el torneo fue el partido ante Iquique, equipo que era el campeón nacional vigente, al que derrotó inapelablemente y ante la algarabía de la afición, por un contundente 4 a 1, con tres goles de Miguel Montt y uno de Enrique Cárcamo.
A esas alturas, se visualizaba a Temuco y Punta Arenas como candidatos al título, pero antes, la selección local tenía un partido que despertó el entusiasmo de los aficionados, al cual llegó incluso una caravana de vehículos desde Última Esperanza. El 22 de enero se enfrentaron natalinos y puntarenenses, ganando por 2 a 0 el cuadro de Punta Arenas, con goles de Enrique Cárcamo y Víctor Oyarzún.
El 24 de enero, Punta Arenas se enfrentó a la selección de Quintero y sacó chapa de campeón al ganar por 3 a 0, con dos goles de Víctor Oyarzún y uno de Enrique Cárcamo, para alegría de los aficionados que prendieron cientos de antorchas de papel mientras se confundían los gritos de “¡Punta Arenas, Punta Arenas!” con las bocinas de los autos que estaban estacionados en torno al estadio, entusiasmo poco habitual en los espectadores de la ciudad.
El 25 de enero, ante 7.893 espectadores controlados, aunque en la práctica eran más de ocho mil que llenaron el estadio para ver al equipo de Punta Arenas consagrarse campeón ante el elenco santiaguino de General Velásquez. A los 21 minutos de la segunda etapa anotó el goleador de todos los tiempos, Enrique ‘Caco’ Cárcamo, comenzando los gritos de “¡Dale, campeón!”, recibiendo un balde de agua fría con el gol anotado por la visita a 15 minutos del final del encuentro.
La gran final
La igualdad obligó a realizar un partido de definición entre Punta Arenas y Temuco, que tenían el mismo puntaje. El match se jugó el domingo 27 de enero de 1980, en un estadio repleto ‘hasta las banderas’ y con una asistencia controlada de 8.680 espectadores, pero que, fácilmente llegaba a las 10 mil personas -asistencia que sólo ha sido superada por la visita del Papa Juan Pablo II, en abril de 1987-.
El comienzo del partido fue difícil para el cuadro local, a los 21 minutos del primer tiempo, un gol de Temuco silenció al estadio Antonio Rispoli Díaz: así, con la ventaja visitante, se fueron al descanso; sin embargo, la anotación de los temuquenses había sido premio al mayor dominio de balón y ataques más directos al arco del buen portero local, Osvaldo de la Torre.
En el segundo tiempo, el cuadro local adelantó sus líneas y salió con todo en busca del empate, lo que consiguió rápidamente, a los 3 minutos, cuando Bernabé Arias habilitó a Juan Oyarzo, quien disparó directamente al arco, apareciendo la figura de Víctor Oyarzun, quien logró meter la cabeza para desviar el balón, el que entró en el ángulo, lo que produjo el delirio de los hinchas magallánicos.
De ahí en adelante, el partido no fue ‘apto para cardiacos’. Con la adrenalina a mil, Punta Arenas, después del gol, durante varios minutos fue una tromba en busca de la conquista del triunfo, pero Temuco, cuadro bien experimentado, volvió a controlar el partido y terminó volcándose sobre el arco del combinado local. Así concluyó el partido, 1 a 1, debiendo jugase un tiempo suplementario, en el que los jugadores, completamente agotados, continuaron luchando por llevarse el título.
Aunque los dos dignos finalistas empaparon la camiseta por la mejor suerte de sus selecciones, el empate se mantuvo y hubo entonces que recurrir a la definición por penales para definir al campeón.
En la definición a penales, para Temuco anotaron Mendoza, Ulloa, mientras que erró su tiro Sepúlveda y luego marcaron Concha y Huenchuñir. La serie de lanzamientos para Punta Arenas fue perfecta: anotaron Enrique Cárcamo, Juan Carlos Cáceres, Manuel Soto, Esteban Fajardo y cerró la serie Sergio Rogel, transformando en un carnaval a la ciudad.
Después de terminado el encuentro, la locura y fervor se apoderaron del estadio. La hinchada celebró con pasión el primer título nacional de fútbol amateur conseguido por un equipo de la región de Magallanes.
Distintas interpretaciones en la región
Paradojalmente, en mis viajes a Puerto Natales y Porvenir, he podido comprobar la magia de la interpretación de este logro deportivo, dependiendo de los actores involucrados y del aporte de cada uno de ellos en este título de la selección de Punta Arenas.
Mientras en Punta Arenas celebran esta gesta deportiva, en Natales dicen que si ellos no hubieran empatado 2 a 2 con Temuco, los puntarenenses no habrían logrado el título. Si cruzamos a Tierra del Fuego, en Porvenir, conversando con Juan Carlos Palma y el emblemático ‘Zorrito’ Vidal, quienes junto a Manquilepi fueron los refuerzos de la selección de Puerto Natales, nos dicen que los goles de ese empate fueron obra de dos porvenireños (Palma y Vidal).
Diferentes formas de ver esta parte de la historia deportiva regional, quizás una de las más grandes que logró enorgullecer a una región completa y que sigue en la mente de quienes tuvieron el privilegio de vivirla.
Bibliografía
- Diario La Prensa Austral, enero 1980.
- JARA, Pedro: “Historias y personajes del desarrollo social en la Patagonia”.
- JARA, Pedro: “Fútbol en la Patagonia”.