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El origen, el fútbol en Aconcagua

Por Juan Carlos Cerda

No hay deporte en Chile y en el mundo que despierte tanta pasión como el fútbol. La fascinación con la que se vive cada partido, la emoción de una jugada, los duelos, los goles, etc.. Lamentablemente en Chile, es una emoción que se vive más fuera (televisión) que dentro de un estadio.

No hay dudas en que el fútbol forja: costumbres, identidades y comportamientos. La conversación cotidiana de dos desconocidos. Los más fieles, aunque sus equipos no ganen nunca, generan lazos de vida gracias al estadio. Donde una fiesta termina siendo el motivo para conversar eternamente sobre la pasión de multitudes. Grupos de whatsapp especiales para debatir sobre el devenir del club. La conclusión es que la pelotita es capaz de definir hasta el carácter y comportamiento de un ser humano, tal como lo genera el arte, la política, la religión.

Esa pasión que nos identifica y nos atraviesa tiene una larga historia, una riquísima historia que no todos conocen. ¿Entonces, de dónde viene el fútbol?, ¿quién fue el primero?, ¿cómo es que se ha metido tan fuertemente en nuestra identidad?, ¿sobre qué hechos históricos se apoyara el primer elemento dickinsoniano[1] de esta cadena?

Podemos encontrar un primer punto en común, el arraigo. Cuando la gente se arraiga en un lugar, lo hace costumbres. Aconcagua siempre fue un lugar multicultural, desde su historia prehispánica. La presencia de diferentes culturas (Salmón, Mapuche, Incaica, etc), permitió a este lugar de paso, ser el asentamiento de muchas costumbres venidas de diferentes latitudes, con sus intereses comunes, y gracias a su mentalidad de recibir de buena forma las nuevas iniciativas en beneficio del territorio.

La recreación fue entonces, una de las costumbres que se instaló gracias al arraigo de la vida humana.  La necesidad del hombre de generar espacios de ocio es tan fuerte, como la de ganar territorios. Por lo tanto, siempre fue necesario generar espacios abiertos y comunes.

Sin embargo, el reducido valor que se le había dado al ocio en el desarrollo de las sociedades humanas durante el arraigo español en Chile, no trajo consigo deportes de práctica popular, sino deportes ligados a una reducida elite. Esto quedó fuertemente impregnado en el desarrollo de las ciudades de Aconcagua, con la clara evidencia de la precariedad de lugares para la cotidianidad. Las ciudades intermedias y menores de este país también tuvieron, en el periodo pre y post independencia, nulidad de territorios y actividades deportivas masivas.

Por otro lado, la carencia de deportes masivos. La recreación y deportividad fue un espacio que se perdió en los primeros 200 años de la colonia española en Chile. La necesidad de ganar territorios y ciudades cerró estos espacios a otras costumbres locales y eclesiásticas. En aquellos años era más importante fomentar un modelo económico mediante la ganancia de tierras y de creyentes, que fomentar y difundir los deportes.

Por lo tanto, en este periodo la pasión quedó más asociada a lo visual y a las apuestas, y la deportividad a los grupos de elite, no saliendo nunca de este espacio.

“A lo largo del reino del Reino (de Chile), las poblaciones perciben derechos por los juegos de ruedas y bolillas, canchas, carreras, ruedas de gallos, lidia de toros, entre otros”[2]

Entonces, en las primeras ciudades, sobre todo las de escala menor e intermedia[3], adaptaron sus territorios para el habitar humano, crearon solares, la concepción española del urbanismo en el Chile central, quedando los espacios de recreación circunscritos a las alamedas . Como fuera de estos límites se encontraban las chacras agrícolas, no quedaban espacios para la recreación deportiva/competitiva

En el caso de San Felipe, las primeras actividades deportivas recreacionales, se daban los domingos en la “Alameda Sur” de la ciudad, en la que hoy es la Alameda Bernardo O’Higgins.

“Entre las diversiones populares de aquel tiempo, sin perjuicio de los bailes i saraos de medio pelo en que zamacueca, la sajuriana, el cuándo, el aire, el chocolate, la resbalosa, las lanchas i el tras hacían delicias de los San Felipeños; se contaban las carreras de caballos, las que tenían lugar todos los domingos en la Alameda del Sur” [4]

Figura N° 1. Alameda de las Delicias, San Felipe.

Fuente: M. Sepúlveda, 1910.

La popularidad de las carreras de caballo generó tal entusiasmo en los enfrentamientos entre San Felipe y las villas cercanas (tales como Curimón y otras), que los habitantes de dichas villas comenzarán recurrentemente a frecuentar los fines de semana a la ciudad de San Felipe, y con ello llegarán las apuestas. Así, las carreras de caballos crearon el primer espacio o territorio ganado, en la generación de un arraigo para la participación masiva de un deporte.

Sin embargo, las apuestas ilegales, las peleas, y las faltas de espacio para el desarrollo de este deporte, motivó que don Ambrosio Santelices[5] – Presidente de la Real Audiencia –  los prohibiera mediante misiva enviada el 8/10/1782, por ser perjudiciales para la ciudadanía sanfelipeña. La reducción de actividades deportivas fue tal, que se extendió en 1888 a los juegos de “dados, tabas i naipes“.

Posterior al periodo de independencia de Chile la ciudad continuó su crecimiento, fortaleciendo espacios recreativos ligados a las áreas verdes, pero careciendo de territorios para realizar actividades deportivas.

Figura N° 2. Alameda de las Delicias, Actual Bernardo O’Higgins, en San Felipe

Fuente: Archivo Nacional

El camino hacia otros deportes

Cuando un espacio no es ocupado, es ganado por otro. Los españoles pusieron la primera piedra en el continente, pero la expansión en esta porción de territorio se desarrolló a partir de la llegada de los ingleses.

Y es que la participación inglesa en Chile abarcó todos los espectros de la cotidianidad humana, desde la disputa al español, hasta la ciencia, el desarrollo económico y los deportes.

Y como dijimos en los comienzos de este articulado, cuando uno se arraiga en un lugar, lo hace con todas sus costumbres. Con la materialización del Ferrocarril Trasandino y el ramal San Felipe – Putaendo, la llegada de capitales británicos no solo entregó la apertura económica y social (como en innumerables otros ejemplos en Sudamérica), sino que también trajo consigo la cultura y el desarrollo de otras actividades de dispersión. Los ingleses tomaron un espacio que otros no desarrollaron, y además trajeron consigo el fútbol, deporte que era el boom del momento en el mundo.

El acercamiento de los británicos en San Felipe no se evidencio en la ciudad, pero sí fuertemente en la zona rural, donde al igual que la cultura prehispánica, la cosecha y exportación fue la clave en este espacio multicultural.

Si hay algo que agradecerle entonces al tren, es la necesidad de abrir la mente local a otros espacios. Estos fueron preferentemente al sur de la Alameda de las Delicias (hoy Bernardo O’Higgins), y con ello la ciudad tuvo su primera expansión habitacional. Entre ellas, su primer y único parque (el cual ya no existe), ubicado en las cercanías de la estación ferroviaria, el que permitía descanso y relajo.

Imagen N° 3. Plano de la ciudad de San Felipe, 1895

Fuente: Archivo Nacional

Imagen N° 4. Vista de la influencia de la estación ferroviaria en San Felipe

Fuente: Vuelo realizado por autor

Por lo tanto, no es posible explicar el deporte moderno en Aconcagua, sin comprender primero la carencia ya expuesta de los espacios deportivos en San Felipe y en el valle del Aconcagua, y que casualmente casi 300 años después, aún se mantiene.

Y es que desde 1864 Aconcagua vivió una expansión ferroviaria importante, y que consigo trajo, la necesidad de lugares de esparcimiento de diversas tradiciones, entre ellas las militares y recreativas, las que dieron pie a la apertura y anexión de nuevos espacios en los territorios.

Es así como en la segunda mitad del 1800 la ciudad ganó un espacio denominado “Campo de Marte”, y que aparece citado en el plano de la ciudad de San Felipe de 1870 (figura 2). Este lugar fue de vital importancia para el desarrollo deportivo en la comuna, por su cercanía con la población, con la estación ferroviaria y con las fábricas locales. Si el Campo de Marte fue el espacio para la explosión de las actividades sociales, el Parque Rivera quedó centrado como un lugar de camaradería y ocio social.

Hasta antes de la investigación contenida en el presente artículo, sólo sabíamos que la construcción del ferrocarril andino había potenciado a inicios del 1900[6] la creación de un club deportivo llamado Trasandino en la vecina ciudad de Los Andes, club que al día de hoy juega en Tercera División A. Durante mucho tiempo creímos erróneamente que dicha institución era la precursora del fútbol en la zona, pero ahora podemos decir que anteriormente, en el año 1896, en San Felipe ya existía un club precursor más antiguo, el “Arturo Prat” de San Felipe.

El “Arturo Prat” tenía un origen obrero y pertenecía a una asociación eclesiástica denominada “Círculo católico de obreros Arturo Prat”, muy relacionada a la Iglesia católica y al socialité de San Felipe. Su sede se encontraba en la esquina de las calles Freire y Portus. Institución que en 1910 crea el Instituto Arturo Prat y que en 1931 se cambia a su nombre y que hasta el día de hoy sigue vigente. El Instituto Abdón Cifuentes.

En una crónica del periódico The Chilian Times, se detalla un ‘intercities’ (encuentro deportivos entre ciudades), donde el “Arturo Prat” jugó el primer partido de fútbol, del que se tengan antecedentes en San Felipe y en Aconcagua.

El juego se desarrolló un 15 de agosto de 1896 (día domingo y festivo), donde se enfrentaron el Unión Football Club de Valparaíso y el Arturo Prat de San Felipe. El registro de este partido se entrega en el diario Sport de la Unión de Valparaíso, citando lo siguiente.

 Unión Club vs Arturo Prat Of San Felipe

 El club Unión de Valparaíso salió el domingo por última vez por la mañana en el tren expreso con destino a San Felipe, donde jugaron un partido con el recién formado club Arturo Prat. A su llegada, los visitantes recibieron una cálida bienvenida por parte de los oponentes.

Durante la primera mitad del partido los jugadores del Prat parecían tener miedo de los visitantes, y Andreawarths metió dos goles para el Club Unión. En la segunda parte los chicos del Prat se libraron de su timidez y mostraron un buen juego defensivo que impidió que el visitante anotara más por lo que el juego terminó con un marcador de 2 goles a cero para el club Unión.

Una gran muchedumbre asistió al match, que es el primero que se ha realizado en San Felipe, y en consecuencia hubo mucho interés. Durante el juego, una banda militar tocó una selección de música.

Después del partido los jugadores fueron agasajados hospitalariamente durante el almuerzo, prevaleciendo la mayor cordialidad y buen sentimiento. La prosperidad de ambos clubes se comprometió respectivamente con mi entusiasmo. Se espera que el partido de vuelta se juegue aquí durante las próximas vacaciones”

El equipo visitante, viajó a las 7:45 AM en tren con rumbo a San Felipe, por lo tanto, se estima que el partido bien pudo jugarse a mediodía.

Las alineaciones, de ambos equipos fueron las siguientes.

Club Arturo Prat

Arquero: S. Castilla

Backs: E. Guzmán y V. Quilan

Half-Backs: A. Quilan, Guzmán y A. Castro

Forwards: A. Reyes, L. Covarrubias, A. Figueroa, G. Avila y J. Murúa.

Club Unión

Arquero: Asenjo

Backs: M. Dall’Orso y J. Reid

Half-Backs: Cardovés, J. Infante, A. de Solar

Forwars: A. González; López, Andrewarths y Arthur González

Figura 5. Reporte prensa, The Chilian Times[7]

Fuente: The Chilian Times, 2/09/1896

La ciudad carecía para esos entonces de lugares donde efectuar el juego. El Campo de Marte era a nuestro entender el único espacio cercano disponible y con aptitudes para establecer este histórico enfrentamiento. Por lo tanto, no es extraño que con el pasar de los años dicho territorio se convirtiera en el principal espacio deportivo local de la zona, hasta la posterior consolidación del Estadio Católico y del Estadio Manuel Rodríguez.

La noción de pertenencia se generó a posterior en las localidades rurales, las que dieron abrigo al sentido de pertenecía a una institución y en la ciudad, donde las instituciones se fortalecieron y organizaron, creando la Asociación de Fútbol Amateur de San Felipe (1909). Con ello, una enorme cantidad de clubes le van dando vida, formando una potente zona del balompié local, cuyo máximo auge se alcanza en la década de los 40, con clubes como Chacabuco Wanderers, Real Echeverría, Andacollo, Arauco, Alex Berthie, Tarsicio, Internacional, Ferroviarios, Arturo Prat y otros equipos que fueron los precursores hasta la llegada del profesionalismo con Unión San Felipe.

Bibliografía.

  • Lorenzo, S; Urbina, R. La política de Poblaciones en Chile durante el siglo XVIII, 1978.
  • Historia de San Felipe, Julio Figueroa 1902
  • Marín. E. Centenario historia del fútbol chileno 1895-1995
  • Plano de la comuna de San Felipe 1895, Memoria Chilena
  • The Chilian Times, 2/09/1896.

Citas.

  • [1] Dickinsonia fue el primer animal conocido en posicionarse sobre la superficie terrestre
  • [2] La política de poblaciones en Chile durante el siglo XVIII, Lorenzo, S; Urbina, R. 1978
  • [3] http://revistaplaneo.cl/2016/04/04/ciudades-intermedias-en-chile-definicion-de-un-territorio-en-transicion/
  • [4]“Historia de San Felipe”, Julio Figueroa (Publicado en 1902)
  • [5] Nacido en 1734 y fallecido en 1818. Escultor y presidente del más alto tribunal de la corona española en la Gobernación de Chile
  • [6] Fundado el 1/04/1906
  • [7] Gentileza de Sebastián Núñez Mardones

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