Corría febrero del verano de 1981. Se jugaba la cuarta edición de la tradicional Copa Ciudad de Viña del Mar en el reducto del estadio Sausalito de Viña del Mar.
Por vez primera, tomaban parte del cuadrangular, solo cuadros nacionales. Colo Colo, Universidad Católica, Cobreloa y el dueño de casa Everton, cuyo plantel estaba en plena pretemporada dirigido por Caupolicán Peña, quien venía de ser técnico de la selección nacional y buscaba afiatar a las nuevas incorporaciones para el torneo nacional de Primera División.
Esa temporada, bajo la presidencia de Antonio Bloise Cotroneo, se planificaba tener un equipo competitivo que volviera a disputar los lugares de avanzada. Sin embargo, en el transcurso del certamen, las cosas no andaban del todo bien y lastimosamente a fin de temporada vería descender de categoría al elenco viñamarino, ya sin Peña en la banca técnica, ya que en el curso de la temporada, pasaron como técnicos, José María ‘Gitano’ Lourido, Francisco ‘Paco’ Molina y Ricardo ‘Negro’ Contreras.
Ese verano, los oro y cielo remecen el mercado de pases con las incorporaciones del portero Hugo Rojas, de los defensas Jorge Ulloa, Lawrence Tapia, Robin Melo, Hernán Castro, los mediocampistas Fernando Cavalleri, Sergio Pamies, Jorge ‘Chicho’ García, comprado en un alto precio a Santiago Wanderers, más los delanteros, Jorge Puntarelli, el brasileño Rubens Nicola, Adriano Muñoz y el retorno de Jorge Américo Spedaletti. Con el correr de las fechas llegaría a incorporarse desde el fútbol de los Estados Unidos, el insigne goleador Óscar Roberto Fabbiani.
Se mantenían en el plantel, el meta Leopoldo Vallejos, los defensas Domingo Sorace, Julio Núñez y Carlos Díaz, además del volante uruguayo Julio Rodríguez y el puntero izquierdo Leonardo Zamora, todos jugadores experimentados, quienes en su mayoría eran del gusto del técnico Caupolicán Peña. A ellos, se les suma la aparición de algunos jóvenes canteranos, que con el tiempo se consolidarán como titulares, entre ellos el portero Jaime Zapata, Jaime Baeza, Leonel Contreras y Sergio Navarro.
De ahí que la versión 1981 de la Copa Viña del Mar, era el momento propicio para mostrar a las nuevas figuras.
“Cuando Everton apareció en el campo de juego para su debut veraniego, por los parlantes del Estadio Sausalito se habló de ‘noche de estrellas” (Revista Estadio N° 1.958, miércoles 18/02/1981).
Y si a esas ‘estrellas’ se le sumaba el mejor futbolista de la historia del fútbol chileno, la expectación crecía.
El nombre de Elías Figueroa Brander jugando por Everton, indudablemente llamaba la atención, porque ya estaba oficializada su partida a la Liga de Estados Unidos, tentado por el equipo norteamericano del Fort Lauderdale Strikers de Florida. Dejaba atrás su exitoso paso por Palestino en las últimas cuatro temporadas (1977-1980), teniendo como técnico al mismo Caupolicán Peña, con quien volvía a reencontrarse, dado que Elías había solicitado permiso para entrenar con el plantel de Everton y así mantenerse en forma antes de emprender viaje al fútbol estadounidense. Además, por esos días se encontraba instalado en su parcela de Villa Alemana junto a su núcleo familiar. Así se gestaba su vínculo amistoso con el club oro y cielo, al punto de ser invitado a ser parte del equipo que jugaría la copa veraniega en el reducto de Sausalito.
“Terminado su contrato con Palestino y desligado de la Selección, Elías Figueroa, está entrenando con el primer equipo de Everton, en Viña del Mar, con dos objetivos: reforzar al plantel evertoriano en la Copa de Viña del Mar, la próxima semana, y llegar en perfectas condiciones físicas a su compromiso con el Strikers de Forte Lauderdale, que será, a partir del 20 de este mes, su nuevo club” (Revista Estadio N° 1.956, miércoles 4 /02/1981).
Tal como había sucedido 14 años antes, (19/03/1967) cuando en el mismo estadio Sausalito se despedía de Santiago Wanderers para enrolarse en Peñarol de Montevideo, ahora lo hacía por Everton para partir al cuadro del Strikers de Estados Unidos.
Ya en el retiro, así lo recordaría el propio Elías Figueroa: “En un Sausalito lleno me despidieron el ‘67 cuando jugamos un amistoso contra Peñarol, jornada en la que di una vuelta olímpica muy emotiva. El ‘81 también me hicieron una despedida y me homenajearon, porque me iba a Estados Unidos, al Strikers en una Copa Viña cuando reforcé a Everton frente a Colo Colo. Tengo una foto con la camiseta de Everton”. Fue un cuadrangular, en el que también estaban Universidad Católica y Cobreloa”.
El torneo se juega bajo la modalidad de eliminación directa en dos fechas dobles, entre el jueves 12 y el sábado 14 de febrero de 1981, cuyos ganadores de la primera jornada jugarán la final del minitorneo. Por ende, los perdedores lo harán por el honor del tercer lugar.
La primera fecha (12/02/1981), en el partido preliminar se enfrentan Universidad Católica ante Cobreloa, con triunfo del cuadro calameño por 2-0. El pleito de fondo, tendría frente a frente al local Everton con Colo Colo.
Además, en la jornada inaugural se contemplaba la reinauguración del renovado sistema de luz artificial del recinto deportivo viñamarino de administración municipal, que en esos años estaba a cargo del alcalde Edmundo Crespo Pissano.
Elías a la cancha
El público asistente, que llega en un número superior a las 18 mil personas, se estremece brindando un cerrado y caluroso aplauso de admiración y respeto al escuchar en voz del locutor oficial del estadio anunciando, que la camiseta número tres de Everton la ocuparía el gran Elías Figueroa.
Para quienes estuvimos como espectadores aquella noche en el reducto del Sausalito, el resultado no pasaría de ser un dato estadístico que permanece como tal, sino que la presencia de don Elías vistiendo la camiseta de Everton era algo inédito, bastando verlo jugar solo un tiempo, algo que con los años, se convirtió -para muchos- en un hecho desconocido hasta ahora.
Para testimoniar su presencia con la divisa oro y cielo, aquella noche la institución le rindió un cálido y merecido homenaje, al que también asistieron invitados algunos integrantes del plantel y cuerpo técnico de la Selección Nacional, incluso algunos que estaban participando con sus respectivos equipos del cuadrangular de verano. Entre quienes estuvieron se contaban Carlos Caszely, Mario Soto, Leonardo Véliz, Leopoldo Vallejos, Mario Osbén, entre otros. Everton por su parte, a través de su presidente Antonio Bloise Cotroneo, le hizo entrega de un galvano recordatorio.
El partido
Ya en el partido mismo, Colo Colo dirigido por Pedro García se muestra superior al cuadro local, llegando a consolidar un claro y contundente 5-2, accediendo a la final del tradicional certamen veraniego, donde derrotaría a Cobreloa por definición a penales (6-5), luego de igualar sin goles en los 90 minutos. De esta forma, los albos se titularon campeones de la Copa Ciudad Viña del Mar, por segunda vez en forma consecutiva.
La revista Estadio resumía en su comentario del partido lo siguiente: “La mayor decepción corrió por cuenta de Everton sobre el cual la hinchada había depositado no pocas esperanzas de un estreno triunfal. Los viñamarinos han incorporado muchos jugadores (Cavalleri, Spedaletti, García, Pamiés, Melo), pero aún no logran dar con lo que pudiera ser su fórmula ideal. Por de pronto, el “chico” García justificó ya el alto precio pagado a Wanderers con un primer tiempo ante Colo Colo en el que tuvo de todo: dinámica, agallas, habilidad y disparo. Desgraciadamente, en esa zona media otros no estuvieron en su nivel. Basta citar al uruguayo (Julio) Rodríguez, lejos del jugador gravitante de 1980, y al mismo (Fernando) Cavalleri, que pese a algunas genialidades no influyó como se esperaba. Sin embargo, más que la irregularidad de sus volantes y delanteros, a Everton lo liquidaron sus errores defensivos. Alvarado pudo cabecear libremente en el área, Santander marcar dos goles tras sesiones equivocadas de (Hernán) Castro y (Carlos) Díaz y ni el mismo (Elías) Figueroa escapó a la confusión en su partido de despedida. Si hubo un sector particularmente fuerte del Everton del año pasado, fue entre los centrales y el volante más retrasado. Ahora sólo se vio a Castro como ‘stopper’, pero faltó más presión de los otros mediocampistas. De cualquier modo, Everton tiene jugadores como para aspirar a mejores destinos, porque en el primer lapso contra Colo Colo por momentos jugó bien, hasta que se ‘suicidio’ con sus flaquezas defensivas” (Revista Estadio N° 1.958, miércoles 18/02/1981).
EVERTON 2-5 COLO COLO
12/02/1981. Copa Ciudad de Viña del Mar 1981. Estadio Sausalito. Público: 18.701
Recaudación: $2.200.050.
Árbitro: Hernán Silva
EVERTON: Leopoldo Vallejos; Domingo Sorace, Hernán Castro, Elías Figueroa (Carlos Díaz), Julio Núñez, Julio Rodríguez (Sergio Pamies), Jorge García, Fernando Cavalleri, Jorge Puntarelli, Jaime Baeza (Jorge Spedaletti) y Leonardo Zamora. DT. Caupolicán Peña.
COLO COLO: Miguel Ángel Leyes; Gabriel Rodríguez, Óscar Rojas, Atilio Herrera, Alfonso Neculñir, Eddio Inostroza, Raúl Ormeño (Luis Díaz), Severino Vasconcelos, Rodrigo Santander (Jorge Cordero), Manuel Alvarado y Luis Miranda. DT. Pedro García.
Goles: 14’ y 60’ Rodrigo Santander (CC), 23’ Severino Vasconcelos (CC), 30’ Manuel Alvarado (CC), 56’ autogol de Hernán Castro (CC); 25’ Jorge García (EV), 70’ autogol de Gabriel Rodríguez (EV).
Fuentes:
Revista Estadio N° 1.956, 1.958, 1.959, febrero 1981
Libro Centenario Club Everton
Historia de Everton 1909-2009, Ricardo Gatica Labra, Pablo Diez Bennewitz
Diario El Mercurio de Valparaíso
https://historiadeportiva.wordpress.com
