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De Coquimbo a Buenos Aires, el primer gol de Chile en Copa América.

Por Sebastián Núñez Mardones

En 1916, año del primer Sudamericano de selecciones, la “Gran Guerra” asolaba Europa y con ello, arrastraba desde esta parte del mundo a los súbditos del imperio británico, reduciendo su influencia en las instituciones que habían creado para dirigir el fútbol. Sumado a lo anterior, la apertura del canal de Panamá en 1914, modificó las rutas comerciales de los barcos que recorrían el océano Pacífico, debilitando aún más la posición británica en Chile.

Mientras los europeos resolvían sus profundas diferencias mediante un conflicto bélico, en Sudamérica comenzaba a fraguarse un campeonato de fútbol y la creación de una Confederación Sudamericana, que tenía como fin reforzar los lazos entre las naciones. Esta es la historia que da contexto a un gol que la estadística del fútbol chileno tuvo errado por largos años, pero que hoy, la investigación realizada, nos obliga imperiosamente a corregir.

 

Los primeros intentos

A fines de septiembre de 1912 se reunieron en Buenos Aires representantes de las asociaciones de fútbol de Argentina, Uruguay y Rosario. Entre los temas tratados, el por entonces presidente de la Asociación Uruguaya, Héctor Rivadavia Gómez, lanzó la idea de crear una Confederación Sudamericana de Fútbol, sumando la adhesión de Chile, a través de un telegrama: “Nos adherimos calurosamente a las ideas espuestas (sic), cuenta con la Asociación de Foot-ball de Chile – Gemmell, presidente – Mac Kay, secretario[1]. Esta no será la última vez que Gómez insista en conformar la Confederación.

En octubre de 1913, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Ernesto Bosch, donó un hermoso trofeo de plata denominado “Campeonato Sudamericano de Football”, con el fin que fuera disputado entre argentinos, chilenos y uruguayos. Esto, en medio de un conflicto con Gran Bretaña sobre la posesión de las Islas Orcadas del Sur y la división en el fútbol argentino en dos facciones.

Mediante un mensaje telegráfico se informó del trofeo, y la idea de disputarlo en un campeonato, sin embargo, Chile y Uruguay, lamentablemente, no se manifestaron. La neutralidad frente al conflicto dejó el trofeo guardado en las vitrinas de la Asociación Argentina, poniendo en evidencia que el fútbol y la política están bastante más unidos de lo que se piensa.

Trofeo Ministro Ernesto Bosch 1913 – Gentileza Atilio Garrido

A fines de septiembre de 1914 se reúne en Buenos Aires la “Convención Sud-Americana de Football”, la cual está compuesta por la Liga Metropolitana de Sports Atleticos de Rio de Janeiro, la Liga Uruguaya, la Federación Argentina, la Liga Paraguaya y la Federación Sportiva Nacional de Chile. En una extraña mezcla de delegados militares, políticos y diplomáticos se lleva adelante la creación de la Confederación, siendo elegido presidente Ricardo Aldao, por entonces presidente de la Federación Argentina de Fútbol. También se acuerda realizar el Campeonato Sudamericano el año siguiente. Se programa, además, el calendario de partidos y se coloca en disputa un trofeo.

El 7 de mayo de 1915, con gran pompa, se anuncia en El Mercurio de Santiago lo siguiente: “Con fecha de ayer, el Supremo Gobierno de la República, ha decretado la donación de una valiosísima copa de plata, para que sea disputada en match internacionales de football. Con este objeto, la copa ha sido puesta a disposición del directorio de la Federación Sportiva Nacional de Chile, a fin de que arregle las bases en conformidad con los dictados de la Confederación Sudamericana de Football, formada, como se base por las instituciones jefes de los sports de Argentina, Brasil y Chile.”[2]

Todos los esfuerzos anteriores no lograron materializar en los hechos la creación de la Confederación, ni tampoco la realización de un Campeonato Sudamericano de Fútbol, debido principalmente, a las divisiones internas en Chile, Argentina y Brasil, países que no habían logrado unificar el fútbol bajo una sola institución. En Chile se evidenciaba el cisma debido a la enorme pugna que existía entre la Asociación de Football de Chile, con asiento en Valparaíso, y la Federación Sportiva Nacional, de Santiago. Esta última era la reconocida por el Supremo Gobierno como la entidad rectora de los deportes en Chile.

 

La Unificación

En Argentina, antes del término de la temporada 1914, ya habían logrado superar sus diferencias y unificar el fútbol bajo una sola entidad. Los uruguayos, por su parte, habían mantenido neutralidad frente a las divisiones internas de los países sudamericanos.

“La guerra” entre Santiago (criollos) y Valparaíso (británicos), que comenzó a desarrollarse desde 1910 tras el envío de la primera delegación del fútbol chileno al extranjero (Copa Centenario Revolución de Mayo, en Buenos Aires), vivió su momento más complejo en 1912, cuando se presentaron dos delegaciones chilenas a los Juegos Olímpicos de Estocolmo. Desde entonces, el fútbol chileno se encontraba divido entre las ligas que estaban afiliadas a la Asociación de Fútbol de Chile o a la Federación Sportiva Nacional.

En 1914 comenzó a producirse el proceso de “chilenización” del fútbol. Por primera vez, desde 1895, es elegido presidente de la Asociación de Fútbol de Chile (Valparaíso) una persona ajena a la comunidad británica. Se trataba de Juan Esteban Ortúzar Ossa, diplomático y por entonces regidor de Viña del Mar, quien resultó elegido como la máxima autoridad del balompié porteño. Inmediatamente comenzaron las conversaciones con la Federación Sportiva Nacional para unificarse y organizar una Asociación única de fútbol.

Sus grandes aptitudes de negociador rindieron frutos en agosto de 1915, momento en que logra un pacto entre la Asociación Atlética y de Fútbol de Chile (AAFCh) y la Federación Sportiva Nacional (FSN), esta última representada por su presidente honorario, Felipe Casas Espínola. En lo concerniente a la selección chilena, el acuerdo es claro: “La institución que concertare un match internacional deberá tener la ayuda de la otra institución firmante del presente acuerdo, haciéndose la selección del team que represente al país por medio de un comité de cuatro delegados, designados dos por cada parte[3]. Con este acuerdo, Chile se encontraba en condiciones de participar de una Confederación y, por ende, en el campeonato que comenzaba a organizarse allende los Andes.

Brasil, por su parte, seguía divido entre los dos grandes centros deportivos del país, Rio de Janeiro y Sao Paulo. El 8 de junio de 1914 se funda la Federaçao Brasileira de Sports, institución rectora de los deportes. Pese a ello, ambas ciudades aún no lograban ponerse de acuerdo. Para concretar la unión debieron intervenir los diplomáticos José Luis Murature y Lauro Müller, ministros de Relaciones Exteriores de Argentina y Brasil respectivamente. Lo anterior ocurrió pocos días antes del inicio del campeonato, lo que tendría consecuencias en el calendario del torneo y en la preparación del equipo brasileño.

 

La selección nacional

El 6 de mayo de 1916, El Mercurio de Santiago informa que, mediante un telegrama dirigido al presidente de la Federación Sportiva Nacional, Jorge Matte Gormaz, se ha recibido la invitación oficial desde Buenos Aires para concurrir al Campeonato Sudamericano de Fútbol.

Como estaba previsto, comienza a organizarse el equipo que debe representar a Chile en el marco de las celebraciones del centenario de la independencia argentina. Al día siguiente se informa que Chile aceptó la invitación: “El directorio de la Federación Sportiva en su última sesión, acordó aceptar, encargando al señor Matte el arreglar la parte representativa y económica, y recomendó a su comisión de football la mejor actividad, dado el escaso tiempo de que se dispone, para comunicarse con las provincias que tengan Asociaciones afiliadas, a fin de preparar los matches de selección para presentar cuanto antes a la Asociación Atlética y de Football de Chile los elementos que dispone, a fin de que se designe según los pactos, el equipo que ha de representar a Chile.”[4]

Representantes de Coquimbo, Valparaíso, Santiago, Chillán y Concepción se dirigen a la capital, lugar donde se llevarán a cabo los partidos preparatorios de la selección.

En la noche del 29 de mayo, vía tren, inician su viaje los representantes de la provincia de Coquimbo.  Son 18 jugadores en total, quienes representan a los tres clubes más poderosos de la provincia: Thunder, Victoria Royal y Punta Arenas. En el equipo destacan los jugadores Ángel Báez, Enrique Salazar y el defensa Horacio Briceño, conocido como ‘Pata Bendita’, debido a su gran capacidad para impedir los goles.

Ángel Báez en 1913. Foto restaurada.

Tras realizarse varios partidos son elegidos finalmente 18 jugadores pertenecientes a los siguientes clubes: Thunder y Lusitania, de Coquimbo; Santiago Wanderers y La Cruz, de Valparaíso; Instituto Nacional, Magallanes, Arco Iris y 5 de Abril, de Santiago; Talca National, de Talca; y Estrella del Mar, de Talcahuano.

Arqueros:

  • Manuel Guerrero [La Cruz]
  • Jorge Paredes [Talca National]

Defensas:

  • Marcos Wittke [Magallanes]
  • Adán Aguirre [Lusitania]
  • Enrique Cárdenas [Santiago Wanderers]

Mediocampistas:

  • Enrique Abello [Magallanes]
  • Arturo Besoaín [Instituto Nacional]
  • Próspero González [Arco Iris]
  • Enrique Teutsch [5 de Abril]
  • Ramón Unzaga [Estrella del Mar]

Delanteros:

  • Alfredo France [Estrella del Mar]
  • Enrique Salazar [Thunder]
  • Enrique Gutiérrez [Magallanes]
  • Rubén Moreno [Instituto Nacional]
  • Ángel Báez [Thunder]
  • Eufemio Fuentes [La Cruz]
  • Erasmo Vásquez [La Cruz]
  • Manuel Jeldes [Santiago Wanderers]

Dirigentes:

  • Héctor Arancibia Lazo [Presidente]
  • Roberto Balbontín [Secretario]
  • Romeo Borghetti [Tesorero]
  • Carlos Fanta [Entrenador y árbitro]

 

Comienza el Campeonato Sudamericano

El lunes 26 de junio de 1916, la delegación chilena se dirigió hacia Los Andes, con el fin de cruzar la cordillera a bordo del Ferrocarril Transandino. Al llegar a la capital trasandina, dos días después, fueron recibidos en la estación de Retiro por las delegaciones deportivas bonaerenses.

Ahí, en la capital trasandina, los seleccionados chilenos recibieron múltiples manifestaciones de cariño, mientras los periódicos locales destacaban su llegada. El lujoso Hotel París los esperaba para un reparador descanso después de tan largo viaje.

El domingo 2 de julio, nuestra selección hizo su debut frente a Uruguay, cayendo de forma inapelable por 0-4. En aquel partido se marcó el primer gol de la historia de los Campeonatos Sudamericanos. Corría el minuto 44, cuando Ángel Romano patea al arco, pero el tiro es rechazado parcialmente por Manuel Guerrero, el balón cae nuevamente en piernas charrúas, siendo José Piendibene el que vuelve a rematar, logrando esta vez batir al meta chileno, quien, a pesar de tocar el balón, no lo logra detener. Era el primero de Uruguay. 11 minutos más tarde, Isabelino Gradín marca el 2-0. Ya en el segundo tiempo, Gradín repite a los 70 minutos y finalmente, Piendibene también marca su segundo gol a los 75 minutos para cerrar la goleada.

La prensa chilena reacciona con enojo frente a la derrota, incluso se acusa de irregularidades a la oncena del equipo uruguayo. El Mercurio de Valparaíso informa así de la situación: “Afirma nuestro corresponsal que entre estos figuran dos negros africanos que son jugadores profesionales y dos blancos que también deben ser incluidos en tal categoría.”[5] Esta acusación infundada crea la primera polémica del naciente campeonato continental.

 

Chilenos vs argentinos

El retraso en la llegada de los brasileños a Buenos Aires trajo como consecuencia que el encuentro entre chilenos y argentinos se haya tenido que jugar el jueves 6 de julio. Ese día, a la cancha del club Gimnasia y Esgrima de La Plata, los chilenos salieron de la siguiente manera:

Manuel Guerrero; Enrique Cárdenas y Marcos Wittke; Enrique Abello, Enrique Teutsch y Ramón Unzaga (cap.); Manuel Jeldes, Alfredo France, Enrique Gutiérrez, Eufemio Fuentes y Ángel Báez.

En relación con el partido anterior, hubo dos variaciones en la oncena titular: Alfredo France reemplazó a Rubén Moreno como interior y Ángel Báez sustituyó a Enrique Salazar.

A las 14:55 inició el partido, los argentinos ganaron el sorteo teniendo los chilenos el sol en contra. Inician el jugo los chilenos, Gutiérrez hace un pase a Fuentes que fue detenido por Ohaco; éste en avance rápido coloca el primer gol a dos minutos de iniciado el encuentro.

Desde este momento, el equipo chileno actuó bien, dominando casi todo el primer tiempo. Abello desde la mitad de la cancha lanza un fuerte tiro alcanzando a penetrar al arco, pero ante la indecisión del referee Wilson, el goal-keeper la lanzó afuera con la estupefacción del público y de los jugadores, no cobrándose el gol a pesar de las protestas. Momentos antes de terminar el primer tiempo (44´), Abello hizo un pase a Jeldes, quien centró y fue luego cabeceado por Báez, produciéndose un gol a favor de los chilenos. Terminó el primer tiempo en empate, en medio de grandes aplausos para los chilenos.[6]

El primer gol chileno de la historia de la Copa América lo había marcado el joven coquimbano Ángel Báez, de 21 años.

El segundo tiempo para Chile fue un desastre desde el inicio de las acciones. Enrique Gutiérrez sufre un grave accidente en el cual se quiebra la clavícula, debiendo ser conducido a un sanatorio. El público solicitó un reemplazo, pero el referee se opuso, debiendo Chile jugar todo el segundo tiempo con un hombre menos. Luego vinieron los goles argentinos: a los 60’ y 62’, ambos de penal y convertidos por Juan Domingo Brown. La goleada fue cerrada por Alberto Marcovecchio, quién marcó a los 67´y 89´y Alberto Ohaco, a los 75´. Chile termina cayendo inapelablemente por 1-6 frente al equipo trasandino.

 

Brasil, partidos amistosos y el regreso a Chile

El 8 de julio, Chile se enfrenta a Brasil, regresando a la titularidad Moreno y manteniendo en su puesto a ‘Angelito’ Báez. Debido a la lesión de Gutiérrez, se suma al mediocampo el viejo Próspero González. Chile cierra su participación en el campeonato con un empate 1-1. Los goles fueron marcados por Demóstenes, a los 29´ para Brasil, y por el antofagastino Enrique Salazar para Chile, a cinco minutos del término del partido.

Antes de regresar al país, nuestro seleccionado debió enfrentar tres partidos amistosos, el primero de ellos frente a Argentina, el 12 de julio, en Buenos Aires, siendo derrota por 0-1. El segundo encuentro se jugó el 14 se julio, en Montevideo, frente a Uruguay, sumando una nueva derrota, esta vez por 1-4. El gol de los nacionales fue marcado por el chorero Alfredo France, a los 18’. El último partido de la gira fue frente a la Federación Platense, liga fundada en 1913 en la localidad de La Plata, Argentina. El match se jugó el 16 de julio y terminó con triunfo 3-0 para los chilenos, con goles obra de Abello, Unzaga y France.

El 17 de julio, los chilenos hacen arribo a Los Andes, siendo recibidos con gran cariño en sus respetivas localidades. En el caso de los triunfantes representantes de Coquimbo, Adán Aguirre, Ángel Báez y Enrique Salazar, la llegada se produce un día más tarde, entre vítores y agasajos de sus coterráneos, quienes orgullosos aplaudían sin descanso su destacada participación en el Campeonato Sudamericano.

 

Ángel Báez y su historia                   

Ángel Custodio Báez Rivera, nació en Guayacán, Coquimbo, el 8 de agosto de 1894. Hijo del fundidor Jorge Báez Briones y Carmen Rivera Díaz, vivió su infancia en el pujante poblado de Guayacán, específicamente, en la casa familiar ubicada en Errazuriz N°24.

Casa familia Báez, Errazuriz esquina Lira.

Al igual que su padre, se desempeñó como fundidor en la Empresa de Ferrocarriles. Siendo muy joven comenzó la práctica del fútbol, participando activamente en el Club Thunder, conformado en parte por trabajadores del ferrocarril.

Desde 1913, y con apenas 19 años, emerge como figura de la selección de Coquimbo. Aquel año ganan las 11 medallas de plata (primer lugar) en el intercity frente a La Serena.

Selección Coquimbo 1913

En 1914 viaja como seleccionado de Coquimbo a Valparaíso, donde se enfrentan con la selección de aquel puerto. A pesar de caer por 1-2, Báez deja una grata impresión en el público porteño.

En 1915 es elegido capitán del Club Thunder, demostrando su enorme valía, primero como delantero interior y luego como puntero derecho. Aquel año fija residencia en Ovalle y representa a aquella localidad en los partidos intercity frente a Coquimbo y La Serena.

Siendo ya un jugador consolidado, en 1916 forma parte de la comitiva enviada a Santiago para los partidos de selección que se organizan en el marco del Campeonato Sudamericano de Buenos Aires. Su velocidad y precisión en los centros le otorgan un pasaje al país trasandino.

Lista de partidos jugados por Ángel Báez en la gira de 1916.

FECHARIVALLUGARESTADIOMOTIVOÁRBITROGFGC
06/07/1916ArgentinaBuenos AiresGimnasia y EsgrimaSudamericanoSidney Pullen (Bra)16
08/07/1916BrasilBuenos AiresGimnasio y EsgrimaSudamericanoLeón Peyrou (Uru)11
12/07/1916ArgentinaBuenos AiresGimnasia y EsgrimaAmistosoPatricio Mac Carthy (Arg)01
14/07/1916UruguayMontevideoParque CentralAmistosoÁngel Minoli (Uru)14
16/07/1916Federación PlatenseLa Plata Amistoso 30

Respecto a la actuación de Báez, la revista Deportes, publicación informativa y satírica, comentó: “Hizo juego más lúcido que en Chile. Y actuaría mejor todavía si se resignara a despojarse de la ondulosa y superabundante cabellera de la que es propietario. Pero cada vez que se le hace insinuación en ese sentido, contesta: -Déjenla no más. Ahí está el secreto de mi fuerza…. Footballistica.

De regreso en su ciudad natal recibe homenajes por su gran participación en tierras trasandinas. El diario El Lonjitudinal de Coquimbo da cuenta de la llegada de los nuevos ídolos coquimbanos: “Se encuentran de regreso de Buenos Aires los jugadores de la Asociación Sportiva, señores Enrique Salazar y Ángel Báez, a quienes correspondió el honor de hacer los únicos goals que los chilenos colocaron a los equipos de Argentina y de Brasil. Salazar y Báez jugarán el domingo próximo en la cancha de Guayacán en el anunciado encuentro entre Thunder y Victoria Royal.”[7]

En 1917 Báez es elegido director del Thunder y es reconocido como el mejor jugador de la provincia. Lamentablemente, debido a problemas entre las instituciones rectoras del fútbol chileno, no es considerado en el Sudamericano jugado en Montevideo (1917).

Noticias en el periódico El Lonjitudinal

En 1919 participa de la Liga de Ovalle por el Arco Iris y representa a esa localidad en el Campeonato Provincial, donde no destaca por su buen juego sino más bien por su mal comportamiento. El coquimbano ya había sufrido problemas de indisciplina en los años 1915 y 1917, lo cual quedó registrado por el periodista de El Lonjitudinal, quien da cuenta de sus acciones: “UN ANGELITO EN EL AVERNO. -La barra hace una rechifla colosal al puntero Báez por su juego pesado e indigno; pero este ángel no hace caso de las censuras del público, pues parece que se esmera en lucir su escuela de caballería. Se lamenta que el árbitro no lo echa de la cancha”.[8]

 

La esperanza del fútbol coquimbano

El año 1920 comienza de mala forma para Ángel Báez: “Hace poco llegó de Ovalle con su salud bastante mal, aquejado de una rebelde enfermedad el popular y querido footballista Ángel Báez, tan conocido en las canchas de nuestro país, como en Argentina y Uruguay. Lo atiende el doctor señor Francis.[9]

Sus amigos del fútbol se reúnen para allegar recursos que ayuden a financiar su atención médica. En ese sentido, se organiza en junio de aquel año una partida entre la Liga de Coquimbo y el Regimiento de Arica. Lastimosamente, además de Ángel, el jugador Juan Araos también se encuentra complicado de salud.

Casi al finalizar junio, se informa de una leve mejoría en la salud del malogrado deportista y, a su vez, se hace hincapié en su gran generosidad: “Se nos ha informado en la mañana de hoy, que ha experimentado alguna mejoría en su salud el joven Ángel Báez, que se encuentra al cuidado de su familia en Guayacán afectado de una grave complicación pulmonar. Con una generosidad digna de encomio, Báez ha cedido la parte de dinero que le correspondía al jugador Araos que está en el hospital y al cual le fue amputado un pie hace unos pocos días. Acciones como estas, merecen el más sagrado reconocimiento.[10]

El 21 de septiembre de 1920, con apenas 26 años, aquejado de una tuberculosis, enfermedad por entonces altamente mortal, dejó de existir Ángel Báez. La prensa dio cuenta del hecho: “Ayer a las 8 y media de la mañana dejó de existir en Guayacán el distinguido jugador de nuestras canchas que supo dejar muy puesto nuestros colores en la Argentina: Ángel Báez. Atacado de una cruel enfermedad que hizo rápida crisis en su organismo, baja a la tumba Báez, en muy temprana edad, cuando aún se esperaba mucho de sus notables cualidades de lijero (sic) y temible delantero, siendo la esperanza del fútbol coquimbano. Rodeado del aprecio de los suyos y de todos sus amigos; Báez deja honda impresión con prematuro fallecimiento”.[11]

La controversia

Durante los últimos años, y hasta el día de hoy, se ha considerado a Telésforo Báez Astudillo como el autor del primer gol chileno en un Campeonato Sudamericano. Sin embargo, la investigación realizada, sumado a lo informado en su momento por la prensa de Santiago, más los periódicos e historiadores de Coquimbo, como Pedro Álvarez Pávez, dejan en evidencia, desde hace bastantes años, que se trata del jugador Ángel Báez, perteneciente a las filas del Thunder de Coquimbo.

La confusión, muy probablemente, provino de los periódicos de Valparaíso, los cuales indicaron que uno de los jugadores enviados a Santiago para los partidos de selección había sido Báez, perteneciente a las filas del Santiago Wanderers, asumiendo que se trataba de Telésforo, lo cual claramente es un error.

En 1916, Telésforo se encontraba castigado por el Santiago Wanderers y la Liga de Valparaíso, debido a una indisciplina ocurrida en octubre de 1915. En aquella ocasión se negó a jugar una partida oficial frente al La Cruz II (Báez jugaba en el segundo equipo), prefiriendo viajar a Santiago representando al Limache National sin permiso y sin previo aviso, debido a ello fue sancionado por dos años.

En septiembre de 1916 continúo participando de partidos sin autorización y el club lo castigó con un año adicional. Esta nueva sanción fue informada por la prensa: “Anoche celebró sesión extraordinaria el Santiago Wanderers y por unanimidad acordó los siguientes castigos a los jugadores que se expresan:

Rogelio Escudero, Teófilo Osorio, Manuel Andaur y José Olguín, suspendidos por un año.

Telésforo 2° Báez, suspendido por tres años.

Estos castigos han sido aplicados en vista de que dichos jugadores no se han presentado a defender los colores del club en repetidas ocasiones y el último de los nombrados por ser reincidente en la misma falta porque antes se le castigara por dos años.”[12]

Telesforo, después de la larga sanción, vestiría la camiseta de la selección recién para el Sudamericano de 1919.

28/09/1916, El Mercurio de Valparaiso.

Agradecimiento especial:

  • Felipe Fernández

Referencias:

[1] El Mercurio de Santiago 30/10/1912.

[2] El Mercurio de Santiago 07/05/1915.

[3] El Mercurio de Santiago 02/08/1915.

[4] El Mercurio de Santiago, 12/05/1916.

[5] El Mercurio de Valparaíso 03/07/1916.

[6] El Mercurio de Valparaíso, 07/07/1916.

[7] El Lonjitudinal de Coquimbo 20/07/1916

[8] El Lonjitudinal de Coquimbo 18/08/1919

[9] El Lonjitudinal de Coquimbo 25/05/1920

[10] El Lonjitudinal de Coquimbo 29/06/1920

[11] El Lonjitudinal de Coquimbo 22/09/1920

[12] El Mercurio de Valparaíso 28/09/1916

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