La historia de los países suele enseñarse como una sucesión de hitos políticos y bélicos. Sin embargo, si lo miramos desde la perspectiva del ciudadano común, ésta se nos develará, además, con sus momentos anecdóticos y cotidianos. Y las celebraciones del Centenario de la República de Chile en 1910 están salpicadas de estos hechos.
Previamente, se habían construido numerosas obras, como el Ferrocarril Trasandino (abril 1910), el Palacio de Bellas Artes (septiembre 1910), y la estación Mapocho (terminada para el Centenario pero inaugurada en 1912). Santiago se embelleció con los monumentos que ofrecieron como regalo las delegaciones y las colonias extranjeras, entre los que destacaron la Fuente Alemana del Parque Forestal, donación de la misma colonia; el monumento de la Plaza Italia, muy cerca de la Fuente Alemana y conocido popularmente como “El Ángel y el León”, donada por la colonia italiana; el monumento de la colonia francesa al Centenario de Chile frente al Palacio de Bellas Artes, y el monumento a Alonso de Ercilla frente al Parque O’Higgins donado por la colonia española.
El barrio elegante de la capital se ubicaba entre las calles Dieciocho, Ejército Libertador y República, con mansiones de dos y tres pisos construidas por arquitectos franceses e ingleses. Por las calles circulaban tranvías eléctricos y góndolas a gasolina pero, sin lugar a dudas, la inauguración más exitosa fue la de la tienda de origen argentino Gath y Chávez, que levantó su edificio de cuatro pisos con ascensores, en la esquina de Estado y Huérfanos. La juventud, tanto nacional como extranjera, distribuía sus horas de ocio entre los paseos por el bandejón central de la Alameda y los cafés de moda como el del Hotel Crillón, la Confitería Torres y la Pastelería Ramis Clar.
Algunos italianos de entonces se reunían en el incipiente Circulo Italiano (fundado en 1895), hasta que un grupo de menor status económico-social, que se sentía marginado de la entidad precursora, se separó y funda, en 1897, el Centro Democrático Italiano, el que comenzó a funcionar en una amplia casona en calle San Isidro 92.
La organización nace identificándose con el sector de menos recursos de la colonia y, especialmente, con las nuevas generaciones. Este es el organismo que apoyaría a los promotores de la institución Audax Club Sportivo Italiano en sus primeros años de vida. Así fue como en un día de noviembre, tomando el frescor de la proximidad estival bajo los árboles de Alameda, próximos a la Pérgola de las Flores de la Iglesia de San Francisco, tres jóvenes italianos, Ruggero Cozzi, Alberto Caffi y Amato Ruggieri, planearon la idea de formar un club deportivo que cobijara a todos los integrantes de la colectividad y competir con otras instituciones ya establecidas. Aportando diez centavos cada uno, los primeros dineros para fomentar la tarea, prometieron no descansar hasta no ver coronados con éxito sus afanes.
El grupo se reuniría con otros miembros de la colonia, el 30 de noviembre de 1910, en los mesones de la sombrerería de la familia Cintolesi, ubicada en la calle Puente 671. Además de los tres ya nombrados, llegaron Epaminondas Andreani, Arnoldo Antolisei, Zifredo Bersezio, Emilio, Pergente y Octavio Cintolesi, Enrico y Luigi Dátteri, Ruggero Cozzio, Saturnino del Sante, Carlo Davene, Mario Maglio, Mario Silvio, Albino Pagani, Arturo Podestá, Vittorio Queirolo, Gerelamo Repetto, Armando Zanelli y Rafaelle y Ettore Zembo. Aprobada con entusiasmo la brillante idea de Cozzi de fundar un club deportivo, de inmediato se echaron las bases de lo que sería el “AUDAX CLUB CICLISTA ITALIANO”. El nombre de “Audax”, elegido luego de una acalorada presentación en la que desfilaron nombres bastante extraños, proviene del latín y significa: “Audaz, osado”, calificativo que le daban a los ciclistas en el siglo XX, verdaderos suicidas que se arriesgaban en rudimentarios artefactos por calles sin pavimentar, caminos de tierra, piedras, barro y baches.
En la vieja y amplia casona de San Isidro con Marcoleta, donde funcionaba el Centro Democrático Italiano, el Audax Club Ciclista Italiano ocupó una pequeña, modesta y oscura pieza. Era el último rincón de la casa, pero no fue inconveniente para que, a fines del mismo año, la verde divisa se paseara triunfante por las avenidas, caminos y arcaicas pistas del ciclismo chileno. En la medida que aumentaban los triunfos, fue cada vez mayor el prestigio del club, lo que trajo consigo el paulatino crecimiento del número de socios y obligó a ocupar más habitaciones de la casona, sobrepasando al Centro Democrático Italiano en poderío económico, actividad y número de afiliados.
Poco tiempo después de su fundación, el Audax Club Ciclista Italiano llevó al puesto de presidente al joven Alberto Caffi quien, con entusiasmo, cariño y criterio sano y justo, dirigiría por 23 años la institución, constituyéndose en uno de los principales paladines de la grandeza siempre creciente de esta entidad deportiva.
Ya en 1917, en paralelo, empezaban a formarse en la joven institución itálica los primeros equipos de fútbol, los que jugaban reñidos partidos a nivel local con otras instituciones. Sin embargo, debieron esperar hasta 1921, cuando los hermanos Domingo y Tito Frutero, entusiastas cultores del balompié, le dieron forma a la rama de fútbol, no sin antes sortear el cisma que eso significó en el club. Ese mismo año se produciría el cambio de nombre de la institución, pasando a llamarse AUDAX CLUB SPORTIVO ITALIANO.
A poco andar, llegan los primeros triunfos en las competencias locales de ciclismo. Una de las primeras victorias las brindan Ruggero Cozzi, Juan Cánepa y Víctor Ternavaccio. Otros pedaleros de fuste que visten la tricota del ‘Audax’ son César Disi, Ricardo Ferroggiaro, José Violi, Remo Antillo y Juan Bevilacqua.
Era tan exitosa la gestión de la nueva rama fútbol que, en paralelo en 1922, el equipo se corona campeón en la Copa Chile de la Asociación de Football de Santiago, logro que repiten en 1924 pero, esa vez, en la Liga Metropolitana, con gran protagonismo de los hermanos Iacoponi, jugadores italianos procedentes del Livorno de la península en forma de bota.
Fueron los primeros años de Audax Club Sportivo Italiano, institución ya centenaria que animaría el deporte capitalino, especialmente el fútbol, desde sus inicios como deporte organizado.
Fuentes:
- Revista Los Sports
- La Gazzetta degli italiani
- Diario La Nación
- FamilySearch
Agradecimientos a Sebastián Núñez Mardones