Pensemos que estamos en 1910 y todavía resuenan los clarines festejando el primer centenario de la primera junta de gobierno, mientras en la capital aún no se evaporan los efluvios de los brindis e inauguraciones, en las que el sentimiento patriótico es subyugado por las costumbres y modas afrancesadas.
Hagamos cuenta que a principios de noviembre de ese año estamos paseándonos por la Alameda, nuestro paisano “Champ Elisé”, cuyos álamos con sus juguetonas hojas nos purifican el aire primaveral, ya que las carretas, los caballos y los pocos automóviles levantan el polvo hacia el infinito.
Este paseo sirve para todo y por su amplio espacio central deambulan quienes se sienten a gusto luciéndose ante la mirada envidiosa de los otros, ya sea por su vestimenta o su vocabulario extraño.
Allá, más apartados, están los nativos netos que ocupan un sector más alejado, como si vivieran en Chuchunco.
Luego vienen aquellos que, vecinos a sus mansiones de calle República, Dieciocho y San Ignacio, son los que se sienten con más aire extranjerizado y sus términos comunes son: “mon cherí”, “bon suar”, “le parruquier”, “mon chauffeur apport la voiture”, “orrevuar”, “seal parfum buryua de Paris”, entre muchos otros términos conseguidos en un tono nasal que dista mucho de su procedencia.
Además se apropian de un parentesco que les ha dado la construcción al estilo “parisién” de la Biblioteca Nacional y el palacio de Bellas Artes, y hasta le encuentran, al nuevo edificio de la estación “Mapuchó”, un parecido con la “Gar du nor” de Paris, y llegan hasta el sumun del arribismo al imaginar que nuestro barroso río tiene una lejana semejanza al Sena.
A continuación un grupo de prusianos, después de honrar con sus vivas al Kaiser Friedrich Wilhelm Vixtor Albrecht von Preusser, marchan erguidos militarmente haciendo ejercicios entre los jardines.
Entre medio de estos continentales raros, unos flemáticos británicos, elegantemente trajeados, ven el resultado de la influencia bábara y se glorifican de que, por ser isleños, son un ente aparte y dueños de lo que se les ocurra poner bajo su influencia colonial.
Un poco más acá, enfrente a Ahumada y Estado, un enjambre bullicioso mayor de castellano-vascos discuten en familia, ya que sus hijas han puesto los ojos en un muchacho andaluz que apenas tiene un depósito de pan, y ellos son descendientes de Ponce de León, un Hidalgo ilustre, y una alianza les vendría a menos y serían un hazmerreir en los asiduos saraos castizos.
Y hacia la Pérgola de las Flores, unos “giovanotis” (jóvenes) itálicos hacen parecer que los asientos de madera del paseo tienen pintada la bandera de sus ocupantes, mientras unos muchachitos “patipelaos”, luego de jugar con una cosa que parece redonda, salen a ofrecerles flores para que las regalen a las damiselas que esperan aparezca algún galán.
Y escuchando a estos últimos sentimos que planean algo inaudito. Nada menos que formar un club ciclista, deporte muy en boga entre la sociedad y la chusma.
Su mayor preocupación es cómo unir en una entidad a genoveses, lombardos, emilianos y napolitanos, ya que parecen una secta aparte y rara vez se juntan entre ellos, menos se entienden cuando practican sus respectivos dialectos.
Pero a punta de “parolaches” (palabrotas) y otras menudencias, pudieron pacientemente convencer a un grupo significativo de “bachichas”, hasta darse el lujo de poner un aviso en el Mercurio citándolos a una reunión.
Cuánta incertidumbre en la primera tertulia, en la que debieron apilarse los mesones de la sombrerería que, poco a poco, se fue llenando de aquellos que vinieron por curiosidad.
“¿Sai que faciamo qui?” (¿Sabes qué hacemos aquí?)… se preguntaban unos a otros… “Eh, ¿sará que cualque mascalzone nos a niente da fare?” (¿Será que cualquier bribón no tiene nada qué hacer?)… “Mi pare que hanno bisoño di volontari per la guerra contra i turqui” (creo que necesitan voluntarios para la guerra contra los turcos)… “Questo ritardo mi da fame” (esta demora me da hambre)… ”Ma anque io ho sette di un bon quianti bianco” (pero también tengo siete de un buen vino chianti blanco).
Hasta que las primeras palabras brotaron de Ruggero Cozzi y les explicó que: “Ci siamo riuniti qui per fondare una asociazione chiclista per l’ italiani” (estamos aquí para fundar una asociación ciclística para los italianos)…
“¿Credi que con questa panza posso fare ciclismo?” (Cree que con esta barriga puedo hacer ciclismo?)… ”Sei pazzo” (usted está loco)… ”Habbiamo bisoño di fare eyersizie” (necesitamos hacer ejercicio)… ”Sei spirituoso” (eres ingenioso)… Y así fue difícil enrielarlos en una discusión que más parecía estar ante el Foro Romano, ya que los gritos se escuchaban hasta en la Plaza de Armas, y más de algún parroquiano que no entendía lo que pasaba estuvo a punto de llamar a algún “cucalón” para que apaciguara los que creía próximos a una batalla campal.
Sin embargo surgieron los acuerdos y ya cerca de la medianoche alguien preguntó: “¿Cuale sará il nome?” (¿Cuál será el nombre?).
Y salieron cientos de proposiciones: “I Garibaldini”… soltó uno. “Non mettiamo rivoluzionari in questa materia” (No metamos revolucionarios en esta materia)… “Bene. allora Savoia” (Bueno, entonces Savoia)… “Non mi piache” (no me gusta)… “¿Umberto Primo?” (¿Umberto Primero?)… “Bersagliere”… ”Avanguardisti” (Vanguardistas)… Hasta que alguien con voz trémula propuso el nombre de “Audaces”, ya que era el mote que le daban a quienes se aventuraban en dos ruedas a transitar por calles y caminos llenos de piedras, baches y barro.
Hasta que otro lo corrigió por “Audache”, hasta desembocar en una palabra italo-griega inventada casi al azar… ¡¡“AUDAX”!!
Y así, entre letras de dos idiomas nació esta institución, la que hoy, al cumplir un año más, cobija a los descendientes del Sacro Imperio Romano y a nacionales que se abanderizaron fielmente a sus colores.
El autor de esta caricatura del pasado hace votos para que no se olvide su historia, la que ha ganado nombre y prestigio en los anales del deporte nacional, y que hoy, 30 de noviembre de 2021, cumple 111 años.
Un forte abbraccio ai loro tifosi, giocatori, allenatori e dirigente,
¡¡¡ E viva Audax per sempre !!!
(Un gran abrazo a sus aficionados, jugadores, entrenadores y dirigentes,
¡¡¡Y viva Audax para siempre !!!)