Inicio ClubesProfesional De los potreros a la Copa Libertadores, una hazaña difícil de superar

De los potreros a la Copa Libertadores, una hazaña difícil de superar

Por Renato Andreuzzi

Unión San Felipe es fruto del “amor a primera vista” entre  Internacional y Tarcisio, unidos para siempre desde un lejano martes 16 de octubre de 1956.                                            

 Intento soltar la mano para relatar esta magnífica historia de un grupo de jugadores que jamás dimensionaron hasta dónde llegaron. Empapados de sacrificio y humildad, consiguieron el premio más anhelado por un deportista criollo. Alcanzaron una estrella o, en estricto rigor, dos, y consecutivas: una en cada división, hito jamás conseguido en Chile hasta esa fecha (salir campeones de los campeonatos de segunda y primera división en años corridos), igualando el récord conseguido por el Bolívar de la Paz el año 1966 (1). 

A comienzos de 1970, Unión San Felipe integraba la segunda división, a la que había descendido el año anterior. En el horizonte de los dirigentes estaba el objetivo de mejorar el 6to. Lugar del ’69 e, idealmente, retornar a la categoría máxima. La directiva del club, buscando un entrenador con ambiciones, se había fijado en Luis Santibáñez Díaz (2), un joven entrenador de 34 años que, a comienzos de los ’60, ya había estado en la institución como ayudante de Ulises Ramos, cumpliendo cabalmente en la labor formativa en las divisiones inferiores, en donde se sintió muy cómodo. El caso es que, finalizada la temporada 1969 y seducido por el presidente del club, Hugo Juri Juri aceptó el desafío y retornó al valle de Aconcagua.

Tan pronto pudo, Santibáñez comenzó a preocuparse de todos los detalles, fiel a un estilo que lo desmarcó con el resto de sus colegas, rayando en lo obsesivo con algunos de sus métodos. Fundamentaba su trabajo en la preparación física, pregonando a los cuatro vientos que sus equipos tenían que correr hasta el último minuto de partido. 

  Resultado: con 36 puntos, uno más que Iberia de Los Ángeles – su más inmediato perseguidor – y dos sobre Naval y cuatro sobre San Luis, el elenco albirrojo se consagra campeón y vuelve a primera división después de dos años en los difíciles ‘potreros’. Del plantel campeón, Ricardo Rojas Moya se lleva la mayoría de los abrazos, merced a su condición de máximo goleador de la categoría con 25 dianas. Es pretendido por varios clubes, pero continúa en USF, al igual que algunos históricos sobrevivientes como el arquero récord Salvador Gálvez (3), Heriberto Briones, Humberto Tapia, Gastón Alarcón y Guillermo Miranda.

  Para no pasar zozobras en el retorno al Campeonato de Primera, lo primero que hacen los dirigentes es renovar contrato a Santibáñez Díaz, y mantener a la mayoría de los jugadores para darle continuidad y cohesión al plantel. Dentro de lo posible, la idea, también, es conseguir refuerzos para no “pasar susto” en la temporada 1971. Con la llegada del verano, desde la vecina ciudad de Quillota se suman tres refuerzos, lista encabezada por el segundo goleador de la temporada anterior – con veintidós goles -, Uruguay Graffigna, más Wilson ‘Cabezón’ Castillo y el arquero Luis Humberto Tapia, además del ex mundialista Jaime Ramírez Banda, proveniente del club Palestino. En el caso de los ex quillotanos, lejos de sentirse contentos por volver a jugar en primera división, un dejo de culpabilidad los invadió al abandonar la tienda canaria, pregonando que algún día volverían a vestirse de amarillo. 

Paralelamente, una noticia aparece en la tercera semana de enero, y remece a la provincia. Un proyecto de fusión encabezado por los ediles de las ciudades de Los Andes y San Felipe, buscan crear una nueva institución deportiva que llamarían ‘Unión Aconcagua’. Pero la eterna rivalidad entre ambas instituciones es la principal piedra de tope, y la iniciativa no prospera  (revista Estadio del 28/01/1971).

El sábado 10/04/1971 larga el campeonato, y Unión San Felipe empata en la primera fecha. A partir de la siguiente semana, alcanza el tope de la tabla. Luego, durante el torneo, en forma intermitente, catorce de los dieciocho equipos que conforman la categoría en algún momento lideraron la tabla. Esto habla de una equiparidad de fuerzas en la competencia. La historia podría haber cambiado a partir de los acontecimientos acaecidos el martes 12 de octubre, San Felipe recibe a Huachipato por la 7ª fecha, con el arbitraje de Gilberto Aguirre. El marcador lo abrió la visita muy temprano, con gol de ‘Tito’ Fouilloux, para empatar recién Boris Canales a los 88’. Durante el transcurso hubo un sin números de errores referiles, que en la práctica sólo favorecieron a Huachipato, lo suficiente para caldear los ánimos de la barra sanfelipeña. Ya con el pitazo final, vino una descarga de piedras de proporciones desde la parcialidad local a la terna arbitral, impactando de lleno a uno de los guardalineas, que fue el que se llevó la peor parte. La obligada visita al hospital local, para constatar lesiones, y el posterior informe del árbitro llevó a San Felipe a un castigo por tres fechas de su estadio, lo que lo obligó a jugar contra Green Cross (empate 2-2) y Everton en Quillota (triunfo 2-1), registrando en este último partido, el récord de público de dicho estadio (15.557 espectadores). En la tercera fecha de castigo hizo de local en el estadio de la ciudad de La Calera, derrotando 3-1 a Universidad Católica, demostrando que nada amilanaba al equipo. Grande fue la sorpresa para la afición futbolera cuando, sin pedir permiso y faltando tan solo cinco fechas para el término del campeonato, los sanfelipeños se ubicaron solitarios al tope de la tabla.  De ahí en adelante, cada partido es como una final. Confirmando su estado de gracia, en su próximo desafío Unión San Felipe derrota de visita a Magallanes 1-2. Una semana más tarde y de local, bate a Antofagasta 3-1. Y, a dos semanas del término del campeonato y en una inmejorable posición, viaja al sur para enfrentar a Deportes Concepción, derrotándolo por 0-1 con gol de Uruguay Graffigna en el minuto 89. Sólo quedaba enfrentar por la penúltima fecha a Lota Schwager y dar la anhelada vuelta olímpica, completando 12 fechas invicto.  Unión San Felipe finaliza como merecido campeón el torneo de Primera División del fútbol profesional chileno. 

Con el término del campeonato, Unión San Felipe se quedó sin entrenador. Luis ‘Yoyo’ Santibáñez Díaz; el técnico bicampeón, arregló con Santiago Wanderers, buscando nuevos y más rentables horizontes para la siguiente temporada. Esto llevó a barajar un par de alternativas, pero la que más sonaba estaba en casa. Jaime Ramírez Banda, el legendario mundialista del ’62, manifestaba sentirse capaz de asumir ese importante desafío. Pero había un impedimento: no tenía título de entrenador; sostenía que el curso lo había realizado en España, pero que jamás rindió la prueba final.   Si bien el colegio de entrenadores no se manifestó abiertamente en contra, quedaba la posibilidad de un castigo para Ramírez, por no estar colegiado para ejercer sin título.  El presidente Juri realizó las gestiones ante el colegio de entrenadores, con consulta a la Asociación Central de Fútbol (A.C.F.), pero, después de haberlo confirmado en el puesto, amenazó que, si Ramírez no era autorizado, igual sería inscrito para la Copa como jugador, y desde la banca daría las instrucciones. Finalmente, y para evitarse problemas, contratan al hermano menor de Ramírez, Claudio, quien, título de técnico en mano, termina por armar el plantel. Asunto solucionado. 

La tercera semana de enero, el calendario para esta decimotercera versión de la Copa Libertadores de América estaba definido: chilenos y peruanos se verían las caras por el grupo 4. El debut esperado, según el fixture, sería el 25 de febrero, cuando Universidad de Chile recibiera a Unión San Felipe, tal como lo esperaban los dirigentes sanfelipeños.  Al plantel arribaron Fernando Carvallo Muñoz (a préstamo desde U. Católica), Juan Olivares Marambio (de Unión Española, a préstamo sólo por la Copa Libertadores) y Jaime Fonseca Flores (ex Unión Española). Parte del negocio era la venta de al club hispano, de Uruguay Graffigna Banhoffer, considerado por la prensa especializada como el mejor jugador de la temporada 1971, cuya partida que se haría efectiva después de finalizada la copa. Por otro lado, el arquero Humberto Tapia Palacios partió a reforzar para esta temporada a Santiago Wanderers.

   Con el fin de enfrentar en buena forma la competencia copera, los aconcagüinos se preocuparon por tener en buenas condiciones el estadio, para lo cual ampliaron el aforo, y sometieron la cancha a una completa reparación del césped; los camarines, además, fueron pintados y refaccionados. Mientras tanto, los albirrojos se entrenaban en Panquehue, distante a trece kilómetros de San Felipe. Lo anecdótico era que en el recinto no había duchas, por lo que, finalizado cada práctica, los jugadores deben bañarse en un riachuelo cercano, todo esto mientras se desarrollaban los trabajos en el Estadio Municipal y a la espera de que el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, el peruano Teófilo Salinas, llegara a dar el visto bueno.

Unión San Felipe disputó cinco amistosos. El primero fue por el triangular jugado en Santiago, contra Vasas de Hungría, el viernes 21 de enero, encuentro empatado 3-3 con una gran actuación de Uruguay Graffigna. El día lunes 24 se enfrentaron a Colo Colo y perdieron apretadamente 1-2. Después, el equipo del Valle del Aconcagua debió viajar a Antofagasta para disputar un cuadrangular ante Santiago Wanderers, Colo Colo y el equipo local, y obteniendo un magro tercer lugar, solo superando a los ‘caturros’.     

 ¡Y llegó el día del debut copero!, una participación en la Libertadores que, de seguro, ni el más fanático y optimista hincha sanfelipeño soñaba dos años antes. 

   Muchos aficionados del campeón chileno recorrieron, como mejor pudieron, los 90 kilómetros que separan San Felipe de Santiago. Por ejemplo, el tren se hizo estrecho, atiborrado de hinchas cargados de ilusiones. Llegó a la estación Mapocho, desde donde los fanáticos tomaron buses que los acercasen al Estadio Nacional. 

Las apuestan estaban inclinadas para el lado azul. En efecto, pocos días antes, la ‘U’ había zamarreado al campeón argentino, Rosario Central, con dos triunfos, 5-1 y 3-1 en dos jornadas que difícilmente se olvidarán, más allá de su condición de encuentros preparatorios. 

Pero Unión San Felipe es el campeón, y sale a demostrarlo desde el primer minuto. Fernando Carvallo es otro en relación al de la temporada anterior: no solo crea, también marca con la misma responsabilidad de un defensor de ser necesario, y también distribuye juego. Los azules se sorprenden con la dinámica del oponente, pero no el que ha visto a San Felipe toda la temporada anterior. En rigor, los aconcagüinos vienen jugando su fútbol desde hace dos años, con una defensa bien armada, una conducción prolija y tres delanteros rápidos que esperan el pase justo, con o sin ventaja. Esperan salir al contragolpe; tanto es así que la apertura del marcador llega con una jugada combinada entre Manuel ‘Poroto’ Núñez y Uruguay Graffigna; este cedió para Ricardo Rojas, que, a la carrera y con poco ángulo, dispara. El balón pasa por debajo del cuerpo de Adolfo Nef, que solo atina a ver como el balón traspasa la raya. Van veintidós minutos y falta mucho; esto recién comienza. La ‘U’ acusa el golpe e intenta llegar al área del elenco sanfelipeño, cuya defensa juega sincronizada, como es habitual desde hace dos años. Y también está Olivares, aportando experiencia y transmitiendo seguridad desde el pórtico. Hoy hace su debut oficial en el arco, pero parece que llevara tiempo jugando con sus compañeros. Cinco minutos más tarde, nuevamente sorprende la visita. Jugada hilvanada desde atrás entre Díaz y Gaete, combinación para la entrada del ’Poroto’ Núñez y este que dispara a la carrera; mala intercepción de Nef, que choca con su defensa Víctor Muñoz, y la pelota que queda botando para que Graffigna, que estaba expectante, impulse suavemente el balón al fondo del arco azul.

Enmudece el estadio. Los que fueron a ver cómo los azules repetían los triunfos amistosos de hace unos días, buscan explicaciones, sin encontrar ninguna. Los universitarios no se quedan de brazos cruzados y, así, llega el descuento de Claudio Gallegos en un momento en que la defensa de la visita cedió espacio por única vez durante toda la noche. Se va el primer tiempo, y la defensa laica comete un foul que el juez Hormazábal cobra ajustadamente. La barrera se arma y, frente a ella, se disponen dos albirrojos. Jugada preparada. Amaga Gaete, hace la pausa justa y Carvallo le entra al balón suavemente, buscando el ángulo más lejano del ‘Gringo’, que, desconcertado, ve cómo la bola se introduce en su arco por tercera vez. Carvallo, Gaete Núñez., corren al centro de la cancha dónde está ubicada la tribuna de prensa a gritar el gol. Wilson Castillo Vergara, el ex defensa central del campeón en una amena conversación nos relata desde su querida Quillota. “Estábamos picados con los periodistas, porque ninguno daba un peso por nosotros’, además agrega ‘Cómo también había clasificado la ’U’ a la copa, todas las crónicas eran solo para ellos, apenas aparecíamos en unas pequeñas notas en la última página de La Tercera. Sí, recuerdo a Julio Martínez decir ‘Volvió el campeón”. 

El primer tiempo finaliza y la tranquilidad del marcador se refleja en los rostros de los sanfelipeños. En el otro extremo, es más que seguro que el café estará muy cargado. Vuelve el segundo tiempo y la banca visitante se mueve; Claudio Ramírez prepara un cambio. Por el túnel aparece Jaime Ramírez Banda (4), hombre de mil batallas, reemplaza a Víctor Díaz.  Los azules intentan responder con la entrada del joven José Villalobos por Nelson Gallardo, para afirmar la defensa. La ‘U’, en los primeros veinte minutos literalmente, inclina la cancha, pero sabe que el campeón tiene cómo hacer daño. Ramírez maneja el mediocampo y los tiempos. El reloj avanza, lento para uno, demasiado rápido para el otro. Las bancas se vuelven a mover y salta al rectángulo Jorge Zelada para recuperar el mediocampo. El técnico aconcagüino lee el planteamiento azul y envía al terreno a Boris Canales por el talentoso Fernando Carvallo. Quedan menos de quince minutos. La U anota y estrecha las cifras: tanto va el cántaro al agua que los azules descuentan, faltando cinco minutos. El cierre se viene de miedo.  Mientras Ramírez Banda pide la hora, Ulises Ramos está taciturno, tal vez avizorando el resultado final. 

Rafael Hormazábal levanta las manos y, con enérgico silbatazo, indica el centro de la cancha y el término de la brega. 

 

Al final de la noche, el festejo era interminable. En cada hacienda del valle y sus alrededores, el patrón comentaba con sus inquilinos el resultado. Había que apagar la radio a pilas, para que estas duraran, porque quedaban muchos partidos aún por venir en esta Copa. Mientras tanto, en algún rincón del extremo austral del país, un paisano aconcagüino brindaba mientras escucha una vieja radio Zenith multibanda, acompañando los últimos suspiros de las transmisiones de la radio

 

 

Víctor Díaz Saldivar se cruza ante la arremetida un jugador peruano y Juan Olivares

   Al día siguiente, en San Felipe, no se habla de otra cosa que no sea fútbol; desde el alcalde, Juan Fuentes Gallardo, hasta el último peón de la hacienda más lejana del valle, la fiesta continuó, y los discos de Palmenia, y su melosa y vibrante voz acompañó cada brindis, hasta hacer muy larga la noche.

  A continuación, el detalle del partido.

 

UNIVERSIDAD DE CHILE 2-3 UNIÓN SAN FELIPE 

25/02/1972 (viernes). Grupo 4, Copa Libertadores de América 1972. Estadio Nacional. Público: 60.752. Árbitro: Carlos Robles Robles (Chile). Guardalíneas: Mario Lira (Chile) y Jaime Amor Palacios (Chile). 

Universidad de Chile: Adolfo Nef Sanhueza, Francisco José Las Heras Risso, Víctor Hugo Muñoz Sandoval, Nelson Roberto Gallardo López (José Manuel Villalobos Cisternas, 46’), Vladimir David Bigorra López, Eduardo Héctor Peralta Castillo, Juan Carlos Sarnari (Jorge Gabriel Zelada Allende, 65’), Claudio Osvaldo Gallegos Díaz, Jorge Américo Ramón Spedaletti González, Esteban Wilfredo Aránguiz Sánchez, Jaime del Carmen Barrera Tapia. DT: Ulises Ramos Espíndola.

Unión San Felipe: Juan Segundo Olivares Marambio; Gastón Humberto Alarcón Arancibia, Ezequiel Marcelo Bellavigna, Wilson Pedro Castillo Vergara, Hernán Tadeo Olmos Guajardo; Manuel Jesús Gaete Collao, Víctor Gabriel Díaz Saldívar (Jaime Caupolicán Ramírez Banda, 46’),  Rubén Fernando Carvallo Muñoz (Boris Eduardo Canales Montecinos, 76’); Manuel Guillermo Núñez Hidalgo, Uruguay Gustavo Graffigna Banhoffer, Ricardo Guillermo Rojas Moya. DT: Claudio Ramírez Banda.

GOLES: Ricardo Rojas, 22’; Manuel ‘Poroto’ Núñez, 26’; Fernando Carvallo, 45’ + 2’; Claudio Gallegos, 38’ y Eduardo Peralta, 85’.

 

El resumen de la participación de Unión San Felipe en su primera y única incursión en esta competencia es el siguiente:

En la Copa Libertadores de América 1972, Unión San Felipe ocupó a 18 jugadores y dos entrenadores. Finalizados los primeros tres partidos, Santibáñez Díaz retoma la banca.

  1. La hazaña de salir campeón en dos categorías en forma consecutiva es un caso muy alejado de lo habitual. Pero en el mundo del fútbol existen algunas de estas excepciones, y Sudamérica no está ausente a ellas. El primer club en conseguir este doble logro fue el Bolívar de La Paz, que el año 1964 perdió la categoría y descendió, para regresar al año siguiente proclamándose campeón de la Segunda División (año 1965) y siendo, al año siguiente, campeón nacional de Primera División. Unión San Felipe es el segundo equipo sudamericano en conseguir la proeza. Después, en Ecuador, Liga Deportiva Universitaria consiguió el doblete los años 1973-1974; diez años más tarde, se sumó Central Español, elenco uruguayo que consiguió el bicampeonato en 1983-1984. El último en sumar este récord a su palmarés es Rosario Central, de Argentina, que hizo la gracia los años 1986-1987. 
  2. Óscar Luis Santibáñez Díaz, entrenador y periodista, nació en Antofagasta un 7 de febrero de 1936. A muy temprana edad, mostró interés por entrenar equipos de fútbol. Se cuentan anécdotas por doquier, tantas como los apodos con los cuales fue bautizado durante su vida, comenzando con ‘Yoyo’, para terminar dándole vida a ‘Locutín’ que en algún momento fue un ilustre personaje de comics a fines de los ’70 comienzos de los ‘80. En un pequeño resumen recordaré que dirigió y fue campeón con Unión San Felipe en dos años consecutivos, 1970 y 1971.Se marchó por la puerta ancha para, más tarde, recalar en buen puerto: la tienda hispana. Se volvió a consagrar campeón con una Unión Española que hizo historia: los años 1973, 1975 y 1977. Fue subcampeón de la Libertadores con Unión en 1975. Se hizo cargo de la Selección Nacional y consiguió ganarse un cupo para el mundial de España’82 en forma invicta y con cero gol en contra. Se peleó, se reconcilió y se volvió a pelear con casi todos los periodistas que cubrían fútbol por esos años. Un empresario se lo llevó a Ecuador en 1985 y allá volvió a revalidar laureles  con el Barcelona de Guayaquil, agregando una estrella más a su palmarés, acompañado de dos ilustres conocidos del balompié chileno: Severino Vasconcellos y Carlos Caszely. Peregrinó por varios clubes más hasta volver a dirigir en Segunda División, esta vez a Deportes Temuco, y llevarlo a Primera División. En algún momento de su vida, decidió jubilar y volvió a su tierra a disfrutar del sol y  de la buena mesa, como buen sibarita. Un 5 de septiembre de 2008, afectado de un problema hepático, se marchó para siempre y, con él, un personaje.
  3. Salvador Segundo Gálvez Ramos, o más conocido como el ‘mono’ Gálvez es un ex arquero de fútbol profesional que militó en San Bernardo Central, Unión San Felipe y Santiago Wanderers.  Histórico dueño, amo y señor de un récord insólito en canchas chilenas. El 23 de Junio de 1963 Se jugaba la 7ma fecha del campeonato nacional chileno, en el Estadio Municipal de San Felipe, el local recibía a San Luis de Quillota, con el arbitraje de Rafael Hormazábal y  ante 4.721 espectadores. La leyenda cuenta que, a los 6’, se cobra un penal para la visita. Frente a frente, Hernán Zamora y Gálvez. Patea Zamora y ataja él ‘Mono’. Cuando el primer tiempo se acercaba al término, minuto 38, y el marcador aún estaba 0-0, nuevamente se cobra la pena máxima y esta vez es Aurelio Valenzuela el que patea…, para que se luzca nuevamente Gálvez y reciba el aplauso general del público y la efervescencia de sus compañeros;  tanto así, que Felipe Bracamonte, en forma inconsciente, al momento de felicitarlo coge el balón, y el juez vuelve a pitar penal un minuto después del anterior. Acto seguido, un nuevo ejecutante, Sergio Velazco Beiza, ejecuta la falta y el balón vuelve a ser rechazado por Salvador Gálvez. Nace  así la leyenda del Mono Gálvez. El resultado final de la brega se decide en el segundo tiempo por una goleada de 4-0, pero, esa tarde, el héroe es uno solo. Sus compañeros, finalizado el partido lo sacan en andas.
  4. Jaime Caupolicán Ramírez Banda (1931 – 2003).  Ex seleccionado chileno del Mundial de 1962. Es uno de los top 5 records de longevidad en convertir un gol, actuando por Unión San Felipe, por Copa Libertadores, con cuarenta años, seis meses y veintiséis días. Además es hermano de Claudio, el entrenador del equipo.

(*) Nota: El apellido del presidente de Unión San Felipe, lo hemos visto escrito de dos formas, Juri y Yuri. En consulta al señor Juan Carlos Cerda, historiador del club,  nos aclara que el apellido es JURI.

 

  • Revista Estadio 
  • Entrevista a Wilson Castillo Vergara 13/10/2020
  • Gol y Gol n° 65
  • ‘La Gloriosa Historia de San Luis’ Francisco Manzo Baeza y Roberto Silva Bijit. 
  • Diario La Tercera
  • Wikipedia
  • Libro “Copa Libertadores de América 1960-2010” (Conmebol)
  • Sitio www.ceroacero.es, consultado el 08/10/202

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