Fue a comienzos de 1949 que comenzó a fraguarse un torneo que unificara las distintas asociaciones de la provincia de Concepción. Se buscaba crear mayor interés y mejorar el espectáculo futbolístico local, un fútbol amateur muy alejado en aquellos años de la zona central del país donde ya se vivía del profesionalismo.
El fútbol había llegado tempranamente a la región del Bío Bío desde el puerto de Talcahuano, viviendo sus años de esplendor en las primeras décadas del siglo XX, época de grandes jugadores que regaron su talento tanto a nivel nacional e internacional representando a Chile en diversos torneos sudamericanos.
En el mes de enero de 1949 comienza un arduo trabajo de las distintas asociaciones del fútbol regional de Tomé, Penco, Talcahuano, Lota, Schwager, Concepción, quienes trabajan en la búsqueda de la mejor forma de realizar el torneo. Ya para el mes de febrero las asociaciones de Lota y Schwager desisten de participar en el primer campeonato regional.
Se logra llegar a un consenso y así definir las reglas del campeonato que se jugaría ese mismo año, dejando atrás varias complejidades, entre las cuales estaban definir número de ingresos de equipos por asociación y la repartición de dineros. Finalmente se llega a un acuerdo, el primer torneo estaría compuesto por 17 equipos con una primera rueda que dejaría a los primeros puestos para la definición del título y los últimos seis quedarían eliminados sin posibilidad de luchar por el trofeo.
Una de las características que hicieron único al torneo que se prolongó hasta el año 1970 fue su representatividad, las distintas áreas productivas de la región estaban presentes, de un país desarrollista que apuntaba a la industrialización post terremoto de 1939. Era otro Chile, que crecía apoyado por instituciones como la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), creada por el gobierno del presidente de la época Pedro Aguirre Cerda. Su objetivo fue enfrentar la crisis con un crecimiento hacía adentro mediante la sustitución de importaciones por productos nacionales, con la aspiración de un desarrollo económico, social y cultural. La región incorporó esta visión favorecida por su geografía, la Bahía de Concepción y su infraestructura de puertos (Talcahuano, Penco, Lirquén, Tomé, Dichato) fue un eje fundamental de esta nueva mirada de país.
Desde las compañías carboníferas en Lota, la Fábrica de Paños de Tomé y otras fábricas de textiles de Tomé, la Compañía Siderúrgica de Talcahuano, la fábrica de Loza en Penco, la ballenera de San Vicente, la fábrica textil en Chiguayante y otras que ingresaron con el pasar de los años, participaban con equipos auspiciados por las mismas empresas que verían en el deporte un distractor de sus trabajadores, evitando los vicios recurrentes de la época. La Universidad de Concepción, institución tradicional de la ciudad no quiso estar fuera y participa con un cuadro que sería antecesor del actual club profesional. Las instituciones del estado, los Ferrocarriles y la Armada regalaron jornadas inolvidables con sus equipos, que alcanzaron un inmenso arraigo popular, tanto Arturo Fernández Vial como Naval trascendieron no solo a nivel regional sino nacional. Los barrios de la ciudad también participan, representados por clubes deportivos que existen hasta la actualidad. Fue una instancia de cohesión social sin precedentes y no vuelta a ver en la región, se transformó al fútbol en un constructor de identidad regional.
En los diecinueve años de existencia del Campeonato Regional, este torneo semi amateur del sur de Chile, varios equipos destacaron en su historia, uno de los más relevantes sin lugar a dudas fue Naval de Talcahuano con 8 trofeos, llegó a representar al país en los Juegos Olímpicos de 1952 y jugar un encuentro frente a Perú en 1957, dejando una huella imborrable. Lo sigue Coquimbo Crav de Penco (ese equipo con nombre de puerto nortino) con tres campeonatos. Inolvidable fue el bicampeonato de Arturo Fernández Vial los años 1958 y 59 donde potenció su popularidad. Huachipato con sus dos campeonatos en 1956 y 1964 fortaleció su institución deportiva. Otro recordado equipo fue Lota, los subcampeonatos en 1961, 1962 y 1963 lo dejaron con una espina de no alcanzar el ansiado trofeo regional estando tan cerca.
En 1958 aumenta su influencia y comienzan a aparecer otras ciudades sureñas fuera de la región, equipos como Lister Rossel de Linares, Temuco, Los Ángeles, Ñublense y Unión Español de Chillán quisieron ser parte de un campeonato cada vez más atractivo en la zona sur del país.
El antiguo estadio de madera Campos de Deportes Municipal (ubicado en la misma ubicación del actual estadio en avenida Collao), el estadio El Morro y su polvorienta cancha de tierra, sus tribunas repletas hasta los cerros, el Estadio de Lota construido con estándares de nivel internacional, el Fortín de Penco con sus inolvidables jornadas de clásicos con Fanaloza, el antiguo estadio de la Universidad en calle Roosevelt, fueron el marco perfecto para un espectáculo deportivo presente semana a semana.
Con el pasar de los años vemos que la gran contribución deportiva y social del torneo, fue unificar a la región a través del fútbol, fomentando la pertenencia a un territorio. En este caso el fútbol logró articular identidades territoriales, localidades, y barrios de la provincia de Concepción. El fútbol con su poder socializador construyó puentes identitarios en un país que se construía desde el centralismo de la capital.
Los Regionales fueron un notable ejemplo organizativo que nació desde la región y para la región del Bío Bío. Desde 1949 a 1970 se jugó un torneo vibrante, muchos jugadores crecieron en el torneo llegando a transformarse en grandes jugadores a nivel nacional, se contrataron entrenadores de primer nivel, aparecen jugadores extranjeros de real aporte a la competencia, se movilizó a mucha gente en los estadios convirtiéndose en un panorama ideal para la familia. Solo en lo últimos años la tentación de subir a la división profesional, centralizada desde Santiago, sedujo a varios equipos a dejar de participar en este torneo perdiendo el interés y focalizando todos sus esfuerzos en llegar al fútbol rentado.
El gran aporte de Los Regionales en la sociedad penquista fue la creación de una memoria colectiva que representó una identidad, un colectivo de costumbres y rutinas cotidianas, un ejemplo de cohesión social que fortaleció la identidad regional a través del fútbol.
Fuentes:
- Diario La Patria, Concepción,1949.
- Osses Guiñez, Luis , NAVAL un nombre que fue Chile,1957.
- Boris Marquez Ochoa, Cerámica en Penco: Industria y Sociedad 1888 – 1962, , Ediciones del Archivo Histórico de Concepción, 2da edición 2018.
- Sagredo Baeza, Rafael, Historia Mínima de Chile, El Colegio de México,2014.
- Santa Cruz A., Eduardo, Crónica de un Encuentro, Fútbol y Cultura Popular, Ediciones Instituro Profesional Arcos, 1991.
- Lota, su Cultura e Historia (Facebook).
- www.losregionales.cl