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La gran derrota en la historia colocolina

Por Carlos Pérez

La rica y centenaria historia de Colo-Colo ofrece innumerables episodios que hablan de muchos triunfos, lo que se traduce en un palmarés que, a la rápida, muestra 34 campeonatos nacionales, 14 torneos de Copa Chile, 4 Supercopas de Chile y 3 títulos internacionales, entre otras consagraciones. Sin embargo, las decepciones traducidas en derrotas y eliminaciones también han hecho parte del elenco popular a través de los años, recordándose de manera recurrente el empate (y posterior derrota en penales) con Vasco da Gama en 1990, la caída con Pachuca en la final de la Copa Sudamericana 2006 o el 0-3 que le propinó Everton en la final del torneo Apertura 2008. Si hurgamos más atrás en el tiempo, asoman la triste definición de la Copa Libertadores 1973, donde los albos se inclinaron ante Independiente de Argentina o el increíble desenlace del torneo de 1954, cuando no pudieron convertir el gol que rompía el empate y sentenciaba un título que quedó finalmente en manos de Universidad Católica. En cuanto a resultados específicos en el derrotero albo, hay derrotas recibiendo cuatro, cinco, seis u ocho goles; siete no se avizoran en partidos oficiales o amistosos, lo mismo que guarismos de dos dígitos (10 o más tantos). Pero, ¿qué ocurre con el nueve? El mítico número relacionado con Carlos Caszely y que tantas alegrías dio a Colo-Colo en su historia, se vincula con una poco recordada derrota de carácter amistoso, enmarcada en uno de los tradicionales torneos estivales que amenizaron la década del ’60 en nuestro país.

El “Gran Campeonato Hexagonal” de febrero de 1967, reunió a los tres grandes de nuestro fútbol: Colo-Colo, Universidad de Chile y el flamante campeón de la temporada 1966, Universidad Católica. A ellos se sumaron Santos de Brasil, bicampeón de América y el mundo en la primera mitad de la década (1962 y 1963), además de ser pentacampeón brasileño entre 1961 y 1965. También asomó Peñarol, campeón de América e intercontinental en 1966 y campeón uruguayo en 1965 y finalmente el estelar Vasas de Hungría, que arribó a suelo chileno como bicampeón del torneo de su país y campeón de la Copa Mitropa, que reunía a equipos de Europa Central, certamen que había alcanzado en cuatro oportunidades. En la escuadra magiar, destacaban valores como Janos Farkas, Kalimán Ihasz, Laszlo Sarosi y Kalman Meszoly, que habían sido parte de la delegación de su país en el mundial de 1962 en Chile, estableciendo su centro de operaciones en los alrededores de Rancagua, donde son recordados hasta el día de hoy. De los cuatro jugadores mencionados, solo Sarosi se restó del mundial de 1966 en Inglaterra, donde nuevamente Hungría quedó entre los ocho mejores del planeta.

Los torneos de verano fueron una instancia de fútbol de alto vuelo en el verano santiaguino. En 1962, Estrella Roja, Botafogo y Ferencvaros animaron el cuadrangular junto a Colo-Colo. 1963 vio a Peñarol y Vasco en el Nacional como invitados extranjeros. En 1964 fue el turno de Flamengo, Racing y Nacional de Uruguay. Para 1965 se produjo la visita de Checoslovaquia, mientras que en 1966 no hubo clubes chilenos, registrándose la presencia de la Selección Chilena, quien se midió al Sevilla (España) y el Sheffield United (Inglaterra). Para 1967, los torneos estivales se habían convertido en un evento tradicional del abúlico panorama deportivo nacional en verano, por lo que ver en acción a los equipos chilenos frente a rivales de considerable superioridad técnica y futbolística, constituía un desafío para escuadras que muchas veces se reforzaban para la ocasión, en búsqueda de quedarse con el cetro que muchas veces viajó al exterior (la “U” en 1963 y Colo-Colo en 1969 fueron los únicos campeones chilenos de estos certámenes).

La campaña 1966 de los albos fue discreta en los resultados. En épocas en que el dominio de las universidades era abrumador en el recuento de campeonatos (entre 1959 y 1966 se habían repartido seis de los ocho torneos, dejando a Colo-Colo los dos restantes) la parcialidad colocolina parecía no desesperarse aún por las tres campañas de sequía de triunfos. En ese aspecto, el arranque de 1967 invitó ilusionar a los hinchas con reverdecer laureles, lo que estuvo lejos de concretarse al final de la temporada, cuando el equipo terminó tercero, a quince puntos del campeón (Universidad de Chile)

Comienza la función: El viernes 3 de febrero de 1967, Colo-Colo se estrenó en la sexta edición de los torneos de verano, que con formato de hexagonal medía a chilenos y húngaros en el arranque. Los europeos se alzaban como favoritos ante los albos, que mostraban una intensa preparación bajo las órdenes de Pedro Morales, que suplía momentáneamente al entrenador titular, Andrés Prieto. La atención se centraba además en el retorno de la Selección Chilena desde Montevideo, donde había cosechado un meritorio tercer lugar en el Campeonato Sudamericano. Con la ausencia de Elson Beyruth, Morales dispuso de los mejores elementos para el estreno ante Vasas, destacando Simón Kuzmanic en el arco, Aldo Valentini, Eladio Rojas, “Chamaco” Valdés y Walter Jiménez.

“No está bien que Colo-Colo afronte este compromiso sin refuerzos. El equipo recién comienza a ‘ponerse’ y no se ha tomado en cuenta que Vasas es campeón de Hungría”, la cita, perteneciente a Pedro Morales, mostraba en la antesala del match las aprehensiones respecto de la cuantía del rival, por lo que lo ocurrido desde las 21:30 de ese veraniego viernes 3 de febrero de 1967 hizo justicia a lo que se esperaba dentro del campo, a un nivel quizás exagerado e inesperado por la parcialidad local. Lo cierto es que nunca más se observaría una exhibición futbolística con el desequilibrio visto en Ñuñoa, donde Colo-Colo cosechó la derrota más estridente en sus casi cien años de historia.

Inicia la debacle: Los primeros minutos mostraron interesantes escaramuzas ofensivas de “Chamaco” Valdés y Aldo Valentini, que trataron de sorprender al ordenado cuadro húngaro. La sorpresa pareció concretarse en el minuto 6 cuando un tanto colocolino fue anulado por posición de adelanto de Valdés; un minuto después. Korsos estableció el 0-1 al recoger de cabeza un centro de Molnar. A los diez minutos Korsos repitió, esta vez aprovechando un centro de Pal y una poco afortunada salida de Kuzmanic. La desazón se instaló definitivamente en Ñuñoa con el 0-3, obra de Farkas, quien sorprendió al arquero Kuzmanic con un tiro de larga distancia (13’). El 0-4 llegó en los pies de Pal, quien se asoció con Farkas tras una enorme desinteligencia de la defensa colocolina que hacía agua por todos lados sin encontrar respuesta al poderío húngaro. “La posibilidad de alguna sorpresa no existió y se esfumó definitivamente cuando aún no se jugaban más allá de los 20 minutos del primer período. A esa altura del match… (Vasas) era dueño total del campo y suyo era también el control del cotejo”, escribió Don Lolo para revista Gol y Gol.

El 2-0 en favor de Vasas en los pies de Korsos, cuando los húngaros ya anunciaban la que sería la peor derrota colocolina en su historia. (Fuente: Revista Estadio N°1235, 9 de febrero de 1967)

Si lo vivido en los primeros veinte minutos parecía una pesadilla en el Nacional, se terminó de confirmar con la salida de Hugo Lepe por lesión en el minuto 24 y la expulsión de Francisco Valdés por insultos al árbitro asistente Manuel Alfaro promediando la media hora de partido. Con diez hombres en cancha, los dirigidos por Pedro Morales lamentaron el 0-5 en los pies de Farkas (30’). Recién en 35 minutos, Walter Jiménez, en una casi exclusiva llegada a portería rival pudo descontar y ponerle números al resultado en favor de Colo-Colo, sin embargo, a los 40’, Fister puso el 1-6 con el cual los equipos se fueron a camarines.

Con un solo cambio para el segundo tiempo (Kekesi ingresó por Mathesz), Vasas dejó en claro que no se tomaría licencias en búsqueda de seguir aumentando la cuenta, lo que quedó de manifiesto en el minuto 49’ cuando Farkas consiguió su triplete al batir fácilmente a Kuzmanic: 1-7 con cuarenta minutos por jugar. Recién en 57 minutos, Víctor Zelada señaló el 2-7 tras una buena asociación con Bravo, lo cual envalentonó al cacique a buscar un marcador más decoroso, intentos que se disiparon en el minuto 65 cuando el ingresado Kekesi señaló el 2-8. Nuevas modificaciones en los europeos parecían no resentir su plan de juego. En Colo-Colo ingresó Sergio Navarro por un agotadísimo José González. Tras más de diez minutos sin acciones de gol, Korsos señaló el 2-9 tras eludir a Kuzmanic y anotar con arco vacío el tanto definitivo en la cuenta del Vasas. En el minuto 81, Mario Moreno maquilló suavemente el resultado, con el tercer gol de los chilenos y tras ello, algunos intentos de los europeos por llegar a un inédito décimo gol, cosa que no prosperará, cerrando el score con la derrota más abultada en la historia de Colo-Colo.

Walter Jiménez pone en aprietos la valla húngara. El argentino fue uno de los pocos rescatables de la debacle alba. (Fuente: Revista Gol y Gol número 253, 8 de febrero de 1967)

“Colo-Colo, en su mejor momento, es un cuadro con vacíos, que llena con una gran presencia de ánimo y nada más. Sin preparación, no tiene nada que hacer. Y por eso el encuentro fue una audacia imperdonable. A Vasas habrá que verlo más. Además de los nueve goles, es un cuadro que sugiere mucho, por sus individualidades y por su fútbol, que no debe ser tan suelto como ante Colo-Colo”, sentenció Emar para revista Estadio.

En la trastienda del partido, sin duda quedaron la expresividad del resultado (pocas veces visto en las canchas) y el brillo de los europeos, de los que se dijo, entre otras cosas: “Son la muestra de que el fútbol sigue siendo talento, creación, inspiración, técnica, sabiduría y si a ello, como lo hacen los húngaros, se agrega velocidad, resistencia y ritmo, se llega a la conclusión de que mejor no se puede jugar. Están siempre en constante movimiento. Roban pelotas en mediocampo, atosigan a los defensas, siempre encima, siempre estorbando, siempre en velocidad” (Alfredo Leonel Parra, diario La Nación).

El balance de los técnicos, por su parte, fue decidor: Lajos Csordás, técnico de Vasas se disculpó por la victoria tan exagerada, porque estimó que Colo-Colo no jugó, lo que se expresó en analizar a los chilenos como un equipo sin defensa, que dejó muchos espacios para el virtuosismo magiar, sobre todo en bloque ofensivo. Reconoció que vio a los albos con poco entrenamiento, con pocas respuestas a los contraataques de su equipo. Por último, se despachó con una contundente cita: “Es indudable que el público debe estar molesto con Colo-Colo pero también debe considerar que hay partidos que se empiezan con el pie izquierdo y se terminan así. No hubo errores aislados, sino un debilitamiento total. Por momentos los vi desorientados, faltos de confianza en lo que hacían”. Por otra parte, Pedro Morales enfocó su análisis en las virtudes del rival: “Vasas es un buen equipo. Tiene un ataque muy veloz, desconcertante, con tres delanteros que van adentro y disparan con mucha precisión”.

La tradicional gráfica de Revista Estadio en su edición 1235, muestra el resultado final del hexagonal, donde destacan los 67 goles anotados, a razón de más de 4 tantos por partido, en promedio.

Finalmente, ambos equipos encontrarían dispar suerte al finalizar el torneo: Vasas se quedó de manera invicta con el título, mientras Colo-Colo debió conformarse con un mediocre cuarto lugar, producto de una victoria (ante la UC). La crisis se acrecentaría en los albos, que lamentaron la salida de Andrés Prieto de la banca. Vasas regresó en 1968 a Chile, pero sin el brillo que lo vio masacrar a los albos y se tuvo que resignar con un cuarto lugar en el octogonal de ese año. Tras una década de los sesenta de ensueño, se contentaron con ganar una liga en 1977 y un par de copas de Hungría en los ’80, sin poder reeditar sus glorias pasadas, transitando a una intrascendencia que lo encontró en la temporada 2023-2024 en la segunda categoría del fútbol de su país.

Antes de iniciar la última fecha del torneo, Vasas fue reconocido por su juego limpio, adjudicándose el trofeo de la imagen (Fuente: Revista Estadio N°1239, 10 de marzo de 1967)

 
COLO-COLO 3-9 VASAS (Hungría)

3/02/1967. Torneo Amistoso. Estadio Nacional de Santiago. Público: 25.384. Árbitro: Carlos Robles Robles. 21:30 hrs.

COLO-COLO: Simón Kuzmanic; Aldo Valentini, Orlando Aravena, Hugo Lepe (Óscar Clariá), José González (67’ Sergio Navarro), Walter Jiménez, Eladio Rojas, Mario Moreno, Francisco Valdés, Jaime Bravo (Roberto Rojas) y Víctor Zelada. DT Pedro Morales.

VASAS: László Varga (66´ István Kenderesi); Sandor Bakos, Kalman Meszoly, Kalimán Ihasz, Imre Mathesz (46’ Mihály Kékesi), Pal Berendi, Dezso Molnar, Tibor Pal II (66’ Csaba Vidáts), Janos Farkas, Ferenc Fister e István Korsos DT Lajos Csordás

GOLES: 7’, 10 y 40’ Korsos (VAS), 12’, 29’ y 47’ Farkas (VAS), 20’ Pal (VAS), 34’ Jiménez (CC), 57’ Zelada (CC), 63’ Kekesi (VAS), 75’ Vidáts (VAS) y 81’ Moreno (CC)

Expulsado: CC: 28’ Valdés (CC)

Fuentes:
  • Revista Gol y Gol
  • Revista Estadio Diario La Nación, 5 de febrero de 1967
  • Libro “Mish! Eso no lo sabía en la historia del Colo” (Sebastián Salinas)
  • Libro “De David a Chamaco” (Julio Salviat y Edgardo Marín)
  • Historiadecolocolo.com

Janos Farkas, figura del Vasas, junto a Pelé (Santos), astros excluyentes de los mejores equipos del hexagonal 1967 (Fuente: Revista Estadio 1236, 16 de febrero de 1967)

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